lunes, 18 de marzo de 2013

Capítulo 13: Sucio secretito.

-Cris-
Sigrid entró corriendo al salón, de donde provenían mis gritos, como una exalación y con una cara de velocidad íncreible que lamenté no poder fotografiar, pues no tenía ni la cámara encendida ni a mano.
Una lástima.
-¿LOS CHICOS DÓN...?
Se interrumpió de repente y yo me eché a reír, ya que ella se había quedado mirando la foto de los chicos que yo había puesto en la tele.
-Ahí-dije, entre risas, aunque a esas alturas Sigrid ya se había percatado de que había sido víctima de un cruel engaño.
¿Qué? Ella dijo que quería ver a los chicos. No dijo "cómo", sólo dijo que quería verlos, entonces... Una foto sirve, ¿no?
Su semblante estaba serio, mientras examinaba la foto.
-Ains, señor, qué risa...-dije, secándome una lagrimilla del ojo.
Sigrid se agachó un momento.
-Eh Sigrid, ¿qué...?
-¡VAS A MORIR!
Zapatilla en mano, blandiéndola de forma peligrosa, se tiró sobre mí, la cual, pobre de mi persona que sólo había intentando ayudarla (para reírme un rato, todo hay que decirlo), me encontraba tumbada en el sillón.
Tras eso, me dio una paliza. Y no fue literalmente, me dio una señora paliza. De esas con las que Carlos sueña.
-A...U.
-Así aprenderás a no jugar con los sentimientos de la gente.-dijo, yéndose de nuevo a su habitación.
Yo no me moví del sillón en al menos media hora. Una, por la paliza recién recibida, dos, por pura vagancia. Ya era vaga de antes, pero pasar tiempo con David me había vuelto mucho más perezosa, que eso, sumado a la vagancia, no era bueno.
Pasada la media hora aproximada, me levanté y me dirigí, con precaución, al cuarto de Sigrid.
-Esto...
Antes de seguir hablando, tuve que tirarme al suelo para poner el cuerpo en tierra y así, esquivar, una zapatilla voladora.
-Quiero un Franpuchinno, ¿quieres algo?-le pregunté, mientras me levantaba del suelo.
Ella se lo pensó un momento.
-Sí, vale, pero voy contigo.
-Como quieras.
Y así acabamos las dos en un Starbucks.
Sigrid tenía razón, se iban a hacer de oro conmigo. Yo era su cliente estrella y, como tal, cada vez que entrara debían poner ante mí en el suelo una alfombra roja. Qué menos que eso.
Una vez con las bebidas en nuestro poder, emprendimos un paseo por los alrededores (y digo alrededores porque no fuera a ser que yo me perdiera, ya me conocéis).
Estábamos mirando como unos abuelos jugaban a la petanca (mirad cómo nos aburríamos. Incluso hacíamos apuestas. Yo iba con el abuelo del chandal azul y Sigrid decía que nada, que ese no tenía opciones de ganar e iba con un abuelo vestido con un chandal blanco) cuando me sonó el móvi y, sin ver quién era, me lo llevé a la oreja.
-¿Si?-dije.
-No.
-¿No?
-Sí.
-Pues vale.
Colgué y me guardé de nuevo el teléfono.
-¿Quién era?-preguntó Sigrid.
-Algún aburrido de la vida.
Entonces le sonó el teléfono a ella.
-¿Dígame?
-¿SE PUEDE SABER POR QUÉ ME HA COLGADO LA NIÑA ESA?
-¿Carlos?-dijo ella-¿Qué...?
Antes de que pudiera contestar, yo le había quitado el teléfono.
-¿A QUIÉN LLAMAS TÚ NIÑA ESA, EH?
-PUES A TI ¿NO VAS Y ME CUELGAS?
-TENGO NOMBRE, ¿SABES? ¿O QUIZÁ ERES TAN MELÓN QUE SE TE HA OLVIDADO?
Los abuelos habían interrumpido su competición de la petanca para ver el espéctaculo formado por una loca (yo) gritándole a un teléfono.
-¿A QUIÉN LLAMAS TÚ MELÓN?
-PUES A TI, ¿NO VAS Y ME LLAMAS NIÑA ESA?
Sigrid me quitó el teléfono antes de que todo eso pudiera ir a más.
-Perdona a Cris. No está bien de la cabeza.
-No si ya me di cuenta...
-¡LO MATO!
Sigrid y el teléfono (entiéndase la voz de Carlos desde este) se rieron, pero a mí ni gracia. Jo, conspiraban contra mí. Menudo par de traidores, en serio.
-Bueno, ¿qué pasa? ¿Qué te cuentas? ¿Para qué llamas?
-Para fastidiarme a mí, sólo eso.-dije yo.
-No, bueno, sí, en parte...
-¿Ves, Sigrid? Carlos me odia.
-A tanto no llega Cris, a tanto no llega.
-Llamaba porque llevamos llamando días al timbre de vuestra casa y no nos abrís. De seguir así, me llevo el felpudo.
-DEJA NUESTRO FELPUDO, NI LO TOQUES.-dije yo, asustando a Sigrid y haciendo que casi se le cayera el móvil.
Los abuelos hacía rato que habían huido despavoridos, muertos de miedo.
-Pero yo quiero un souvenir de Madrid...
-YA DIJE QUE NO TE LO PUEDES LLEVAR.
-Bueno, no dijiste eso exactamente-dijo Sigrid.
La miré sintiéndome, de nuevo, traicionada.
-¡Te pones de su parte!-dije, acusándola con el dedo.
-No, me pongo de parte de la realidad. 
La lógica de sus palabras me dio una bofetada en la cara y la realidad vino a mí.
-Mm, vale.
-Estaremos allí en unos minutos-dijo Sigrid, retomando la conversación con Carlos, que reía como si le fuera la vida en ello- De todas formas, decidle a Carmen que os de la llave para que podáis entrar. Os conoce, os la dará.
-Vale.
Y, cuando iban a colgar, sonó de nuevo su voz.
-Pero el felpudo me lo quedo igual.
-ALÉJATE DEL FELPUDO.
Se rió y colgó.
-Te juro que, como vayamos y no haya felpudo, muere.
Sigrid se rió y emprendimos la vuelta a casa.
-No le has preguntando dónde han estado esta mañana y eso-le dije.
-Normal, te has puesto a gritarle ahí en medio de la calle...
-Técnicamente, no le gritaba a él, sino al móvil.
-Peor me lo pones.
Pude detectar en mi amiga un cambio de humor. Ya no caminaba mirando al infinito, perdida, caminaba tirando de mi brazo para que llegásemos antes.
Llegamos a casa (y, gracias a Dios, Carlos conservaría la vida pues el felpudo estaba en su sitio) y entramos, pero, nada más pasar al salón, ellos salieron de un salto, como caídos del cielo.
-POLÍCIA, QUEDAN ARRESTADAS.
Ambas levantamos las manos.
-¡Sea lo que sea, fue Sigrid, lo juro! ¡Ella me obligó!
-¡PERO SERÁS TRAIDORA!
Ellos se rieron y dejaron de apuntarnos con la manos, las cuáles habían puesto en forma de pistolas. Bueno, "pistolas". Hacéos una idea.
Nosotras bajamos entonces las manos.
Menos mal, empezaban a dormírseme los brazos.
-¿Y esto a qué ha venido?-pregunté, mientras todos nos mirábamos.
-A que Álvaro quería ser polícia-explicó David.
-Oh, sí, es mi gran sueño frustrado...-dijo Álvaro, con voz dramática.
Todos nos seguíamos mirando, hasta que Blas gritó algo que nadie entendimos, corrió hacia nosotras (entiéndase que pasó volando por el salón para llegar hacia donde nos encontrábamos, es decir, el hall) y nos atrapó en su ya famoso abrazo de oso.
Parece ser que a los demás les dio envidia, porque corrieron también y se tiraron a unirse al abrazo. ¿El resultado? Nos caímos y acabamos todos rodando por el suelo del hall, el salón y Carlos misteriosamente apareció rodando en el pasillo. El cómo llegó allí, hoy día nos sigue resultando un enigma.
-Si tengo que morir, ojalá sea de esta forma-dijo Sigrid, refiriéndose, claro a está, a morir siendo abrazada (o aplastada, depende de cómo se mire).
-Deja lo de morir para más adelante, Sigrid-le dije, mientras luchaba por quitarme las piernas de Dani de encima.
Nos levantamos del suelo y estuvimos hablando, sobre dónde habían estado y por qué no habían dado señales de vida.
-Oh, no nos fuimos muy lejos.
-Sí, estuvimos aquí en Madrid.
-Estuvimos reunidos con nuestra productora. Vamos a grabar un nuevo disco, tras haber sacado la reedición de nuestro primer album y hemos tenido que hablar sobre eso.
-No pretendíamos preocuparos.
-Oh, no, solo que nos pareció raro que, esto...- Sigrid se quedó atascada.
¿Qué nos había parecido raro? ¿Qué no nos hubieran dicho nada durante unas horas... O lo mucho que les habíamos echado de menos durante estas?
-Que si os secuestraron, no llamárais para pedirnos ayuda, eso nos pareció raro-dije yo, saliendo en ayuda de mi amiga con la cosa más absurda que se me pasó por la cabeza.
-Y aparte, como dijistéis que ya nos veríamos y no sabíamos de vosotros, pues...
-Pensamos que definitivamente habíais huido porque estamos locas y que ya nunca en la vida os volveríamos a ver.
Ellos se miraron entre ellos y rompieron a reír.
-¿Y cómo íbamos nosotros a hacer eso?
-¡Encima que ahora tengo una segunda casa en Madrid!-dijo Carlos mirando a Dani de reojo-Nunca se sabe cuando podría necesitar otra...
-Tendrás queja de mi casa, cabezón.-le dijo este.
-¡Déjame la cabeza en paz!
Nos reímos.
-¿Queréis hacer algo?-preguntó Sigrid.
-Podemos...-dije, asomándome a la ventana-No, no podemos.
-¿Qué no podemos?-dijo Álvaro, mirando por la ventana-Ah, llueve.
La verdad, cuando Sigrid y yo habíamos salido a pasear, el cielo estaba bastante oscuro, pero el hombre del tiempo dijo que no llovería (¿por qué mienten tanto los hombres del tiempo?)
-¡Cantemos bajo la lluvia!-gritó entonces Carlos.
-Tú solo Carlos-le dije.
-Bueno, vale, pues voy yo...-dijo, haciendo ademán de levantarse del sillón.
-Quédate ahí, que luego pasa lo que pasa.-le dijo Sigrid, recordando la piscina de París.
-Jo, bueno, vale.
-Qué obediente-dijo Blas, alucinado.
-¿Jugamos a algo en casa?-sugirió Sigrid.
-¡Tinieblas!-dijo Álvaro.
-¡No a eso no!-dije yo, rompiendo a reír.
-¡A Slender!-dijo Dani.
Me senté en el suelo y abrí un cajón del enorme mueble del salón.
-Creo que tenemos por aquí algún juego de mesa...-dije, rebuscando.
Saqué una caja.
-¿Al Tabú?
-No, que Carlos siempre pierde. Normal, se va de la lengua.-dijo David.
-Pero ¿qué os pasa a todos conmigo, en serio?-dijo el aludido, poniendo cara de perro mártir.
-Oh, vamos, no seáis crueles con Carlos.
Ahí estaba Sigrid, siempre dispuesta a defender lo indefendible (menos a mí la mayoría de las veces).
-No somos crueles-le dijo Blas-Somos realistas.
Me eché a reír y seguí buscando.
-Vale, pues busco otra cosa. ¿La oca?
-¡DÉJATE DE OCAS QUE ESAS SÍ MUERDEN!
-Como los patos, ¿no, Carlos?
-Olvídame un rato.
-Los que quieras, bueno, sigo...
Acabé dando con un juego en el que había diferentes pruebas, tales como preguntas, leer labios, mímica, dibujar... Y a todos nos convenció.
-Por parejas, ¿no?-dijo Álvaro.
Sigrid y yo nos reímos, mirándonos.
Ambas nos conocíamos demasiado bien y a este juego éramos invencibles.
Pero Álvaro se dio cuenta de esas risas de complicidad.
-Ah, no, no y no. Vosotras dos juntas no, que ya nos conocemos.
-¿Qué? ¿Por qué?
-Girl power...-dije yo.
-Nada, las chicas habláis entre vosotras en un idioma desconocido para nosotros y eso es trampa.
-¿Y entonces qué sugieres?-inquirió mi amiga.
-Os dejamos elegir con quién queréis ir-dijo Blas, siempre tan caballeroso.
Nosotras nos quedamos mirándoles a los cinco, hasta que yo levanté el brazo y señalé a Carlos, dejándoles a todos sorprendidos.
-Yo con Carlos no quiero ir que pierdo.
Y todos nos echamos a reír, menos Carlos, que no sabía si unirse a nosotros o echarse a llorar (obvio, esto es una exageración).
-Vale, entonces vas conmigo.-dijo él.
-Pero si dije que n...
-Vamos a comprobar si es cierto o soy yo el que, yendo contigo, pierde.
-Será posible... Pero bueno, vale.
Acabamos Sigrid y David, Álvaro y Blas, Carlos y yo y Dani solo. Aparte de que éramos impares y uno tenía que quedarse sin pareja, Dani insistió en que él solo nos ganaría a todos. Nosotros teníamos nuestras dudas, puesto que a ver cómo iba a hacer cuando tuviera que, por ejemplo, dibujar y su compañero inexistente tuviera que adivinarlo, pero lo resolvimos diciendo que Álvaro haría de su compañero durante esas veces y todos tan felices.
Sacamos los dados, las tarjetas con las preguntas y demás cosas, aparte de las piezas.
-Venga, te dejo elegir la pieza a ti-le dije a Carlos.
-La amarilla, me gusta.
-Sí, ya lo mencionaste.
Empezamos el juego y Blas tenía que leerle los labios a Álvaro, pero nada, no lo consiguió.
-¡Pero Blas, tío...! ¡Eran tan obvio!
-¡Las narices era obvio! ¿Qué era?
-¡Pues esternocloidomastoideo, por Dios, Blas!
Tras eso Álvaro le leyó una pregunta a Dani.
-¿En qué siglo se formó la secta religiosa de los mormones?
-¿En qué siglo qué?
-Pues eso. La secta de los mormones.-dijo Álvaro como si fuera la cosa más obvia del mundo
-Pues ni idea... En el siglo...Mm... XIX.
Álvaro abrió los ojos desmesuradamente.
-Sí. ¿Cómo lo sabías?
-¿Qué? ¿Acerté? JAJAJAJAJAJAJA Pues fue de casualidad.
-¿Por qué tiene que ganar Dani en todo?-pregunté, frustrada.
Dani me puso una mano en el hombro.
-Vete acostumbrando, aunque ya lo deberías estar.
Estábamos todos sentados en el suelo, así que alargué el brazo hasta el sillón, agarré un cojín, se lo estampé en la cara, haciendo que se echara hacia atrás, me tiré encima y empecé a darle con el cojín.
-¡Ah, no, basta! ¡Ayuda!
Al final David se apiadó de Dani, me agarró y me sentó de nuevo al lado de Carlos, aunque esta vez al otro lado para que Carlos estuviera en medio en caso de nuevo conflicto entre Dani y yo.
-Anda Cris, sé buena-dijo Carlos, precavido, quitándome el cojín.
-Y mirad quién me lo dice. Es gracioso.
A Sigrid le tocó hacer mímica y todos nos reímos durante lo que duró, esto, digamos... Su actuación. 
David no logró adivinarlo.
-¿Qué se supone que hacías?-le preguntó a Sigrid cuando esta se dejó caer, abatida, a su lado.
-Jo, conducía un autobús.
Todos nos reímos y después, se nos quedaron mirando a Carlos y a mí.
-Bueno, os toca.
-Venga.
Y nos salió dibujar.
-Las damas primero.-dijo Carlos, pasándome una pizarra y un boli de esos que se borraban.
-La primera vez que me dijiste eso, me tiraste a una piscina de agua helada.-dije, entrecerrando los ojos.
Cogí la tarjeta y vi, con horror, que tenía que dibujar una impresora.
¿Y cómo dibujaba yo eso?
Ah, ya.
-Una casa.
-No.
-Un árbol.
-No.
-Dani.
-¡Eh!-dijo Dani.
-¡Claro que no, Carlos céntrate!-le dije.
-Lo intento, pero tu dibujo no me dice nada...
Había dibujado una especie de caja.
-Pues está más que claro, bueno, espera.
Y dibujé algo más.
-Pero, ¿eso qué es? ¿Un asesinato?
-¿Qué? ¡No!
-Se acabó el tiempo.-dijo Blas.
-¡Joer Carlos! ¡Era una impresora! 
-¿Dónde ves la impresora tú ahí?-me preguntó inocentemente.
-¡Este eres tú!-dije, señalando un monigote con sombrero que dibujé-¡Y esto!-dije, señalando a una caja que volaba rumbo a su cabeza-¡Es la impresora que un día dijimos que te lanzara en vez de una silla!
La cara de Carlos se iluminó.
-¡AH ES VERDAD! JAJAJAJAJAJAJAJA QUÉ BUENO JAJAJAJAJAJAJAJAJA.
Suspiré y me senté frustrada a su lado.
Él se siguió riendo un rato más, tanto, que pensé que le daría algo, me quedaría sin compañero y tendría que ir con Dani.
A Blas le tocó dibujar y Álvaro no acertó el perro que dibujó. Él sostenía que eso era una araña.
Dani tuvo que hacerle a Álvaro mímica y adivinó que saltaba a la comba.
-¡Será posible! ¿Por qué a Dani le tocan las fáciles?-dije.
-Qué envidia me tienen por ahí.
Intenté tirarme de nuevo sobre él, cojín en mano, pero Carlos, viéndolo venir, me quitó el cojín, lo lanzó por ahí, me puso una mano sobre la cabeza y dijo:
-Tú te quedas aquí tranquilita.
Y si no llega a ser porque Álvaro reaccionó rápido, le hubiera dado con la pizarra en la cabeza.
Sigrid tuvo que leerle una pregunta a David.
-¿Cómo se llama el mejor amigo de Harry Potter?
-¡ESA PREGUNTA ES PARA MÍ!-dijo Carlos.
-Pues lo siento, pero es mi turno-dijo David.
-Para una pregunta que se sabe, David, cambiarnósla...-dije yo, mirándoles a los dos.
-¿Será posible?-dijo Carlos.
-Nada, nada. Es Ronald Wesley. Y a ver, os toca.
Y salió mímica.
-NOOOOOOOOOO.
-Ah, Carlos, si antes no te las hubieras querido dar de caballero...-dije yo, riéndome.
-Bueno, no importa, lo acertarás, yo lo sé.
-Qué fe tienes en mí.
-Más bien tengo fe en lo bien que lo haré y así no tendrás problema en acertarlo.
-A ver si es verdad. Si sale melón, lo clavas.
Los dos nos miramos mal intensamente.
Después, él cogió la tarjeta y leyó lo que tenía que hacer.
Su cara fue un poema, pero se levantó del suelo y se colocó donde todos pudiéramos verle.
Entonces se puso a luchar contra un enemigo imaginario.
-Lucha libre.
-No.
-Boxeador.
-No.
-Tú y yo.
-JAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAJAJAJAJAJAJA. Casi, pero no.
-Mm.
-Joder que es fácil.-dijo, mientras seguía haciendo el gamba, digo, perdón "luchaba".
-¿Luchas con espadas de Star Wars?-dije, al verle aferrar algo imaginario.
-¡SÍ!
-UEEEEEEEE.
-Qué suerte han tenido-dijo Dani.
-¿Suerte? De eso nada. Yo, que soy muy lista.
-Ya, claro y mi actuación estelar no tiene mérito ninguno...
-Sí que lo tiene, espera un rato y te llegará a casa tu premio Oscar de la academia.
Tras lo que quedaba de tarde así, sólo Carlos y yo podíamos ganarle a Dani y Álvaro nos apoyaba con toda su alma. Ya sabéis, no puede sorportar que Dani gane en absolutamente en todo y vamos a decir que yo en eso estaba totalmente de acuerdo con él.
Era nuestro turno, el último.
Y yo tenía que hacer mímica.
Álvaro me puso las manos en los hombros.
-Puedes hacerlo, yo sé que puedes.Confío en ti.
Tras eso, fue hacia Carlos y repitió exactamente lo que me había hecho y dicho a mí.
Cogí la tarjetita y me empecé a reír cuando leí lo que tenía que hacer.
No podía ser cierto.
"Fotografiar".
Me coloqué donde todos nos habíamos puesto para hacer mímica.
-A ver Carlos, concéntrate, ¿vale? Es muy fácil.
Él asintió.
Empecé a hacer como que hacía fotos con una cámara imaginaria y él se empezó a reír.
-Está claro. Haces fotos.
-¡Sí!
Carlos, Álvaro y yo empezamos a saltar por todo el salón diciendo "HEMOS GANADO, HEMOS GANADO, HEMOS GANADO".
Bueno, Carlos y yo habíamos ganado y yo al menos lo celebraba porque era la primera vez que ganaba a algo estando él presente, Carlos vete a saber por qué lo celebraba y Álvaro supongo que porque Dani perdió, porque en nuestro grupo él no iba, pero en fin, se adjudicaba también la victoria.
-Vale, pues como vosotros habéis ganado...-dijo Sigrid mirando el reloj-Vosotros hacéis la cena.
Dejamos de saltar y de gritar y los tres nos miramos.
-Yo no sé cocinar.-dije.
-Esta no es mi casa-dijo Carlos.
-Yo no gané, ni siquiera iba en su grupo-se excusó Álvaro.
Al final, Sigrid, Blas y Carlos (este último vete a saber para qué) se fueron a la cocina y en el salón nos quedamos los demás, recogiendo el juego del suelo y viendo la tele.
Nos comunicábamos con la gente de la cocina por medio del WA.
-¿Y os volveréis a ir, así, como hoy pronto?-pregunté.
-Mm, no. Estaremos por aquí un tiempo-dijo Dani, el cual ya había vuelto a hablarme normal.
Acabado el juego, acabada la competitividad.
-Y aunque nos fuéramos-dijo Álvaro-Ten por seguro que volveríamos. Siempre.
-Te creo-dije, convencida.
Cenamos todos en el salón las cuatro o cinco cosas que Sigrid y Blas habían preparado, con cierta ayuda de Carlos, pero, después de la cena, insistieron en que debían marcharse.
-Mañana todos tenemos que madrugar-dijo David, haciendo que Carlos pusiera una cara de verdadero horror la cual sí pude fotografiar gracias al móvil.
Nos mostramos recias a su marcha, pero no se la impedimos.
-Volveremos, ya te lo dije-dijo Álvaro, revolviéndome el pelo.
Asentí, nos depedimos y se marcharon.
-Bueno, se han ido-dijo Sigrid.
-Eso parece.
-Y nos hemos vuelto a quedar solas.
-Sí, pero...
Me giré, pero me interrumpí a mitad de la frase.
Mi amiga se había metido en su cuarto y cerraba la puerta tras de ella.
¿Había algo mal con ella? ¿Habría hecho yo algo que la había molestado? ¿O había sucedido algo durante la tarde que lo había hecho y yo no me había dado cuenta?
Repasé mentalmente los acontecimientos de aquella tarde.
No, bueno, no había pasado nada con ella, pero esa tarde... No había terminado del todo de ser ella misma. Algo raro la pasaba, pero yo había estado tan metida en el juego, con tal de ganar a Dani que no me había dado cuenta hasta ahora. Ahora, que ya era tarde.
Suspiré, volví al salón, apagué la tele y la luz y me fui a mi cuarto.
Me puse el pijama y, con la convicción de que no me podría dormir inmediatamente, encendí mi lámpara de la mesilla y me puse a leer un rato Ghostgirl, la historia de una niña que luchaba por ser popular y alcanzar al chico de sus sueños hasta que un osito de goma le destroza todos los planes. Es decir, que la chica muere en el primer capítulo.
En cada capítulo había un dibujo de la chica y una cita. Ya fuera una frase de un poeta, una escritora o unas frases de una canción y detrás de la página, siempre venía un pequeño texto que era así como la reflexión del capítulo antes de empezar a leerlo.
Llegué al capítulo 19, el cuál se titulaba "Sucio secretito" y leí la cita.
"Jamás quieras declarar tu amor,
amor que jamás declarado ha de ser:
pues el viento suave sopla
silencioso, invisible".
-William Blake.
Me gustó tanto aquel fragmento que cogí un trozo de hoja y un boli, lo escribí y lo pegue en la pared.
Conforme con lo que había hecho, me tumbé de nuevo en la cama y di la vuelta a la hoja, para leer la reflexión del capítulo, la cual me caló bien hondo.
"No se puede tener todo."
Bien cierto es, pensé para mis adentros, pero seguí leyendo.
"El amor es una emoción demasiado fuerte como para ocultarla durante mucho tiempo. Niégalo y sufre las consecuencias. Admítelo y sufre las consecuencias. Destaparlo puede ser bochornoso o bien puede ser liberador. Y que sea una u otra cosa, son otros quienes lo determinan".
Lo leí otra vez, analizando cada palabra.
"Como para ocultarla durante mucho tiempo".
Cerré el libro con fuerza, me levanté, lo guardé en su lugar en la estantería, me tiré sobre la cama, apagué la luz, me tapé y cerré los ojos con fuerza.
Aquel párrafo me había afectado más de lo que debería.
(...)
-¡Eh, ten más cuidado!
-¿Por qué tienes que ir empujando?
-Ya no se tiene respeto por nada...
Perdida de nuevo en mis pensamientos, me hacía paso por los pasillos, atestados y la gente protestaba, ya que no le gustaba que la empujaran, pero, ¿y a mí qué? Tenía cosas mucho más interesantes en las que pensar.
"Como para ocultarla durante mucho tiempo".
No podía quitarme esa frase de la cabeza.
Tenía razón, a la larga, tarde o temprano, todo se acababa sabiendo.
Todo, hasta lo que mejor ha sido ocultado.
Ese día estuve bastante ida durante las clases y tuve que pedir apuntes prestados. Los pasaría durante esa tarde en un momento, gracias a Dios, no era demasiado.
Mientras empujaba para poder llegar a clase de fotografía, choqué con una chica y el cuaderno se me cayó.
Qué pereza tener que agacharme a por él, pero no lo iba a llevar hasta clase a patadas, así que me agaché y lo cogí.
Este se había abierto hasta más o menos la mitad y había una frase apuntada en lápiz en la esquina derecha inferior de una de las hojas.
"Lucho y voy a contracorriente,
pero cuando te da la espalda la suerte
tienes las de perder".
A veces, durante clase, se me ocurrían frases ingeniosas como aquella y, para que no se me olvidaran, las apuntaba donde pillaba y luego se me olvidaban las frases y el lugar donde las apunté.
Una vez acabada la tortura por aquel día, digo, las clases, me llegó un WA de Sigrid.
"Espérame cinco minutos, estamos acabando"
Miré el reloj.
Ahora tenía clase con el profesor ese que sufrió el accidente, el cual era muy dado, según ella me contaba, a representar diferentes situaciones en clase y así calificaba a sus alumnos. Original, sin duda.
Le respondí afirmativamente y salí afuera, donde busqué con la mirada un lugar donde sentarme a esperar cuando di con algo que me sorprendió.
-Será posible...-dije, andando unos pasos-¿Melón? ¿Qué haces aquí?
Carlos estaba apoyado en una pared, con las manos en los bolsillos, como si esto fuera la cosa más natural del mundo.
Al verme, se separó de la pared y avanzó hacia mi encuentro.
-¿A quién llamas tú melón, so enana?
-¿Ya a estas horas quieres pelea?
-Uh, pelea a la salida de la uni, qué malota.
Le pegué un puñetazo en el brazo.
-Cállate. ¿Qué haces aquí?
-¿Entonces me callo o te respondo?
-Respóndeme y luego te callas.
Él se rió.
-Pues vine a ver dónde estudiais. Simplemente eso. Y a escoltaros a casa, que luego os secuestran y la culpa es mía.
-Qué considerado de tu parte. ¿Y los demás?
-Yo solo me basto para protegeros.
-No lo dudo, pero... No sé, me apetece verles.
-¿Y a mí no?
-¡A ti ya te estoy viendo!
-Ah, cierto. ¿Y Sigrid? Juraría que ayer cuando nos fuimos érais dos.
-Me ha pedido que la espere unos minutos, aún está en clase.
-Pues esperamos.
-Pues vale.
-Bien.
-Bien.
-Mm.
-Mm.
-Carlos ya vale.
Se rió y tras eso, vinieron unos minutos de silencio.
-Pues parece que se ha quedado buen día, ¿no?-dijo, mirando el cielo despejado.
-Sí, eso parece.
Y entonces me reí.
-¿Qué pasa?-dijo él, sin entender el chiste.
-Nada, que me hace gracia.
-¿El qué?
-Oh, nada, que estamos callados y de repente me sacas el tema del tiempo...
-¿Y qué? Mi sueño frustrado era ser hombre del tiempo.
-No te imagino así.
-Ni yo.
-JAJAJAJAJAJA Ah, mira, viene Sigrid.
Mi amiga, al vernos (o quizá sólo al ver a Carlos, después de todo, a mí me tenía muy vista y no la culpo por ello) aceleró el paso y no tardó en llegar hasta nosotros.
-¿Carlos? ¿Qué haces aquí?
-Ha venido a ver dónde estudiamos, simplemente eso y a escoltarnos a casa, que luego nos secuestran y es culpa suya-dije y después le miré-Lo he dicho bien, ¿no?
Él asintió.
-Ah, qué considerado-dijo mi amiga.
-Sí, eso mismo le dije yo.
Y los tres emprendimos la vuelta a casa.
Carlos iba en medio, hablando, cómo no, Sigrid le contestaba y yo me limitaba a pensar.
"Como para ocultarla durante mucho tiempoComo para ocultarla durante mucho tiempoComo para ocultarla durante mucho tiempoComo para ocultarla durante mucho tiempoComo para ocultarla durante mucho tiempoComo para ocultarla durante mucho tiempoComo para ocultarla durante mucho tiempo"
Íbamos a llegar al portal cuando le sonó el teléfono a Carlos.
-Oh, no, es Dani.-dijo él.
-¿Y qué le pasa a Dani?-dije yo, hablando por fin desde que salimos de la uni.
-A él nada, pero a mí...
-¿Pero se lo vas a coger o no?-preguntó Sigrid.
-Em sí.
Lo descolgó y me lo dio a mí.
-Pero, ¿qué...?
-¡CARLOS MALDITA SEA! ¿DÓNDE ESTÁS? NI HAS LIMPIADO, NI LA COMIDA NI NADA, ¿QUÉ TE CREES QUE ESTO ES UN HOTEL?
-Esto... Hola, Dani.
-PORQUE SERÁ POS... ¿Cris?
-Sí, soy yo. Hola.
Hubo unos segundos de silencio, los cuales creo que Dani usó para mirar en la pantalla del teléfono si el número que había marcado era el correcto, es decir, el de Carlos en lugar del mío.
-¿Qué haces con el móvil de Carlos?
-Yo nada, tú le llamaste y él me lo ha tirado encima.
-¿Está ahí contigo?
Carlos negó con la cabeza.
-Sí, bueno, no, está con Sigrid también, ya sabes, sólo conmigo no.
-Pasámelo.
-Está bien.
Y se lo di.
Carlos habló por unos momentos y después colgó.
-¿Se puede saber por qué me diste el móvil a mí si era para regañarte a ti?-le pregunté con ojos inquisidores.
-Porque pensé que iba a matarme.
-Ah, qué bueno-dije, con sarcasmo.
-¿Y qué has hecho para ello?-preguntó Sigrid.
-Mejor pregúntale qué no ha hecho. La comida, para empezar. Así que para eso has venido a buscarnos...
-No, eso no es del todo cierto, a ver... Sí, bueno, tenía cosas que hacer y he huido un rato. Y será mejor que vuelva antes de que Dani me encuentre por aquí y me mate de verdad.
-Sí, será lo mejor.
-Esto... Bueno, ya nos veremos.
-Claro.
Y se alejó.
-¡Y que no te secuestren!-le grité.
Él asintió y se fue.
-¿Habrá oído mi sarcasmo o estaba demasiado lejos como para ello?-le pregunté a Sigrid, la cual se rió.
-Todos sois muy crueles con él.
-No somos crueles, somos realistas-dije, robándole la frase a Blas- Y lo que ha hecho está mal. Tenía cosas que hacer y ha dejado a Dani tirado.
-Pero para vernos un rato.
-Será eso, seguro.-dije, entrando al portal.
Después de comer y un rato de tele, decidí ir a mi cuarto a pasar los malditos apuntes y hacer un par de tareas que tenía pendientes.
Envidié a Sigrid, pues se quedó viendo la tele en el salón, quién pudiera.
Ratos más tarde, llamaron al timbre.
-¡Ve tú!-le dije a mi amiga.
Sus pasos apresurados por el pasillo me indicaron que me había hecho caso.
Minutos después, oí unos golpes en el marco de la puerta y me giré para encontrarme a Carlos apoyado en esta.
-No me secuestraron, como puedes ver.
-Ah, una lástima.-dije, dándome la vuelta y volviendo a mis quehaceres.
Carlos se acercó y asomó la cabeza por encima de mi hombro para ver.
-¿Qué haces?
-Estaba haciendo un comentario de un fragmento de Shakespeare en inglés, ya sabes.
-¿Quieres ayuda?
Enaqué una ceja.
-¿En serio?
-Claro, yo empecé estudios ingleses, pero lo dejé porque era un rollo.
-¡Eh, eso no es cierto!
Él se rió.
-Déjame ver a ver qué tienes.
Mientras le tendía la hoja, cogió la silla donde ponía la ropa, se acercó y se sentó.
Leyó mi comentario y me tendió la hoja de vuelta.
-Creo que no te hace falta ayuda.
-Lo dices porque no has entendido nada-dije, riéndome.
-No es eso-dijo, riéndose-Lo digo porque está muy bien.
-¿Tú? ¿Halagándome a mí? ¿Quién te ha pagado para ello?
-David, pero no se lo digas a nadie, no quiere que nadie lo sepa.
Ambos nos reímos.
-Vale, entonces puedes ayudarme con el francés.
-Yo no...
-Ya, ni yo, pero sólo tienes que buscarme palabras en el diccionario. Así iré más rápido.
-Eso sí puedo hacerlo.
Y nos pusimos manos a la obra.
En ello estábamos cuando Blas entró en mi cuarto y también se asomó a ver qué hacíamos.
-¿Qué hacéis?
-Deberes de francés-dijo Carlos, mientras pasaba hojas del diccionario como si no hubiera mañana.
-¿Francés...?-dijo, mirándome-Pero creía que el francés y tú...
-Sí, nos odiamos, pero era o francés o alemán. Tuve que elegir y entre decisiones dramáticas...
-Entiendo.
-¿Quieres ayudar?-dije, tendiéndole unas hojas de apuntes.
-Eh, claro.
-Sólo tienes que buscarme la hoja que te indique. Es que los verbos aún no me los sé.
-Vale.
Se sentó en mi cama, ojeando los papeles.
-¿Qué viniste a buscar, Blas?-dijo Carlos, buscando desesperadamente un verbo que no encontraba.
Pobre, sentí que lo tenía esclavizado, pero no pasaba nada. Él se ofreció voluntario, ¿no? Pues ya se sabe lo que les pasa a los voluntarios.
-¿Yo? Oh, nada, venía a ver si os estábais matando y Cris necesitaba ayuda.
-¿Qué? ¿Te pondrías de su lado?
-Blas sabe lo que le conviene.-dije.
-¿A qué te buscas tú las palabras, eh?
Nos reímos.
-Y sin embargo vengo y os encuentro haciendo deberes. Qué impredecibles sois.
-Impredecible es mi primer apellido.-dijo Carlos.
-Yo creí que era Pérez.
-¿TE QUIERES CALLAR, BLAS?
Reimos y seguimos a lo nuestro, ya quedaba poco.
Normal, tenía a dos personas haciendo el trabajo que normalmente hacía yo sola. Lógico que fuera más rápido.
Una vez que finalizó la búsqueda de palabras, Carlos se puso a hurgar en todas mis cosas, hasta que finalmente le di un sopapo en el brazo para que se estuviera quieto.
-Creo que, aunque hubiese entrado y estuviérais matándoos, Cris no necesitaría ninguna ayuda.
Me reí del comentario de Blas, mientras Carlos miraba a la pared, cosa que me recordó a Pedro.
Pero no era a la pared lo que miraba, era el fragmento de ayer que copié en el papel.
-Jamás quieras declarar tu amor, amor que jamás declarado ha de ser... ¿Pero qué es esto?
-¡No lo leas!-dije, arrancándolo de la pared y guardándolo entre papeles.
-Pero, ¿por qué? 
-Porque es muy cursi.
-¿Lo has escrito tú?
-¿Me estás llamando cursi?
Blas y él se rieron.
-Es algo que leí en un libro, pero no tiene sentido que pierdas tu tiempo leyéndolo. Ya he terminado, ¿vamos con los demás? Ah y chicos. Muchas gracias por vuestra ayuda.
-Siempre que quieras-respondieron.
Fuimos al salón y saludé a los demás, fui al baño, cogí mi pintauñas morado, volví al salón, eché a David al silloncito que teníamos y me puse a pintarme las uñas, tanto de manos y pies, de morado.
Todos me miraban.
-¿Qué pasa? No estoy haciendo nada raro.
-No, si ya...
-¿Qué pasa Dani? ¿Tú también quieres? Pues ven que te las pinto.
-Creo que paso.
-¿Y tú, Carlos? Creo que tengo amarillo.
-¿Y entonces por qué no te las pintas de amarillo?
-Porque ese es tu color favorito, no el mío.
-Y el morado es el favorito de Justin-apuntó mi amiga.
-Sigrid, ya estás dando más información de la necesaria.
-Ni que no hubieran visto tus pósters en la habitación.
-Es tan cierto...
-¿Justin? ¿De verdad?-dijo Dani.
-¿Es que te gusta?
-Algo así.
Y nos pusimos a fangilear.
Una vez que se me hubieron secado las uñas, Sigrid dijo que no pudieron haber venido en mejor momento, pues teníamos que bajar a comprar.
-¿Qué? ¿Comprar? ¿Para qué?-protesté yo con fastidio.
Odiaba comprar, lo odiaba todo (bueno, quizá todo no).
-Para comprar Cris, las cosas se gastan.
-No me digas.
-Cris odia comprar. La mayoría de las veces se pierde en el supermercado.-explicó Sigrid a los chicos, sacando a relucir mis trapos sucios.
Todos se rieron de mí, incluida yo.
-Jo, Sigrid, si vas a dar información confidencial mía, al menos, véndela.
-Dentro de nada vemos a Sigrid entonces en Sálvame y programas de esos contando tus cosas-me dijo Blas.
-Dios no lo quiera.
-Anda, ponte las zapatillas y vámonos antes de que se haga tarde-dijo mi amiga.
-Sí, mamá.
Volví a mi habitación, y me pasé tres minutos buscando mis Converse negras. Al fin, las encontré por ahí tiradas (creo que Sigrid ya se había encargado de desvelar el secreto de que soy un desastre) y me las puse.
Iba a salir de mi cuarto cuando recordé el poema ese o lo que fuera que había quitado de la pared para evitar que Carlos lo leyera en voz alta.
Fui al escritorio, busqué el papel, lo encontré, lo pegué de nuevo en la pared y lo leí.
"Jamás quieras declarar tu amor,
amor que jamás declarado ha de ser:
pues el viento suave sopla
silencioso, invisible".
¿Qué más hubiera dado que Carlos terminara de leerlo? Después de todo, no decía nada. Carecía de significado para él, para Blas y para mí. Sólo lo copié porque me pareció bonito.
No tenía ninguna importancia que él lo leyera.
Y decidí que algún día, le diría cómo acababa el poema.
Algún día, cuando a mí me apeteciera.


¡Hola! Soy @CrisSombrerita y aquí os traigo el capítulo 13. ¿Qué tal la novela? ¿Va bien? Y SI NO VA BIEN PUES OS TIRO UNA IMPRESORA, AH, QUE ESTOY MUY LOCA. Nah, es broma, yo en verdad no soy así. Un fuerte abrazo a las nuevas lectoras y a las viejas, también, por supuesto. 
Besoss

2 comentarios:

  1. Geniaaaaal, yo soy nueva leyendo la novela y esta genial!
    Mi twitter es @ClaraaJimeneez pero de momento estoy castigada, cuando me meta os sigo, lo juro jajjaja por cierto, cuando coja el tuenti os agrego:)

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  2. OLA K ASEN? ESCRIBIENDO OTRO CAPÍTULO PERFECTO O K ASEN?
    No me lo tengáis en cuenta, es que ya he acabado las clases y estoy oficialmente de vacaciones de semana santa y... y... FELISIDAD Y AMOR PARA TODOS. YEAH BABEH.http://24.media.tumblr.com/b37599bc588eeec1d2e7bc0f5e465fb8/tumblr_mjq08qiP6b1s14nvmo1_500.gif
    Bueno, que me dispongo a comentar el capítulo de una manera decente, o al menos lo intentaré.
    (Os voy a comentar el capítulo de forma desordenada porque YOLO)
    La parte donde salen jugando todos y a Cris le toca dibujar la impresora JAJAJAJAJAJ. Carlos me has decepcionado, muy mal. Yo estaba en plan: http://25.media.tumblr.com/9911b7eda70b3dd17a2dd28d315b9f2a/tumblr_mjzc4y689P1s4xdz1o1_250.gif
    Pero en el fondo le amo so much.
    Yo quiero que pase algo interesante ya en el ámbito amoroso. QUIERO AMOR ENTRE EL RUBIO Y ALGUNA DE LAS DOS CHICAS. Porque yo sé que las dos tienen ahí algo. Como sea un trío muero (?) Nah, Carlos es de una sola mujer y esa soy yo LOLOLOLOLOL.
    Ojalá.
    En serio, quiero que haya amor ya. Porque esa frase, ESA FRASE es amor. (Yo también soy fan de la saga de Ghost Girl, tengo los libros xdd) Y Cris se la 'ocultó' a Carlos por algo y ese algo yo sé que es. VAMOH VAMOH, QUE LAS CAMPANAS DE BODA SUENAN DES DE LEJOS YA SEÑORES. Pero que sí. Que pasará algo entre los dos sombreritos, que lo sé yo.
    Y Sigrid se irá con... bfff aún tengo dudas. Pero Blas o Álvaro... ¿Me equivoco? (SÍ, LAURA, TE EQUIVOCAS SO TONTA) Jo...
    http://24.media.tumblr.com/938d62ec4df4498fa86de60a24493e0a/tumblr_mjkeuiqiM71s14nvmo1_500.gif
    Bueno, que cada vez que abro el blog para comentar (siempre os leo des de el móvil véase la falta de existencia de mi vida social)me enamoro más de las fotos que salen a la derecha es que OMG...
    Y esta soy yo al acabar de leer el cap: http://media.tumblr.com/c4fb6b002afc8c300139bbd9294e7e78/tumblr_inline_mk0095P5nl1qz4rgp.gif *inserte una voz en off diciendo ''¿POR QUÉ SE HA ACABADO SEÑOR? ¿POR QUÉ?''*
    Me despido oficialmente con este gif porque... porque... es grasioso http://25.media.tumblr.com/5062702fcb8a252d5316fd593121b3a9/tumblr_mjxihdgF6y1s14nvmo1_400.gif JAJAJAJAJA, me meo :')
    ¡Espero el siguiente con ansias <3!

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