-Sigrid-
Cris se fue con Carlos.
Pues muy bien, ella verá lo
que hace.
Se llevaron a Choco y yo me
quedé sola en casa.
No sabía que hacer.
Nunca, pero nunca Cris y yo
nos habíamos dejado de hablar.
¿Qué nos estaba pasando?
Quería perdonarla, decirla
que un desliz lo tenía cualquiera. Pero no podía. Algo me lo impedía.
Ella no se había acordado de
Blas cuando había tenido ese “desliz”, si se le podía llamar así. Y si lo había hecho, le habría importado poco en ese momento.
Decidí que, para matar el
tiempo, iba a limpiar la casa.
Sobre todo mi habitación,
que falta le hacía.
Puse música, un poco más
alta de lo normal. Lo suficiente como para no oír mis pensamientos.
Bailé y canté mientras
limpiaba porque otra cosa no podía hacer.
-I THINK I’D HAVE A HEART ATTACK!
Dejé el escobón y el
recogedor en el salón.
Me entró hambre y me fui a
la cocina para cogerme algo de picar.
Y llamaron al timbre.
Me dirigí a la puerta.
-¿David?-dije.-¿Qué haces
aquí? ¿Te has perdido?
Se rió.
-Hola, eh. Nah, me aburría
solo en casa.
-Ya... Pasa, anda, no te
quedes fuera. ¿Cómo es que no estás con los demás?
-Pues... es que de Carlos no
sé nada y de...
-Esta con Cris.
-¿Y que hace con Cris?
-Sinceramente, no lo sé y en
estos momentos no me importa.
Me miró.
-¿Me vas a decir lo qué pasó
el sábado?
Se lo fui a decir.
¡No lo hagas! No seas estúpida.
-No puedo...-dije.-Si
pudiese te lo diría.
-Por tu cara sé que es algo
malo.
Oh.
-Nah, no es nada.
Sonreí.
-¡Y al final no me has dicho
que haces aquí, ah!
-Pues es que no sé donde esta
nadie y en casa me aburro.
-Pues todo muy ok.
Nos reímos.
-¿Y tu amigo?
-Adri se ha ido a ver
Madrid.
-¿Y tú que hacías?-me dijo.
-Limpiar la casa.
-¿Vine en mal momento?
-¡No, quédate!
Me tapé la boca.
-Quiero decir, que así no
estoy solita yo también.
Se rió bastante fuerte.
-Me quedaré entonces.
-Pero si te ibas a quedar de
todas formas.-le dije.
-Pues también es verdad.
Me llegó un WA de Cris.
Pues no me daba la gana de
responderla. Demasiado pronto como para hablarla.
Dejé el teléfono en la
mesita del salón, ignorando su mensaje.
¿Estaría siendo demasiado
dura?
Bah.
David me miraba.
-¿Qué pasa? ¿Tengo
algo?-dije, tocándome la cara.
Él rió.
-No, no tienes nada,
tranquila.
-Oh, bueno.-dije y suspiré,
haciéndolo reír de nuevo.
Fui a la cocina, a donde me
siguió diciendo que “solo en el salón no se quedaba.”
-Pero David, que solo voy a
coger algo para picar y volver. El salón no te comerá.
Nada más terminé de coger la
comida sonó un trueno.
¿Por qué a mí? Con lo que yo
odiaba las tormentas.
-Oh no.
-¿Qué? ¿Te asusta?-me dijo
mi amigo, burlándose.
Le miré mal.
Fuimos al salón de nuevo.
-¿Quieres ver una peli?
-¡Claro!-dijo-¿Qué tienes?
-Mm. El exorcista, Scream,
Barbie...
-¿Barbie? ¿En serio?
-Es de la colección que hice cuando era una cría.
-Es de la colección que hice cuando era una cría.
-Si yo no digo nada...
-¿Pongo la de Scream?
-Si, esa misma. Me gusta.
-Y a mí, por eso la tengo.
Me miró fatal. Y no tenía a
Choco para que me protegiese.
Nos fuimos al sofá, aún con
la tormenta de fondo.
Sobre la mitad de la
película empezó a acariciarme el pelo. Me gustaba.
En un momento de la peli (no
recuerdo cual) apareció algo que nos asustó muchísimo.
Del susto me abracé a él,
escondiendo la cabeza en su pecho.
Él se reía.
Levanté mi cabeza y él
estaba mirándome.
Me di cuenta de que tenía su
brazo sobre mis hombros, que no lo había quitado.
Nos fuimos acercando poco a
poco, hasta que nuestros labios se juntaron.
¿Qué haces? ¿Estás loca?
A mi me daba igual lo que
dijera mi mente.
En ese momento notaba que
quería hacer eso de hace tiempo pero no lo sabía.
Que David era lo correcto.
Un apagón por culpa de la
tormenta nos hizo separarnos.
Cogí el móvil (un poco
después de separarnos) y alumbré.
-Esto...-dije.-Parece ser
que se ha ido la luz.
-Si... ¿Tienes velas?
Yo asentí.
Me levanté y fui a por
ellas.
Las puse en unas botellas
que teníamos en casa y las encendí con un mechero.
-Yo... lo siento mucho.
Le miré.
-¿Qué? ¿Me lo dices en
serio?
Levantó la cabeza (la tenía
agachada) y me miró.
-Eres un tonto.
Le cogí de la nuca de nuevo
y le di otro beso.
Y él no se lo esperaba.
Se oyó un trueno, que nos
sobresaltó.
Pero también volvió la luz.
Y seguía lloviendo.
-¡La luz! ¡Voy a poner otra
peli!
Puse otra peli y no se
volvió a hablar del tema.
Pero si que andábamos con
algún que otro besito, abrazo... No prestábamos atención a la peli.
-Menudo chaparrón.-dijo.-Si
no voy rápido a casa, me calaré.
-Y aunque corras como nunca
has corrido en tu vida te vas a calar igual.
Me miró.
-No me mires así-le dije-Te
quedas esta noche y punto, no hay discusión.
Se rió.
Y era verdad, conmigo no sé
podía discutir.
-Tengo hambre.-dijo.
Que palabras mas típicas de
Carlos, pensé.
-Pues vamos a la cocina a
coger algo de comer.
Nos levantamos del sofá y,
instintivamente, nos cogimos de la mano.
Había sido sin pensarlo.
Ya en la cocina empecé a pensar
que podíamos cenar.
David me abrazó por detrás.
-David, no me voy a
ir.-dije, riéndome.
-Solo por si acaso.
Me di la vuelta y le abracé.
No me podía creer lo que
estaba pasando esa misma noche.
Le pasé los brazos por el
cuello.
No podía evitar besarle.
Se había convertido en mi
droga en solo unos minutos.
Me acerqué a él y le besé.
Se sorprendió, aunque no sé
por qué, pero me siguió el beso.
Me separé, me reí y empecé a
hacer la cena.
Tenía una pizza congelada,
así que eso cenaríamos.
La metí al horno, puse el
tiempo en éste y me senté en la silla.
Empecé a pensar en Cris, en
todo el tiempo que habíamos pasado juntas.
Y, ahora, por eso, estábamos enfadadas.
¿Debería perdonarla o...?
Sacudí mi cabeza, quitándome
esa idea de la cabeza.
Se tenía que ganar mi
perdón.
Me acordé de que le dije a
David que se iba a quedar a dormir así que me levanté y fui a la habitación de
Cris y cogí un pijama de los que usaba su hermano cuando venía ya hace mucho.
-Toma.-le dije,
lanzándole.-Ve al baño y cámbiate.
Fue al baño, se cambió y
volvió.
Sonó el horno así que la
pizza ya estaba echa.
La saqué, con todo el
cuidado que pude.
Pero Cris no se sacaba de mi
cabeza.
Ni Cris, ni Carlos.
Dejé la pizza en la mesa de
la sala y me senté en el sofá.
-Te pasa algo.
Obviamente, el comentario de
David no era una pregunta, era una afirmación.
Le miré y sonreí.
-Nah, no es nada.
-Mm. Vale...
Parece ser que se quedo
conforme, porque no volvió a preguntar.
-¿Pongo una peli?-dije, al
rato.
-¿Cuáles tienes?
-No lo sé. ¿Harry Potter?
-Esa misma.
La puse y me senté.
Me dio sed así que me
levanté a por unas coca colas.
-Toma.-le dije.
Yo nunca había visto Harry
Potter, eso era cosa de Cris, que le gustaba mucho.
La película acabó, pero yo
no me enteré de nada.
Tenía cosas mas importantes
en las que pensar.
Claro, en Carlos y en Cris.
¡Cállate, estúpida!
Tú eres la estúpida, hablando con tu mente.
Lo mío era para mirarlo.
Nos quedamos en silencio.
-Se ve que la tormenta no va
a amainar.
-Pues vamos a la cama.-dije.
Fuimos a mi habitación y nos
tumbamos en la cama.
¿Qué estaba haciendo con mi
vida?
Puse el despertador del
teléfono y me dormí.
A la mañana siguiente me
desperté y David seguía durmiendo.
Le miré un rato y me fui a
la cocina, a prepararme el desayuno.
-Sigrid,
estoy aquí-dijo mi amiga.
-¡Hola!-le
dijo David.
-¿Da-David?
¿Qué haces aquí?
-Buenos
días a ti también, eh.
-Eh,
sí, buenos días.
-¿Y
esa ropa? ¿Cómo vas así vestida? Ah, pero si es de Carlos.
Mi
amiga apareció, saliendo de la cocina.
-Puedo
explicarlo-dijo ella.-Aunque creo que aquí también hay cosas que me debéis
explicar.
-Yo
no tengo nada que explicar si tú a mi no me cuentas nada.-le dije.
Ella
se quedo a cuadros. Nunca le había dicho eso.
Tampoco
tuve razones para ello.
David
se quedó a cuadros.
Y
la cara de mi amiga era inexplicable.
Me
fui a la cocina otra vez, a coger mi taza.
Salí
con la taza en la mano y Cris se fue refunfuñando a la habitación, lo más
seguro que a cambiarse de ropa puesto que iba con la de Carlos.
-David,
nosotras nos vamos.-dije después de terminar de desayunar y todo eso.-Saca a
Choco por fa.
-Claro.
Cogí
mis cosas, me acerqué a él y le di un beso.
Salí
sin esperar a Cris.
No
quería que me acompañase.
Mi
cabeza me decía que fuese con ella pero yo no quería. No podía.
En
el camino me intentó hablar varias veces pero mi mirada la callaba al momento.
A
ver si se enteraba de una vez que no quería hablar con ella. Que no quería
ninguna clase de trato.
Entré
a la uni, sin despedirme, sin un abrazo.
Fui
a clase y ahí estaba la imbécil de Amber.
Se
había teñido de rojo.
-Oye Ashley.-le dijo un compañero.-Que porque te cambies de rubia a pelirroja la
tontería no se te quita, eh.
Me
reí bastante rato mientras Ashley se dirigía a donde el chaval para pegarle.
Llegó
el profesor y eso hizo que Ashley no pegase al compañero.
Que
suerte tuvo.
¿Qué
íbamos ha hacer? Era complicado puesto que nunca nos habíamos visto en esa
situación, era algo totalmente nuevo para vosotras.
-¡Gutiérrez!
¿Me esta escuchando?-me gritó el profesor.
-Eh,
esto... Si, claro.
Como
era buena alumna se lo creyó pero al principio me miró con ojos inquisidores.
Las
clases se pasaron rápido.
Más
de lo esperado.
Y
Carlos me habló por WA.
“No me ignores. ¡No lo hagas o moriré! ¡Moriré porque
no me hablas y de hambre, que estoy sin comer! XQ ME HACES ESTO? XQ? XQ?”
Estuve
por contestarle que era porque era un jodido muermo, pero no era mala persona.
Salí
y ahí estaban esperando David y Blas.
Cris
todavía no estaba fuera.
Fui
directa donde David y le di un beso.
Me
gustaba.
-¿Y
eso?-nos dijo Blas.
Yo
le ignoré.
-Es
obvio, ¿no?-le dije a los minutos.
-Joer,
David, como ligas. Nunca nos dices nada.-se quejó.
Yo
me reí y David no dijo nada.
En
ese momento salió Cris.
-Hola
Blas.-y le dio un beso.
Les
cogimos de las manos y nos fuimos a casa.
En
el camino a casa, por parte mía y de Cris había un silencio sepulcral.
Y
si se hablaba era entre nosotros, pero ella y yo no cruzábamos palabra.
No
me gustaba.
David
me apretó la mano.
-Hey,
despierta.
Le
miré y le sonreí, más no hable.
No
tenía ganas de hablar.
-¡AHHHH!
David
y yo nos giramos.
Cris
se estaba frotando la cabeza.
-Pero...-dije.-¿Qué
ha pasado?
Ella me miró porque era la primera vez en días que le dirigía la palabra.
Ella me miró porque era la primera vez en días que le dirigía la palabra.
-Que
una niña me ha dado un raquetazo.
David
estalló en risas, cosa que hizo que Cris le mirase mal.
Le
pegué un codazo.
-¡AU!
-Cállate
y vamos a casa.
Me
obedeció y fuimos para adelante, con Bris por detrás.
Por
fin llegamos a casa.
Abrió
Cris la puerta (porque con las prisas a mi se me olvidaron las mías) y subimos.
Entrando
en casa dije:
-¿No
os habéis fijado en que Carmen nos ha mirado mas raro de lo normal?
-Ya tiene algo mas sobre lo que ir pregonando por ahí, ah.-dijo Cris.
-Ya tiene algo mas sobre lo que ir pregonando por ahí, ah.-dijo Cris.
-JAAAAAAAAAAAAAJAJAJAJAJA
Ahora
el ambiente estaba menos tenso. Ahora que Cris y yo habíamos cruzado alguna
palabra, estaba todo mejor.
Pero
no la había perdonado.
-Sigo
sin entender porque la niña te ha pegado. ¿Qué has hecho para que te dé un
raquetazo?-dijo Blas.
-¡Si
no hice nada, lo juro!-se quejó ella-Pero, por lo que pude ver, la niña esa
estaba jugando con su amiguita y al querer darle a la pelota, pues me a dado a
mi.
-Pues
menudos reflejos la niña.-dije, riéndome.
-¡Eh,
no te rías, no tiene gracia!
-¿Y
por qué te ríes entonces eh, eh?
Ella
me dio con el cojín en la cara.
Cogí
el teléfono y miré Twitter.
Resulta
que tenía una mención de mis amigotes.
“¿Cuándo se come en esta casa? Hay hambre. Att:
@DavidAuryn, @BlasAuryn y @Cris_Jbieber”
“En esta casa se come cuando yo lo diga, y si queréis
comer, os hacéis la comida. Att: Yo.”
Se
empezaron a reír de mi respuesta, pero me levanté y fui a la cocina a hacer la
cena, básicamente porque me estaban poniendo morritos y yo con eso soy muy
débil.
Hice
unas alitas de pollo que teníamos en la nevera y les llame a todos para comer.
En
la mesa hablábamos de todo y de todos.
-¿Y
Choco?-dijo Blas.
-Arg,
te pareces a su tío.-dijo mi amiga.
Yo
hice una mueca al escuchar eso, con lo que se rieron.
-¿Y
esa mueca?
-¿Mueca?
¿Qué mueca? ¿Dónde has visto tu una, David? Dime, ¿donde?
-JAAAAAAAAAAAAJAJA.
Choco
apareció ladrando, como si dijese “eh, prestadme atención”.
Pero
nadie (más que Cris) le hizo caso.
-¿Qué
pasa, Choco? ¿Nadie te hace caso? Pero que malos somos... ¿Quieres comida?-el
perro ladro-Ven, vamos.
Se
levantó y el perro la siguió.
-Da
miedo.-dijo Blas.
-Si
es así con el perro, no quiero saber cuando tenga hijos.
Yo
me reí como una descosida por ese comentario.
Aún
cuando vino Cris yo seguía riéndome.
Ella
pasó de mi y pregunto qué cuando narices iban a venir el resto.
-Pues
no sé...-dijo Blas-¿Qué hora es?
-Las
tres. Todavía.
-¡NOOOOOOOOOOOOO!-grité
yo.
-¿Qué
te pasa?
-Que
Choco me ha quitado el móvil.
Cuando
se lo conseguí coger descubrí que había enviado varios mensajes por WA a
Álvaro.
-¿Y?-dijo
mi amiga.
-Que
acaba de enviarle un WA a Álvaro.
-Todo
a Álvaro.
-¿Eh?
-Si,
el otro día le empecé a dar golpes al móvil porque se me petó y llamé a Álvaro
sin darme cuenta, así que me quedé hablando con él un rato.
-Guay.
“Ajkfbakbfkah ¿qué es eso? ¿Se come?”
“¡NO! JAJAJAJAJAJA Ha sido Choco, que me ha cogido el
móvil”
“Ah, vale.”
Y ahí
quedó la cosa.
-¿Entonces
cuando vienen esos?
-¡No
lo sé!-le dijo David a mi amiga.-Pues por la tarde, a las cuatro y media, no
sé.
A
David le llegó un WA.
Lo
leyó y nos lo dijo.
-A
la hora que yo decía.
Yo
me reí bastante.
-¡Por
favor, que pase rápido!-dije.
Todos
me miraron raro y no me dijeron nada.
Mejor.
-¿Y
que hacemos? ¿Jugamos a algo? ¿Vemos una peli? ¿Qué hacemos?
-Primero,
te calmas.-me dijo David.-Y no sé, ¿comemos algo?
-Eso
me lo esperaba de Carlos, pero de ti, David, de ti no.-dijo Cris, con un tono
muy dramático.
-JAJAJAJA.
Estuvimos
jugando al “¿Qué es lo que soy?”. Un juego en el que te ponías una tarjeta en
la cabeza y los demás tenían que preguntarte cosas y tú lo adivinabas.
Nos
pusimos las tarjetas y empezamos a jugar.
-Sigrid,
empiezas tú.-me dijo Blas.
-¿Qué?
¿Por qué yo?
-Porque
eres la mas joven-dijo mi amiga.
-No
es justo.
-¡Ahhhhh!
¡Haber nacido un poco mas pronto!
-JAJAJAJAJA
-¿Soy
un objeto?
-Si.
-Vale,
te toca Cris.-dije.
-Mm.
¿Soy algo que se pueda comer?
-Si.
-Blas,
tu turno.
-¿Soy...
em... un objeto?
-No.-le dijo Cris.
-No.-le dijo Cris.
-¡No
me copies las preguntas!
Todos
nos reímos de mi comentario.
-¿David?
-Dime.
-Te
toca.
-Ahí
va.
Nos
reímos.
-Emm...
¿Soy algo que se pueda llevar encima?
-Depende.
-¿De
qué?
-DEPENDE,
DEPENDE, NANANANA
-¿Eh?
-Calla,
que me acordé de una canción.
Al
final resulta que yo era una mesa, Cris chocolate (con lo que nos reímos
mucho), Blas un delantal y David unos pantalones.
-O
sea, que si se podía llevar encima...
-Dependeeeeeeeeeeeeeeee.
Nos
reímos.
Blas
y Cris se fueron a la cocina “ha hablar” según ellos.
Yo
me quedé con David en el salón.
Hablando
y hablando nos empezamos a acercar.
Le
cogí del cuello con una mano, acercándolo a mí.
Él
me cogió a mi de la cintura, haciendo que me acercase a él.
Necesitaba
su contacto. No podía vivir sin él.
Llamaron
al timbre, pero no hicimos caso alguno.
-¡Sigrid,
abre!
Creo
que fue Cris, pero la ignoré.
-¿Pero
que...?
Nos
separamos y miré a Cris.
-Ya
veo lo ocupada que estabas.-dijo, riéndose.
Eso
consiguió que me sacase los colores.
David
me besó otra vez. Y otra. Otra. Perdí la cuenta.
-¡Hoooooooooola!-dijeron
los chicos.
-¡Niños!
Me
levanté del sofá con una velocidad increíble (y con mucho esfuerzo) y fui a
abrazarles.
Ellos
rieron, simplemente porque antes de abrazarles casi me caigo al suelo.
David
se había ido a la cocina, con Blas.
-¿Qué,
esperándonos?
-¡Nos
aburríamos!-dijimos Cris y yo a la vez.
Nos
miramos, reímos y chocamos los cinco.
-¿Qué
estuvisteis haciendo?
-Nada.
-Bueno...
Hemos estado jugando a ese juego de ahí.-dijo, señalando la mesa, donde estaba
el juego.
-Guay.
David
vino y me dio un beso.
Todos
me miraron y eso consiguió que me sacase los colores.
Dos
veces en un día, ¡bien por mí!
Miré
la cara de los demás. Estaban contentos. O casi todos.
-¿Qué?-dije.
-David
nunca nos cuentas nada, joer.-se quejó Álvaro.
-Eso
mismo dije yo.-dijo Blas, riéndose.
Se
empezaron a reír de mi cara, que estaba roja como un tomate.
-Callaos,
y vamos al salón.
Se
siguieron rieron bastante rato, uno largo.
Dani
estaba callado, Carlos también.
¿Qué cojones esta pasando aquí, ah?
David
y yo (al igual que Blas y Cris) estábamos muy, quizás demasiado acaramelados.
-¡Hay
que sacar a Choco!
-¡Cállate!
-¡Cállate y vete a darte besitos con David por
ahí!-dijo Carlos.
-¡Tienes
envidia! ¡Eres un forever alone!
-¡Eso
no es cierto!
-¡Si
lo es!
-¡Vete
con David anda!
Me
fui a la habitación.
Pero
me aburría y salí.
-¿Ya
has vuelto?
-Olvídame,
no quiero verte.-le dije.
Al
rato dijo:
-¿Se
saca a Choco o no?
-Tú
quieres una hostia y no sabes como conseguirla.
Me
miró mal.
-Le
puedo sacar yo.-dijo Dani.
Le
miramos.
-¿Qué?
¿No puedo?
-Eso
suele ser cosa del innombrable.-dijo mi amiga.
-¿De
quién?-dijo Carlos.
-De
ti.
-Pero,
¿eso significa que...?-dijo Cris.
-Que quiero sacar al perro.
-Que quiero sacar al perro.
-Pues
adelante.-le dije.
-¡Tú
solo no vas! ¡Yo voy contigo!-le dijo Carlos.
-Arg...-dijo
Dani.-Como quieras.
Y
cogieron la puerta y se fueron.
-Que
raros están.
-Si,
la verdad.-me secundó David.
-Bah.
Dejarles. Ellos sabrán.
Se
rieron de mi comentario.
-¿QUÉ
HACEMOS?-gritó Cris.
-I
don’t know.-dije.-Pero cuando vengan estos podemos ir al Starbucks.
-Bien.
Estuvimos
jugando a decir jugadores de fútbol.
-Cristiano
Ronaldo-dijo David.
-Segio
Ramos.-dijo Cris.
-Guti.-dije
yo.
-Ese
no es jugador de fútbol.-dijo Álvaro.
-Mi
madre que no. Es de Torrejón y es el mejor jugador del mundo.
-Lo
dices porque lleva tu apellido.-me dijo Blas.
-Básicamente
por eso. Pero juega muy bien.
Se
rieron de lo que dije.
-Piqué.
-¿Qué
picaste?-dijimos.
-¡NO!-dijo
Álvaro, frustrado.-Digo Piqué, el jugador de fútbol.
-¡Ah!
Nos
reímos del pobre de Álvaro.
-Nadie
me comprende.-dijo.
E
hizo que lloraba.
-Eh,
relax policeman.-dijo Cris.
-JAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAJAJAJAJA.
Jugamos
a mas cosas, todas muy divertidas, hasta qué...
-¡Tengo
hambre!
-El
codo Carlos, el coooooooooooooooooooooooodo.
-Eso.-secundé
a Cris.
Los
chicos se rieron.
Estábamos
haciendo tonterías, (saltando en el sofá, corriendo por casa...) y llamaron al
timbre.
-¡Voy yo!-dije.
Eran
Dani y Carlos.
-¡Guau!
Y
Choco.
Entraron.
-¡Hola
niños!-dijo Cris.
-¡Hola
mamá!-dijo Carlos.
-JAJAJAJAJAJA
Estaban
hablando y Cris y yo nos sentamos en el suelo.
-Mm.
Fresquito.
Los
chicos se reían de nosotras.
-¿Qué
hacemos?
-¡Durmamos
con Choco!-dijo Cris, con los brazos en alto.
Choco
la miró, la chupó la cara, la ladró, como diciendo, “ya, claro, ahora” y se
fue.
-PUFFF
JAJAJAJAJAJAJA
-¿PUFFF
QUÉ EH, QUÉ?-le dijo Cris a Carlos.
-Haya
paz, haya paz.
Ahí
estaba Blas. ¿Qué seríamos sin él?
Carlos
se rió más todavía.
Cris
le miró mal.
-Podemos
ir al Starbucks.-dije.
-Podemos,
podemos. Hace tiempo que no vamos. Ni tomo uno casi.
-Tú
siempre tan adicta.
-Sino
no soy yo.
-Y
llévate la cámara.
-Cierto.
Que hace que no saco fotos...
-Una
eternidad.
-Tampoco
tanto.
Nos
reímos.
-Pues
vamos al Starbucks.
Echamos
una carrera por las escaleras y Cris se cayó.
Con
tanto gritó Carmen salió pero fue vernos (ver a Cris) y se metió para dentro.
-Ni
saluda.-dijo Álvaro.
-Es
que... nos tiene miedo.-dije.
-¿Qué?
-Si, aquí donde nos ves parecemos muy majas pero si nos tocas las narices...
-Si, aquí donde nos ves parecemos muy majas pero si nos tocas las narices...
-JAJAJAJAJAJAJAJA
Echamos
otra carrerilla al Starbucks en la que, sorprendentemente ganó Álvaro.
-¿QUÉ?
¿Cómo es esto posible? No lo entiendo.-dijo Dani.
-Uy,
uy.-dije.-Por aquí huele a... competitividad.
-JAJAJAJAJA
Pillamos
una mesa en el Starbucks (la más lejana) y nos sentamos.
-¿Quién
me acompaña a pedir algo?
-¡Yo,
venga!-dijo Álvaro.
Fuimos
al mostrador y le empecé a decir a la chica lo que queríamos.
-Y
también un Frapuccino y...
-¿Sigrid?
-¿Sara?
-¡Cuánto
tiempo!
-¿Si,
verdad?
-¡Si!
Espera, que ahora termina mi turno, así que os llevo las bebidas.
-¡Vale!
Fuimos
a la mesa.
-¿Y
las bebidas?-preguntó Dani.
-Ahora
las trae la chica.
-Ah.
Sara
vino y dejó las bebidas en la mesa, sentándose.
Todos
la miraron.
Especialmente
Álvaro.
Él
hablaba mucho con y de ella hasta que le dije:
-¿Y
que haces aquí, prima?
-¿ES
TU PRIMA?-dijo Álvaro.
-Em...
Si.
-Oh.
Nos
reímos de Álvaro.
Después
de charlar un rato y eso, dijo que se tenía que ir.
-¿Tan
pronto?-dije.
-Lo
siento prima, pero tengo lo de la mudanza.
-¡Te
podemos ayudar!
-¡Cállate
Álvaro!-le dijo Cris.
Álvaro
hizo pucheritos.
-Naaaaada,
no me mires así.
-JAJAJAJA
-Pues
ya nos veremos, nosotros iremos a dar una vuelta.
-Vale.-me
dijo Sara.
Me
dio un beso en al mejilla y se fue.
-Yo
quería ir con ella...
Cris
y yo (y el resto de los chicos) le miramos mal a Álvaro.
No
teníamos nada que hacer (y no queríamos ir de fiesta) así que nos fuimos al
parque de casa.
-Que
raro que Choco no esté aquí.-dijo Carlos.
-Que
raro que hayas dicho algo de Choco.-dijo mi amiga, irónicamente.
Yo
tenía una coca-cola y, de la risa que me dio, saqué medio litro de ésta.
-¡Pero
mujer, no te mueras!-me dijo Carlos.
Al
rato de toser, paré.
-Vamos
a casa, me aburro.
-PARTY HARD!
-No, hoy no.
-¿Qué?
¿Por qué?-me dijo Cris.
-Porque
no me encuentro bien.
-Os
acompañamos.
-Mm.
Vale.
Fuimos
hasta el portal y (no era tarde, las ocho-nueve) nos encontramos a mi prima abajo
en las escaleras.
-¿Qué
haces tú aquí?-dije.
-Vivo
aquí.
-¿Y
NO ME LO DICES? Ten primas para esto...-dije, dramatizando todo lo que pude.
-¡No
me diste oportunidad!
Nos
reímos.
-¿Te
ayudamos?
-Pues...
lo tengo casi todo, me faltan ese par de cajas.
-¡Yo
te ayudo!
-¡ÁLVARO!
-Vale,
vale, me callo...
-JAJAJAJAJAJA
Carlos,
como no.
-No,
no. Que me ayude, estaría bien.
Nos
miró victorioso y cogió una caja y mi prima cogió otra.
-Al
final se salió con la suya.-dije.
-Pues
si...-dijo David.
Álvaro
bajo, súper feliz.
-¿Nos
vamos?
-Claro que si, smiler boy.
-Claro que si, smiler boy.
David
me dio un beso y Blas a Cris otro.
-¡Pero
tíos, dejadlas respirar!
Nosotras
nos reímos.
-Adiós
niños.-les di (¡incluso a Carlos!) y nos subimos.
-Al
final Álvaro se ha salido con la suya.-dijo mi amiga.
-Sep.
-JAJAJAJA
-Anda,
calla y vamos a dormir.
-Si
mamá.
Nos
fuimos cada una a nuestra habitación.
Me
puse el pijama y me quedé pensando en mi prima.
Que
alegría haberla encontrado aquí.
Puse
la alarma en el teléfono y me dormí.
Menudo
día.
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