domingo, 21 de julio de 2013

Capítulo 30: Love is in the air.

-Cris-
Pasaba las páginas, mirando detenidamente las fotos, leyendo las anotaciones que sobre ellas, o al lado, había puesto.
Yo intentaba leerle el rostro, pero no podía y nunca se me había dado bien eso.
Finalmente, terminó de verlo y, antes de que pudiera preguntarle cualquier cosa, avanzó la distancia que nos separaba y me besó.
Al principio me quedé congelada, tratando de asimilar lo que estaba pasando, pero luego reaccioné y le devolví el beso, con todas las ganas que tenía después de una semana o así de haberme aguantado.
No podía creer que esto estuviera volviendo a repetirse, ya creía haber dicho adiós a sus besos, como bien decía esa canción de Ghostgirl.
Cuando nos separamos, no se alejó, al contrario, se quedó apoyado en mi frente.
-Blas, ¿qué...-dije, tratando de encontrar las palabras- qué significa esto?
No me respondió, volvió a besarme, dejando que sus besos hablaran por él.
Mientras, en un bar no demasiado alejado de donde nos encontrábamos nosotros, los demás especulaban sobre lo que estaría pasando.
-¿Por qué tardan tanto?
-Estarán hablando mucho.
-Carlos, ellos no son como tú.
-Blas no, pero ella no sabría qué decirte.
Se rieron.
En ese momento, le sonó el móvil a Álvaro.
-Callaros todo el mundo, que es Cris.
-UHHHHHHHH.
-¡Paisano, hola! Soy yo. ¿Nos vienes a buscar?
-Claro, paisana, pero dime, ¿cómo fue todo?
-Eh, bueno. Mejor cuando vengas, lo ves tú.
-Vale, voy en seguida. Ya mismo estoy allí.
-¿Ah, si? ¡Pues no te veo!
Ambos nos reímos.
-Ya voy, ahora os veo.
Y me colgó.
-¿Y bien?-preguntó Sigrid-¿Qué ha pasado?
-No me ha querido decir nada de eso, solo que les vaya a buscar y ya.
-Bueno, pues ve, corre.
-No pienso ir corriendo, David.
-Jajajajajajaja.
-Más que nada, porque me pierdo.
-Pues que vaya Sara contigo-dijo Carlos-Así seguro que no te pierdes.
-¿Tú crees?-le preguntó esta, mirándole.
Carlos se rió.
-Oh, sí, yo lo creo.
-¿Te vienes entonces?-le preguntó mi paisano.
-Claro.
Fueron hablando durante el breve trayecto.
-Voy a tener que hablar seriamente con Carlos y ese repentino interés por juntarnos.
-Sí, la verdad, ya me da miedo y todo.
-Normal, si es que es un loco.
Se rieron.
-Igualmente te iba a decir si venías-dijo Álvaro.
-¿Ah, sí?
-Sí, para ver si éramos capaces de hacer este recorrido sin perdernos.
-Yo lo dudo.
-La verdad, yo también.
Blas y yo les estábamos esperando ya en calle y nos encontraron besándonos.
-Veo que las cosas han ido bien, sí.-dijo Álvaro y entonces reparamos en que habían llegado y estaban a nuestro lado.
-¡Ah, pero si estáis aquí!
-Sí hija, sí.
Mientras deshacíamos el camino que Álvaro y Sara habían hecho, les contamos lo que había pasado mientras llevaba a Blas de la mano y me daban ganas de saltar, cantar y bailar.
Lo que había sucedido me había sorprendido de una manera asombrosa, pero yo estaba encantada. ¡Jamás hubiera pensando que Blas y yo pudiéramos volver tras aquello! Había dado por sentado que todo futuro juntos ya no existiría y que si volvía a dirigirme la palabra ya podía darme por contenta, pero esto era mucho mejor. Qué digo mucho mejor, esto era lo mejor que podía haberme pasado.
Llamaron a Sara al móvil.
-Oh, vaya-dijo, al mirar quién era, mas aún así lo cogió.
Antes de llegar al bar, ya había colgado.
-¿Quién era?-pregunté yo, muy cotilla.
Tener a Carmen como portera era muy mala influencia, se me estaba pegando lo malo de ella.
-Martín.
Blas y yo nos miramos sin entender, mientras Álvaro decía "Ah, ya".
Los dos miramos a Álvaro, pero no nos explicó nada y volvimos a mirar a Sara.
-No sabéis quién es, ¿no?
Negamos sincronizadamente con la cabeza.
-Es mi ex.
-Anda. ¿Y te llama?
-Es que llevaba tiempo sin verle y me lo encontré el otro día.
-Oh, qué cosas.
-Quiere que quedemos.
-¿Y vais a quedar?
Ella se encogió de hombros.
-Ya veré.
Entramos al bar y suspiré, tratando de preveer las reacciones de mis amigos. ¿Se sorprenderían tanto como yo?
Al vernos entrar, todos se giraron y sí, vi en sus caras la misma sorpresa que seguro que había habido en la mía.
Me fijé en sus caras,  una a una y me detuve en la final, en la de Carlos.
Más que sorpresa, creí leer otra cosa en su rostro, intenté leerselo, aunque se me diera mal, pero era una cara suya que ya conocía y no me presagiaba nada bueno. ¿No sería...?
-¿Pero y esto?-dijo David.
Me encogí de hombros.
-Así es como han salido las cosas.
-¿Estáis juntos otra vez?
-Sí.
Mientras tomábamos algo les contamos lo que ya les habíamos contado a Sara y Álvaro, por lo que uno estaba pensativo y con el móvil y la otra estaba hablando con Carlos, que no parecía muy por la labor de continuar conversando.
Yo seguía en mi burbuja, tratando de asimilar el cambio que había vuelto a dar mi vida. Sí, seguía con Blas, cosa que no creí posible, de la que me había despedido ya mil veces.
Me encontraba de pie, apoyada sobre él y su brazo me rodeaba la cintura.
Los demás hablaban, menos Carlos.
Nuestras miradas se cruzaron.
Oía las voces de nuestros amigos pero no llegaba a entender lo que decían, era como si estuvieran lejos y me llegaran susurros que no terminaba de captar. Sólo veía los ojos de mi amigo, que me decían algo que yo no era capaz de entender.
Sigrid chascó los dedos, sacándome de mis pensamientos y haciendo que volviera a la realidad.
-Cris, ¿me estás escuchando?
-Claro que sí.
-Yo más bien diría que no.
-Bueno, te escucho ahora, ¿qué más da?
Vi que Carlos se apartaba de la barra y se dirigía hacia nosotros.
-Estoy cansado, me voy ya.
-¿Estás bien?-le preguntó Blas.
-Sí, claro, ya digo, solo estoy algo cansado, así que ya hablaremos. Ah, sí, me alegro mucho por vosotros dos. Bueno, mañana hablamos.
Le vi marcharse y quise decirle algo, hacer algo, pero, ¿qué?
Me mordí el labio, completamente impotente.
-Iré con él, yo también estoy algo cansada-dijo Sara- Mañana veniros a casa a merendar a eso de las siete, ¿si? Quiero que probéis algo.
-¡Bien!-dijimos todos.
-Me voy, pues. Álvaro quedamos en eso entonces, ¿no?
-Claro, allí estaré.
-Muy bien. ¡Adiós, chicos!
-¡Adiós!
Sara se fue y corrimos todos a preguntarle a Álvaro que qué era eso en lo que habían quedado.
-Oh, para ir a correr, nada más.
-Correr, arg, por Dios. Estáis locos.
Nada más salir del bar, Sara buscó a Carlos y lo encontró no muy lejos de allí.
No tardó en darle alcance.
-Carlos, espera, voy contigo.
-Ah, Sara, vale.
-¿Cómo estás?
-Bien.
-Si no me quieres decir la verdad, lo entiendo y, aunque apenas he tenido tiempo para conocerte, sé que me estás mintiendo, pero me tienes para hablar cuando quieras.
-Gracias, pero antes de hablar de ello tengo que... Asimilarlo. Ha sido todo demasiado rápido, demasiado...
-Ninguno nos lo esperábamos. No veíamos nada probable que volvieran.
Él suspiró.
-Ya-dijo, solamente.
Apenas volvió a decir palabra en todo el camino y se empeñó en acompañar a Sara hasta el portal.
-Puede que esté destrozado, pero aún así sigo siendo un caballero y te llevaré hasta tu puerta.
-No tienes por qué hacerlo, ve a casa.
-Iré cuando te deje sana y salva en la puerta.
-¿Sabes? Conmigo no tienes que fingir como has hecho delante de ellos.
-Ni me lo recuerdes.
-Lo siento.
Llegaron al portal, donde Carmen estaba examinando detenidamente los buzones (pero mira que era rara esa mujer, de verdad)
-Ah, sí. Mañana les he invitado a todos a merendar en casa.-recordó Sara.-También estás invitado.
-No sé si quiero ir...
-Haré galletas. De chocolate. De varios chocolates.
Carlos tenía por dentro un gran conflicto. Por un lado, no quería ir porque sabía que estaríamos Blas y yo y, por otro, quería galletas (cual Paco)
-Qué difícil. No sé qué hacer...
-Bueno, no me respondas ahora si no quieres, tienes tiempo para pensártelo. Si quieres venir, en mi casa a eso de las siete, ¿vale?
-Está bien. Bueno, adiós.
-Adiós.
Él se dio la vuelta y se dispuso a marcharse.
-Carlos, espera.
-¿Mm?
Fue y le abrazó.
Él al principio no reaccionó pero luego le abrazó a su vez.
En lo que respecta a nosotros, seguíamos en el bar, aunque ya nos íbamos y charlábamos, despidiéndonos, en la entrada de este.
-Bueno, vámonos, que te acompaño-le dije David a S mientras buscaba la mano de esta.
-¿Vienes conmigo o también te acompaño?-me preguntó Blas.
-Voy contigo, por supuesto.
-Entonces, nos vemos todos en casa de Sara a las siete, ¿no?-dijo Dani.
Todos asentimos y nos despedimos.
Una vez en casa de Blas, dejé por ahí la chaqueta y el bolso y me dejé caer sobre el sillón, cansada y aún sorprendida e intentando adaptarme a la situación que volvía a vivir.
-¿Tienes por ahí el album?
-Sí, sigue guardado en el bolso.
Lo sacó y vi que se dirígia al pasillo con él mientras yo me quitaba los tacones.
-¿Blas?-le llamé.
Como no me respondió, fui a buscarle.
Llevaba demasiado tiempo sin él, aunque fueran metros los que nos separaran ahora, eran demasiado para mí.
-¿Blas?-volví a decirle.
Me sorprendió por detrás.
-¿Me buscabas?
Sonreí y me giré.
-Sí, te echaba de menos.
-Entonces ya somos dos.
-¿También tú te echabas de menos?-dije, acercándome y rozando mis labios con los suyos al hablar.
Él rió.
-No, también te echaba de menos a ti.
Nos besamos y retrocedí hasta darme con su cama y caer sobre ella, haciéndole caer conmigo.
-Creo que voy a quitarme el vestido, no es tan cómodo como parece. Pero tiene la cremallera atrás, ¿crees que puedes ayudarme?
Así lo hizo y me deshice del vestido.
-¿Más cómoda?
-Deberías probarlo tú también. Así lo sabrías.
-¿Y si me ayudas tú?
Le respondí besándole y tirándole hacia arriba de la camiseta, hasta que conseguí quitársela.
Al sentir su piel contra la mía, un viejo calor, bien conocido por mí y dormido durante este tiempo que no habíamos estado juntos, se reavivó.
Estaba debajo de él y, con ayuda de mis manos, le bajé la cremallera de los pantalones y él se los quitó.
 Solo un par de prendas evitaban el contacto completo.
Eso duró muy poco.
Con su mano, me bajó el tirante del sujetador y lo bajó un poco, haciendo la misma acción con el otro tirante.
Tras eso, las otras prendas restantes no tardaron en dejar de suponer en problema entre nosotros.
Me miró, como si no supiese si hacerlo o no y yo le besé, incitándole a ello y entonces sentí ese calor en mis venas al sentir a Blas de esa manera de nuevo.
A la mañana siguiente, desperté antes que él.
Tenía un brazo sobre mí y sentía su pecho subir y bajar en mi espalda.
Me di la vuelta, le abracé y le observé, viéndole dormir, hasta que se despertó.
-Buenos días-me dijo, aún medio adormilado.
-Oh, sí son buenos porque estás aquí, conmigo.
Sonrió antes de besarme.
Hablamos largo rato.
Le conté lo que había pasado durante su ausencia en mi vida y, después cogió el album, que lo tenía ahí en su cuarto y dijo que los dos lo viéramos, que además la primera y única vez que lo había visto no había podido verlo con el detenimiento que a él le hubiera gustado.
-Mi osito, porque no tenía peluches-dijo Blas, leyendo una de las anotaciones de las fotos.
-¡Sí! ¿Te acuerdas de eso? Fue una de las veces que dormiste en casa. No tenía peluches, así que te abrazaba a ti.
-Pobre, no tienes peluches a tu edad, habré de regalarte uno.
-¿Y para qué si ya te tengo a ti?-dije, dándole un beso en la mejilla.
Vimos todo el album, comentando las fotos y las anotaciones.
-Se nos va a hacer tarde para desayunar.
-Bueno, pues entonces será pronto para comer.
-Tú y tus chistes. Por malos que fueran, también los echaba de menos.
Me reí.
-¿Tienes una camiseta para dejarme?-pregunté-No me apetece volver a ponerme el vestino.
-No te lo pongas, nadie te obliga.
-Me da que tú más contento si no me lo pongo.
-Y tú más cómoda.
-Oh, touché.
Se rió, mientras buscaba una camiseta que darme y me la tendía.
-Estaré en la cocina, por si me buscas.
-Vale.
Mientras, Álvaro llamaba al timbre de la casa de Sara.
-¡Buenos días!-dijo esta, al abrirle-Qué puntual.
Él se rió, recordando que yo también le dije lo mismo.
-No me gusta hacer esperar. Ah, y buenos días.
-¡Capullo!
-Ese es Paco dándote los buenos días-dijo Sara.
-Veo que sigue sin querer hablar bien.
-¡Puto!
-No, la verdad, por eso te pedí ayuda. Pero no te quedes ahí, pasa. ¿Y esa bolsa?-dijo, mientras ambos pasaban al salón donde Paco seguía insultando.
-Ah, era para ir luego a ducharme a casa de Carlos, cambiarme y venir los dos aquí a merendar y así ver cómo está.
-Oh, claro.
-Tú te fuiste ayer con él, ¿qué tal le viste? Le llamé cuando llegué a casa pero no me dijo mucho.
-Está destrozado, eso me dijo. Pero te lo contaré por el camino.
Corriendo, llegaron hasta el parque de Choco (habíamos bautizado al parque así) donde hicieron una parada a modo de descanso donde ella le contó lo que había pasado con Carlos al irse del bar.
-Si es que eso nos sorprendió a todos.
-Pero más a él.
-Sí.
-¿Crees que vendrá esta tarde?
-No le vi muy convencido ayer, pero quién sabe. Lo mismo se presenta, como que no lo hace. No le culparé si no viene.
Álvaro suspiró.
-Primero Blas se nos pone mal y ahora Carlos. Y por el mismo motivo.
-¿Insinúas algo?
-No, sólo que vaya racha llevamos.
-Mm.
-Bueno, sea como sea, el asunto es suyo. Nada podemos hacer nosotros.
-Salvo echarle una mano a Carlos.
-Aparte de eso. Bueno, ¿carrera hasta casa?
-¿Estás de broma? Cris ya me dijo que solías ser bastante competitivo, pero creí que me dijo que solo con Dani.
-¿Mi paisana va hablando de mí por ahí? Verás cuando la vea esta tarde.
-Ups, creo que la he metido en un problema.
-Se metió sola.
-Pobre.
-Sí, bueno... Yo echo a correr y si me alcanzas, bueno...-dijo, corriendo.
-¡Pero ¿adónde vas?! ¡Espérame!
-¡Leeeeenta!-dijo él, riéndose.
Finalmente, Sara le dio alcance y los dos llegaron a casa.
-¿Y si te duchas aquí y vas a ver a Carlos luego? Digo, para que no tengas que ir hasta allí y eso y él tenga más tiempo para pensar.
-Ya que me lo dices, vale, gracias.
-¡Capullo!
-Paco, ya vale. ¿Te quedas a comer?
-¿Me invitas?
-Jajajajaja si quieres quedarte... Comer todos los días con Paco no es algo muy divertido.
-Jajajaja y si encima te insulta... Claro, me quedo.
-Iré preparando algo mientras.
Cuando él hubo terminado, fue ella, mientras Álvaro se quedaba a solas con Paco y su pico de oro.
Por supuesto, el loro no hizo más que insultar a Álvaro, pero este le ignoraba, wasapeando como estaba a Carlos para preguntarle cómo estaba, pero este no respondía.
Extraño.
-Paco, por favor, cállate ya.
-Menos mal que has venido Sara, me estaba asustando ya. Da miedo. ¿Cómo sería su dueño?
-Cris y Carlos sí le conocen, ya le preguntaremos cómo era. ¿Comemos?
-Claro.
Mientras comían Álvaro le contó que Carlos no le contestaba los mensajes.
-No te preocupes, quizá quiere desconectarse un poco del mundo y lo tiene apagado o no lo mira.
-Tienes razón, si no se pasa por aquí esta tarde, iré a verlo.
-Bien.
Tras comer, estuvieron bastante rato entretenidos intentando enseñarle a Paco a hablar correctamente, pero no tuvieron muchos resultados, por lo que se pusieron a ver la tele y a mandarle más mensajes a Carlos, pero nada, ni respondía, ni cogía llamadas.
-Voy a hacer las galletas. ¿Me ayudas?
-¿Galletas?
-Se me dan bien hacerlas y quiero saber qué opinan los demás. A S le gustaban mucho. A ver si ahora también.
-¿Quieres hacer galletas con ese loco-señaló a Paco-suelto por aquí?
-Sí.
-Pues venga, vamos que te ayudo.
Como bien le había dicho Sara a Carlos, hicieron las galletas de diferentes clases de chocolate y acabaron manchados de chocolate.
Si Carlos les hubiera visto en ese momento, puede que alguno se hubiera llevado un mordisco.
Empezaron a hacer el tonto, lanzándose esto y aquello y así, hasta que finalmente Álvaro la atrapó y empezó a hacerle cosquillas.
-¡Ah, no Álvaro parJAJAJAJAJAJAJA!
Finalmente, de un manotazo, Sara se libró de su agarre y salió huyendo.
Álvaro la siguió, aunque Paco se le tiró encima a insultarle y eso le retrasó un poco, pero finalmente le dio alcance en la puerta de su cuarto.
Los dos se rieron, ella intentó volver a soltarse mientras se oía a Paco insultar por el salón y después revolotear hasta la cocina, lo consiguió y, al darse la vuelta para ver qué hacía Álvaro, chocó con la cama y cayó sobre ella.
-¡Ajá! ¡Ahora no huirás!
Álvaro se sentó sobre ella y siguió con las cosquillas.
-¡JAJAJAJAJA Para, parJAJAJAJAJAJA!
Tras un rato así, se detuvo y los dos se miraron, contemplando cómo se habían puesto de chocolate y cómo habían acabado.
Entonces, sucedió algo que les sorprendió hasta a ellos mismos.
Estaban cerca, muy cerca.
La respiración de Sara estaba agitada y aún trataba de volver a la normalidad debido a las cosquillas.
Frente con frente y así, sólo podía suceder una cosa.
Sus labios se encontraron, en un beso que no estaba programado que pasara, pero que de igual manera estaba sucediendo.
A ese beso le siguieron mil más.
Sara le pasó los brazos por el cuello, acercándolo más a ella mientras él buscaba sus labios como si hiciera tiempo que había emprendido esa búsqueda.
Álvaro coló una mano por debajo de la camiseta de Sara y ella, lejos de quedarse atrás, hizo lo mismo, hasta que él se quitó la camiseta y ella pudo explorar su pecho a conciencia.
Tras la camiseta de Álvaro, fue la de Sara y así sucedió con el resto de la ropa.
Se dejaban llevar por los besos, las caricias y los abrazos hasta que, finalmente, se dejaron llevar por la pasión.
Tras eso, los dos se quedaron mirando al techo, tratando de asimilar lo que había pasado.
Sara fue la primera en asimilarlo y, agarrando el edredón, marchó con él al baño y allí se encerró.
Para cuando salió, Álvaro ya se había ido y su ropa no estaba en el cuarto.
Ella se vistió, preguntándose una y otra vez que había pasado y cómo podía haber ocurrido, aunque también pensaba en cómo iba a volver a hablar a Álvaro de manera normal tras esto.
Mientras hacía la cama, Álvaro llamó a la puerta.
-Que estos ya vienen-dijo.
-Ah, vale.
Al poco oyó el sonido del timbre, ladridos de perro, insultos de Paco y voces.
-Sigrid-
Estaba en casa, aburrida viendo la tele cuando me llamaron al teléfono.
-¿Si?
-Ey, soy yo.
-Ah, joder. ¿Qué quieres David?-dije, riéndome.
-¿Vienes a casa?-dijo.
-Ven tú. Hoy estoy vaga.
Se rió.
-Bueeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeno, vale.
-¡Bien!
-Hasta luego, te quiero.
-Yo también.
Me quité el pijama y me puse unos shorts negros y una camisa con botones.
A la media hora sonó el timbre y fui a abrir.
-Hola.-dije, con una sonrisa y dándole un beso.
-Hola.-dijo, sonriéndome.
Le dejé pasar y que se sentase en el sofá.
Fui a la cocina a por unas Coca-Colas y chocolate.
-¿Chocolate?-dijo David.-Pasas demasiado tiempo con Cris y Carlos.
-Si, sobre todo.-me reí.
Me senté en el sofá y me dio un beso en la cabeza.
-Te quiero.-le dije.
Y era cierto, lo decía totalmente sincera.
-Yo también a ti.
Dejé la coca cola en la mesa.
Me acerqué a él y le di un beso.
Este fue diferente.
Mientras nos besábamos, le levanté del sofá y le pasé los brazos por el cuello.
Paró de besarme y me miró.
-Chst, no pares.
Hizo caso de mis palabras y siguió besándome.
Chocamos contra una puerta y la tanteé para abrirla.
Entramos y chocamos contra la cama, haciendo que nos cayésemos en ella.
Bajé los brazos de su cuello y los dirigí a los botones de su camisa, desatándolos uno a uno.
Se deshizo de mi camiseta con facilidad.
Ágilmente, di una vuelta y me puse encima de él, cosa que no se esperaba para nada, pero siguió besándome.
Llamaron al timbre.
Me quité de encima de él de un salto.
Estaba intentando asimilar las cosas, intentando asimilar lo que acababa de pasar.
Cogí mi camiseta y me la puse mientras él se ataba su camisa.
Volvió a sonar el timbre.
Abrí la puerta.
-¡Hola!-dijo Dani.
-¿Dani? ¿Qué haces aquí?
-Es estoy muy bien, ¿y tú?-dijo, sarcásticamente.
Me reí y le di dos besos en la mejilla.
-Serás tonto. ¿Qué haces aquí?
-¿No te acuerdas de lo de la merienda en casa de Sara?
-Oh si, cierto. Que cabeza. Pasa y siéntate en el sofá.
En eso salió David de mi habitación.
-Ey, David.
Y se pusieron a hablar.
Yo, mientras tanto, fui a la habitación y busqué algo que ponerme.
Me puse unas Converse de Cris y salí.
-Vamos.
Salimos de casa y fuimos a la de mi prima.
Llamamos al timbre.
-¡Prima!
Nos hizo sitio para pasar y oímos un “¡PUTOS!” de Paco.
Loro malhablado.
-Cris-
Pasé el resto de la mañana y gran parte de la tarde con Blas en su casa hasta que recordamos (recordó él, me veo obligada a especificar, a mí se me había olvidado completamente) la merienda en casa de Sara.
Mientras me ponía el vestido y él se arreglaba, acordé ir primero a casa para que me pudiera cambiar.
Cuando llegamos, en casa no había nadie.
Ni si quiera Choco.
-¿Y mi perro?
-Quizá S lo subió a casa de Sara.
-Mm, sí, tienes razón.
Fuimos a mi cuarto y él se sentó en mi cama mientras yo abría el armario y buscaba algo que ponerme.
-Me daré una ducha de tres minutos, ¿vale?
-¿Tú puedes hacer eso?
-¡Por supuesto que sí!
-La primera vez que quedamos, me pediste como una hora más para ducharte.
-Oh, bueno... ¡Pero eso fue porque tenía que ir al Starbucks y quería ir con tiempo para no perderme!
Él se rió.
-Lo sé, me lo dijiste.
Al reírme, reparé en los cds firmados que Carlos me regaló, los cuales estaban encima de la mesita y casi me da algo.
Y encima la portada de Carlos con su "Porque te quiero" estaban bien visibles.
Blas no podía verlo, sino, podría volver a pasar algo...
Tiré la ropa encima de la cama (unos pantalones cortos, camiseta blanca de tirantes y una camisa) y besé a Blas.
-¿Sabes? Estaba pensando si podías volver a ayudarme con el vestido...
Cuando me lo desabrochó, lo tiré con precisición encima de la mesita y cubrió los cds.
Suspiré aliviada y cogí la ropa.
-En tres minutos estaré lista.
-Estaré contando.
-¡Nooo!
Me duché rápidamente, ni si quiera me lavé el pelo, me lo recogí en una coleta para que no se me mojara.
-¿Cuánto he tardado?
-Buff, perdí la cuenta, fue tanto...
-¡No es verdad!-dije, riéndome.
-Pues no, cierto, has tardado cerca de diez minutos.
-Eso para mí, ya es todo un record. ¿Has visto mis Converse? No las encuentro.
-Si no fueras tan desordenada...
-Eh, Blas no, eh, las zapatillas siempre las tengo aquí y lo sabes porque así era antes. Pero no están.
-Ponte las Vans, ¿qué más da?
-El estilismo nunca da igual, Blas. Nunca.
Se rió ante mi seriedad, me calcé las Vans y subimos a casa de Sara.
-¡Al fin, ya pensábamos que no veníais!-dijo Dani, alzando los brazos al cielo como dando las gracias a Dios por algo que desconocíamos.
-Anda ya, Dani, pero si no hemos tardado.
-Habéis llegado los últimos, perdona.
-Pero porque lo bueno se hace esperar.
-Uhhhhhh-dijo David.
Paco, nada más verme, se lanzó a por mí y se me puso en el hombro.
Blas se le quedó mirando, puesto que no le conocía y el pájaro se estaba tomando muchas confianzas conmigo (volvía a pedirme galletas al oído)
Sara, que parecía un poco ida, se lo presentó.
Parece ser que Blas le cayó bien a Paco, porque no le insultó ni nada.
Vaya un milagro.
-¿Y aquí cuando se come?-dijo Carlos, que hasta entonces no me había dado cuenta de que estaba ahí, ocupando un hueco en el sillón.
-Ah, es verdad-dijo Sara, volviendo al mundo real. ¿Dónde estaría perdida?-¿Me ayudas con las cosas?
Carlos, muy servicial él, la acompañó a la cocina.
Pensé entonces en que no habíamos cruzado los dos palabra desde ayer.
Pasamos la tarde entre batidos y galletas.
Paco nos las intentaba quitar todo el rato y, como no le dábamos nada, nos insultaba. Blas intentó convencerle de que ese no era el camino para conseguir nada, pero Paco siguió insultando, le quitó una galleta a David y se fue volando detrás del sillón.
Mientras comentábamos el incidente, me di cuenta de que Sara y Álvaro apenas se hablaban. ¿Habría pasado algo?
-¿Le damos una galleta a Choco?-preguntó Sara.
-Al menos él no nos insulta...-dijo Dani.
-No sé-dije yo-Pregúntale a su padre.
Miré a Carlos, que seguía ahí, ajeno al mundo, aunque zampando (eso no se lo quitaba nadie)
-Oh, claro, dale.-dijo este.
Sara le dio una galleta y el perro fue a sentarse a los pies de Carlos a comérsela.
Paco, tras terminar con su galleta, vino a por más, pero, como no nos dejaba en paz, Álvaro, con el permiso de Sara, le acabó encerrando en la cocina y le veíamos espiándonos por debajo de la puerta (más que nada, le oíamos berrear)
Tras acabar con la existencia de las galletas y decirle a Sara mil dos veces que nos habían encantado (cosa que era cierta) Carlos dijo que se iba a sacar al perro y todos menos David y yo dijeron que se iban también.
-Oh, vamos, no seáis vagos-nos dijo Dani.
-Lo sentimos, somos así.
-Y no es vagos, es pereza-recalcó David.
Como nosotros dijimos que no íbamos, Blas dijo que tampoco y Sigrid se quedó también.
Mientras entonces nosotros nos quedábamos en casa de Sara (David y yo nos habíamos propuesto enseñarle a hablar a Paco bien e incluso con algún acento divertido) los demás se bajaron a casa con mis llaves para coger la correa de Choco y luego se fueron.
Carlos llevaba al perro y los demás iban detrás, hablando o lo que fuera.
Al llegar al parque, Carlos soltó a Choco y este salió corriendo.
Dani y Álvaro se pusieron a jugar con él, compitiendo a ver quién era más rápido o a ver quién obedecía más el perro y cosas así.
Mientras, Carlos se sentó en un banco a vigilarles (supongo que solo al perro) y Sara se sentó con él (no iba a quedarse de pie sola ni tampoco le apetecía correr tras un palo como los otros tres locos)
-Hola-le dijo.
-Eh.
-¿Qué tal estás?
Carlos se encogió de hombros.
-Álvaro estaba muy preocupado porque no contestabas al WA ni cogías las llamadas.
-Ah, sí, estaba durmiendo.
-¿Tanto?
Volvió a encogerse de hombros.
-Ya pensábamos que no venías y Álvaro iba a ir a verte. Has llegado un poco antes que... Ellos.
-Ah, ya, lo estuve pensando y al final me decidí.
-Bien. Mm. Si necesitas hablar o algo, ya sabes donde vivo.
-Iré si hay más galletas.
Sara se rió, pero por otro lado vio el esfuerzo de Carlos por quitarle hierro al asunto.
-¿Y a ti te pasa algo?-preguntó él de repente.
-¿A mí?
-Sí, estás rara.
-Qué va.
-No me engañes, que lo noto. Es...-sonrió, como recordando algo-Como un don.
-Pues tu don falla conmigo.
-Si tú lo dices, habré de creerte.
-Chico listo.
-¿Y qué tienes en el cuello?
-¿Eh? ¿Qué?
-Ahí.
-¿Qué tengo?
-Parece un chupetón.
-¿Qué?
En ese momento Choco apareció corriendo con un palo en la boca y puso la cabeza sobre Carlos.
Por detrás, Álvaro y Dani se gritaban el uno al otro, como hacían siempre que competían.
-Muy bien Choco, has traído el palo.
-¡Te dije que corrieras más!
-¡Pero si es que no vi el palo!
-¡Nunca ves nada!
Choco tiró el palo y empezó a comerse a besos a Carlos.
-Ayuda Sara, me va a hacer otro chupetón a mí.
Ella puso los ojos en blanco y Carlos se rió.
Regresaron a casa y ahí seguíamos David y yo, tratando de educar a Paco mientras Blas y Sigrid decían que era imposible y desistiéramos, que todo sería en vano.
-Sara, Paco ya sabe decir... Bueno, Paco, dilo tú.-dije, emocionada.
-Sexy.
-Eso no era lo que te enseñamos.
Tras un rato más de intentos fallidos de mostrar los progresos en el habla de Paco, tiramos cada uno para nuestras respectivas casas.
Al día siguiente uni, como siempre y por la tarde quedamos con Blas y David en casa para ver películas.
Sara hoy estaba trabajando en el Starbucks y se sorprendió cuando vio a Carlos sentando en una mesa, mirando a las musarañas.
Se acercó a él.
-¡Hola! ¿Qué tal estás?
-Ah, Sara. No sabía que estarías por aquí. Ahí voy, ¿y tú?
-Oh, yo también estoy así. ¿Qué te cuentas?
-No mucho, estaba en casa, no sabía qué hacer y vine aquí, no sé.
-¿De verdad estás bien?
-Oh, sí, todo lo bien que se puede estar cuando... Ya sabes. Qué importa.
-Sí importa.
-Bah.
Sara le miraba, tratando de encontrar alguna manera de animarlo.
-Dime un nombre.-le dijo.
-¿Es que te has olvidado del mío?
-Dime un nombre de uno de tus amigos.
-Yo qué sé, eh, Álvaro, mismo, ¿por qué?
-Ah. Oh, por nada, por nada.
Carlos la miró enarcando una ceja, pero no tenía el humor suficiente para andar indagando en la mente de su amiga.
-No había otro...
-¿Qué dijiste? No te oí.
-Ah, no dije nada Carlos.
-Ahora oigo cosas. Qué bien.
-¿Tenéis algún día libre esta semana?
-Eh... Mañana, sí. ¿Por qué?
-Por la noche te mandaré un WA, ¿vale? Ahora debo irme.
-¿Sólo uno? Vaya. Está bien, adiós.
Más tarde, Sara le envió un WA a Álvaro pidiéndole que estuviera a las 6 y media  de la mañana en casa de Carlos.
"¿Tengo que madrugar tanto? ¿Por qué? DDD:"
"Mañana te lo explicaré, pero es importante, por favor, ven. Carlos quiere que vengas. Es por él"
"Allí estaré"
-Sara-
Llevaba toda la noche dando vueltas, intentando dormir, pero sin resultado.
Así llevaba dos noches. Desde que sucedió eso con Álvaro.
El despertador suena a las 5:15, lo mejor será ponerse en pie y arreglarse, me esperaba un día ajetreado.
 Me di una ducha y me vestí de manera cómoda.
Tendremos que andar bastante.
Desayuné, saludé a Paco y me marché a casa de Carlos.
Eran las 6:15 y por la calle no había nadie.
Llegué al portal de Carlos, llamé al timbre y me dijo que bajaba enseguida.
Ojalá sea cierto y baje antes de que llegue Álvaro.
Carlos, por favor, baja ya que esta aparcando un coche aquí cerca y estoy sola. 
Tarde Carlos, ahí bajaba Álvaro del coche con una cara de sueño increíble. 
-Buenos días -intenté sonar lo más tranquila que pude.
Era la primera vez que lo veía tras lo que pasó el domingo.
-Buenos días. ¿Se puede saber adónde vamos a ir a las 6:15 de la mañana, si se encuentra todo cerrado? - me contesto él. 
Me dio la sensación que también él quería volver a la normalidad. 
En ese momento apareció Carlos, con los ojos un poco hinchados y con ojeras. Otro que tampoco había pasado buena noche por lo que veía.
-Buenos días por la mañana -digo Carlos, dándome dos besos y dándole la mano a Álvaro. 
-¿Ahora sí nos vas a decir donde vamos a estas horas?- me preguntó de nuevo Álvaro.
-De verdad que sois pesados. Venga, vamos al coche antes de que déis marcha atrás.
Una vez subidos en el coche, me tocó sentarme de copiloto, así que le dije a Álvaro nuestro destino, éste arranco y nos pusimos en marcha. 
Cuando llegamos a nuestro destino, nos bajamos del coche y entramos en la estación. Buscamos la cola para nuestro tren y una vez allí bajamos al andén, mientras esperábamos a que viniese el tren. Una vez llegó, entramos y Carlos se ofreció voluntario para sentarse solo. 
Yo, nada más sentarme, me puse los cascos del Ipod y no sé qué hicieron mis acompañantes porque me quedé dormida al instante. No sé cuánto tiempo pude dormir, pero me desperté porque oía risas a mi lado. Supuse que sería Álvaro hablando con Carlos. Me equivoqué, abrí los ojos y vi a Carlos sentado sobre Álvaro.
-Buenos días bella durmiente- me dijo Carlos sonriendo, lo que provocó que me saliese una sonrisa en la cara.
-Buenas chicos. ¿Carlos qué haces encima de Álvaro?
-Pues que me aburría allí solo y he venido a molestar un rato al tipo este. 
-Estáis fatal.
Poco tiempo después el tren llegó a su destino, y sólo eran las 9:30. Teníamos todo un día para conocer Barcelona ya que nuestro tren para volver a Madrid salía a las 19:30.
Cuando salimos de la estación, los chicos me miraban con cara de "¿ahora qué hacemos?"
-No os preocupéis. He visitado mucho Barcelona y me la conozco bastante bien.
-Anda ¿y eso?- preguntó un curioso Carlos, al que vi algo más animado que esta mañana.
-Cuando estuve con Martin veníamos muchos fines de semana, tenia familia aquí y aprovechábamos para.visitar la ciudad- respondí.
-No es por ser cotilla, pero ¿quién es Martin?- preguntó de nuevo Carlos.
-No, tranquilo, no pasa nada. Martin fue mi novio durante un año y seis meses, pero al final lo tuve que dejar por celoso.
Hablando, hablando llegamos a nuestro primer destino y suponía que el favorito de Carlos. Cuando lo vio, abrió mucho los ojos y una gran sonrisa apareció en su cara. Primero de mis objetivos cumplidos.
-Gracias, gracias, gracias -me dijo Carlos abrazándome.
-¿Museo del Chocolate, Sara? - pregunto Álvaro riéndose.- Muy buena idea.  
-Gracias.
Al pasar dentro, nos regalaron una tableta de chocolate puro. Evidentemente no habíamos terminado de ver la primera sala, cuando Álvaro y yo nos fijamos que Carlos ya se había terminado la suya. 
-Carlos lo tuyo con el chocolate no es muy normal- le dije yo a lo que él solamente se rió.
Después de visitar todas las salas, Álvaro seguía alucinado con todas las pequeñas obras que habíamos visto y que estaban hechas de chocolate. Y Carlos decía que por qué malgastaban así el chocolate, que se lo diesen a él. 
Mientras los dirigía hacia nuestro nuevo destino, iba pensando como en tan poco tiempo que los conocía, les tenía un gran cariño a todos y no podía ver a ninguno mal, por eso se me ocurrió la idea del viaje a Barcelona y visto lo visto a Carlos le había sentado bien. A Álvaro también se le veía bien ya que el ver a su amigo mejor le reconfortaba.
-¡Sara, Sara!- me dijo Álvaro. - Estás en tu mundo. ¿Te encuentras bien? -parecía preocupado.
-Sí, tranquilo estoy bien, solo que me trae muchos recuerdos estar por aquí y que Martin no esté a mi lado- mentí, ya que no quería que se enterase de lo que en realidad estaba pensando.
-¡Parejita!- oí como nos gritaba Carlos. Mi mirada de odio le hizo reírse muchísimo. -Poneros ahí delante y os saco una foto.
Los dos nos pusimos a una distancia prudencial.
-¡Ah, no, así no salís en la foto, eh! ¡Más cerca! 
Nos acercamos.
-¡Máaaaas cerca!
Estábamos brazo con brazo.
-Muy bien, ahora Sara, le pones abrazo así sobre los hombros y Álvaro le pasas la mano así y...
-¿Pero quieres hacer la foto de una condenada vez?
-Vale, joder, aquí ya no se puede ser profesional.
Nos saco una foto a los pies de la Sagrada Familia. Después de esa primera foto vinieron muchas más. 
Una de esas fotos Álvaro la subió al twitter mencionándonos a Carlos y a mí, por lo que tuvimos que poner los móviles en silencio porque no paraban de llegar menciones, RTs y favoritos. 
Seguimos andando por las calles de Barcelona hasta que decidimos hacer una parada para comer. Yo estuve algo callada durante la comida, pero para qué hablar si ellos no paraban de contar anécdotas de Auryn.
Tras la comida y descansar un rato seguimos nuestra visita por el casco antiguo de la ciudad que era realmente precioso. Tras ver esa zona, cogimos el metro y nos dirigimos hacia la estación de tren. Como llegamos pronto, los chicos tenían hambre y nos acercamos al McDonalds que había allí, bueno no nos acercamos Carlos tiró de nosotros. Mientras ellos merendaban algo, yo recibí una llamada y me alejé de ellos. Cuando volví, Carlos inició una ronda de preguntas.
-¿Quién era?
-Martin- conteste yo sentándome de nuevo.
-¿Tu ex?- pregunto Álvaro. 
No recordaba que lo conocía de la cena en el 40 Café.
-El mismo.
-¿Y qué quería?- me preguntó Carlos de nuevo.
-Nada. Solo hemos quedado para tomar algo el sábado.
Los chicos dejaron el tema de Martin. Por fin nos subimos al tren, y Carlos amablemente volvió a dejarme que me sentase con Álvaro. No le pude dar mucha conversación porque me quede dormida al instante, pero cuando me desperté me di cuenta que estaba apoyada en su hombro.
Le miré y estaba dormido al igual que Carlos.
Me acomodé en mi asiento para no molestar mas a Álvaro y me puse a pensar en lo que había pasado entre nosotros y la pregunta que me rondaba en la cabeza era ¿por qué lo hicimos? Pensando en aquella tarde que cambió mi relación con Álvaro, me quedé dormida de nuevo.
Cuando llegamos a Madrid los chicos me intentaron despertar de manera suave, pero una de las risas escandalosas de Carlos me hizo abrir los ojos y al girarme vi a Álvaro riñendo a Carlos por reírse tan fuerte.
Sonreí y me acordé de que al menos había animado a Carlos y que no se acordase de lo de Cris y Blas.
Salimos del tren, subimos al coche de Álvaro y fue a dejar a Carlos primero a su casa, nos despedimos de él y Álvaro volvió a poner en marcha el coche. Había un silencio incómodo, bastante diría yo, hasta que decidió romperlo.
-Ha sido muy buena idea el viaje de hoy. Carlos se lo ha pasado genial y yo también. Gracias.
-De nada. Esa era mi intención.
Por fin llegamos a mi casa, me despedí de Álvaro con dos besos, le di las buenas noches y salí del coche.
 Entre al portal y llamé al ascensor, subí a mi piso y entre a mi casa. Paco vino a recibirme pidiéndome galletas, dejé las cosas en el salón, le di las galletas a Paco, vi que se había terminado su comida, le puse más y me fui a darme una ducha para despejar la mente.
Salí de esta un poco más despejada, me puse el pijama y me puse un vaso de leche, me lo llevé a mi habitación, me senté en la cama (lugar que me traía recuerdos que quería olvidar, pero que estos no querían salir de allí), leí un poco, me tomé la leche y me acosté.
Mañana tendría que dar unas cuantas explicaciones, sobre todo a mi prima y a Cris, ya que no les había dicho que hoy no me esperasen para ir a la universidad.
-Cris-
Después de pasar toda la tarde viendo películas con Blas y David (sobre todo películas de amor aunque yo, como ellos, le dije a Sigrid que por favor no nos hiciera eso), cenamos con ellos en casa y después se marcharon.
-S, ¿has hablado con Carlos?
-Mm, no, desde el sábado no.
-Ah, vale.
-¿Por qué?
-Ah, no, por nada, por nada.
Decidí que tenía que hablar con él, pero no sabía qué decirle.
Sólo quería oírle hablar, pronunciar palabras que fueran para mí.
Ya buscaría el momento, porque era una situación delicada.
A la mañana siguiente, esperamos a Sara para ir a la uni, pero esta no apareció y en casa, salvo Paco insultando, no había nadie.
¿Se habría ido antes sin nosotras?
Fuimos nosotras y, al terminar el día, le esperamos a la salida, pero tampoco apareció.
Mm, qué raro.
En casa ya, después de comer, me tiré al suelo y usé a Choco como almohada mientras Sigrid zapeaba en la tele.
Ratos más tarde, me llamaron al móvil.
-¡Criiiis, el móvil!
-¡Traémelo tú, está muy lejos!
-Tía pero si está encima de la mesa, no seas vaga, levántate y cógelo.
-Jopé. Ah, pero si es Blas.
Me tiré de nuevo en el suelo con Choco como almohada para hablar con él y Sigrid no hacía más que subir el volumen de la tele para que no oyera, hasta que le tiré una zapatilla, le dio y se acabó.
-¿Vienes entonces luego? Vale. Aquí te espero.
-¿Quéeeee?-dijo S- ¿Quedas y yo qué?
-Nu sé, tú verás.
-Yo no veo nada.
Me reí, Choco se levantó y me di con la cabeza en el suelo.
-¡PERRO TRAIDOR! ¡TE VA A DAR MIMOS TU PADRE, A MI YA NO ME VENGAS!
En esto estábamos cuando llamaron al timbre.
Era Dani y S le fui a abrir, mientras yo le gritaba al perro y Choco ladraba.
-Oh, Dani. Otra vez tú por aquí.
-Aquí me ves. ¿Y esos gritos y eso?
-Son Cris y Choco discutiendo.
-Con quién no discute esta chica...
-Cierto es. ¿Querías algo?
-Ah, sí, deciros a ver si queríais dar una vuelta o algo.
-Yo he quedado con Blas-dije, apareciendo de la nada-Iros vosotros si queréis.
-Lamentaremos mucho tu ausencia. Sin tus gritos nada es lo mismo.
-Lo sé Dani, lo sé.
Esos dos se marcharon y me dejaron sola y enfada con Choco.
Ni le miraba, le daba la espalda y el perro lloriqueaba porque no le hacía caso y me daba con el hocico en la espalda.
-Vale, te perdono-dije, abrazándole-Si yo te quiero mucho, aunque seas un perrito traicionero.
Me chupó la nariz.
-Cosas como estas las guardas para Carlos.
Carlos.
¿Qué sería de su vida?
Recordé que quería hablar con él.
Armándome de un valor que no tenía, le llamé.
Supongo que no pasaba nada malo por una llamada, ¿no? Sólo quería oírle.
Tenía el móvil apagado y eso me extrañó.
Investigué un poco en el Twitter y di con una foto de Sara, Álvaro y él en un tweet donde se decía que estaban en Barcelona.
Por poco se me cae el móvil al suelo al leerlo.
¿Ellos tres? ¿En Barcelona? ¿Por qué razón? ¿Y por qué no habían dicho nada?
Me dieron ganas de estrangularlos. A los tres. A dos manos, además.
Me enfadé bastante, pero llamaron al timbre y traté de calmarme.
Fuera el que fuera el motivo de mi enfado, Blas no tenía nada que ver con ello.
Me sorprendió al ver que venía con David.
-S se fue con Dani, que vino hace un rato diciéndo que si nos íbamos con él a dar una vuelta, pero como yo ya había quedado con Blas, no fui.
-Ah, pues nada. Me voy a buscar a Carlos entonces y nos iremos por ahí. Luego os veo, si eso.
-¡Adiós!
Al rato, volvió.
-Que Carlos no está en casa y no responde al teléfono.
-Está en Barcelona-dije yo.
Blas y David me miraron.
-Con Sara y Álvaro. Lo vi en un tweet, con una foto.
-¿Y qué hacen allí?
Me encogí de hombros, tratando de ocultar mi enfado.
-¿Turismo?
-¿Y por qué no avisaron?
Me mordí el labio.
-No lo sé, yo lo he descubierto por mi cuenta.
-Bueno, pues si no importa, esperaré a que vengan estos dos a ver si ellos saben algo.
-No creo que tarden, David.
Nos pusimos a jugar un rato a Slender, por hacer algo.
A mí siempre me pillaba y ni Blas ni David podía explicarse cómo podía ser tan pava, asi que terminamos viendo vídeos de Smosh, hasta que S vino.
-Sigrid-
Dani y yo nos fuimos.
-¿A dónde vamos?-dije.
-¿A tomar un helado? Yo invito.
-Por mí bien.
Andamos y en el corto camino le pregunté por Breaker. Me dijo que estaba bien pero que yo me tenía que pasar a verle algún día y eso.
-Yo me paso por ahí cuando tú quieras.
Se rió.
Llegamos al fin a la heladería y fuimos a pedir los helados.
Los pedimos (él de chocolate y yo de fresa) y nos sentamos en una mesa.
Hablamos durante mucho rato, de él, de mi, de Auryn...
Nos estábamos riendo cuando se puso serio.
Eso hizo que mis alarmas saltaran.
-Ey, Dani. ¿Qué te pasa?
-¿Te puedo contar una cosa?
Yo asentí.
-Es que... a ver como te lo digo...
-Me conoces de toda la vida y tienes vergüenza ahora.
Se rió.
-Es que... creo que me gusta una chica.
-¿Crees?
-Es complicado... y no sé que hacer, si rendirme o qué...
-Pensé que, con lo competitivo que eres, rendirse no era nunca una opción para ti.
Me miró.
Miró el reloj.
-Yo me tengo que ir ya, ¿te acompaño a casa?
Asentí.
Pagó los helados (no quiso que yo pagase nada) y, como dijo, me acompañó hasta casa.
-Bueno...-dije cuando llegamos.-Gracias por esta tarde, me lo pase genial.
-Me alegro.
Inconscientemente, le di un abrazo y un beso en la.mejilla.
Él hizo lo mismo.
Subí a casa y ahí estaba Cris con compañía.
-Cris-
-¿David? ¿Qué haces aquí?
-El pobre vino a buscarte, pero ya te habías ido-expliqué yo.
-No pasa nada, fue una tarde interesante.
-No te has movido del sillón.
-Tarde interesante, dije.
Comentamos lo de la foto y eso, pero S tampoco sabía nada.
Pues vaya.
Al día siguiente, Sara sí que estaba esperándonos para ir a la uni.
-¡Prima! ¿Cómo no dijistéis nada de que os ibáis ayer?
-Debimos avisar, pero no sé qué pasó que se nos fue y no dijimos nada.
Fueron todo el camino hablando sobre Barcelona y yo permanecí callada.
Una vez en casa, llamé a Álvaro y le dije que si podía venirse a casa y dijo que se pasaría por allí en cuanto pudiera.
Se presentó en cuanto S se fue con David al sacar al perro y a quedarse un rato en el parque.
Le envié un WA a Sara pidiéndole que bajara a casa y, en cuanto les tuve a los dos en el salón, les hice sentarse en el sillón.
Ellos se miraban sin saber muy bien de qué iba la cosa. Qué digo. No tenían ni idea.
Tomé aire.
-¿Cómo se os ocurre llevaros a Carlos a Barcelona, eh? ¿Por qué tan lejos? ¿Y por qué no dijistéis nada?
-La idea fue mía-dijo Sara-Álvaro vino porque Carlos lo quiso.
-¿Y por qué os fuistéis ahí? ¿No había lugar más cercano?
-Porque es donde está el museo del chocolate. Sólo queríamos animarlo.
-¿Animarlo?
-No digas que no sabes qué le pasa.
-Eh...
-Está mal por Blas y por ti. Finge delante vuestra para que no le veáis, pero en verdad está mal. Sólo queríamos que se olvidara por un día.
-Ah. Yo... Yo no...
-Y de todas maneras, ¿qué te importa que nos lo llevemos?-dijo Álvaro-Él ya es mayorcito para decidir si va o no a un sitio y si avisa que va o no.
-Ya lo sé.
-¿Y entonces qué importancia tiene?
-No sé la importancia que tiene, pero me importa, ¿vale? Me importó.
-Pero si estabas con Blas, ¿por qué te molesta esto de Carlos? Es que no lo entiendo, explícamelo.
Yo estaba sin saber qué decir, totalmente pillada entre la espalda y la pared.
-Y ahora te quedas callada.
-Álvaro, déjalo.-le dijo Sara.
Este la miró por unos segundos.
-¿Os quedáis a cenar y así me hacéis la cena por si S no viene y se pierde por ahí?
-Vale.
-Oh, no, yo tengo que irme. Ya mañana hablamos o algo.
Álvaro y yo miramos a Sara, esta se despidió y se fue y nos dejó solos a los dos.
-¿Qué le has hecho, paisano?
-¿Yo? Nada. ¿Por qué dices eso?
-Hace días que os noto raros. El domingo, en la merienda mismo.
-Mira que sois los dos con ese tema, de verdad. Pues no ha pasado nada, no sé.
-¿Los dos?
-Carlos también dice lo mismo.
-Eso es porque ambos tenemos un don.
-Tú me has cambiado de tema, pero yo quiero que me respondas.
-¿A qué?
-A ti te ha molestado que nos lleváramos a Carlos sin decirte nada. Y yo quiero saber por qué, si... Ya sabes.
-¿Si qué ya sé?
-Bueno, estás con Blas cuando él nos dijo a todos que te quería. No debería importante tanto algo tan mínimo como esto de él.
-Tú lo has dicho. No debería, pero me importa. ¿Cómo está, tú que le has visto más y has hablado con él?
-Delante de todos se empeña en fingir que está bien, pero está destrozado.
-¿Y yo qué puedo hacer?
-¿Qué crees tú que es más conveniente?
Viernes.
Había tenido un día y medio para pensar.
¿Qué es lo más conveniente que podía hacer?
Lo primero, hablar con él.
Lo segundo, ni idea.
Ya había pasado una semana desde la cena de Sara, Álvaro, Carlos y yo y nosotros dos no habíamos vuelto a cruzar palabra desde el sábado.
Y eso no me hacía bien, oh, no, ningún bien.
Nos encontrábamos tomando algo en un bar, sentados todos en una mesa.
Sara estaba sentada entre Dani y Carlos, lejos de Álvaro, por lo que era obvio que había pasado algo entre ellos, Sigrid y David era un pack indivisible, al igual que Blas y yo lo que me iba a dificultar la tarea de hablar con Carlos.
A ver cómo me las ingeniaba, porque tampoco sabía si él iba a querer hablar conmigo.
La llamada perdida que le dejé, no me la había devuelto, al igual que unas cuantas más.
La velada transcurría sin incidentes, todos hablábamos, comentábamos la vida en general, el futuro que se nos avecinaba entre exámenes (a nosotras) y el album por ellos y así.
Así estábamos cuando a Carlos le sonó el teléfono.
-Salgo fuera a hablar, ahora vengo.
-¡Pero no te tires tres horas, sino pagas tú!-le dijo Dani.
-¡Qué te calles!
Nos reímos y él se fue fuera.
Ahora era mi oportunidad, pero, ¿cómo lo hacía?
Sara dijo de ir al baño.
-Te acompaño.
-¿Por qué siempre las chicas tienen que ir juntas al baño?-preguntó Dani.
-Porque tenemos miedo de que haya gente como tú jugando a Slender dentro, por eso.-le solté.
-¡Te ha planchado, jaaaaaaaa!
Les dejamos ahí riéndonse y fuimos al baño.
-Te espero aquí.le dije a Sara.
-Vale.
Cuando se metió al baño, yo salí y me fui debajo de la mesas esperando que mis amigos no me vieran.
Vale, sí, era un poco sospechoso, pero no había otra manera de hacer las cosas.
Finalmente, cumplí mi objetivo y salí fuera, donde Carlos seguía hablando por teléfono.
Se sorprendió al darse la vuelta y verme allí.
-Claro, te llamaré más a menudo, sí, claro.
Habló un poco más y colgó.
Tras eso, nos quedámos mirándonos.
-Mi mami, que se preocupa por mí.
-Hace bien.
Silencio incómodo.
-No me has devuelto las llamadas.
-No habría sabido qué decirte.
-Cuando os fuísteis el martes, debiste de haberme dicho algo.
-¿Haberos dicho o a ti?
-En general. Y a mi también. No me gustó saber que te fuiste tan lejos.
Él sonrió con amargura.
-Eres muy complicada.
-Me lo dijiste hace tiempo.
-Y lo mantengo.
-¿Estás bien?
-Sí, claro.
-No fingas, por favor. Sabes que es inútil conmigo. Además, todos saben lo que pasa. No estás engañando a nadie.
-Y yo que pensé que había mejorado mis dotes de actor...
-Carlos, si hay algún problema o lo estás pasando mal por mi culpa, dímelo. No quiero hacerte ningún daño. Si a ti te pasa algo, a mí me pasa.
-No deberías decirme esas cosas.
-¿Por qué?
-Porque me las voy a creer.
-Ese es mi objetivo.
Negó con la cabeza.
-Y aunque te dijera qué me pasa, ¿qué iba a cambiar? Estás con Blas.
-Así que es eso.
-¿Qué si no? Te lo dije a ti y se lo dije a los demás. Te quiero. Pero no soy tonto, no voy a volver a intentar nada esta vez, puedes estar tranquila. Y ni tú ni yo podemos cambiar eso.
-¿Cambiar el qué exactamente?
-Que, aunque sepa que eres la persona equivocada, estoy enamorado de ti.



Hello Endless Lovers! @Cris_Jbieber os saluda.
Deciros comos siempre que me podéis seguir en Twitter (@Cris_Jbieber ) preguntarme en Ask... El mismo rollo de siempre (? JAJAJAJAJA
Acordaros de seguir al blog debajo de la foto de Blas :3
Ah, por cierto. Me dieron la buena idea de hacer una TC para hablar de la novela y de lo que queráis y, ya que como parece que os gustó la idea, por mi no hay problema. ¿El lunes como a las 16 horas, por ejemplo? Si os parece bien la TC, pues atentas a mi Twitter que iré diciendo cuando se hace y eso, no sé.
Gracias por todo.
Besitos.
@Cris_Jbieber xx




















5 comentarios:

  1. Guau sin palabras *.* me encanta!!! Por favor no nos hagais esperar mucho que me muerooo de intriga . Muchos besos :-*.

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  2. Buenass!! Por aqui @CakeConNata me encanta tu novela estoy enganchada no, lo siguiente!!
    Si haces TC avisame que la quieroo ver :))
    Sigue asi, espero el siguiente capitulo
    Un besete :)

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  3. Hola!! Soy nueva leyendo esta novela, y que quieres que te diga: ME ESTA ENCANTANDO, ESTOY SUPER ENGANCHADISIMA Y VOY A DEJAR DE PONER ESTO EN MAYÚSCULAS PORQUE PARECE QUE ESTOY GRITANDO. Conque, QUIERO CAPITULOS (otra vez, xD). Cuando subas alguno, ¿serías tan amable de avisarme? Mi twittah' es: @mariablue99

    Muchos besitos!

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  4. Hola me encanta tu novela me puedes avisar por twttiter cuando subas mas capitulos porfavor?

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