sábado, 8 de junio de 2013

Capítulo 24: Amores y familia.

-Sigrid-
Cris se fue con Carlos.
Pues muy bien, ella verá lo que hace.
Se llevaron a Choco y yo me quedé sola en casa.
No sabía que hacer.
Nunca, pero nunca Cris y yo nos habíamos dejado de hablar.
¿Qué nos estaba pasando?
Quería perdonarla, decirla que un desliz lo tenía cualquiera. Pero no podía. Algo me lo impedía.
Ella no se había acordado de Blas cuando había tenido ese “desliz”, si se le podía llamar así. Y si lo había hecho, le habría importado poco en ese momento.
Decidí que, para matar el tiempo, iba a limpiar la casa.
Sobre todo mi habitación, que falta le hacía.
Puse música, un poco más alta de lo normal. Lo suficiente como para no oír mis pensamientos.
Bailé y canté mientras limpiaba porque otra cosa no podía hacer.
-I THINK I’D HAVE A HEART ATTACK!
Dejé el escobón y el recogedor en el salón.
Me entró hambre y me fui a la cocina para cogerme algo de picar.
Y llamaron al timbre.
Me dirigí a la puerta.
-¿David?-dije.-¿Qué haces aquí? ¿Te has perdido?
Se rió.
-Hola, eh. Nah, me aburría solo en casa.
-Ya... Pasa, anda, no te quedes fuera. ¿Cómo es que no estás con los demás?
-Pues... es que de Carlos no sé nada y de...
-Esta con Cris.
-¿Y que hace con Cris?
-Sinceramente, no lo sé y en estos momentos no me importa.
Me miró.
-¿Me vas a decir lo qué pasó el sábado?
Se lo fui a decir.
¡No lo hagas! No seas estúpida.
-No puedo...-dije.-Si pudiese te lo diría.
-Por tu cara sé que es algo malo.
Oh.
-Nah, no es nada.
Sonreí.
-¡Y al final no me has dicho que haces aquí, ah!
-Pues es que no sé donde esta nadie y en casa me aburro.
-Pues todo muy ok.
Nos reímos.
-¿Y tu amigo?
-Adri se ha ido a ver Madrid.
-¿Y tú que hacías?-me dijo.
-Limpiar la casa.
-¿Vine en mal momento?
-¡No, quédate!
Me tapé la boca.
-Quiero decir, que así no estoy solita yo también.
Se rió bastante fuerte.
-Me quedaré entonces.
-Pero si te ibas a quedar de todas formas.-le dije.
-Pues también es verdad.
Me llegó un WA de Cris.
Pues no me daba la gana de responderla. Demasiado pronto como para hablarla.
Dejé el teléfono en la mesita del salón, ignorando su mensaje.
¿Estaría siendo demasiado dura?
Bah.
David me miraba.
-¿Qué pasa? ¿Tengo algo?-dije, tocándome la cara.
Él rió.
-No, no tienes nada, tranquila.
-Oh, bueno.-dije y suspiré, haciéndolo reír de nuevo.
Fui a la cocina, a donde me siguió diciendo que “solo en el salón no se quedaba.”
-Pero David, que solo voy a coger algo para picar y volver. El salón no te comerá.
Nada más terminé de coger la comida sonó un trueno.
¿Por qué a mí? Con lo que yo odiaba las tormentas.
-Oh no.
-¿Qué? ¿Te asusta?-me dijo mi amigo, burlándose.
Le miré mal.
Fuimos al salón de nuevo.
-¿Quieres ver una peli?
-¡Claro!-dijo-¿Qué tienes?
-Mm. El exorcista, Scream, Barbie...
-¿Barbie? ¿En serio?
-Es de la colección que hice cuando era una cría.
-Si yo no digo nada...
-¿Pongo la de Scream?
-Si, esa misma. Me gusta.
-Y a mí, por eso la tengo.
Me miró fatal. Y no tenía a Choco para que me protegiese.
Nos fuimos al sofá, aún con la tormenta de fondo.
Sobre la mitad de la película empezó a acariciarme el pelo. Me gustaba.
En un momento de la peli (no recuerdo cual) apareció algo que nos asustó muchísimo.
Del susto me abracé a él, escondiendo la cabeza en su pecho.
Él se reía.
Levanté mi cabeza y él estaba mirándome.
Me di cuenta de que tenía su brazo sobre mis hombros, que no lo había quitado.
Nos fuimos acercando poco a poco, hasta que nuestros labios se juntaron.
¿Qué haces? ¿Estás loca?
A mi me daba igual lo que dijera mi mente.
En ese momento notaba que quería hacer eso de hace tiempo pero no lo sabía.
Que David era lo correcto.
Un apagón por culpa de la tormenta nos hizo separarnos.
Cogí el móvil (un poco después de separarnos) y alumbré.
-Esto...-dije.-Parece ser que se ha ido la luz.
-Si... ¿Tienes velas?
Yo asentí.
Me levanté y fui a por ellas.
Las puse en unas botellas que teníamos en casa y las encendí con un mechero.
-Yo... lo siento mucho.
Le miré.
-¿Qué? ¿Me lo dices en serio?
Levantó la cabeza (la tenía agachada) y me miró.
-Eres un tonto.
Le cogí de la nuca de nuevo y le di otro beso.
Y él no se lo esperaba.
Se oyó un trueno, que nos sobresaltó.
Pero también volvió la luz. Y seguía lloviendo.
-¡La luz! ¡Voy a poner otra peli!
Puse otra peli y no se volvió a hablar del tema.
Pero si que andábamos con algún que otro besito, abrazo... No prestábamos atención a la peli.
-Menudo chaparrón.-dijo.-Si no voy rápido a casa, me calaré.
-Y aunque corras como nunca has corrido en tu vida te vas a calar igual.
Me miró.
-No me mires así-le dije-Te quedas esta noche y punto, no hay discusión.
Se rió.
Y era verdad, conmigo no sé podía discutir.
-Tengo hambre.-dijo.
Que palabras mas típicas de Carlos, pensé.
-Pues vamos a la cocina a coger algo de comer.
Nos levantamos del sofá y, instintivamente, nos cogimos de la mano.
Había sido sin pensarlo.
Ya en la cocina empecé a pensar que podíamos cenar.
David me abrazó por detrás.
-David, no me voy a ir.-dije, riéndome.
-Solo por si acaso.
Me di la vuelta y le abracé.
No me podía creer lo que estaba pasando esa misma noche.
Le pasé los brazos por el cuello.
No podía evitar besarle.
Se había convertido en mi droga en solo unos minutos.
Me acerqué a él y le besé.
Se sorprendió, aunque no sé por qué, pero me siguió el beso.
Me separé, me reí y empecé a hacer la cena.
Tenía una pizza congelada, así que eso cenaríamos.
La metí al horno, puse el tiempo en éste y me senté en la silla.
Empecé a pensar en Cris, en todo el tiempo que habíamos pasado juntas.
Y, ahora, por eso, estábamos enfadadas.
¿Debería perdonarla o...?
Sacudí mi cabeza, quitándome esa idea de la cabeza.
Se tenía que ganar mi perdón.
Me acordé de que le dije a David que se iba a quedar a dormir así que me levanté y fui a la habitación de Cris y cogí un pijama de los que usaba su hermano cuando venía ya hace mucho.
-Toma.-le dije, lanzándole.-Ve al baño y cámbiate.
Fue al baño, se cambió y volvió.
Sonó el horno así que la pizza ya estaba echa.
La saqué, con todo el cuidado que pude.
Pero Cris no se sacaba de mi cabeza.
Ni Cris, ni Carlos.
Dejé la pizza en la mesa de la sala y me senté en el sofá.
-Te pasa algo.
Obviamente, el comentario de David no era una pregunta, era una afirmación.
Le miré y sonreí.
-Nah, no es nada.
-Mm. Vale...
Parece ser que se quedo conforme, porque no volvió a preguntar.
-¿Pongo una peli?-dije, al rato.
-¿Cuáles tienes?
-No lo sé. ¿Harry Potter?
-Esa misma.
La puse y me senté.
Me dio sed así que me levanté a por unas coca colas.
-Toma.-le dije.
Yo nunca había visto Harry Potter, eso era cosa de Cris, que le gustaba mucho.
La película acabó, pero yo no me enteré de nada.
Tenía cosas mas importantes en las que pensar.
Claro, en Carlos y en Cris.
¡Cállate, estúpida!
Tú eres la estúpida, hablando con tu mente.
Lo mío era para mirarlo.
Nos quedamos en silencio.
-Se ve que la tormenta no va a amainar.
-Pues vamos a la cama.-dije.
Fuimos a mi habitación y nos tumbamos en la cama.
¿Qué estaba haciendo con mi vida?
Puse el despertador del teléfono y me dormí.
A la mañana siguiente me desperté y David seguía durmiendo.
Le miré un rato y me fui a la cocina, a prepararme el desayuno.
-Sigrid, estoy aquí-dijo mi amiga.
-¡Hola!-le dijo David.
-¿Da-David? ¿Qué haces aquí?
-Buenos días a ti también, eh.
-Eh, sí, buenos días.
-¿Y esa ropa? ¿Cómo vas así vestida? Ah, pero si es de Carlos.
Mi amiga apareció, saliendo de la cocina.
-Puedo explicarlo-dijo ella.-Aunque creo que aquí también hay cosas que me debéis explicar.
-Yo no tengo nada que explicar si tú a mi no me cuentas nada.-le dije.
Ella se quedo a cuadros. Nunca le había dicho eso.
Tampoco tuve razones para ello.
David se quedó a cuadros.
Y la cara de mi amiga era inexplicable.
Me fui a la cocina otra vez, a coger mi taza.
Salí con la taza en la mano y Cris se fue refunfuñando a la habitación, lo más seguro que a cambiarse de ropa puesto que iba con la de Carlos.
-David, nosotras nos vamos.-dije después de terminar de desayunar y todo eso.-Saca a Choco por fa.
-Claro.
Cogí mis cosas, me acerqué a él y le di un beso.
Salí sin esperar a Cris.
No quería que me acompañase.
Mi cabeza me decía que fuese con ella pero yo no quería. No podía.
En el camino me intentó hablar varias veces pero mi mirada la callaba al momento.
A ver si se enteraba de una vez que no quería hablar con ella. Que no quería ninguna clase de trato.
Entré a la uni, sin despedirme, sin un abrazo.
Fui a clase y ahí estaba la imbécil de Amber.
Se había teñido de rojo.
-Oye Ashley.-le dijo un compañero.-Que porque te cambies de rubia a pelirroja la tontería no se te quita, eh.
Me reí bastante rato mientras Ashley se dirigía a donde el chaval para pegarle.
Llegó el profesor y eso hizo que Ashley no pegase al compañero.
Que suerte tuvo.
¿Qué íbamos ha hacer? Era complicado puesto que nunca nos habíamos visto en esa situación, era algo totalmente nuevo para vosotras.
-¡Gutiérrez! ¿Me esta escuchando?-me gritó el profesor.
-Eh, esto... Si, claro.
Como era buena alumna se lo creyó pero al principio me miró con ojos inquisidores.
Las clases se pasaron rápido.
Más de lo esperado.
Y Carlos me habló por WA.
“No me ignores. ¡No lo hagas o moriré! ¡Moriré porque no me hablas y de hambre, que estoy sin comer! XQ ME HACES ESTO? XQ? XQ?”
Estuve por contestarle que era porque era un jodido muermo, pero no era mala persona.
Salí y ahí estaban esperando David y Blas.
Cris todavía no estaba fuera.
Fui directa donde David y le di un beso.
Me gustaba.
-¿Y eso?-nos dijo Blas.
Yo le ignoré.
-Es obvio, ¿no?-le dije a los minutos.
-Joer, David, como ligas. Nunca nos dices nada.-se quejó.
Yo me reí y David no dijo nada.
En ese momento salió Cris.
-Hola Blas.-y le dio un beso.
Les cogimos de las manos y nos fuimos a casa.
En el camino a casa, por parte mía y de Cris había un silencio sepulcral.
Y si se hablaba era entre nosotros, pero ella y yo no cruzábamos palabra.
No me gustaba.
David me apretó la mano.
-Hey, despierta.
Le miré y le sonreí, más no hable.
No tenía ganas de hablar.
-¡AHHHH!
David y yo nos giramos.
Cris se estaba frotando la cabeza.
-Pero...-dije.-¿Qué ha pasado?
Ella me miró porque era la primera vez en días que le dirigía la palabra.
-Que una niña me ha dado un raquetazo.
David estalló en risas, cosa que hizo que Cris le mirase mal.
Le pegué un codazo.
-¡AU!
-Cállate y vamos a casa.
Me obedeció y fuimos para adelante, con Bris por detrás.
Por fin llegamos a casa.
Abrió Cris la puerta (porque con las prisas a mi se me olvidaron las mías) y subimos.
Entrando en casa dije:
-¿No os habéis fijado en que Carmen nos ha mirado mas raro de lo normal?
-Ya tiene algo mas sobre lo que ir pregonando por ahí, ah.-dijo Cris.
-JAAAAAAAAAAAAAJAJAJAJAJA
Ahora el ambiente estaba menos tenso. Ahora que Cris y yo habíamos cruzado alguna palabra, estaba todo mejor.
Pero no la había perdonado.
-Sigo sin entender porque la niña te ha pegado. ¿Qué has hecho para que te dé un raquetazo?-dijo Blas.
-¡Si no hice nada, lo juro!-se quejó ella-Pero, por lo que pude ver, la niña esa estaba jugando con su amiguita y al querer darle a la pelota, pues me a dado a mi.
-Pues menudos reflejos la niña.-dije, riéndome.
-¡Eh, no te rías, no tiene gracia!
-¿Y por qué te ríes entonces eh, eh?
Ella me dio con el cojín en la cara.
Cogí el teléfono y miré Twitter.
Resulta que tenía una mención de mis amigotes.
“¿Cuándo se come en esta casa? Hay hambre. Att: @DavidAuryn, @BlasAuryn y @Cris_Jbieber”
“En esta casa se come cuando yo lo diga, y si queréis comer, os hacéis la comida. Att: Yo.”
Se empezaron a reír de mi respuesta, pero me levanté y fui a la cocina a hacer la cena, básicamente porque me estaban poniendo morritos y yo con eso soy muy débil.
Hice unas alitas de pollo que teníamos en la nevera y les llame a todos para comer.
En la mesa hablábamos de todo y de todos.
-¿Y Choco?-dijo Blas.
-Arg, te pareces a su tío.-dijo mi amiga.
Yo hice una mueca al escuchar eso, con lo que se rieron.
-¿Y esa mueca?
-¿Mueca? ¿Qué mueca? ¿Dónde has visto tu una, David? Dime, ¿donde?
-JAAAAAAAAAAAAJAJA.
Choco apareció ladrando, como si dijese “eh, prestadme atención”.
Pero nadie (más que Cris) le hizo caso.
-¿Qué pasa, Choco? ¿Nadie te hace caso? Pero que malos somos... ¿Quieres comida?-el perro ladro-Ven, vamos.
Se levantó y el perro la siguió.
-Da miedo.-dijo Blas.
-Si es así con el perro, no quiero saber cuando tenga hijos.
Yo me reí como una descosida por ese comentario.
Aún cuando vino Cris yo seguía riéndome.
Ella pasó de mi y pregunto qué cuando narices iban a venir el resto.
-Pues no sé...-dijo Blas-¿Qué hora es?
-Las tres. Todavía.
-¡NOOOOOOOOOOOOO!-grité yo.
-¿Qué te pasa?
-Que Choco me ha quitado el móvil.
Cuando se lo conseguí coger descubrí que había enviado varios mensajes por WA a Álvaro.
-¿Y?-dijo mi amiga.
-Que acaba de enviarle un WA  a Álvaro.
-Todo a Álvaro.
-¿Eh?
-Si, el otro día le empecé a dar golpes al móvil porque se me petó y llamé a Álvaro sin darme cuenta, así que me quedé hablando con él un rato.
-Guay.
“Ajkfbakbfkah ¿qué es eso? ¿Se come?”
“¡NO! JAJAJAJAJAJA Ha sido Choco, que me ha cogido el móvil”
“Ah, vale.”
Y ahí quedó la cosa.
-¿Entonces cuando vienen esos?
-¡No lo sé!-le dijo David a mi amiga.-Pues por la tarde, a las cuatro y media, no sé.
A David le llegó un WA.
Lo leyó y nos lo dijo.
-A la hora que yo decía.
Yo me reí bastante.
-¡Por favor, que pase rápido!-dije.
Todos me miraron raro y no me dijeron nada.
Mejor.
-¿Y que hacemos? ¿Jugamos a algo? ¿Vemos una peli? ¿Qué hacemos?
-Primero, te calmas.-me dijo David.-Y no sé, ¿comemos algo?
-Eso me lo esperaba de Carlos, pero de ti, David, de ti no.-dijo Cris, con un tono muy dramático.
-JAJAJAJA.
Estuvimos jugando al “¿Qué es lo que soy?”. Un juego en el que te ponías una tarjeta en la cabeza y los demás tenían que preguntarte cosas y tú lo adivinabas.
Nos pusimos las tarjetas y empezamos a jugar.
-Sigrid, empiezas tú.-me dijo Blas.
-¿Qué? ¿Por qué yo?
-Porque eres la mas joven-dijo mi amiga.
-No es justo.
-¡Ahhhhh! ¡Haber nacido un poco mas pronto!
-JAJAJAJAJA
-¿Soy un objeto?
-Si.
-Vale, te toca Cris.-dije.
-Mm. ¿Soy algo que se pueda comer?
-Si.
-Blas, tu turno.
-¿Soy... em... un objeto?
-No.-le dijo Cris.
-¡No me copies las preguntas!
Todos nos reímos de mi comentario.
-¿David?
-Dime.
-Te toca.
-Ahí va.
Nos reímos.
-Emm... ¿Soy algo que se pueda llevar encima?
-Depende.
-¿De qué?
-DEPENDE, DEPENDE, NANANANA
-¿Eh?
-Calla, que me acordé de una canción.
Al final resulta que yo era una mesa, Cris chocolate (con lo que nos reímos mucho), Blas un delantal y David unos pantalones.
-O sea, que si se podía llevar encima...
-Dependeeeeeeeeeeeeeeee.
Nos reímos.
Blas y Cris se fueron a la cocina “ha hablar” según ellos.
Yo me quedé con David en el salón.
Hablando y hablando nos empezamos a acercar.
Le cogí del cuello con una mano, acercándolo a mí.
Él me cogió a mi de la cintura, haciendo que me acercase a él.
Necesitaba su contacto. No podía vivir sin él.
Llamaron al timbre, pero no hicimos caso alguno.
-¡Sigrid, abre!
Creo que fue Cris, pero la ignoré.
-¿Pero que...?
Nos separamos y miré a Cris.
-Ya veo lo ocupada que estabas.-dijo, riéndose.
Eso consiguió que me sacase los colores.
David me besó otra vez. Y otra. Otra. Perdí la cuenta.
-¡Hoooooooooola!-dijeron los chicos.
-¡Niños!
Me levanté del sofá con una velocidad increíble (y con mucho esfuerzo) y fui a abrazarles.
Ellos rieron, simplemente porque antes de abrazarles casi me caigo al suelo.
David se había ido a la cocina, con Blas.
-¿Qué, esperándonos?
-¡Nos aburríamos!-dijimos Cris y yo a la vez.
Nos miramos, reímos y chocamos los cinco.
-¿Qué estuvisteis haciendo?
-Nada.
-Bueno... Hemos estado jugando a ese juego de ahí.-dijo, señalando la mesa, donde estaba el juego.
-Guay.
David vino y me dio un beso.
Todos me miraron y eso consiguió que me sacase los colores.
Dos veces en un día, ¡bien por mí!
Miré la cara de los demás. Estaban contentos. O casi todos.
-¿Qué?-dije.
-David nunca nos cuentas nada, joer.-se quejó Álvaro.
-Eso mismo dije yo.-dijo Blas, riéndose.
Se empezaron a reír de mi cara, que estaba roja como un tomate.
-Callaos, y vamos al salón.
Se siguieron rieron bastante rato, uno largo.
Dani estaba callado, Carlos también.
¿Qué cojones esta pasando aquí, ah?
David y yo (al igual que Blas y Cris) estábamos muy, quizás demasiado acaramelados.
-¡Hay que sacar a Choco!
-¡Cállate!
-¡Cállate y vete a darte besitos con David por ahí!-dijo Carlos.
-¡Tienes envidia! ¡Eres un forever alone!
-¡Eso no es cierto!
-¡Si lo es!
-¡Vete con David anda!
Me fui a la habitación.
Pero me aburría y salí.
-¿Ya has vuelto?
-Olvídame, no quiero verte.-le dije.
Al rato dijo:
-¿Se saca a Choco o no?
-Tú quieres una hostia y no sabes como conseguirla.
Me miró mal.
-Le puedo sacar yo.-dijo Dani.
Le miramos.
-¿Qué? ¿No puedo?
-Eso suele ser cosa del innombrable.-dijo mi amiga.
-¿De quién?-dijo Carlos.
-De ti.
-Pero, ¿eso significa que...?-dijo Cris.
-Que quiero sacar al perro.
-Pues adelante.-le dije.
-¡Tú solo no vas! ¡Yo voy contigo!-le dijo Carlos.
-Arg...-dijo Dani.-Como quieras.
Y cogieron la puerta y se fueron.
-Que raros están.
-Si, la verdad.-me secundó David.
-Bah. Dejarles. Ellos sabrán.
Se rieron de mi comentario.
-¿QUÉ HACEMOS?-gritó Cris.
-I don’t know.-dije.-Pero cuando vengan estos podemos ir al Starbucks.
-Bien.
Estuvimos jugando a decir jugadores de fútbol.
-Cristiano Ronaldo-dijo David.
-Segio Ramos.-dijo Cris.
-Guti.-dije yo.
-Ese no es jugador de fútbol.-dijo Álvaro.
-Mi madre que no. Es de Torrejón y es el mejor jugador del mundo.
-Lo dices porque lleva tu apellido.-me dijo Blas.
-Básicamente por eso. Pero juega muy bien.
Se rieron de lo que dije.
-Piqué.
-¿Qué picaste?-dijimos.
-¡NO!-dijo Álvaro, frustrado.-Digo Piqué, el jugador de fútbol.
-¡Ah!
Nos reímos del pobre de Álvaro.
-Nadie me comprende.-dijo.
E hizo que lloraba.
-Eh, relax policeman.-dijo Cris.
-JAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAJAJAJAJA.
Jugamos a mas cosas, todas muy divertidas, hasta qué...
-¡Tengo hambre!
-El codo Carlos, el coooooooooooooooooooooooodo.
-Eso.-secundé a Cris.
Los chicos se rieron.
Estábamos haciendo tonterías, (saltando en el sofá, corriendo por casa...) y llamaron al timbre.
 -¡Voy yo!-dije.
Eran Dani y Carlos.
-¡Guau!
Y Choco.
Entraron.
-¡Hola niños!-dijo Cris.
-¡Hola mamá!-dijo Carlos.
-JAJAJAJAJAJA
Estaban hablando y Cris y yo nos sentamos en el suelo.
-Mm. Fresquito.
Los chicos se reían de nosotras.
-¿Qué hacemos?
-¡Durmamos con Choco!-dijo Cris, con los brazos en alto.
Choco la miró, la chupó la cara, la ladró, como diciendo, “ya, claro, ahora” y se fue.
-PUFFF JAJAJAJAJAJAJA
-¿PUFFF QUÉ EH, QUÉ?-le dijo Cris a Carlos.
-Haya paz, haya paz.
Ahí estaba Blas. ¿Qué seríamos sin él?
Carlos se rió más todavía.
Cris le miró mal.
-Podemos ir al Starbucks.-dije.
-Podemos, podemos. Hace tiempo que no vamos. Ni tomo uno casi.
-Tú siempre tan adicta.
-Sino no soy yo.
-Y llévate la cámara.
-Cierto. Que hace que no saco fotos...
-Una eternidad.
-Tampoco tanto.
Nos reímos.
-Pues vamos al Starbucks.
Echamos una carrera por las escaleras y Cris se cayó.
Con tanto gritó Carmen salió pero fue vernos (ver a Cris) y se metió para dentro.
-Ni saluda.-dijo Álvaro.
-Es que... nos tiene miedo.-dije.
-¿Qué?
-Si, aquí donde nos ves parecemos muy majas pero si nos tocas las narices...
-JAJAJAJAJAJAJAJA
Echamos otra carrerilla al Starbucks en la que, sorprendentemente ganó Álvaro.
-¿QUÉ? ¿Cómo es esto posible? No lo entiendo.-dijo Dani.
-Uy, uy.-dije.-Por aquí huele a... competitividad.
-JAJAJAJAJA
Pillamos una mesa en el Starbucks (la más lejana) y nos sentamos.
-¿Quién me acompaña a pedir algo?
-¡Yo, venga!-dijo Álvaro.
Fuimos al mostrador y le empecé a decir a la chica lo que queríamos.
-Y también un Frapuccino y...
-¿Sigrid?
-¿Sara?
-¡Cuánto tiempo!
-¿Si, verdad?
-¡Si! Espera, que ahora termina mi turno, así que os llevo las bebidas.
-¡Vale!
Fuimos a la mesa.
-¿Y las bebidas?-preguntó Dani.
-Ahora las trae la chica.
-Ah.
Sara vino y dejó las bebidas en la mesa, sentándose.
Todos la miraron.
Especialmente Álvaro.
Él hablaba mucho con y de ella hasta que le dije:
-¿Y que haces aquí, prima?
-¿ES TU PRIMA?-dijo Álvaro.
-Em... Si.
-Oh.
Nos reímos de Álvaro.
Después de charlar un rato y eso, dijo que se tenía que ir.
-¿Tan pronto?-dije.
-Lo siento prima, pero tengo lo de la mudanza.
-¡Te podemos ayudar!
-¡Cállate Álvaro!-le dijo Cris.
Álvaro hizo pucheritos.
-Naaaaada, no me mires así.
-JAJAJAJA
-Pues ya nos veremos, nosotros iremos a dar una vuelta.
-Vale.-me dijo Sara.
Me dio un beso en al mejilla y se fue.
-Yo quería ir con ella...
Cris y yo (y el resto de los chicos) le miramos mal a Álvaro.
No teníamos nada que hacer (y no queríamos ir de fiesta) así que nos fuimos al parque de casa.
-Que raro que Choco no esté aquí.-dijo Carlos.
-Que raro que hayas dicho algo de Choco.-dijo mi amiga, irónicamente.
Yo tenía una coca-cola y, de la risa que me dio, saqué medio litro de ésta.
-¡Pero mujer, no te mueras!-me dijo Carlos.
Al rato de toser, paré.
-Vamos a casa, me aburro.
-PARTY HARD!
-No, hoy no.
-¿Qué? ¿Por qué?-me dijo Cris.
-Porque  no me encuentro bien.
-Os acompañamos.
-Mm. Vale.
Fuimos hasta el portal y (no era tarde, las ocho-nueve) nos encontramos a mi prima abajo en las escaleras.
-¿Qué haces tú aquí?-dije.
-Vivo aquí.
-¿Y NO ME LO DICES? Ten primas para esto...-dije, dramatizando todo lo que pude.
-¡No me diste oportunidad!
Nos reímos.
-¿Te ayudamos?
-Pues... lo tengo casi todo, me faltan ese par de cajas.
-¡Yo te ayudo!
-¡ÁLVARO!
-Vale, vale, me callo...
-JAJAJAJAJAJA
Carlos, como no.
-No, no. Que me ayude, estaría bien.
Nos miró victorioso y cogió una caja y mi prima cogió otra.
-Al final se salió con la suya.-dije.
-Pues si...-dijo David.
Álvaro bajo, súper feliz.
-¿Nos vamos?
-Claro que si, smiler boy.
David me dio un beso y Blas a Cris otro.
-¡Pero tíos, dejadlas respirar!
Nosotras nos reímos.
-Adiós niños.-les di (¡incluso a Carlos!) y nos subimos.
-Al final Álvaro se ha salido con la suya.-dijo mi amiga.
-Sep.
-JAJAJAJA
-Anda, calla y vamos a dormir.
-Si mamá.
Nos fuimos cada una a nuestra habitación.
Me puse el pijama y me quedé pensando en mi prima.
Que alegría haberla encontrado aquí.
Puse la alarma en el teléfono y me dormí.
Menudo día.


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