domingo, 7 de julio de 2013

Capítulo 28: Perdones.

-Cris-
Tras haber arreglado el tema entre nosotros, ocupamos por entero el salón de Sara, con la evidente falta de Blas.
Me volqué totalmente en Álvaro, David y Dani, a los cuales había echado mucho de menos durante ese período de una semana de mi vida que desearía olvidar por una parte y, por otra, recordar eternamente. Qué contradictorio era todo. 
Carlos, Sigrid y Sara, por su parte, miraban la tele.
Mientras interactuaba con mis amigos recién recuperados, Paco no hacía más que intentar subirse encima mía y al principio vale, un rato, pero luego acababa siendo cansino e intentaba espantarlo, con nada fructuosos resultados.
Carlos se reía mirando aquella escena. Sin necesidad de que dijera nada, yo sabía qué quería decirme. "Ya te dije que te prepararas, que te iba a acosar".
Ya empezaba a leerle la mente a Carlos. Eso daba miedo.
-Sara, dile algo a tu loro, no me deja en paz.
-Paco, compórtate.
Si sabía cómo hacerlo, desde luego, no lo demostró.
Empezó a querer moderme la oreja y los chicos, en vez de decirle algo, se partían de risa. Bueno, es que algo de cómico tenía esa escena, eso no podía negarlo.
-¡Ayuda! ¡Qué se me come!
-¿Ha cenado?-preguntó Carlos.
-Ah, pues no. Vamos Paco.
Paco siguió a Sara a la cocina y yo pude respirar tranquila, por lo que suspiré y me encontré con los ojos de Carlos, que me miraban desde el suelo, donde se hallaba sentado, a unos metros de la televisión. ¿Y ahora qué iba a ser de nosotros dos? Ahora la gente sabía qué pasaba, él lo había dicho y ahora estaba esperando algo por mi parte pero, ¿el qué?
-Dejaos de miraditas-dijo David.
-Estábamos echando un serio-dije, tratando de retomar el control de la situación.
¿Qué estarían pensando los demás?
Carlos se echó a reír, apoyando así mi coartada.
-Me ganaste, ah.
-Como que yo siempre gano en todo.
-Bueno, siempre, siempre...-dijo Dani, pero mi mirada le silenció al instante.
-Con esa cara de chiste, como para no echarse a reír.
Carlos, queriéndome o no, siempre era igual. 
-Pero qué heavy, en serio. Serás idiota. 
Todos se rieron y yo dejé entrever una sonrisa. 
Estaba algo incómoda con esa situación. Empezaba a pensar que había dicho eso para volcar las culpas en él y que en verdad no me quería de la manera en que me pensaba y había dado a entender. Ahora no sabía si peléabamos por el placer de hacerlo o por... Negué con la cabeza.
Maldito Carlos.
Sin embargo, varias de sus palabras y actos refutaban lo que hoy había vuelto a afirmar, como que yo era una de sus prioridades o una conversación que tuvimos antes de venir a casa de Sara.
"-Por ti, puedo ser lo que quieras.
Reí, divertida. Jamás hubiera pensado que Carlos me diría esas palabras, y menos en serio. 
-Eres tonto.
-Podría serlo."
Y lo mejor era que sabía que hablaba en serio, con el corazón por delante. Y eso me hacía a mí sentirme mal, porque no sabía si podía corresponderle... Ni quería comprobarlo, por temor a la respuesta.
Paco volvió de la cocina y yo le miré con precaución, pero él se fue a revolotear por el pasillo y se perdió por él. Mejor. 
Hablamos todos, contándonos las cosas que no nos habíamos contado en toda una semana e, incluso, conté mi experiencia, esos vacíos que sentía y lo doloroso que había sido levantarse sabiendo lo que había pasado y eso. Ellos no se pensaron que eso había pasado así y no me atreví a preguntar por Blas ni nadie le mencionó.
Como estábamos todos tan unidos ese día, a ninguno nos apetecía irnos a nuestras respectivas casas, Sara dijo de quedarnos a dormir en su casa y a todos nos pareció bien.
-Mientras decidís cómo nos vamos a organizar-dije-Bajaré a casa a por los pijamas de mi hermano.
-Voy contigo-dijo Carlos.
Le miré por un momento.
Algo quería decirme o algo.
-No, iré yo-dijo Álvaro-Tú te pondrías con el perro y luego querrías traértelo y aquí ya somos bastantes.
Carlos no dijo nada.
Bajamos a casa Álvaro y yo mientras los demás discutían la organización de las camas.
-Sí, y como nací en Alcalá, somos más paisanos todavía.-dije.
-Sin duda.
Ambos nos reímos mientras le tendía los pijamas.
Mi hermano, que los coleccionaba.
-¿Has querido venir conmigo por algo en especial?
-Vi que, por la razón que fuera, no te hacía especial gracia que Carlos viniera contigo.
-Va a ser que me lees la mente.
-Cosas de paisanos.
Asentí, riendo.
-Si me esperas un minuto, me cambio y subimos.
-Pero sólo uno, ¿eh?
-Ja, en treinta segundos ya estaré.
Fueron cuarenta segundos al final los que tardé.
Subimos y repartimos los pijamas.
-Bueno, ¿y qué habéis decidido?-preguntó Álvaro.
-Ah, sí. Mi prima y yo dormiremos en su cuarto-dijo S.-Y... No me acuerdo.
Nos reímos.
-A ti te toca con Dani en un cuarto-dijo Sara, mirándome-Y a ti con David en el otro.
Obvio, este era Álvaro.
-Yo quería con mi paisana.
-No pasa nada Álvaro, nos leeremos la mente y será como si estemos en el mismo cuarto.
-Dais miedo-dijo David y nos reímos.
¿Y mi amiga no dormía con David? Durante la noche había notado que no se habían hablado, ni siquiera mirado y tampoco se habían sentado juntos. ¿Habría pasado algo entre ellos?
-¿Y yo qué?-dijo Carlos.
-Ahí va, nos habíamos olvidado. Es que como estabas callado en una esquina...-dijo Dani.
¿Carlos callado? Cosa rara y seria.
-¿No dijiste que amabas mis sillones y que repetirías otra noche en ellos?-dijo Sara-Pues son todo tuyos.
-Ah, guay.
-Te aviso que Paco también duerme en el salón y que habla a veces por las noches.
Se quedó mirando al loro, evaluando cómo sería pasar una noche con él.
-Estoy por irme abajo a dormir con Choco.
-Tú te quedas tumbadito en el sillón-le dijo mi amiga.
Mientras Carlos elegía sillón y los demás iban a sus respectivos cuartos, yo seguí a mi amiga a la cocina.
-S.
-Oh, Cris. Cuánto tiempo.
-Ya ves. Una question.
-Vas happenin´?
-¿Qué ha pasado con David? Os he estado observando. No habláis, no os miráis, no dormís juntos. Eso no es normal.
-Ah, no es nada.
Enarqué una ceja.
-En serio, no es nada.
-No lo veo yo como si no fuera nada.
-No sé.
-¿Es que no quieres contármelo? Sé que no he sido del todo justa contigo estos días pero sabes que puedes confíar en mí aunque sea un desastre.
-Te lo contaré... Pero no ahora.
-Está bien, como quieras.
-¿Alguien vio a mi compañera de cuarto? ¡Se me perdió!-se oyó a Dani.
-¡Qué no grites, hay gente intentando dormir!-le respondió Carlos.
Fuimos las dos al salón y vimos que los dos se estaban pegando.
Cuánto tiempo sin ver algo así.
Paco les animaba, con revoloteos y palabras agradables (insultos)
Vaya loro más malhablado.
-Dani, si dejaras de matarte con Carlos, verías que estoy aquí.
-¡Ah, cierto! Estate quieto, tío.
Como no paraban y S estaba empezando a animarles cual Paco, agarré a Dani y me lo llevé casi a rastras.
-Bueno, ya hablamos mañana. Adiós.
Los insultos de Paco nos siguieron por el pasillo, nos encontramos con David, le dimos las buenas noches y entré en la habitación donde estaba Álvaro.
-Paisana, la tuya es la otra.
-Ah, vale, gracias. Mi sentido de la orientación, ya sabes...
Giré y me metí en la otra, con Dani aún medio a rastras, el pobre.
Nos quedamos mirando las dos camas.
-¿Derecha o izquierda?-le dije.
-A mí me da igual.
-Y a mí también.
-Pues vaya.
-Venga, yo a la izquierda.
Nos metimos cada uno en la cama y oíamos a David hablando desde la otra habitación.
No llevábamos ni tres minutos acostados cuando Carlos abrió la puerta y metió la cabeza dentro.
-¿Qué haces?
-Me voy pasando para dar las buenas noches.
-¿Y qué vas a hacer, arroparnos y darnos un besito?-dijo Dani y le dirigí una mirada que daba a entender que no le diera pie a ello.
Carlos se rió.
-Si vosotros queréis...
-No te atreves.
-Vaya que no.
Entró dentro y se encaminó hacia Dani primero, le tapó y fue muy dispuesto a darle el beso pero Dani se puso a dar manotazos al aire diciendo "¡ALEJA TÍO, ALEJA!" hasta que los dos se partieron de risa.
Tras ello, se giró hacia mí.
-Yo estoy bien tapada y eso, gracias.
Igualmente me estiró la manta y tal y le puse la mejilla.
Tras un rápido roce de sus labios, me giré, dándole la espalda.
-Buenas noches.-le susurré.
-Adiós a los dos, buenas noches.
Y se fue, cerrando la puerta tras él.
-No debiste decirle eso-le dije a Dani.
-¿Por?
Lo había pasado mal en el momento en el que se agachó ante mí, me había puesto muy nerviosa.
-No importa.
Oímos a Álvaro gritar "¡QUITA TÍO!" y la risa de David desde el otro cuarto.
Esperé un rato en silencio, hasta que lo rompí.
-Dani.
-Dime.
-¿Has visto a Blas en este tiempo?
Él sabía lo que quería decir con eso.
-Sí. No estaba nada bien.
Me mordí el labio.
-Has dicho estaba.
-Supongo que estará mejor, el tiempo todo lo cura.
-O no todo.
-Que sí, mujer. Mirános a nosotros. Solo nos ha hecho falta tiempo. A él le pasará igual.
Suspiré.
-Espero que sea así, de verdad.
Silencio.
-Cris.
-Dime.
-¿Y qué vas a hacer con Carlos?
Oh, no. Era la primera persona que preguntaba, aunque bien era cierto que era la primera que podía preguntar puesto que todos se acababan de enterar ahora.
-No... No lo sé. Es muy complicado.
-Me imagino. Si te soy sincero, no me esperaba una confesión pública así, de esa manera. Te lo debió de decir a ti en privado primero.
-Y lo hizo.
-¿Si?
-Sí, en casa de David el otro día. Quería que eso quedara entre nosotros, pero ya todos lo sabéis.
-Son sus sentimientos, puede expresarlos si quiere.
-Pero ahora estoy incómoda con esta situación. Todos lo sabéis y seguro que os hacéis la misma pregunta que tú me has hecho. Y es que yo no sé qué hacer. Él espera a que yo haga algo, pero, ¿el qué?
-Si te quiere, imagínate.
-Sí, vale, puedo hacerme una idea.
Él se rió.
-¿Y tú quieres hacer esas cosas?
-Olvidame un rato.
Volvió a reírse.
-Veo que no te gusta el tema.
-No me gusta la situación. Sigo pendiente de Blas pero sin embargo hay otra persona que está pendiente de mí. No es fácil y no me gusta estar así.
-Entiendo. Sólo una pregunta más y te dejo dormir.
-Oh, milagro.
Rió de nuevo.
-Él te dijo que te quiere y hoy nos lo ha dicho a nosotros, pero, ¿y tú a él?
-¡Dani!
-¿Qué? Sólo quería saber...
Suspiré.
-Te lo diría, pero es que no lo sé. No lo sé.
-Está bien, necesitas tiempo para pensar, entiendo. Quizá mañana veas las cosas más claras, buenas noches.
-Buenas noches.
Sin embargo, aunque trataba de dejar la mente en blanco para dormir y relajarme, esta no dejaba de echar a volar hacía aquel chico que ahora intentaba dormir en el salón de Sara, perdidos sus pensamientos en un tema muy similar al mío.
Él y yo.
-Sigrid-
Perdonados todos, nos fuimos a dormir.
Me tocó dormir con mi prima, cosa que me pareció perfecta.
Estábamos echadas, medio despiertas medio dormidas, cuando se abrió la puerta.
Carlos asomó la cabeza.
-¿Qué haces?-le pregunté.
-Me paso dando las buenas noches.
-Oh, Dios mío...-dijo Sara, haciendo que nos riésemos.
Carlos entró, le dio un beso en la mejilla a Sara y la arropó.
Se giró hacía mí e hizo la misma acción.
-Buenas noches, melón.-le dije en un susurro.
Eso hizo que se riera.
-Buenas noches, enana.
Le di una colleja pequeñita.
Se fue y cerró la puerta.
-Sigrid.
-Mm.
-¿Ha pasado algo con David?
Sara tenía que dar en el peor tema de todos.
-No... tranquila...
-A mi no me parece que no pase nada, algo pasa, ¿cierto?
Suspiré.
-Discutimos el otro día, nada más. No quiero hablar de eso.
-Esta bien... descansa, buenas noches.
-Buenas noches.
Me dormí pensando en si se iba a arreglar con David o si no se iba a arreglar.
Me desperté a la mañana siguiente porque oí ruidos en la cocina.
Me levanté, me cepillé el pelo y fui a la cocina.
-¿Qué se supone que haces?
Mi prima me miró.
-Oh, hago el desayuno.
-¿Para todos?-ella asintió.-¿Y por qué no me has llamado antes?
-No quería despertarte.
-Pero si no ibas a poder sola.
Ella, aunque al principio se resistió, después dejo que la ayudase.
-¿Me vas a contar lo que te ha pasado con él?
Obviamente se refería a David, pero había omitido totalmente su nombre.
-¡Puto!-se oyó desde el salón.
-¿Tengo otra opción?-dije, retomando la conversación.
-En ninguna tienes que morir, así que tú verás.
-Ah, ¿pero qué hay mas de una?
-O me lo cuentas y desayunas o no me lo cuentas y te vas al sofá con Carlos y Paco.
-Bueno, vale...
Ella sonrió, victoriosa.
-Fue a cuenta de lo de Carlos y Cris. Estábamos en su casa, porque ya se había “descubierto” todo lo de ellos y claro, yo estaba muy enfadada y no quería estar ahí. Total, me fui a casa de él y no sé por qué, me preguntó si yo en algún momento sabía lo de ellos. Yo no le contesté, pero empezó a unir piezas y bueno... dio a la conclusión de que yo si lo sabía.
-Entonces tu lo sabías.
-Desde le principio. No sé los besos que se han dado ni donde. Yo sé dos de ellos, el primero que me lo contó Carlos en un arranque de sinceridad y otro de ellos que fue en un bar al que fuimos por la noche.
-¿Tú lo ibas a decir cuando te enterases?
-No, no tenía pensado decirlo porque la primera vez que les perdoné estaba segura de que no lo volverían ha hacer. Pero me equivoqué. Se lo dije a David, le dije que eran mis mejores amigos y que pensé que no lo harían de nuevo y que si, que me equivoqué y que lo sentía. Se enfadó conmigo y me fui.
Yo estaba ya llorando recordando lo ocurrido días atrás.
-Tranquila S, todo se arreglará.
-¿Y si no qué pasará? ¿Qué pasa si no se arregla?
-Pues no pasa nada.
Ella me estaba abrazando.
-¡Puto! ¡Puto!
-¡Que te calles, por favor!-le gritaba Carlos al loro.
-¡Puto!
Me seguía abrazando cuando apareció Carlos.
-Ey, ¿qué ha pasado?-dijo, mirándome.
-No, nada...
No lo iba a contar de nuevo, no podía, porque sabía que iba a llorar de nuevo.
Mi prima se soltó de mí porque tenía que hacer los desayunos.
Cogí un pañuelo y me limpié las lágrimas.
¿Llorar? Yo no conocía esa palabra hasta que les conocí a ellos.
Las veces que yo lloraba se podían contar con los dedos.
-Voy a despertar a esos, ¿me ayudas?-le dije a Carlos.
-Uyyyy, que mala eres.
-JAJAJAJA
Pero por muy mala que fuese, me acompañó.
-Primero a Álvaro y David.-dijo.
-Por mi bien, pero yo despierto a Álvaro.
Me miró, como si hubiese escuchado lo mas raro de su vida.
-Vale...
Entramos a hurtadillas a la habitación, dejando la puerta abierta por si acaso teníamos que escapar o algo.
Carlos no sé que le hizo a David.
Yo me acerqué poco a poco a Álvaro, puse mi boca en su oreja, gritándole lo más alto que pude en ésta.
-¡LA MADRE QUE ME P...!
Me vio y eché a correr, con Álvaro detrás.
Cris y Dani se levantaron por mis gritos.
-¡AH! ¡SOCORRO!
-¡YA VERÁS CUANDO TE PILLE!
-¡NOOOOOOOOOOOO!
Todos se reían de la estúpida escena.
Como vio que no me pillaba lo dejo, diciendo que se iba a vengar.
Sara trajo los desayunos y los dejo en la mesa.
-Uh, Cola Cao.
-Yo soy mas de Nesquick pero no le hago ascos al Cola Cao.
-Ah, es lo que hay-le dijo Cris.
-JAJAJAJA
Cris no paraba de mirarme.
-Oye C, tanto que me miras, ¿quieres una foto y te la firmo? Te va a durar más.
-¿Pero tú eres tonta?
-No mas que tú.
-Eso no es cierto.
-Lo dice la que se pilla la oreja con la impresora.
Se calló porque la deje aplastada y sin argumentos.
-¿En serio?-dijo Dani.
-¿En serio qué?
-Lo de la impresora que ha dicho S.-dijo Álvaro.
-Oh bueno, esto... sí.
Se rieron.
-¿Cómo puede ser eso?-preguntó David.
-Es que me aburría en casa y me puse a hacer el imbécil y claro, estaba jugando con la impresora y me pillé la oreja.
-JAAAAAJAJAJAJAJAJA
Nos pasamos cosa de hora y media haciendo el imbécil como solo nosotros sabíamos.
-Eh, ¿bajamos esta tarde a Torrejón?-dije.
-¿Para?-dijo Sara.
-Esta Rodri allí.
-¿SII? ¡VAMOS, VAMOS, VAMOS!
Nos reímos.
-¿Cris?
-¿Eh? Si, dime.
-Que si bajamos a Torrejón hoy.
-Por mi bien. ¿Queréis venir?-les dije a los chicos.
-Claro, cogemos mi coche y vamos.-dijo Dani.
-Perfecto.
-¡HAY QUE PASEAR A CHOCO!
Como no, ese era Carlos.
Sara dijo que la esperásemos, que se cambiaba.
Se cambio y bajo a nuestra casa, donde estabamos nosotras (y los nenes) cambiándonos.
-¿Estamos?-dijo Sara.-Vamos.
-¡CÉSAR MILLÁN!-dijimos Cris y yo.
-¿QUÉ?-dijo Carlos desde la otra punta de la sala.
-¡Vamos!
Vino con el perro.
Nos reímos.
Salimos a la calle y fuimos al parque al que llevábamos siempre a Choco.
Vio una paloma y empezó a correr.
-El perro obsesionado con las palomas. Que cosa más triste.-dijo Cris.
Nos reímos.
Todos se fueron a jugar con el perro, (incluso Sara), excepto Cris, que se quedó conmigo.
-¿Me vas a contar lo qué pasa con David?
La miré.
Dejé pasar unos minutos y se lo conté.
-Y eso es lo que pasó.
-Oh, no. Entonces es...
-No es culpa vuestra. Tenía que pasar y pasó, yo elegí no contarlo y pasó, ya está.
Me miró, evaluándome.
-Si tú lo dices... pero quiero darte las gracias. Por hacer eso por nosotros, aún sabiendo que iba a haber consecuencias.
-En las buenas y en las malas, ¿recuerdas?
Ella se rió y asintió.
-En las buenas y en las malas.
Aún así seguía sintiendo ese vacío en el pecho, un vacío que no se cerraba.
-¿Y Carlos lo...?
-¿Sabe? No, no tengo planeado contárselo.
Vimos como Choco estaba corriendo y los demás detrás.
Carlos y Dani se tumbaron en el suelo y Choco debió pensar que eran buenos “sillones” porque se tumbó encima de ellos y no se movía.
-¡QUITA CHOCO!-le gritó Carlos.
-¡Eh tú, con mi hijo menos!-dije yo.
-¿Cómo que tu hijo? ¡Yo soy su padre!
-¡Tú eres su tío, así que chst!
Por ahí había unas madres mirando nuestra súper discusión.
Poco a poco se fueron acercando.
-Menudo chaval mas guapo, vaya.
-Y que sonrisa.
Cris se acercó.
-¿Qué pasa?
Los chicos no hacían más reírse. Sara se limitó a sonreír y a Carlos no le hacía mucha gracia.
-¡Fus señoras, es nuestro!-dijimos Cris y yo.
Esta no me miró demasiado bien ante mis palabras.
Las señoras nos miraron asustadas.
-Oh, dios, que juventud esta, de verdad.
Asustadas, no volvieron.
-Oh, gracias por salvarme.
-Ya ves tú lo que nos cuesta.
Decidimos que Choco ya había tenido tiempo para todo así que fuimos a donde él y le pusimos la correa.
Vio otra paloma e intento ir a correr donde ella.
-¡Choco, que no!-dijo mi amiga.
Choco la miró con pena pero a ella le dio igual.
Subimos para casa (Echando Dani y yo una carrera por las escaleras) mientras los demás subían en el ascensor (lo más seguro que riéndose de nosotros).
Al final gané yo. Pues normal.
-¿Cómo con tantas escaleras has ganado?-me dijo, cansado.
-Cuando... cuando vivía en Haro, vivíamos en un cuarto sin ascensor de unas setenta y tres escaleras. Imagínate bajarlas y subirlas todos los días.
Se rió.
-Vale, me has ganado... Esta vez.
Me reí y le revolví el pelo como bien pude, puesto que el era más alto que yo y me tuve que poner de puntillas.
-¡Eh! ¡Eso te lo tendría que hacer yo a ti!
Y me lo revolvió.
Le miré mal, muy mal.
-¿Qué te parece si entramos ya a casa?
-Es que estaba debatiendo si te dejaba pasar o te quedabas en el felpudo.
Se rió de mi comentario.
Saqué las llaves y entramos justo en el momento en el que el ascensor se abría y salían nuestros amigos.
Entraron detrás nuestro.
-¿Quién ha ganado?-dijo Álvaro.
-Yo.
-¿Tú?-dijo, mirándome.
-Ajá.
Se acercó a mí, me abrazó y me dijo:
-Bien hecho, así se hace.
Me di cuenta que David no había parado de mirarme en toda la tarde.
Bah, ¿y qué mas me daba?
Me fui a mi habitación, dejando a todos con la boca abierta.
Me cambié de ropa, a una más de casa, y puse la música alta.
Puse la canción que mas me gustaba en el momento, Moves Like Jagger, de Maroon 5.
Me puse a recoger la habitación al ritmo de esa canción.
Quité la música cuando vi que la puerta se abría.
Era David.
-¿Puedo pasar?
-Ya has abierto la puerta, que más da todo.
Quizás fui un poco borde, ¿y?
-No me gusta que estemos así.
-A mi tampoco, pero no comprendiste lo que te dije. Tienes que comprender lo que te dije.
Me miró y bajó la mirada al suelo.
Entró Cris a la habitación.
-S, que vamos a... Uy, perdón, te decía que vamos a comer ya.
Yo asentí y ella cerró la puerta.
No sabía si iba a decirme algo o no, así que me dirigí a la puerta, pero me cogió de la muñeca y me giró hacía él.
-Déjame arreglarlo.
Asentí.
-¿Cenamos esta noche, tú y yo?
-Por mi bien.-dije, un poco cortante.
Llevábamos cosa de una semana o más enfadados.
Salí al salón con él detrás.
-¿Qué hay de comer?-dije.
-Filetes.
-Bien.
Comimos entre tonterías, mi prima y yo nos pusimos ha hacer el imbécil y, poco después, Álvaro me la robo.
Cris y David estaban echando un pulso y Dani y yo nos pusimos a cantar Little Things bajo la mirada de Carlos, que lo más seguro que pensaba que nos tenía que llevar a un psicólogo, una locura.
Miré el reloj.
-Creo que es hora de ir yendo ya a Torrejón.-dije.
-Cris-
-Mm, sí, vale-dije yo, que no tenía nada, pero nada de ganas de volver a mi pueblo de origen.
Encima estaba desmotivada porque había perdido el pulso con David. También era una ilusa si había esperado ganar.
Todos en el coche de Dani no cabíamos, así que teníamos que coger mi coche también.
-Vaya por Dios, ya me toca a mi conducir.-dije con pesadumbre, buscando las llaves en el bolso.
Como ya sabéis, yo era una amante del desorden.
-Yo voy contigo.-dijo Carlos yendo hacia mi coche.
-Y yo.
-Y yo.
-¿Y se puede saber quién se viene conmigo?-preguntó Dani, viendo que el mundo le abandonaba.
-Pues yo misma.-me ofrecí.
-¿Y quién nos lleva a nosotros?-dijo un fastidiado Carlos por razones que sólo el mundo conocía.
-Joder, podíais aprender. Está bien, os llevo. Pero tú-dije, señalándole-Te vas con Dani.
-No me voy a quedar donde no me quieren.
Y se fue con aire ofendido al coche de Dani.
-Siempre montando escenitas, siempre sois los mismos...
-Dani, calladito te amo más.
Él se rió.
Al final se vinieron conmigo S y Álvaro, ya que Dani, con su dramatismo, había conseguido que la gente se apidara de él.
-Me sigues, ¿no?
-Claro, porque no sé dónde es.
-No te pierdas.
-No lo hagas tú.
Nos sacamos la lengua y arranqué.
El silencio reinaba en el coche.
-Bueno chicos, ¿y qué opináis de Paco?-dije, soltando lo primero que se me ocurrió.
-Cuando no se intenta subir en las cabezas de las personas, es un buen pájaro. El otro día tuve que impedir varias veces que se le subiera a tu primo encima, pobre.
Me reí, imaginando la escena.
Les dejé a los dos debatiendo sobre si Sara conseguiría o no enseñar a hablar a Paco correctamente y cavilé sobre Carlos y el comportamiento que había tenido hacía un rato. ¿Qué mosca le habría picado a ese chico? Y su frase "No me voy a quedar donde no me quieren" ¿habría querido decir algo más con eso?
Les llevé a unas manzanas de mi casa y aparcamos por allí.
-¿Por qué no llamamos a Rodri y a mi hermano y les decimos que se vengan aquí a tomar algo en lugar de irnos todos a casa? Seguro que estamos todos mejor que aquí.
En realidad no tenía nada de ganas de enfrentarme a la mirada de mi madre y menos si Carlos también estaba allí. Eso podría ser mortal para los dos.
S llamó a su hermano mientras nosotros entrábamos al bar y yo le comentaba a Álvaro que un día deberíamos irnos por Alcalá, que estaba muy bien y él decía, mirando a Sara, que haber si nos íbamos a perder, y ellos se rieron y yo me quedé sin coger el chiste.
Nos sentamos todos en unos taburetes que había en la barra, bueno, yo lo intenté, pero estos estaban muy altos. Joder, ¿cuándo iban a hacer taburetes para bajitos? ¿Es que los bajitos no tenían derecho a sentarse?
-¿Te ayudo?-dijo David, muy divertido viendo la escena de como me peleaba con el taburete para subirme encima.
-Tranqui, gracias, que ya verás como me subo.
Me caí al suelo con el taburete encima y nos reímos a carcajadas.
-Oh, sí, ya lo vi, ya.
-Anda, ayúdame, sí.
Una vez sentada felizmente en el taburete, mi amiga entró y dijo que mi hermano y el suyo ya venían.
-Ya tenía ganas de ver a Alberto y de conocer a tu hermano-dijo Dani.
-Es un gran hombre, ya lo verás.-le aseguré.
Al cabo de unos minutos los dos aparecieron por ahí y S y su hermano se dieron un gran abrazo.
A mí, el mío me ignoró y eso no pasó desapercibido a nadie, pero hice como que me dio igual.
Aunque ignoró también a Carlos.
Tras las presentaciones, Rodri, S y Sara se pusieron a hablar entre ellos y Álvaro, David y Dani con mi hermano y nos dejaron a Carlos y a mí en la más completa soledad (si es que a estar a dos taburetes de distancia se le puede llamar soledad).
Le miré, debatiendo si acercarme o no. ¿Qué malo podía pasar? Era mi amigo. Tenía derecho a hablar con él.
Me acerqué un taburete y me miró.
-¿Qué?-dije.
-Te has movido.
-Yo qué va, antes estaba aquí.
-Ah.
Cuando dejó de mirarme me cambié de taburete y me puse a su lado.
-Ahora sí que te has movido.
-Ya, y antes también.
-Jajajaja.
-¿Qué te pasa?
-A mí no me pasa nada.
-Claro que sí. Ya te lo dije, a mí no puedes engañarme. Simplemente, tengo un don para saber estas cosas.
-Pues tu don falla conmigo.
-Sabes que no, pero si no quieres contarme lo que te pasa, vale, me quedaré aquí callada al lado tuya, para que sepas que estoy aquí como tú me dijiste que estarías.
Me miró por unos momentos antes de mirar hacia atrás.
-Tu hermano me ignora.
-Mi hermano es imbécil, ya te avisé hace tiempo cuando os conocísteis. A mí también me ignora, pero ni caso.
-Cómo os queréis.
-El amor entre hermanos es a veces un poco complicado. Pero eso no es lo que te pasa porque antes me la líaste con lo del coche.
-Qué va, sólo estaba como antes.
-Dime cuándo en verdad has sonado ofendido cuando hemos peleado.
-Eso es porque he mejorado mis dotes de actor.
-Claro, va a ser eso.
Se rió.
-Te dije que las cosas serían como antes.
Enaqué una ceja.
-¿A esto lo llamas como antes?
-Bueno, tienes razón, antes no hablábamos más de tres minutos sin pelearnos...
-Uy, tres minutos, dice. Yo creo que menos.
-Jajajaja. Ahora sólo queda Blas.
-Sí. Lo más difícil.
Alguien nos puso la mano en la espalda a los dos y nos asustamos.
Se oyó la risa de mi hermano.
-Pareja de dos, que me voy. ¿No me decís nada?
-¡Serás imbécil!-dije, empujándole-¡Si has sido tú el que nos ha ignorado!
-Era para ver si  veníais vosotros suplicándome que os hablara...
-Clarísimamente era eso lo que íbamos a hacer.
Nos despedimos de él y de Rodri, que se iban por ahí los dos a perderse con los raros de los amigos de mi hermano y nosotros subimos de nuevo a Madrid.
Había oído algo de que S y David cenaban hoy juntos, y debía ser verdad porque los dos se fueron y yo me quedé sin saber qué hacer, porque los demás se habían ido con Dani (Carlos dijo que estaba vez era él quién me abandonaba a mí y se iba voluntariamente con Dani)
Sara me ofreció ir a su casa con ella.
-Es que si no estaré sola con Paco.
-Y yo con Choco.
-Subételo si quieres y me prometes que se portará bien.
-Oh, si Choco es un perro muy bueno, solo traiciona, pero ya está.
Mientras, Sigrid se dejaban llevar por David.
No hablaban, lo reservaban para después. De todas maneras, ninguno de los dos sabía cómo empezar.
Una vez que hubieron llegado a su lugar de destino (no logro recordar dónde fue) se sentaron enfrente y solo cruzaron unas breves palabras para indicar qué iban a pedir.
Tras eso, nada, solo silencio y miradas.
-Lo siento. De verdad. Sé que no debí decir las cosas que dije. Estaba enfadado por lo que le habían hecho a Blas y me entero que tú... No podía entender que no hubieras dicho nada.
-Ella es mi amiga y yo...
-Ya, ya lo sé. Pero igual que ella es tu amiga, Blas también es amigo mío. Ponte en mi situación. No es fácil para nadie. Tú estabas de una parte y yo de otra.
-No, eso no es así. Yo no estaba de su parte, pero tampoco podía delatarles así, de esa manera. Entiéndelo.
-Lo entiendo.
-Yo sabía y sé que ahí lo primero era Blas, que era el que no tenía culpa de nada y se lo ha llevado todo. Pero aún así, tampoco podía contarlo. Créeme, hubiera preferido no saberlo...
David le agarró la mano que ella tenía encima de la mesa.
-Está bien, no pasa nada.
S sonrió.
-¿Puedo terminar este asunto de una vez y a mí manera?
-Jajajaja-dijo ella, riéndose-¿Y de qué manera es esa?
La respuesta le llegó sola cuando él se levantó y la besó.
Por mi parte, fui a por Choco, le di de cenar y lo subí a casa de Sara, donde Paco, cómo no, me dio la bienvenida insultándome.
-Choco, Paco no es comida, es un amigo-le avisé-Seguro que te acuerdas de él, estabas con Carlos y conmigo cuando le conociste.
-¿Le hablas así al perro?-me preguntó Sara.
Me reí.
-Siempre pienso que es un igual.
Paco y Choco en seguida hicieron buenas migas, porque uno intentaba morderle la oreja y el otro la larga cola de plumas, por lo que al menos estaban entretenidos.
-¿Tienes hambre?
-Mm, no, con lo que he picado en el bar estoy bien.
-Pues si no te importa, yo cenaré algo.
-Mujer, es tu casa, haz lo que quieras, jajaja.
Me divertí a lo grande viendo lo amigos que Choco y Paco se habían hecho, sobre todo cuando Paco revoloteaba y Choco se ponía a dos patas para intentar atraparlo. Qué grandes.
-Gracias por ayudarnos a Carlos y a mí, Sara. Tenías razón, tu idea salió bien.
-Un placer.
Suspiré.
-Pero ahora queda Blas y dudo mucho que sea tan fácil de convencer como a los chicos...
-¿Quieres otra idea?
La miré.
-¿Se te ha ocurrido algo?
-Bueno, podría ser...
-¡Dime, dime!
Se me notaba realmente ansiosa por resolver el tema con Blas.
-Podrías hacerle un album de fotos, tengo entendido que eso se te da muy bien.
-Pero, ¿de qué fotos?
-Vuestras.
-¿De nosotros dos? Pero... ¿querrá ver esas fotos?
-Por supuesto.
Lo pensé.
-Me gusta la idea. Pero, ¿cuándo se lo doy? Dijo que no quería volver a verme...
-Álvaro me dijo que hacían concierto aquí en Madrid. Podríamos ir, se lo das e intentas hablar con él. Quizá ahí te escuche.
Suspiré.
-Como diría Carlos, ya no tengo más que perder, así que vale, lo intentaré.
Me dirigí hacia la puerta y llamé a Choco.
-¿Adónde vas?-me preguntó Sara.
-Voy a empezar con ese album ahora mismo. ¡Gracias por la idea, adiós!
Bajé a casa corriendo, encendí el ordenador, cogí una Coca Cola, puse algo de música de McFly y me dispuse a ir buscando entre las mil doscientas fotos que tenía, fotos que me sirvieran para el album para Blas.
Cuando Sigrid volvió, feliz y en una nube, entró en mi cuarto y yo seguía enfrascada en mi tarea, con una pila de fotos en el escritorio.
-¿Qué tal la cena con tu Romeo, S?
-Oh, no seas tonta.
-Eso es algo imposible en mí. Pero no me has respondido...
-Pues ha sido maravillosa, primero nos sentamos en la mesa y...
-Vale, no me cuentes detalles, no me interesan.
Esquivé una colleja suya mientras me reía.
-¿Qué haces?-dijo ella, cogiendo las fotos-Pero si sois Blas y tú.
-No me digas, creía que eran Brad Pitt y Angelina Jolie.
-Pues si miras la foto de lejos...
-Olvídalo, yo soy más bajita que la Jolie.
Ambas nos reímos.
-¿Qué vas a hacer con estas fotos?
-Un album.
-¿Para?
-Blas.
-¿Crees que es una buena idea?
-O le gusta y se lo queda o no y me lo tira a la cabeza. Yo lo que quiero es que me perdone.
-¿Y crees que así lo conseguirás?
-¿Se te ocurre otra idea mejor Einstein? Porque si es así, me gustaría oírla.
-No, vale, esto está bien, inténtalo.
-Gracias. Y bueno, ¿qué? ¿Arreglastéis las cosas?
-Ajá.
-Cuánto me alegro.
-Sí, yo también.
-No, si ya lo veo, estás en una nube.
Ella se rió.
-Me alegro de que estés tan feliz, S. Te lo mereces.
Ella sabía que yo trabajaba en el album de tal manera porque quería volver a sentirme igual como ella lo hacía ahora. La cosa era si lo conseguiría.
Mientras, en el coche de Dani, durante el camino de vuelta a Madrid, se iba tratando otro tema, aunque era el mismo.
Carlos se acordaba de la sombra que había en mi voz al decir que sólo faltaba Blas, pero que era el más complicado. Sabía tan bien como yo que quería que me perdonara, que necesitaba ese perdón.
-Quiero hablar con Blas.-soltó de repente.
-Nos parece bien-dijo Dani.
-Pero, ¿cómo lo hago? No puedo ir a su casa y esperar a que me reciba...
-Quieres decir que no quieres verle solo por si te parte las piernas.
-Algo así...
-Creo que tengo una idea.
Siguiendo la idea de Dani, al día siguiente, Álvaro fue a buscar a casa a Blas.
-Tío, hace mucho que no sales, el mundo no te ve el pelo, vamos...
-Que no, que no me apetece.
-Sabes que voy a llevarte arrastrando si hace falta, lo sabes perfectamente.
-¿Por qué me haces esto?
-Lo hago porque te quiero.
-Déjate de eso y vámonos.
Álvaro se rió, se había salido con la suya.
-¿Y adónde vamos?
-A tomar algo, ¿cuánto hace que no te tomas algo conmigo? ¿Días, semanas, meses, años...?
-¿Por qué estás de tan buen humor? ¿Qué me he perdido en esta semana?
-Oh, nada, solo estoy contento de que vuelvas a ser el de siempre.
-Dudo de que vaya a ser el de siempre...
Entraron en un bar cercano y se pidieron algo, cuando al rato, entraron todos menos Carlos y yo.
Blas se les quedó mirando a ellos y después a Álvaro. Se veía que algo así iba a pasar, pero no dijo nada.
-Lo siento, queremos hablar contigo y sé que no nos hubiera recibido a todos en casa...-dijo Álvaro, empezando.
-Sobre qué queréis hablar.
-Carlos quiere hablar contigo.-dijo Dani-Oh, vamos, dale una oportunidad, está arrepentido.
-Quiere arreglar las cosas-dijo David-Sabe que lo que pasó no estuvo bien y quiere hablarlo contigo.
-Hazlo por Auryn sino quieres hacerlo por él. No podéis llevaros así siempre.
-Y nosotros queremos que estéis bien, érais grandes amigos, no puedes olvidar eso.
-Ya sabes que es un metepatas, Blas, pero eso lo sabías desde la primera vez que lo viste. No tiene remedio, tendremos que comprarle uno.
-Sólo déjale que hable y trate de arreglarlo, al menos dale una oportunidad par...
-Está bien, está bien. Que hable conmigo. Si no, sé que no me vais a dejar en paz.-dijo Blas, queriendo acabar con esto de una vez por todas.
Dicho eso, Sara cogió el móvil y tecleó algo.
Acto seguido, Carlos entró por la puerta.
Ellos allí, a punto de enfrentarse a otra discusión como en casa de Sara y yo en casa, sola, preguntando qué estaría pasando y si saldría bien.
Oh, cuánto deseé haber estado allí.






Hi Endless Lovers!
Otra cosa que quería decir es que el próximo 12 de julio es mi cumpleaños y si queréis felicitarme, yo encantada y la ilusión que me hace, pues más feliz aún. También quería preguntar si había alguien más que había ido a la firma del 4 de julio por si me vio, me echó alguna foto o algo similar.
Muchas gracias por todo y muchos besitos :) xx
Ah, se me olvidaba. Recordad que podéis seguir el blog bajo la foto del cuqui de Blas :D
@Cris_Jbieber
















1 comentario:

  1. Me encanta seguir asi . Estoy super enganchada , que pasara con Carlos y Blas . Pff espero que salga todo bien . Me encanta . Enhorabuena por la novela tan buenanque teneis !!!Un besazoo .

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