sábado, 22 de junio de 2013

Capítulo 26: La verdad sale a la luz.

-Sigrid-
Volvimos cuanto antes a casa. Se notaba bastante que Cris no estaba de humor, puesto que lanzaba miradas asesinas a todo el que pasaba por delante de sus ojos.
No quiso hacer nada, se fue directa a la cama.
Yo me quedé y comí un bocata.
¿Qué habría pasado? Antes de eso todo estaba perfecto. Ahora, ¿qué era eso?
Mis dudas continuaban.
Cris se fue a la cama, y yo detrás de ella.
Al día siguiente me levanté después que Cris.
-Buenos días.
-Dime que tienen de buenos.-dijo.
-Bueno... ¿te pasa algo?
-Nope. Desayuna y vámonos, tengo prisa.
¿Qué narices la pasaba?
-Vale...
Cogí mi taza (digo que era mía porque estaba mi nombre puesto en ella) y me puse ahí el cola-cao y me lo tomé.
No me gustaba el comportamiento que tenía Cris últimamente. Cambiaba continuamente de estado.
Me fui a vestir lo más rápido que pude porque Cris estaba gritando en la puerta que me dejase de modelitos y que saliese ya, que había prisa.
¿Qué le había dado ahora? Nunca la importaba llegar justa de tiempo y ahora... ahora quería llegar antes.
Me tuve que poner los zapatos por el camino porque me arrastró de la habitación a la puerta del portal.
Me estaba poniendo de los nervios la niña esta con ese comportamiento.
En la puerta de la universidad me abrazó, me dio un beso en la mejilla y se fue.
Me encogí de hombros y me fui a mi clase.
-¡Hola Sigrid!
-¡Hola Raúl!
Raúl.
Como el niño en el triciclo del parque.
Me senté en mi sitio (al lado de Ashley, tenía que pedirle cambio al profesor Delgado) y esperé.
Gracias a Dios Ashley no vino y yo tuve ese día en paz.
Pero al gran profesor Delgado no se le ocurrió otra cosa que mandarnos un trabajo con el que nos jugábamos la nota del curso.
-Tenéis que hacer una escena de al menos diez minutos. Tenéis que hacerlo por grupos o solos.
-¿Se puede usar a amigos que no estén en la universidad?
-Si.
Sonreí.
Se me había ocurrido una idea.
Salí de clase, muy feliz, saltando y cantando.
Sin darme cuenta tiré a Pedro al suelo.
Pasé de él (como siempre) y me fui a fuera.
Esperé casi diez minutos a Cris y, como no aparecía, la mandé un WA.
“¿Se puede saber dónde narices estás?”
“En casa, que el profesor no ha venido las dos últimas horas.”
“Me podrías haber avisado, no te costaba nada.”
“Bueno, pues ahora ya lo sabes y puedes venir.”
Eché a andar cuando oí como una chica gritaba mi nombre.
-¡Sigrid, Sigrid!
Me giré y me sorprendí al ver a mi prima saliendo corriendo de la universidad para llegar a mí.
-¿Qué haces aquí?-le dije.-Espera, no me lo digas, ¿estudias aquí?
-Ajá.
-¡Si es que no me dices nada, jolines, ten primas para esto!
Nos reímos.
-Pues vamos, como vivimos al lado.
-Encima.-dijo mi prima.
-Parecido.
Teníamos hambre así que echamos una carrera hasta el portal.
Y gané yo. (Si llega a estar Dani seguro que gana él, de calle)
-No encuentro las llaves lalalalalala.
Mi prima me miró raro.
-Soy así.
-Ya...
Me reí.
Subimos en el ascensor (era un cuarto y un quinto, como para andar, ¿sabes?)
Me daba cosa que comiese sola, así que la invité a comer.
Abrí la puerta y vi a Cris y Blas besándose.
Sentí una punzada en el pecho.
Au.
-¿Aprovechando que no ha venido el profesor, no?
-Jeje.-se rió mi amiga.
Blas solo sonrió (pero se le escucho una leve risita).
-¿Qué hace Sara aquí?-dijo mi amiga.
-Se queda a comer, la he invitado.
-Bien me parece.
Fui a la cocina e hice una ensalada y un filete con patatas.
De postre había tarta de chocolate (¡Chocolate!) que había echo el otro día.
Como sabía que Carlos iba a venir le guardé un trozo  (aunque estuviese un poquito enfadada con él no era mala persona).
Nos sentamos a la mesa a comer.
-¿Quién lo ha hecho?-preguntó mi prima.
-¡Yo!-dije todo feliz.
-¿Tú? No me lo creo. Con lo mala que eras en la cocina.
-¿TE CALLAS?-le dije.
-¿Es en serio?-dijo Cris.
-Era malísima, nunca estaba en la cocina.
-¡CALLA!
-No me lo creo.-dijo Blas.-Con lo bien que cocina ahora.
-JAJAJAJA Es en serio, en la cocina se ponía a medio metro de la sartén porque, según ella, le daba miedo.
Yo ya estaba metida debajo de la mesa.
-¿Sigrid? ¿Dónde estas?
Cris miró debajo de la mesa.
-¡Sal de ahí!
Me cogió por la camiseta y, por su culpa, me metí la hostia de mi vida contra la mesa.
-¡AU!
Todos se rieron de mí.
Fui a la cocina y cogí la tarta. (no les iba a dejar sin postre) y la llevé al salón.
-¡TARTA!
Cris vino corriendo donde mí.
-¡Quita!
La deje en la mesa (la tarta, no a Cris) y me fui a la cocina a por un cuchillo.
Corté unos trozos y los repartí.
-Mmm... Que rica.
-Si, ¿verdad?-dijo Blas.
-¿Dónde las has comprado?-dijo mi amiga.
La miré, traicionada.
-La he hecho yo.
-Oh...
Nos reímos.
Dejé lo que quedaba de tarta en la nevera y volví al salón.
Pusimos la tele y empecé a hablar por WA con David.
Y al rato me habló Carlos.
¡Yuju!
Miré a ver lo que me decía.
“¿Me piensas hablar algún día?”
¿Si? ¿No? ¿Tal vez?
La culpa no fue entera suya... mi amiga también estaba besándole.
¿Si estoy enfadada con él por qué le guardo tarta?
“Si J
“Bieeeeeeeeeeeen.”
“JAJAJAJAJAJA ¿Por qué no venís luego a casa todos? Tengo una cosa que comentaros y una cosa para ti”
“¡DAME CINCO MINUTOS!”
“¡NO! JAJAJA No vengáis ahora, a las cuatro o así, mas tarde.”
“Son las cuatro.”
Miré el reloj y el melón tenía razón.
Eran las cuatro.
“Haz lo que te de la gana.”
“Eso iba a hacer xD”
“Avisa a los demás, porfis.”
“Claro.”
Listo.
Me seguía sintiendo un poco mal, pero casi todo mi cuerpo estaba mejor, mas tranquilo.
Siempre me había llevado bien con Carlos... hasta que ocurrió eso.
En cosa de veinte minutos o así, llamaron a la puerta.
-¡Hola!
Carlos.
Solo.
-¿Y los demás?
-Ya les he avisado, pero no pueden venir ahora, vendrán en un rato.
-Ah, vale.
Se giró un momento.
-¿Qué es eso que me ibas a dar?
-Cierto. ¿No pasas a saludar?
Fue al salón, dijo a Blas y Cris “¡Hola!” y volvió donde mí.
-Ya esta, ¿dónde esta lo que me ibas a dar?
Me le quedé mirando.
-En la cocina, seguro que te gusta.
Fue a la cocina corriendo y se paro.
-¿Dónde esta? ¿DÓNDE?
Me reí bastante fuerte.
-¡Cierra los ojos y estate parado, culo inquieto!
Cerró los ojos.
Cogí el trozo (que era bastante grande) y se lo puse en la mesa.
Los abrió al oler lo que era.
-¿Eso es para mi? ¿Esa cosa tan grande?
-Ajá.
-Gracias.
Le di una cuchara y se la empezó a comer, como si no hubiese mañana.
Se la terminó, dejó la cuchara y se sentó.
Y se puso serio.
Esto no me gustaba nada.
-Lo siento.
-¿El qué de todo?
-Todo en general. Hice cosas que nunca pensé que le haría a nadie, casi  la pierdo a ella, tú me dejaste de hablar y casi fastidio vuestra amistad.
-Bueno...-dije, sentándome en otra silla.-Lo importante es que ya no estoy enfadada ni contigo ni con Cris, ¿no crees? Me molestó, es cierto pero... ¿crees que te hubiese dado un cacho tan grande de tarta si estuviese enfadada?
Se rió.
-No, no lo creo.
-Pues ya esta. Ahora levanta y vamos. Y que sepas que me tienes para todo lo que quieras. Además, estaré siempre, para lo que quieras e intentaré apoyarte según lo de la situación. Que seas imbécil no significa que no te quiera.
-¡Eh!
Nos reímos.
Me abrazó y yo le devolví el abrazo.
-Mucho abracito por aquí, ¿no?-dijo mi amiga.
Estaba en la puerta.
-Me ha pedido perdón por... todo lo que ha hecho.
-Ya, a mi también me pidió perdón.
-¿Le perdonamos?-dije.
-Si, yo creo que sí.
Sonó el timbre.
Nos reímos los tres y Cris y yo le dimos a Carlos un abrazo muy largo.
En la cocina aparecieron los chicos.
-Uiuiuiuiuiuiui Carlos.-dijo Dani.
-Me aman, que se le va ha hacer.
Mi amiga y yo nos soltamos.
-Se acabó.
Nos reímos.
-Hola chicos.-les abracé a todos.
Le di un beso a David.
-Ag.-dijo Carlos, mirándonos.
-¿Envidia, forever alone?
-¡QUÉ NO SOY UN FOREVER ALONE!-me dijo.
-Ya, ya...
Nos reímos todos (excepto él).
-Bueno, ¿qué podemos hacer?
-Dormir.-dijo Cris.
La miramos raro.
-Podemos ir a dar una vuelta.-sugerí.
-Mm. Vale.-dijo mi amiga, molesta porque mi idea había sido mejor que la suya.
Cogí el bolso y metí el móvil, la cartera y tropecientas cosas mas que encontré.
Mi amiga cogió el sombrero (que hacía tiempo que no se lo ponía) y salimos.
Estábamos pasando por una tienda de chuches que habían puesto hacía poco y, en la puerta de ésta había un niño jugando a pasarse la pelota con su padre. Todo iba bien hasta que el niño lanzó la pelota contra el suelo (justo debajo de su cara) y se daba la hostia de su vida, quedándose con una cara de “¿Qué ha pasado aquí?” (Esto es un hecho verídico)
Tuvimos que hacer un gran esfuerzo por no reírnos. (Sobre todo yo, que tuve que doblarme) Pero en cuanto estuvimos un poco alejados del niño nos empezamos a reír todos.
-Ay, Dios, pobre niño JAJAJAJA
-No puedo, de verdad JAJAJAJAJA
El que más se reía era Carlos.
Un ataque de esos de risa que tenía en París. Épicos, vamos.
-Bueno, ya vale la risa. Ahora quiero ir a una tienda de chuches.-dije.
-Pero si podrías haber entrado en la otra.-dijo Dani.
Le miré mal.
-Vale, vale-dijo, levantando las manos.
Me llamaron al teléfono.
Descolgué.
-¿Si?
-¡Hermanita!
-¿Qué?-miré el número-¿En serio eres tú?
Todos me miraban.
-Eso creo-se rió.
-¿Qué quieres y por qué me llamas?
-Jo, Sigrid, que no quiero nada...
-Rodri...
-Bueno, vale. Voy a ir a Madrid al concierto de Melendi y...
-¿No hay concierto allí?
-Es que... jeje, no pillé entradas.
-¿Y que pretendes que haga yo?
-¿Me acoges en tu casa este fin de semana?
-¿Qué? Nonononono. ¿No decías que ibas con unos amigos?
-Si, pero ellos viven aquí.
Me lo pensé.
-Espera, que le pregunto a Cris.
Me giré.
-¿Qué pasa?-me dijo mi amiga.
Le conté lo que había hablado con mi hermano.
-¡Sin problema! ¡Claro que puede quedarse! Que buen hombre tu hermano, de verdad. ¡Y podemos llamar al mío, con lo bien que se llevan!
Si estaba ella mas ilusionada que yo.
-Que dice Cris que vale y, que si quieres, puedes quedar con su hermano, Alberto, este fin de semana.
-Ah, pues perfecto. Ya nos veremos el viernes.
Nos despedimos y colgué.
Me acerqué a ellos de nuevo (puesto que me había alejado, estaba con Cris allí).
-¿Quién era?-dijo David.
Noté en su tono de voz una pizca de celos, pero quién sabe, puede que fuese cosa mía.
Pero por como me miro Cris mis sospechas eran ciertas.
Nos reímos.
-¿Qué ha pasado?-dijeron los chicos.
-No, nada.
El “ataque de risa” nos duro veinte minutos y algo más.
Los chicos nos miraban sin entendernos.
No nos podíamos mover porque nos dolía todo el cuerpo.
-Ay, me ha dado el flato JAJAJAJAJA-dijo mi amiga.
Cuando por fin nos pudimos mover nos fuimos a una tienda de chuches.
Cris y yo entramos con los nenes por detrás.
Había una niña, saltando y gritando.
-¡Y esto, y esto, y esto!
Se acercó al mostrador, pidió que se lo contasen y, cuando lo hicieron, volvió a coger mas chuches.
-¡Y si puedo me cojo mas y mas y mas, que no importa!
(Esto es un hecho verídico también)
Álvaro y Blas (junto con Carlos ah) se empezaron a reír.
Salimos de la tienda con algunas chuches y Cris se puso a imitar a la niña.
-JAJAJAJAJAJAJAJA
Álvaro y Carlos se morían de la risa.
-Ay, señor, que bueno.
Continuamos nuestro camino (¿a dónde íbamos?).
Fuimos a un parque y había mogollón de niños.
-¿Por qué hemos venido al parque?
-No sé,-dijo mi amiga.-pero si hemos venido, nos quedamos.
Cris y yo nos aburríamos y como Sara no estaba haciendo nada nos pusimos a jugar a piedra, papel, tijera. Quién perdiese jugaba contra Sara.
Como Cris perdía todo el rato, dejo de jugar y nos dijo que “nos fuésemos muy lejos”.
La hicimos caso y nos sentamos al lado de Carlos, en otro banco.
-¿Pero qué coño hacéis ahí?-dijo mi amiga.
-¿No nos has dicho que nos vayamos muy lejos?-dijo Sara.
-Eso, nos hemos ido a este banco.
Cogió un palo y nos lo lanzó.
Sara y yo lo conseguimos esquivar pero, Carlos, que estaba detrás nuestra, no lo vio y le dio en la cabeza.
Nos miró.
-¿Y este palo? ¿De donde ha salido?
-Nos lo ha lanzado Cris pero nos hemos apartado y te dio. Lo siento.
Se rió.
-Menuda niña esta...
-JAJAJAJA
-¿QUÉ DICES TÚ DE MI EH, MELÓN?-dijo Cris, saliendo de unos arbustos y asustándonos a todos.
-Si no he dicho nada-dijo Carlos.
-Pues para cuando lo digas.
Y le dio una colleja.
Lo que me pude reír no tiene nombre.
-Han robado en una joyería de aquí.-comentó mi prima.
-¿Y que han robado?-dije yo.
Todos me miraron.
-¿En una joyería? Pues vino, de toda la vida.-dijo Dani.
Me di cuenta de lo que dije y me reí.
-Vale, soy tonta.
-Pero te queremos igual.-dijo mi amiga.
La di una colleja.
-Cuantas collejas al cabo del día.
-¿Si, verdad? Hace tiempo que no dábamos tantas.-dije.
Se rieron todos.
-¿Qué hacemos ahora?
-¿Yo? Yo quiero ir al centro comercial.
-¿Qué?-dijeron los chicos.
-Ella... quiere... ir... al... centro... comercial...-dije, mas lentamente y señalando a mi amiga.
Sara se rió tanto que tuvo que ir a beber agua.
Álvaro, como no, la acompañó.
Su sombra.
-Pues nosotros no podemos ir.
Se miraron entre ellos.
-¿Qué? ¿Por qué?
-Cosas.
-¿Podéis ser mas específicos?
-Muchas cosas.
-No, no podéis.-dije.
-Pues que sepáis que con el secretismo no vais a ninguna parte.
-De momento-dijo Dani-Nos lleva a mi casa.
Nos reímos.
-Ya nos veremos pues.
-Claro.
Nos despedimos y Cris, Sara y yo nos dirigimos al centro comercial.
Llegamos y decidimos que íbamos a ir a el McDonald’s que ahí había.
-¡Chst, callaos, que nos van a pillar!
Esas voces las conocíamos de sobra.
Nos giramos y no había nadie.
Seguimos andando.
-¡Carlos, joder, que tires!
Nos giramos y esta vez tampoco había nadie.
-Pues yo creo que alguien nos sigue.-dijo mi amiga.
-Vaya, no me había dado cuenta...-dije, con un gran visible sarcasmo.
Tiramos para adelante y por un rato no oímos voces pero oíamos ruido.
-¡Vale, ya esta bien!-gritó Cris.
Volvimos sobre nuestros pasos, esperando encontrarnos a un perro abandonado, incluso un niño pero, para nuestra sorpresa, nos encontramos a Auryn dándonos la espalda.
Fingí una tos.
Se dieron la vuelta.
-¿Qué, os divertís?
-Y de lo lindo.-dijo Carlos.
Se rieron.
-Anda, vamos, señores “tenemosquehacermuchascosas”.
-JAJAJAJAJA
Como castigo nos tuvieron que acompañar a comprar.
-¡Pero si la idea ha sido de Carlos y Dani!
Miramos a Álvaro.
-Vale, no he dicho nada.
Empezamos a andar y comentamos que íbamos a comprar ropa.
-¿Más ropa?-se quejó Álvaro.
-La vas a llevar tú toda como no te calles.-le dijo Sara.
-Te ha planchado-dijo Dani.
Nos reímos.
Entramos en todo tipo de tiendas.
-Yo no sé como no os hartáis de tanta ropa.-dijo David.
-Si es que parece que tenemos mucha pero en realidad no tenemos tanta.-dije yo.
-Pero si tenemos tres armarios cada una.-dijo mi amiga.
-¡CALLA!
Los chicos (y mi prima) se rieron.
-Nunca viene mal tener ropa de emergencia.
-Eso.-me secundó mi amiga.
-Además,-dijo mi prima.-yo las comprendo. Tengo en casa tres armarios llenos de ropa.
Nos compramos muchas cosas, como:




-¿Si compráis tantas camisetas por qué no os compráis una nuestra?-preguntó Carlos.
-Porque paso de llevar tu cara en una camiseta, por eso.-le dijo Cris.

Nos reímos.
Salimos de allí y nos fuimos a otro lado.
Me sonó el teléfono.
-¿Si?
-¡Hermanita!
-¡Rodri! ¿Qué tal?
-Igual de bien que hace dos horas.
-Eso está bien.
Nos reímos.
-¿Al final vienes el viernes por la tarde, por la mañana, la noche...?
-Por la tarde. Os avisaré.
-Perfecto. ¿Vienes en coche no?
-Ajá.
-Pues cuando llegues me llamas. Espero que te sigas acordando de donde vinimos.
-Como olvidarlo.
Me reí.
-Nos vemos el viernes pues. Un beso y recuerdos para mamá y Josué.
-Vale, un beso, recuerdos para Cris.
Colgué.
-Dice mi hermano que recuerdos para ti, Cris.
-Lo que yo decía, un buen hombre.-dijo ella.
-JAJAJAJA
Estuvimos mirando en Claire’s cosas de Justin Bieber y One Direction.
Cientos de cosas.
Sara miro alguna pulserita, muy monas que había.
Yo me compré una camiseta, una pulsera, unos pendientes y un archivador. (Obvio que todo era de 1D) pero aparte de eso también me compré un par de pendientes y un tobillero (estos no eran de 1D).
Cris se compró una taza, una sudadera morada (que la recordaba a Justin) y cientos de pulseras distintas.
Y mi prima se compró pendientes, pulseras, una mochilita azul monísima y no sé que mas.
Salimos de ahí, con mas cosas de Claire’s que ropa.
-Total, que tenéis mas cosas de esos que ropa.-dijo Dani.
-Problem?
Se rió, porque lo dije muy chula yo.
Dijimos que nos íbamos para casa ya, que estábamos cansadas, teníamos hambre y sueño y que era tarde.
Llegamos a casa y Sara nos acogió para cenar en su casa.
-Pues vamos.-dijo Álvaro.
Este hombre... se contentaba con cualquier cosa. Como Carlos.
Terminamos de cenar y nos fuimos a casa.
Con Cris casi no hablaba. Ella estaba sumida en sus pensamientos, mirando a un punto fijo siempre.
Yo no sabía que hacer. Sabía que si le preguntaba me iba a decir que no la pasaba algo. Aunque yo supiese que eso era mentira, no podía hacer nada.
Un defecto de Cris es que no dice las cosas (otro de mis defectos también) y era muy cabezota.
Pero, ¿qué podía hacer yo? Si no me decía lo que le pasaba yo no podía ayudarla aunque quisiera.
Nos fuimos a la cama dándonos un abrazo.
La abracé, pero esta vez algo fue diferente. Fue un abrazo largo, como el que me dio en el coche cuando Carlos no la dejaba en paz, o el mismo abrazo que me dio en casa hacía pocos días desahogándose.
Ella estaba haciendo eso.
Desahogarse.
Después de que se relajase lo suficiente, me dijo un “Gracias” y un beso en la mejilla.
(...)
Viernes, al fin viernes.
Se me había hecho muy corta la semana, simplemente porque venía mi hermano, al que hacía tiempo que no veía.
Mis seguidores en Twitter subieron bestialmente, al igual que los de Cris y los de Choco.
El jueves salí con David por ahí y unas pocas fangileantes se acercaron a nosotros. (Se acercarían a David pero si yo estaba con él...) y le pidieron fotos y autógrafos.
Incluso me pidieron una foto a mí.
-¿Dónde esta el perro Sigrid?
-Esta en casa, con Cris, ya se le ha sacado.-le dije, sonriéndole.
-Oh, vaya...
Se sacaron un par de fotos más y se fueron, felices.
-Vaya, he tenido miedo.
-¿Por quien? ¿Por ellas o por ti?
-Por mi, por supuesto.-dije.-¿Has visto como me miraban? Se les salían los ojos de las orbitas.
Él se rió y me besó. (Para eso me tuve que poner de puntillas, que iba a hacer si yo era bajita...)
Fuimos a casa y ahí estaba Álvaro (¿Qué hacía allí?) y  Cris.
Mi amiga dijo que se iba para la ducha.
-¡Álvaro!
-¡Sigrid!
Y nos dimos un abrazo, como si hiciese treinta vidas que no nos viésemos.
David y yo era besito, abrazito...
Álvaro pasaba de nosotros.
Cris ya salió de la ducha y se despidió, diciendo que se iba a casa de Blas.
-Cris-
Viernes, al fin.
Parecía que no llegaría nunca.
No sabía por qué, pero esta semana se me había hecho realmente pesada.
Tenía que hacer algo, algo que llevaba rondándome la cabeza desde un par de días.
Y lo iba a hacer hoy.
Canturreando, me duché, me sequé a conciencia el pelo y me vestí como en mí era habitual, mayas negras rotas, camiseta blanca de tirantes, chaqueta vaquera y Vans.
Cogí un bolso aleatorio, me eché un poco de Someday (la colonia de Justin Bieber, para los que no supieran del tema) y fui al salón, para descubrir, no sin sorpresa (ninguna) a Sigrid, David y Álvaro allí.
-¿Adónde vas?-me preguntaron con visible interés.
-Con Blas.
-¡Ah! ¿Vas a su casa?
Asentí.
-¿Puedo ir contigo?-preguntó Álvaro-Quiero decirle algo.
Me crucé de brazos.
-Tú lo que quieres es ir de gratis en mi coche, que ya me han chivado por ahí que te gusta.
Álvaro miró mal a su alrededor, tratando de adivinar quién había dicho tal cosa.
-Eh, barbitas, que es broma. Nadie me dijo nada. ¿Te vienes entonces?-dije, yendo hacia la puerta.
-¡Sí, voy!-dijo, corriendo tras de mí.
-¡Adiós, parejita!
Al salir por la puerta, descubrimos a Sara sobre el felpudo (sí, ese mismo felpudo del que Carlos se enamoró perdidamente hace tiempo), apunto de llamar al timbre.
-Eh, hola.
-¡HOLA!-le saludos los dos, muy entusiastas nosotros.
Cosas de paisanos.
-¿Quieres pasar o algo?-ofrecí.
-Oh, venía a veros un rato, pero si os vais...
-Sigrid y David están dentro. Pero no te recomendaría que te quedaras sola con ellos.
-¿Por?-dijo Sara, con curiosidad, mirando a Álvaro, que había hecho tal afirmación.
Él fingió, dándose la vuelta, abrazos y besos que entendimos a la perfección.
-Ah, entiendo.
-Este hombre de aquí-dije, poniéndole una mano en el hombro-Va a acompañarme caballerosamente a casa de Blas, pero luego me gustaría que se perdiera un rato bastante largo, así que, si te quieres venir, ya no se perdería solo. Es que no se conoce la ciudad y no me gustaría que se perdiera.
-Yo tampoco me la conozco muy bien, per...
-¡Maravilloso!-dije, dando una palmada-Así la conocéis juntos y me hacéis un mapa, ¿si? Así no me perderé yo. Y ahora vámonos, no quiero hacerle esperar más a Blas.
Les empujé hacia el ascensor y, antes de que pudieran decir nada, ya les había metido en el coche y estábamos de camino.
-Tengo una pregunta-dijo Álvaro.
-Tú dirás.
-¿Por qué no hemos ido andando? Tampoco está tan lejos.
-Si quieres ir andando, yo paro y te bajas, de verdad, por mí no hay problema.
-No, no, qué va.
No tardamos en llegar (como bien había dicho mi paisano, no estaba tan lejos pero eh, nada de andar), aparqué cerca y subimos los tres a casa de Blas que, claro está, no nos esperaba a ninguno de los tres.
Se sorprendió un poco, al rato se le pasó la sorpresa.
Curiosamente, nunca había estado en casa de Blas (pero que novia más cutre que era, de verdad...) y, mientras ellos hablaban, me puse a cotillear por ahí mientras Sara me decía que la curiosidad mató al gato o qué sé yo.
Esta, al rato se cansó de decírmelo y se encaminó al baño, aquejada de un mareo, la seguí por si acaso y yo me quedé en medio del pasillo, diciéndole a Carlos que me dejara en paz por WA, que era viernes, que saliera por ahí, se divirtiera y, de paso, se perdiera por ahí para siempre.
"Si me perdiera, ¿no irías a buscarme?"
"¿Yo? ¿Para qué? Perdido estarías mejor"
":("
"Buenooo... Es posible que me diera una vuelta con Choco para ver si te vemos"
":D"

Creí que había acabado ahí, pero no.
"Me aburro, ¿puedo ir a verte?"
"NO. Sal por ahí, te vendrá bien. Además, no estoy en casa."
"¿Y dónde estás?"
"Eres un pesado y a mí los pesados, me pesan."

Dicho lo cual, apagué el móvil y me lo guardé en el bolsillo justo en el mismo momento en que el Sara salía del baño.
-¿Estás bien?
-Ah, sí. Es algo normal en mí.
Me quedé mirando a la pared, puesto que médico no era. Yo era un ser de letras puras.
-¿Seguro que estás bien?
-Sí, Cris, sí.
-¿No quieres que te acerque con el coche a casa?
-Oh, no, gracias, estoy bien, de verdad. Además, Álvaro y yo tenemos que hacerte ese mapa.
Me reí.
-Como quieras.
-¡Niñas! ¿Dónde estáis?
Ese era Álvaro, preocupado por si nos habíamos perdido en la infinidad de la casa.
Apareció en el pasillo, seguido de Blas.
-Ah, aquí estáis.
-¿Y dónde querías sino que estuviéramos?-pregunté, retóricamente.
Me sacó la lengua y me despeinó, por lo que se llevó un par de puñetazos.
A ver si se pensaba que sólo Carlos cobraba de esa manera.
-Bueno-dijo, frotándose el brazo dolorido-Ya no tenemos nada que hacer aquí, ¿nos vamos, Sara?
-Como quieras.
Se despidieron de nosotros dos, con la promesa de que nos veríamos al día siguiente y se marcharon cuando ya anochecía (no es que hubiera pasado mucho tiempo, es que nos habíamos acercado a casa de Blas tarde)
Hablaban, conociéndose un poco más.
Quizá yo también debiera hablar más con los dos, últimamente mi mundo sólo se reducía a Carlos y Blas y, en reducidas ocasiones, a Sigrid.
-¿Y cómo no sabía S que te venías aquí a vivir? Y encima suya, ni más ni menos...
-Qué sé yo, mi prima es muy despistada.
-No, si no hace falta que lo jures, hemos podido comprobarlo. ¿Y trabajas en el Starbucks?
-No, sólo hago algunas horas. Para sacarme algún dinero, ya sabes.
-Haces bien. ¿Y estudias algo?
-Periodismo.
-¿Qué tal lo llevas?
-Oh, bien, gracias por preg... ¿Ese no es Carlos?
Ambos escrutaron la calle con la mirada, tratando de afirmar si era este o no nuestro querido amigo.
-Mm, sí, es él. Esa cabeza de melón... Es él.
Sara se rió.
-¿Qué hará solo?
-Es un niño muy raro, que no te extrañe. ¡Ah, nos ha visto!
-Viene hacia aquí.
-Haz como con el T Rex, si estamos quietos, no nos verá.
Sara volvió a reírse.
Desde luego, sentido del humor era algo que a Álvaro no le faltaba.
Carlos les alcanzó.
-¡Hola!
-Ey, cabezón. ¿Qué tal? ¿Qué haces solo?
-Eh, oh, bueno... Salí a dar una vuelta. ¿Y vosotros?
-Venimos de casa de Blas.
-¿Y eso?
-Cris iba a ir y fuimos nosotros también.
-Falta ella.
-Se quedó allí.
-Oh.
Se quedó pensativo por unos instantes.
-Volvíamos a casa, dando un paseo, ¿te vienes?-le sugirió Sara.
-Vale.
Por sorprendente que pudiera sonar, apenas abrió la boca para hablar durante el paseo.
Eso no le pasó inadvertido a Álvaro, que conocía demasiado bien a su amigo y sabía que si no hablaba, algo pasaba.
-Nos hemos perdido.-dijo Sara.
-Que no, verás, ¿cómo vamos a perdern...? Sí, nos hemos perdido.
-Hemos defraudado a Cris. Quería un mapa...
-Que no nos hemos perdido, es por allí-dijo Carlos, señalando una calle.
Fueron por allí y se perdieron más.
-Joe, pues yo juraría que era por aquí.
Álvaro estuvo a punto de estrangularle.
-Llamemos a Cris, ella sabrá por dónde es.
-Carlos, guarda el móvil. Nos las arreglaremos nosotros solitos.
Este hizo caso del barbitas.
-De todas maneras, lo tiene apagado...
Siguieron caminando hasta que dieron con dos fangileantes, como yo suelo llamarlas.
Sara, como era de esperar, alucinó viendo su reacción.
Daban miedo y una, en su emoción por hacerse unas fotos con ellos, se dio un cabezazo con Carlos.
A este, si le importó, no lo demostró.
Álvaro aprovechó para preguntarles por la dirección correcta y por ella tiraron.
-Por aquí sí es.
Hablaban sobre temas del mundo (Sara y Álvaro únicamente, Carlos le daba patadas a una lata de Fanta de limón que se encontró por la calle) hasta que ella se paró en seco y se llevó una mano a la cabeza.
-¿Estás bien?-preguntó Álvaro, preocupado, parándose también.
Carlos, en su mundo, le dio una patada a su querida lata y se le coló en una alcantarilla.
-Ah, mierda.
Entonces cayó en la cuenta de que algo pasaba a su espalda.
-¿Qué pasa?
-No sé, se ha parado y...
Antes de que Álvaro pudiera seguir explicando, Sara se desmayó y los dos corrieron a sujetarla.
-¿Y esto?
-¡Ni idea!
-¡¿Qué hacemos?!
Discutieron en la calle qué hacer y se decantaron por llevarla a casa.
Álvaro la cogió en brazos.
-¿Y yo qué hago?-dijo Carlos, impotente.
-Tu mete las manos en los bolsillos y sigue callado.
Gruñó, pero no dijo nada y tiraron para casa.
Una vez en ella, Álvaro depositó a Sara suavemente en uno de los sillones del salón de la casa de esta.
-Tú, alma en pena, abanícala con algo.-le ordenó a Carlos.
-Las cosas se piden por favor y se responden con gracias-dijo este, molesto, buscando algo con que obedecer la petición de Álvaro.
Dio con una revista y abanicó con ella.
-¿Y qué hacemos?
-No sé, nunca me había pasado esto.
-¿Llamamos a alguien?
Álvaro miró mal a Carlos.
-Ni Cris, ni Sigrid son enfermeras ni nada por el estilo. Olvídate de eso.
-Para algo que vale la pena que estudien...
Sara hacía minutos que estaba consciente, pero en ese preciso estante volvió en sí completamente.
-Gracias a Dios, qué susto-dijo Álvaro.
-No me des las gracias, también es mi amiga.
El barbitas le quitó a Carlos la revista y le dio con ella en la cabeza.
-¿Estás bien? ¿Necesitas algo? ¿Agua? ¿Qué te abanique?
Sara no pudo evitar una sonrisa al ver a Carlos tan dispuesto y preocupado.
Pobre, si en el fondo tendría corazón y todo.
-No, gracias estoy bien.
Los dos respiraron, aliviados.
-¿Qué te ha pasado?-preguntó Álvaro.
-Oh, es algo normal en mí. En casa de Blas me ha pasado igual... Aunque no tanto.
-¿Y no has dicho nada?
-No fue para tanto. Además, Cris estaba conmigo.
Por mucho que Sara les dijo que estaba bien, nada les disuadió de quedarse allí más tiempo.
No la dejaron levantarse del sillón, e, incluso, la cena la hicieron ellos bajo la atenta mirada de Sara desde el sillón)
Ella les dijo que hacía mucho tiempo que no le pasaba algo así, por lo que eso les decidió para quedarse a pasar la noche con ella.
-¿Pero cómo vais a dormir en el sillón?
Carlos se tumbó sobre uno.
-Y tan ricamente, oye.
-¿Seguro?
Álvaro se tiró sobre otro.
-Segurísimo.
-Aunque unas mantas no vendrían mal...
Sara se rió.
-Ahora os las traigo.
Le dio un par de mantas a cada uno.
-Y si nos necesitas, llámanos.
-Sí claro Carlos, como que si se desmaya en el acto le va a dar tiempo a llamarnos...
-Álvaro, a veces, siendo tan realista, no pareces un caballero.
Todos se rieron.
-Bueno, apago la luz. Hasta mañana, chicos. Y gracias.
-A ti por ser tan maja. Buenas noches.-dijo Carlos.
Volviendo a mí, seguía en casa de Blas.
Al irse, me pregunté si Sara estaría bien. Ese mareo así repentino no me había sonado muy bien, la verdad.
-¿Y tú y yo qué hacemos ahora?-preguntó Blas, mirándome.
-Quién sabe.-dije, con tono enigmático.
Se rió.
-¿Tienes hambre?
-Uh, ¿es que vas a hacerme la cena?
-Si quieres, p...
-¿Puedo ayudar? O mirar.
Ambos nos reímos.
-Sí, claro.
Tras quitarme la chaqueta y descalzarme (me pasaba la vida descalza) le seguí a la cocina, donde le abracé por detrás.
-¿No que ibas a mirar?
-Mm, sí, pero lo he pensado y así estoy mejor.
Rió, con aquella risa suya que me aceleraba el pulso.
-Te he echado de menos en estos días.
-Yo también. Te creí perdida.
Y, en cierto, modo, lo estaba.
-Sí, pero al menos ya me encontré.
Hablé largamente sobre todo lo que no le había contado.
En vez de días, me parecía que había estado años sin verlo.
Y esa distancia dolía, de alguna manera tenía que acortarla.
Tras la cena, nos sentamos en el sillón a ver una película.
No me preguntéis cuál era, puesto que no sabría decirlo. No le presté la más mínima atención, volqué toda esta en Blas. En abrazarlo, en besarlo y en recuperar esos días perdidos.
Así era como debían ser las cosas. Como yo quería que estas fueran.
En un determinado momento me decidí por susurrarle algo a Blas en el oído, me levanté del sillón antes de oír su respuesta, apagué la televisión y estiré las manos, invitándole a que las cogiera y se levantara.
Así lo hizo, por lo que tiré de él para acercarle a mí y le besé, poniendo toda mi alma en ello.
De un salto, me subí sobre él, aferrándole la cintura con las piernas y me dejé llevar del salón al pasillo, donde me apoyó sobre la pared para poder sujetarme mejor.
Le besé con visibles ganas, hasta que seguimos avanzando por el pasillo, dimos con una puerta y tanteó con una mano para abrirla, pues estaba cerrada.
Su habitación.
Me dejó caer sobre su cama y después se puso sobre mí, aunque evitando apoyar todo su peso para no hacerme daño.
Mi pecho subía y bajaba a un ritmo vertiginoso, ya que estaba algo nerviosa y tener a Blas encima de mí, perdido en mi cuello, dejando pequeños besos en él, no me ayudaba a calmarme en absoluto.
No hacía falta decir nada, susurrándole antes se lo había dicho todo.
Colé mis manos por debajo de su camiseta y exploré el torso de Blas, hasta que conseguí quitársela y la dejé caer por ahí.
Rodamos y, sentada sobre él como estaba, le besé y pasé de su boca a su cuello, dejando en él algún que otro pequeño mordisco, seguí bajando, continuando mi pequeña excursión por su pecho, besándole, hasta llegar al ombligo, donde me detuve.
Subí, haciendo el camino inverso, acabando en su boca y giramos de nuevo, volviendo yo a quedar tumbada en la cama.
Sentí sus manos colarse por mi camiseta y aquel contacto me hizo estremecerme y besarle con más intensidad. Pronto, mi camiseta fue a hacer compañía a la suya, perdida por ahí.
Me estremecí de nuevo al sentir su piel contra la mía, caliente, sin el roce de la camiseta.
Ese calor era muy agradable y te hacía tener ganas de más, ganas de que aumentara.
Sintiéndolas prescindibles en ese momento, me deshice de mis mayas y seguidamente de sus pantalones.
A cada roce, el calor aumentaba.
Más piel contra piel, más calor.
Le pasé los brazos por el cuello, atrayéndolo hacia mí todo lo posible, buscando esa piel contra piel, ese calor, su calor, buscándole a él.
Allí por donde pasaba la mano, por donde esta rozaba mi piel, provocaba una oleada del calor que mencioné antes.
Mis manos se perdían subiendo y bajando su espalda, explorándola y mis labios no querían otra cosa que los suyos.
Sin querer retrasarlo más, apremiada por el calor que sentía y me hacía adicta pues sólo quería más, nos desprendimos de las últimas prendas que nos quedaban.
Blas iba a decir algo, pero bien era sabido lo que se decía en esos momentos y le apremié a continuar besándole con intensidad.
Sentí, tras eso, calor, mucho calor. Me quemaba por dentro.
Era como si tuviera lava corriendo por mis venas.
Calor. Calor y el cuerpo de Blas contra el mío era lo único que sentía en aquellos momentos.
Y no me importaría que fuera lo único que sintiera.
Al despertar a la mañana siguiente, supe, aún sin mirar el reloj, que era bastante tarde.
Normal, apenas habíamos dormido.
Sonreí, pensando en aquella noche.
Blas, pensando que aún estaba dormida, me hacía círculos con el dedo en la espalda o bien recorría esta con las yemas de los dedos.
Me giré y le abracé, dándole los buenos días con una enorme sonrisa.
Me sentía bien. Qué narices. Me sentía genial.
Esa distancia que sentía había desaparecido completamente.
No podía estar mejor.
Empezamos a hacer el idiota, como solo nosotros sabíamos hacerlo, cuando llamaron al móvil de Blas, el cual estaba en sus pantalones, los cuales tuvo que coger del suelo.
Volvió a mi lado mientras descolgaba.
Pude oír a mi amiga al otro lado de la línea.
-¡¿QUÉ ES ESO DE SECUESTRAR A MI AMIGA, AH?! ¡LA QUIERO DE VUELTA!
-Es para ti-dijo, tendiéndomelo.
-¿Qué pasa, S?
-¿Qué es de tu vida?
Me reí.
Qué chica.
-No sé, ¿y tú?
-¿Por qué tienes el móvil apagado?
-Ah, no tengo batería...
No quería reverlarle los verdaderos motivos.
-¡A casa ya! Qué es eso de estar toda la noche por ahí.
-Vale, mamá. Ya voy.
-Pero venis los dos, ¿eh? Aquí espero.
Y colgó.
Qué chica más enigmática.
Le devolví el móvil y lo dejó por ahí.
-¿Qué decía?
-Que fuéramos a casa.
-¿Y vamos a ir?
Le besé varias veces antes de contestarle.
-Oh, claro que vamos a ir. Pero no dijo exactamente cuándo.
Le besé, impaciente por volver a arder de nuevo.
Más tarde, conducía, con Blas a mi lado, de vuelta a casa.
Me miré en el espejo.
-¿Voy bien peinada?
Blas se rió.
-Claro que sí.
-¿Y qué cara tengo?
-Una muy guapa.
-Sabes que no me refería a eso.
Volvió a reírse.
-No, no se nota que no has dormido.
-Ah, bien. Gracias.
Nos reímos los dos.
Al llegar, Choco se puso como loco de contento al vernos.
Ay mi perrito traidor, cuanto le quería yo.
Aparte de mi amiga, David también estaba allí.
Estuvimos los cuatro en paz y armonía, hablando de esto y aquello, aunque yo estaba como ida, en mi mundo.
Sólo la mano de Blas, aferrada a la mía, me recordaba dónde estaba.
A la hora de comer, no tenía mucho apetito, pero comí algo debido a que mi amiga se había esforzado mucho preparado la comida (si a esforzarse podemos llamarlo hacerse mimitos con David)
Tras ello, Blas y yo jugamos con Choco, tirándonos entre nosotros una pelota (las pelotas eran su debilidad, le volvían loco) que el pobre perro no podía coger por más que saltaba, hasta que se cansó de nosotros y se fue a dormir la siesta (Choco era muy fiel a eso de la siesta, no la perdonaba ni un solo día)
Seguimos tirándonos la pelota hasta que le dio a Sigrid en la cabeza y se la quedó para que no la tiráramos más.
Jo, nos lo estábamos pasando bien.
Zapeamos durante toda la tarde y acabamos viendo algún que otro capítulo de Big Ban Theory. Qué grande era esa serie.
Recordando que mi móvil "no tenía batería", fui a mi cuarto en busca del cargador y Blas me siguió, aunque sin yo saberlo y, mientras buscaba por mi encimera (Sigrid tenía razón, era un desastre) me agarró por detrás.
-¡Ah, qué susto!
-Pues tampoco soy tan feo.
-No eres en feo en absoluto.
Ambos reímos y, dándome la vuelta, le besé.
Al echarme hacia atrás para apoyarme en la encimera, golpeé sin querer un libro y este cayó al suelo.
No le dimos la mayor importancia hasta que seguí buscando el cargador y Blas se agachó para recorger el libro.
-Maldita sea-dije, girándome-¿Dónde habré pue...?
Me callé al momento cuando vi qué libro era el que Blas sostenía y qué estaba mirando.
Era Ghostgirl: Loca por amor.
Y en la mano derecha tenía la foto de Carlos y yo, besándonos.
-Pue...Puedo explicarlo.
Al decir eso, sabía perfectamente que mentía. No podía explicarlo de ninguna manera.

3 comentarios:

  1. OMG!! Capitulazo, me encanta esta novela, en serio, la adoro, seguid así chicas!!
    Pero... ahora que va a pasar con Cris, Carlos y Blas?? #IntrigaModoOn Espero saberlo pronto

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  2. Hola chicas!! Capitulazo!! Me encanta, estoy deseando el próximo, quiero saber que pasa con Cris, Blas y Carlos!! (Esta vez no me he equivocado con los nombres jaja soy @Julia_Auryner) Bueno eso,que adoro esta novela y que escribís super bien!! Seguid así!! :)

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  3. Oh, God Why?!? Dios dios dios, por que sois tan malas y me dejais con esta intriga tan tan tan intrigantee?!? Me encanta vuestra novela, Cris, Blas, Carlos, gran triangulo amoroso. Como reaccionara Blas a esto? Se quedara con Blas o con Carlos? Volvera a hablar Blas con Carlos y con Cris tras esto? Haaay mi madre, cada vez mas intriga, y cada vez mas genial. Y Sigrid, se quedara con David? Alvaro saldra con Sara? Tantas dudas no se pueden! Escribis genial, enserio, es la novela que mas me gusta de todas. Un beso a las dos! (@DeeaGabriela699)

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