domingo, 24 de febrero de 2013

Capítulo 9: 1900

-Cris-
-Ni nosotros a alguien que lo lleve-dijo Dani.
Nos acercamos todos y nos dimos un abrazo de los nuestros.
-¿Qué hacéis aquí?-preguntó Sigrid.
-Bueno...-dijo Blas, encogiéndose de hombros y metiendo las manos en los bolsillos-Alguien mencionó dónde estudiábais y... Aquí nos veís.
Las dos sonreímos y después les contamos.
Uno, dos, tres y cuatro.
Nos miramos, extrañadas.
-¿Dónde os habéis dejado a Carlos?-inquirió mi amiga.
-No me digas que os lo habéis olvidado en París...-dije yo.
-No. Nos lo secuestró la mujer esa-dijo David.
-Sí, lo cogió y salió corriendo con él. Y a nosotros nos dio pereza salir corriendo detrás.-siguió Álvaro.
-Oh, pobrecito...
-Ahora está en un mundo mejor, Sigrid. Está con La Blasa.
Se rieron todos de mi comentario estúpido, más que nada por no hacerme el feo.
La gente (mayoritariamente chicas) se empezaban a acercar, adivinado sus identidades.
-Emmm... Y me da que va a ver más secuestros como el de Carlos.-dijo Sigrid, percatándose de eso mismo.
Decidimos que no era plan que eso volviera a suceder, así que echamos a andar.
-En realidad-dijo Blas, remotando la conversación perdida- Está en Alicante. Vive allí.
-Ah-dijimos las dos.
-Ha sido una verdadera sorpresa encontraros ahí, a la salida-dije- No esperábamos volver a veros... Al menos, no tan pronto.
-Bueno, la verdad, también lo de ir a buscaros ha sido una excusa algo barata para que nos indicárais un sitio para comer, porque hemos pasado el día por aquí, en tiendas de discos y eso y ya que estamos...-dijo Dani.
-¿De verdad?-dijo Sigrid, fingiendo ofenderse- Me esperaba algo así de Carlos, pero de ti...
-A Carlos déjale tranquilo en Alicante, que luego se las lleva dobladas-dije yo, recordando las inmurables guantadas que se había llevado por cortesía nuestra.
Nos reímos de eso.
-Mm... Os invitaríamos a comer a casa, pero no tenemos nada preparado y no hay ganas de ponerse a cocinar...
-Cris es una inútil para la cocina-le susurró Sigrid a ellos.
Amigas traidoras.
Hazte fan, si no lo eras antes.
-¿Era necesario que les revelaras ese pequeño detalle?
-Bueno... Lo creí conveniente, para que se lo pensaran dos veces antes de comer cualquier cosa cocinada por ti.
Me llevé la mano a la frente, con dramatismo y después al corazón.
-¡Ten amigas para esto!
-Bueno, no se te podía dar bien todo.-dijo Blas.
-¡Al fin alguien que habla a mi favor! ¿Dónde el monumento?
-JAJAJAJAJAJA.
Acabamos siguiendo a Sigrid (que era quién se conocía la zona, ya habíamos dicho previamente que mi sentido de la orientación era pésimo...) hasta un McDonald´s.
No se nos ocurrió otra cosa y, además, David decía que le apetecía comer ahí.
Comimos y nos quedamos sentados un rato allí.
-Siento como si me faltara algo.-dije, mirando al infinito.
-Bueno, nos falta Carlos...-observó Álvaro.
-No, no es eso. ¡MI CÁMARA! Eso es, me la dejé en casa.
-Cuéntales lo que te pasó en clase-me dijo mi amiga.
-Ah, es verdad, se me había olvidado. Bueno, pues tenía que hacer un trabajo con las fotos, ya sabéis y enseñarlas en clase y, bueno...
-Suspendiste-dijo Dani.
-No. Oh, bueno, aún no lo sé... Estaba enseñándoles fotos de París, cuando salió una del coche, hecha por David, una de Álvaro cegado por el flash... Y finalmente "Odio en estado puro".
Todos nos reímos.
-¿Y qué pasó?-preguntó David.
-Pedro, un compañero, se asustó y tiró sus apuntes por el suelo y otros compañeros se rieron. El profesor me dijo qué significaba la foto y yo le dije que era la esencia de la Torre Eiffel aplicada a las personas... Yo qué sé, ¡Dani no me mires así!
Dani, al reírse, estaba poniendo todo tipo de caretos y yo me lamentaba por no tener la cámara.
Cuando se calmó, proseguimos con la conversación sobre qué habían hecho ellos en nuestra ausencia.
-No mucho, dimos los últimos retoques al vídeo, aprovechamos el último día y nos venimos. Sin vosotras, París no tenía sentido.
-Eso nos ha llegado hondo, Álvaro-dijo Sigrid, por lo que nos reímos.
-Por cierto, ¿lo habéis visto?-preguntó Blas.
-¿El vídeo?-pregunté-Oh, no. Aún no.
-Pues cuando eso, decidnos a ver qué os parece.
-Claro-dijo Sigrid.
-A propósito, se llamaba Pierre-dijo David.
-¿Quién?
-Tu amigo, el camarero.
Me eché a reír.
-¿Se lo preguntaste?
-¿Yo? No, fue Carlos. Te tomó el relevo de comunicarse con él, y se lo preguntó.
-¿Se volvió a ir por la noche?-pregunté.
-No. Dice que solo no tiene sentido.-dijo Álvaro.
-Se podía haber llevado a alguno de vosotros-dijo Sigrid.
-Dijo que no, que no salía más a esas horas.
-A mí me dijo, la última vez que salimos, que sería la última hasta Dios sabe cuándo. Quizá si no estoy yo, es que no es capaz de despertar a nadie.
-O que nadie está lo suficientemente loco como para irse con Carlos a las cuatro y media de la mañana...
-¿Insinúas algo, Dani? ¿Te quedaste con hambre? Digo, para darte una galleta de postre...-dije, señalando mi mano.
Nos reímos de eso.
-Jo, dejar de meteros con Carlos, que no está para defenderse-dijo Sigrid.
-Pues le llamamos y que se defienda.-dijo David.
A mí me dio la risa tonta con eso.
-Venga, va-dijo Blas, sacando su móvil-Cuando eso, habláis vosotras, ¿vale?
-¿Y qué le decimos?-pregunté yo.
-Improvisa.
-Mm, vale.
-Venga, que va.
Dejó el móvil sobre la mesa.
Un toque. Dos. Tres.
-¡BLAS! ¿QUÉ QUIERES? 
-Emm... Hola.-dije yo.
-¡Melóooooooooon!-dijo Sigrid.
Todos se rieron.
-¿Vosotras dos?-dijo la voz confusa de Carlos, desde el teléfono.-¡Blas! ¿Qué es esto? ¡Me dijistéis que nada de secuestrarlas hasta que yo estuviera allí! ¡Este no era el plan, maldita sea!
-Lo siento, no pudimos esperar, ya nos conoces.-dijo Blas, luchando por no reírse.
-Y entonces te llamamos a ti para que pagues el rescate-dije.
-Eso, además, sólo tú puedes convencerles para que nos dejen libres.-me secundó Sigrid.
Los demás se rieron.
-¿Y bien? ¿Cuánto piden?
-Dos guantazos en la cara. Uno por cada una.-dijo Dani, riéndose a más no poder.
-¡No seáis crueles!-dijo Sigrid.
-Lo que quieres es darte tú-le dije y ella me pegó a mí.
-¡AH!
-¿Qué fue eso?-dijo Carlos.
-Oh, nada, a Cris le acaban de dar una ostia de las dos, te queda a ti la otra...-dijo Álvaro.
-JAJAJAJAJAJAJA. Qué pena que no lo he visto.
-Cuando te den a ti, quién se reirá seré yo.-le dije.
-Puede, pero mientras tanto me río yo.
Hablamos un rato hasta que empezamos a gritar todos, la gente nos miró raro y nos fuimos de allí.
-¿Y ahora qué?-dijo David.
-¿Queréis subir un rato a casa?-sugirió Sigrid.
-Sí, vale, ahora que no hay que hacerle cocinar a Cris.
-Dani, insisto, no te quedes con hambre. Si quieres la galleta, dímelo.
-Llego a decir yo eso y me pegan-dijo Carlos desde el móvil.
-¿Pero no le habías colgado ya?-le dije yo a Blas.
-Sí, pero él volvió a llamar.
-¡Es que me aburro! Eso de hacer fiestas allí sin mí no me gusta...
-Ah, ahora entiendes cómo me sentía yo cuando hacíais fiestas en el coche. Sufre-le dijo Álvaro.
-¿Te callas?
-Bueno, luego hablamos, que nos vamos a su casa. Adiós.
-¡No me cuelg...!
-¿Vamos?-dijo Blas.
Seguimos a Sigrid hasta casa (ya dije que yo me pierdo muy fácilemente, hasta en sitios conocidos), entramos en el portal y saludamos a Carmen, la portera, que nos miró raro.
Normal, nunca habíamos subido tanto chico a casa. (Y nos faltaba uno).
Bueno, así luego tenía tema de conversación para chismorrear con las demás vecinas, que parecía La Vieja el Visillo, todo el rato espiando para ver qué podía contar luego.
Pasamos a casa y Sigrid les hizo un tour guiado a través de esta.
"¿Qué hacéis?"
Carlos no cesaba en su empeño, y nos atacaba por WA.
"Sigrid nos está haciendo un tour guiado por la casa" le dijo Dani.
"¿Y yo por qué no estoy allí también? XQ? XQ? XQ?"
"JAJAJAJAJAJAJAJAJAJA Me muero" dije yo.
"La culpa es tuya por vivir donde vives" le dijo David.
Tras el tour, dijimos de ver las fotos en la tele del salón y así recordar buenos momentos.
"¡No las veáis sin mí! :("
"Podemos verlas otra vez cuando estés aquí. Tratándose de fotos, no hay problema" le dije.
"Mm... Vale, está bien".
-Me apetece un Franpuchinno mientras vemos las fotos. ¿Alguien quiere algo?
Todos me lo dijeron a la vez.
-No me he enterado de nada.
-Yo voy contigo-se ofreció Blas.
-Bien, pues toma nota.
-¿Por qué siempre yo?-dijo, con lo que los demás se rieron.
Lo apuntó en una hoja de papel que le tendí.
-Ya está.
-Bueno, pues nos vamos. El Starbucks está aquí abajo, no tardaremos mucho. ¿Vas poniendo tú lo de las fotos y eso, Sigrid?
-Claro-dijo mi amiga.
Blas y yo nos fuimos.
-Gracias por acompañarme, dudo mucho que yo pudiera traer todo sola.
-No hay por qué darlas.
"¿Ya estáis viendo las fotos? #EnvidiaModeOn"
"No, aún no. Lo están preparando. Yo estoy con Cris, vamos al Starbucks"
"¿CÓMO? LLEVADMEEEEEEEEE."
"PUES VENTEEEEEEEEEEE", le dije yo.
"PUES VOYYYYYYY. Dame cinco minutos y estaré allí".
"Más quisieras" le dijo Blas.
"¿TE CALLAS? Le hablaba a la secuestrada"
"Soy la secuestrada lol"
"A ver, vosotros dos, ¿vais al Starbucks y venís o qué? Y tú Carlos, ¿te callas?" dijo Álvaro.
"QUE ME PONGO NERVIOSO Y HABLO"
Dejamos de prestarle atención a la conversación y entramos en el Starbucks.
-Wow, estoy impresionada. He sabido venir hasta aquí.
Blas se rió.
-¿Tan mal sentido de la orientación tienes?
-Puff, no lo sabes tú bien...
Había un par de personas delante, así que nos pusimos a hablar de cómo Carlos podía hablar tanto y no ahogarse y otras cosas de más importancia, hasta que aparecieron dos chicas, que se nos quedaron mirando. (Supongo que sólo a Blas, a mí hay poco que verme).
Al final, se acercaron.
-¡Te dije que era Blas, te lo dije!-le dijo una a la otra.
Y se pusieron a fangilear. Yo nunca había visto un fangileo en todo su esplendor y lamenté no poder fotografiarlo.
-¿Tú vas con él?-me preguntó una de las dos niñas, dejando a la otra fangileando sola.
Joer, me daban miedo. ¿Cómo Blas no se asustaba? ídolo.
-Emm...-le miré a él-Un poco.
-Ah, vale. ¿Nos sacas una foto? Mira se da aquí-dijo, tendiéndome su móvil.
Blas se rió.
Normal, esa pobre ilusa pretendía decirme a mí cómo hacer fotos.
-Emm... Vale.
Les saqué unas cuantas fotos y, cuando fueron felices y se hubieran despedido cinco o seis veces de Blas, se fueron.
-¿A eso os enfrentáis día a día?-pregunté.
Él sonrió.
-Día a día.
-Madre mía, ¿no temiste por tu vida? Yo sí, pensé que te comerían vivo ahí o algo y tendría que llevar sola las bebidas y luego tendría que someterme de nuevo a la presión de las preguntas de los chicos porque sería el segundo Auryn que desaparece conmigo...
Ambos nos reímos.
-¿Y eso de "¿Vas con él?" "Sí, un poco"?
-No sé, Blas. No sabía qué decir. Temía por mi vida, ya te lo dije.
-¿Cómo se va un poco con alguien?
-Jajajajaja no lo sé, pero mira, nos toca. ¡Al fin! Estos se estarán preguntando dónde estamos...
Una vez con las bebidas en nuestro poder, volvimos a casa.
-¡Ya era hora! ¿Dónde estábais?
-¿Por qué tardásteis?
-Queremos la verdad y nada más que la verdad.
Miré a Blas con angustia.
-¿Por qué otra vez estas preguntas? ¿POR QUÉ?
Nos reímos y Blas contó lo sucedido con las dos chicas mientras repartíamos las bebidas y nos hacíamos hueco en el sillón.
-Y por eso hemos tardado más-finalizó.-Debistéis de verle la cara a Cris. Se asustó.
-Es que fangileaban mucho.-me justifiqué yo.
Estuvimos alrededor de una hora viendo las fotos, recordando cada momento.
-Bueno... Creo que ya deberíamos irnos. Seguro que tenéis tarea por hacer-dijo Álvaro.
-Nada que no se pueda evitar hacer por vosotros-dijo Sigrid.
-Uhhh, la Sigrid, qué chunga.-dije yo.
-¿Te callas?
-Oh, no-dijo Dani-Otra como Carlos.
-Ya dejé claro que él era él y yo era yo.
-Tiene sentido-dije.
Nos daba pena que se fueran, pues no sabíamos cuándo volveríamos a verles.
-Sigrid, diles la verdad.
-La verdad es que no queremos que os vayais porque no sabemos cuándo os volveremos a ver.
-Así que os vamos a secuestrar.
-Exactamente.
-¡Oh, no!-dijo Dani, fingiendo horrorizarse.
-Y Carlos será el único que puede salvaros.
-Carlos nuestro que estás en Alicante, santificado sea tu cabezón, ven a Madrid a salvarnos...-dijo Álvaro, rezando, por lo que nos empezamos a reír.
Al final, después de un rato debatiendo posibles rescates y después de que Carlos nos dijera que por sus amigos no nos daba ni un duro, les dejamos marchar.
Blas y Dani se miraron.
-Hay algo que debemos confesar.
-Confiesa tú, Blas.
-El verdadero motivo por el que fuimos a buscaros es para daros esto.-dijo, tendiéndonos un sobre doblado que sacó del bolsillo de atrás del pantalón.
Sigrid lo cogió y lo abrió.
Eran dos entradas.
-Actuamos en una sala de por aquí este viernes. Y Carlos también estaría, así que estaríamos los cinco, otra vez. No tenéis que venir si no queréis-dijo David.
-¿Bromeas?-dijo Sigrid-¡Por supuesto que queremos ir!
-Lo único que lamento es que sea el viernes. QUEDA MUCHO.-dije yo, por lo que nos reímos.
-Tranquila, que para ver a Carlos queda poco.-dijo Dani.
-¿Qué? Si esa es Sigrid...
El collejón que me dio me hizo ver las estrellas. No es broma. Las vi de verdad.
A ella le debió doler la mano, porque a mí la nuca me ardía.
-¡Ah!
Todos se rieron de mí.
Acordamos seguir en contacto por el WA y tal y nos despedimos.
Una vez en que se fueron y cerramos la puerta, me llevé la mano a la nuca.
-Dios, Sigrid, eres una salvaje. Qué dolor...
-Si no fueras tan bocas algunas veces, no te pasaría eso.
-Pero si era una broma, jo. Yo también quiero verlo. Quiero ver cómo le golpeas.
Ella se rió.
-Pero si le das con tanta fuerza como a mí, lo matas.
-¿Tú te has muerto? ¿No? Pues ya está, él tampoco.
Pinchó con chinchetas las entradas en el corcho que teníamos en el salón, en el cuál poníamos las cosas importantes. Y esa, lo era y mucho.
-Pues ya tenemos plan para el viernes-dijo.
-¿Qué nos vamos a poner?-dije, mientras me frotaba la nuca con la mano.
Dios, la sentía en llamas. Sigrid podría decir lo que quisiera, pero si le pegaba a Carlos como me dio a mí, mueren los dos, él del golpe y ella de la honda expansiva (y si nos pillaba al resto cerca, pues nosotros también).
-Mm... No lo sé, hay que pensar.
-¿Empezamos a pensar ya?
-Me leíste la mente.
-Son muchos años a tu lado, Sigrid. Muchos.
-Oh, qué bonito. Ven, que te doy un abrazo.
-Ahora te sientes mal por golpearme, lo sé...
Nos reímos, me abrazó y fuimos a su cuarto a atacar el armario.
Lo sacamos todo y no llegamos a ninguna conclusión, así que atacamos el mío y, nada más abrirlo, se nos cayó toda la ropa encima.
-Eres un desastre Cris, de verdad lo eres.
-Bueno, al menos eso no se lo has dicho a los chicos. Aún.
En el mío tampoco encontramos nada (y mira que entre las dos teníamos ropa).
-Pues... Nada, habrá que ir de compras.-concluyó Sigrid.
-A grandes males, grandes remedios. ¿Vamos a mañana?
-Seeeh.
Sigrid se fue a su cuarto a hacer no sé qué tarea de la uni y yo quería ver la tele un rato, pero me dijo que nada de tele hasta que recogiera mi ropa, así que me puse a recogerla, refunfuñando.
"Ola k ase?"
Qué oportuno, Carlos, preguntando.
"Ola k kiere?"
"Jajajaja ¿Yo? Nada, me aburro"
"Tú siempre aburrido. Yo estoy recogiendo mi desordenado armario. Quiero ver la tele, pero Sigrid no me deja hasta que no recoja..."
"Sigrid hace bien"
"¿TE PONES DE SU PARTE, AH? PUES SILLAZO".
Después de un rato discutiendo el qué le lanzaba, acabamos con que le lanzara una impresora, pero sin tinta, para que el golpe fuera menos.
"Yo sólo quería preguntar si al final vais a venir a vernos el viernes".
"El que tienes que venir eres tú, que estás allí, nosotras ya estamos aquí".
"Jajajaja ¿entonces sí?"
"Sep. Y entonces el viernes te llevarás la ostia prometida y me reiré yo".
"Ah, es verdad. Noooo. ¿Te vas a llevar el bolso?"
"Emm... Supongo, ¿por?"
"Mm... Chocolate"
"¡ALÉJATE DE MIS CHOCOLATINAS!"
"¡ESTOY EN ALICANTE! ¿ESTOY LO SUFICIENTEMENTE LEJOS?!"
Terminé de colocar el armario y recordé que tenía que hacer un comentario de texto en inglés para clase, así que dejé a Carlos hablando solo por el WA (al menos, en nuestra conversación, seguro que seguiría atacando a alguien más) y me puse a ello, pero el hambre me atacó y fui a buscar a Sigrid.
-¡Sigrid, la cena!
-¿Cuándo vas a aprender a cocinar tú?
-Mientras estés aquí tú para hacerme la comida, nunca. Yo conduzco, tú cocinas. Ese es el plan.
-Ya, pero algún día yo me sacaré el carnet y entonces tendrás que aprender.
-O no, si sigue el señor Mateo...
Me miró horriblemente mal y temí por mi nuca. Aún sentía un hormigueo en ella, que me recordaba el golpe recibido.
-Bueno, ese día contrataré a Argüiñano o algo para que me enseñe, no te preocupes.
Una vez que acabé el comentario y cenamos, nos tiramos en el salón a ver la tele. (Al fin, desde que había querido verla...)
-No hemos visto el vídeo de los chicos-dijo Sigrid, de pronto.
-Es verdad. ¿Lo vemos?
-Voy por el ordenador.
-¿Cómo se llama el vídeo?
-¡No sé, pregúntaselo!-me dijo mi amiga desde el pasillo.
Atrapé mi móvil y busqué nuestro grupo.
"¿Cómo se llama el vídeo? Queremos verlo, pero no sabemos el título"
"1900" respondió David.
"Pero si queréis verlos todos, sois libres. No hay muchos" dijo Carlos.
"Bien, primero vemos ese y después los otros. Promise"
Sigrid trajo el ordenador.
-Se llama 1900.
-Perfecto, un momento... Ah, sí, aquí está.
-¡Dale!
Sigrid me miró.
-Has sonado muy Pitbull.
-No me insultes.
Ambas nos reímos.
El vídeo empezó.
"MALDITA SEA, HABLA EN FRANCÉS. FRANCÉS NO, POR DIOS"
"JAJAJAJAJAJAJAJAJA"
"Ya os dije que eso no le gustaría" dijo Blas.
"Pero lo tienes abajo traducido en inglés, para que lo entiendas"
"Un detalle, Álvaro, muchas gracias"
"Lo más divertido es que Cris cursa francés al hacer filología inglesa..." dijo Sigrid.
"¿Te quieres callar, so traidora?"
"JAJAJAJAJAJAJA"
Seguimos viendo el vídeo.
-Eh, mira, es Carlos.
-Oh, es verdad.
-Y Álvaro.
-Ala, ala, ala. Quién se iba a pensar eso de Álvaro.
-¡Y mira a Dani! Uy, se ha caído el mando... JAJAJA LAS PILAS ERAN DURACELL.
-Joer Cris, qué vista...
-JAJAJAJAJAJA.
Y entonces salió el trozo en el que Blas y la chica salen del cine y él la besa.
Y entonces dejé de reírme.
-Ehh, mira a Blas también. ¿Cris? ¿Te pasa algo? Eooo, Tierra llamando a Cris.
Negué con la cabeza, intentando situarme.
-¿Eh? ¿Qué? No, nada, estoy bien.
-Ah, vale. Oh, mira, David. JAJAJAJAJAJA ALA. Luego dice de Carlos, pero a él le acaban de cruzar la cara de un guantazo... ¿Te pasa algo en serio? Tienes mala cara.
-¿Insinuas que no soy guapa? ¿Quieres morir?
Se rió y el vídeo se acabó.
-Ah, pues me ha gustado. ¿Y a ti?-me preguntó mi amiga.
-Sí... No ha estado mal.
Mi amiga me miró por un momento, evaluándome.
Después, cogió el teléfono.
-Voy a decirles que ya lo hemos visto.
-Sí, me parece bien. Quiero un Frannpuchino, ¿quieres algo?
-¿Vas a bajar al Starbucks otra vez? Deberías dejar de beber tanto de eso, se van a hacer de oro contigo.
-No importa, necesito salir. ¿Quieres algo o no? Última oportunidad.
-Sí, vale, tráeme lo de esta tarde.
-Perfecto, ahora vuelvo.
Coguí una chaqueta, algo de dinero, me calcé y me fui.
El móvil no paraba de sonarme por los mensajes del grupo.
"Encontrarás..." empecé.
"En el silencio de esta ciudad..." me siguió David.
"Si Carlos está en esa ciudad, no habrá silencio"
"JAJAJAJAJAJAJA"
Todos se rieron de mi tontería.
"Eh, que yo a veces me callo"
"A veces, tú lo has dicho. Pero no suele ser muy a menudo" le dijo Dani.
"¿Te callas?"
Guardé el móvil al entrar al Starbucks.
Por suerte, no había prácticamente nadie, pues casi era hora de cerrar.
Pedí y, antes de volver a casa, me di una pequeña vuelta.
Algo me rondaba la cabeza. Algo relacionado con aquel vídeo. Pero no sabía qué era.
Volví a casa antes de que Sigrid pensara que me habían secuestrado de verdad.
-Has tardado.
-Lo siento, di una vuelta.
-Estás rara. Sabes que puedes contarme cualquier cosa.
-No estoy rara, soy rara, que es diferente. Si lo sé, tranquila que si algo pasa, te lo contaré.
Ella me miró entrecerrando los ojos.
-¿Y entonces por qué no me lo cuentas?
-Porque no me pasa nada.
-Mentira.
-¡¿Por qué nunca me crees cuándo miento?!
-Porque mientes muy mal. Vamos, ¿qué pasa?
-Nada, de verdad. Toma tu bebida de nombre impronunciable, me voy a dormir.
-¿Tan pronto?
-Hay sueño.
-Bueno... Pues hasta mañana.
-Hasta mañana.
Cambié mi ropa por el pijama, me lavé un poco la cara con agua fría y me cepillé el pelo antes de acostarme.
Y, aunque en verdad tenía sueño, me costó dormirme, pues mi cabeza no hacía más que darle vueltas a una cosa.
Antes de dormirme, miré el calendario de Justin Bieber (¿qué? Me gusta) de la pared.
Era lunes. Hasta el viernes, quedaban cuatro días.


¡Ey! Aquí estoy yo, @CrisSombrerita, con el capítulo 9. ¿Os está gustando la novela? Me  encantaría que me diérais vuestra opinión, en serio, ya sabéis que no como (No soy@CarlosAuryn). ¿Podríais pasar, por favor, la novela a más auryners? Me haríais un gran favor. 
Gracias por leerme, en serio.
Besosss


miércoles, 20 de febrero de 2013

Capítulo 8: Vuelta a la rutina.

-Sigrid-
Oh.
El camarero amigo de Cris (del que todavía no sabíamos el nombre) había entrado en la sala de la piscina.
Nos volvió a hablar en su incompresible lengua y, al ver que no le entendíamos, nos habló en inglés.
-What are you doing, crazy guys!?
-Perdona tío,-le dijo David.-pero prefiero el francés.
-JAJAJAJAJAJAJAJA-nos reímos todos.
-Oh, stupid boys... always doing stupid things in this stupid hotel.
-JAJAJAJAJAJA
-Tío, vamos.-dije.
Salimos de allí lo más rápido que pudimos ya que venía detrás de nosotros.
En el camino a la habitación...
-¡¿A QUIÉN SE LE OCURRE?!-dije.
Ellos me miraron.
-¡SOLO A TI, CABEZÓN!
-JAJAJAJAJA
Carlos me miró.
-Si yo soy un cabezón tú eres una enana. ¡Enana!
-¡Cabezón! Yo por lo menos lo tengo asumido... Se que igual no crezco pero tu cabezón, por mas que crezcas, seguirá igual o mas grande.
-JAJAJAJAJA-rieron todos.
Estábamos andando por los pasillos para llegar a nuestra habitación.
-Chicos, lo estáis poniendo todo perdido.-dijo mi amiga.
-Como si tú no estuvieses chorreando.
-Calla David.
No habíamos dado dos pasos cuando Blas y Dani se cayeron al suelo.
-Vosotros tenéis tendencia a caeros, ¿no?-dijo mi amiga.
-Nah, que va.
Se levantaron y siguieron chorreando todo el suelo.
Se abrió una de las puertas del pasillo.
Nos giramos y no había nadie.
-Tíos, tengo miedo.-dije.
-Y yo...-dijo Cris.
-No hay nada chicas.-dijo Carlos.-Pero... si queréis, os puedo proteger.-dijo poniendo un brazo alrededor de nuestros hombros.
Le pegamos un tortazo.
-¡AU! ¿Y ESTO?
-Guau.-dijo David.-¿Cuántos tortazos te llevan pegando ya?
-No lo sé David. He perdido la cuenta.-dijo Carlos sarcásticamente.
Seguimos andando mientras Carlos se frotaba la cara, por los dos lados.
Oímos otro ruido en el pasillo.
-¡Tíos, tíos! ¡Qué ahí hay alguien!
-Qué no Cris, no seas cabezona.-dijo David.
Mi amiga le miró mal.
-Claro, claro... A el le miráis mal pero a mi me pegáis.
Todos nos reímos de eso.
Seguimos andando otro rato pero seguíamos oyendo ruidos.
-¡AHORA EN SERIO, AHÍ HAY ALGUIEN!-dije.
Entonces oímos voces.
-¡FANTASMAS, FANTASMAS!-gritaron David, Dani y Carlos.
-¡CORRED, CORRED, CORRED!-empezaron a decir Álvaro y Blas.
Salimos corriendo mientras seguíamos oyendo voces y mirando hacía atrás.
¡ZAS! Nos caímos todos al suelo.
Vino una sombra dónde nosotros.
-WAS TUN SIE? DENKST DU STUDEN WOBEI DIE HALLEN?
Nosotros nos quedamos con cara de incertidumbre.
¿Qué narices nos estaba diciendo?
-KINDER HEUTE NICHT MEHR WISSEN ALS UNSINN!
¿Nos estaría echando la bronca?
Nosotros nos levantamos y nos fuimos corriendo, pero entonces oímos un ruido.
-¡AY!-se quejó Blas.
-MUAHAHAHAHAHAHA.-se oía reír al hombre.
-¡Me ha tirado la zapatilla! ¡MALDITO, TE MALDIGO!
Nosotros nos lo quedamos mirando mientras le decía esas cosas.
-Venga, Blas, tranquilo, ya paso.-decía mi amiga.
-¡CÓMO ES POSIBLE! ¡A MI! ¡A BLAS CANTÓ!
-Si, si, cantó mucho, pero vamos.
Él siguió diciendo cosas sin sentido.
Antes de llegar a la habitación cogió lo que el señor le lanzó.
-¡UNA ZAPATILLA! ¡ME HA LANZADO UNA ZAPATILLA!
-En realidad es una alpargata.-dije por lo bajo.
Y le lanzó la zapatilla.
Al señor no le dio porque rápidamente se metió en la habitación, pero luego salió para cogerla.
De eso Blas no se entero.
Nos metimos en la habitación porque a cuenta del hombre ese (qué sería alemán o por lo menos el acento era parecido, luego se lo tenía que preguntar a alguno de los chicos)
Nos metimos en la habitación, aún chorreando.
Los chicos nos dieron unas toallas para que nos secásemos.
-Me acabo de acordar-dijo mi amiga.-de que no tenemos nada para cambiarnos.
Ellos se nos quedaron mirando.
Carlos fue a abrir la boca, pero empezó a reírse y no dijo nada.
-¿Y a ese que le pasa ahora?
-No lo sé,-dijo Álvaro.-pero no quiero saberlo.
-Ya, yo tampoco.
Carlos se seguía riendo. Llegó un momento en el que se puso rojo de la risa.
-Bueno,-dijo Dani.-siempre os podemos dejar una camiseta.
-Oh, gracias Dani.-dijo mi amiga.
-Si, gracias.-dije.
-Lo llego a decir yo y me pegan.
Todos nos reímos de eso.
Nos dejo un par de camisetas, qué, a decir verdad, eran muuuuuuuuuuuuuy grandes. Bueno, para nosotras que éramos pequeñitas.
-Guau,-dijo David.-os quedan como un vestido.
-De tanto decir “guau” parecerás un perro.
-JAJAJAJAJAJAJAJA.-empezó a reír Carlos.
No, era verdad, en esa noche lo habría dicho tres veces lo menos.
Dejamos pasar el momento y estuvimos hablando un rato de porqué nos íbamos.
-Pues porque sólo venimos aquí por Cris y sus fotos y salir de España.
-Pero no entendemos porque os vais tan pronto.
-Porque tenemos unos estudios.-le dijo Cris a Dani.
-Y nosotros.
Nosotras suspiramos. Íbamos a echarlos de menos, ya lo habíamos dicho.
-Vale.-dijo Cris.-Tengo todo el pelo mojado, así no puedo dormir.
-Yo tampoco. Es imposible. Además, os vamos a mojar toda la almohada.
Entonces vino Carlos y le empezó a secar el pelo a Cris.
Todos nos quedamos mirándole.
-¿Qué?
-Es que me lo prometió.-dijo mi amiga.
Después de que le secase el pelo a Cris (qué a mi no me lo secó, me lo secó Dani), nos fuimos a dormir.
-¡Y hoy nada de levantarse a las tres de la mañana!-dije.
-Vale.-dijo Carlos.-Nos levantamos a las cinco.
-¡A ninguna hora!
Se rieron.
Abrí los ojos y estaban todos saltando encima de mí.
-¡LEVANTA, LEVANTA, LEVANTA!-cantaban todos.
-De ellos me lo esperaba,-dije.-pero de ti no, Cris.
-JAJAJAJAJAJAJA
Se bajaron de la cama y me levantaron.
-Dios bendito.
Ellos rieron.
-Vamos a la habitación, my friend.-dijo Cris.-Tenemos que ir a por ropa, hacer las maletas, etc.
En la habitación, mientras nos cambiábamos de ropa...
-¿Nos vamos después de comer, no?
-Si Cris, sí.
-Les voy a echar de menos.
-Lo has dicho no sé cuantas veces.-repliqué.
-Cómo si tú no lo hubieses dicho.-me replicó ella esta vez.
Las dos suspiramos.
¡Tengo hambre! –dijo Carlos por WA, obviamente.
¿Te tengo que recordar que te comas el codo? –le dijo Cris.
Eso, Carlos, el codo, el cooooooodo.
No nos volvió ha hablar por el WA.
Salimos afuera del hotel, claro esta, Cris con su cámara amada.
Hacía días que no la sacaba.
Bueno, fuera del hotel estaban los chicos haciendo el idiota, aunque eso en ellos era costumbre.
Cris cogió la cámara qué tenía colgada en el cuello y les saco una foto.
-¡Eh!-dijeron ellos.-¡Estáis aquí! ¡Vamos!
-¿Se habrán puesto de acuerdo para decirlo al mismo tiempo?-dije.
Cris se rió mucho con eso.
-Vamos a disfrutar nuestra última mañana juntos.-dijo Dani.
-Cris.-ella me miró.-¿Tienes dinero para imprimir la foto, no?-dije en bajo.
Ella asintió.
Genial.
Vimos una tienda en la que ponía algo de fotografía y entramos.
-Vosotros quedaos aquí.-les dijimos.
-Vale.-dijeron ellos.
En un cartel ponía “We speak English” así que nos fue fácil.
-Sí, hola.-dijo Cris.-¿Para sacar fotos en papel?
El señor nos dijo dónde estaba y nos dirigimos a dónde nos dijo.
-Bien...-dijo.-¿Qué foto imprimimos?
En la pantalla del cacharro de la tienda aparecían las más de quinientas fotos que Cris sacó.
-¡Oh! ¡Esta, esta!-dije.
Era una foto en la que aparecíamos todos delante de una fuente.
Se la habíamos mandado sacar a un señor que pasaba por ahí.
-Vale, pues esta.-dijo Cris.
La sacamos en papel y le pagamos al señor lo debido.
Salimos de la tienda.
-¿Qué habéis comprado?-dijo Blas.
-Eso, eso.-dijo Álvaro.
-Yo quiero saberlo.-dijo David.
Cris y yo nos miramos.
-Oh, nada. No nos gustaba nada.
Seguimos andando.
Ahora teníamos que encontrar otra cosa más.
-¿Y qué haréis cuando lleguéis a Madrid?-dijo Carlos.
-Pues... nos prepararemos para el día de clases. Cada una lo suyo.-dijo Cris.
-Sep. Ella su trabajo y yo lo de interpretación y eso.
-Guay.
Casualmente, en el paseíto que nos estábamos dando, vimos varias tiendas. Desde chinos hasta ropa y tiendas de fotografía.
-Oh, mira Cris.-dijo Dani.-Una tienda de fotografía. Te podrías comprar una funda o algo para la cámara.
Cris y yo le miramos con estrellitas en los ojos.
-¡Que buena idea Dani!-dijo mi amiga.-¡Vamos dentro Sigrid, vamos!
Me llevo arrastras hasta dentro de la tienda.
En esta tienda solo hablaban francés.
-Mierda.-susurró Cris.-No sé nada de francés, ¿qué hago?
-Podemos poner la aplicación de mi teléfono.
-¿Qué aplicación?
-Una de francés que me descargué el otro día.
Ella me pegó una colleja.
-¡¿NO SABES DECIRMELO ANTES?!
-Chst, no grites, loca. A ver, ¿qué quieres preguntarle?
-Si tiene marcos de fotos.
-Vale.
Lo escribí en mi teléfono.
-Mira, se dice así.
-Sabes que no sé pronunciar.
-Tú no digas la r y exagera, no es más.
-Vale.
Ella fue dónde el dependiente y se lo dijo.
-Vous avez cadres pour photos?
El señor se la quedó mirando.
Yo creo que estaba procesando en su diminuto cerebro lo que mi amiga le había dicho.
-Oui, oui.
Entonces el dependiente se salió del mostrador y nos llevó a los pasillos de los marcos, mientras Cris no decía mas que chorradas.
-¿Y si nos mata? ¿Y si nos encierra y tira la llave?
-Pues los chicos estarían hay para salvarnos.
-Es verdad.-dijo feliz.
El dependiente nos señalo con las manos (con qué sino...) los marcos.
-Vale... ¿cuál cogemos?
-No sé.-dije.
-A ver... tiene que ser bonito pero al mismo tiempo masculino.
Nos pateamos el mismo pasillo unos 20 minutos.
-¡ESTE! ¡ES PERFECTO!
Un marco blanco con un espacio lo suficiente grande para la foto.
Pusimos la foto en el marco, lo pagamos (solo el marco, la foto era nuestra, ah)
y salimos de la tienda.
Cris se metió el marco en el bolso (qué no me había dado cuenta de que lo llevaba) y nos reunimos con los chicos.
-¿Has comprado alguna funda?-dijo Dani.
-Eh... esto... No, eran muy caras.
-Ah, pues te lo regalo yo.-dijo Blas.
-No, no. Gracias Blas, pero no.
Seguimos andando, y nos dieron la una y media de la tarde.
-¿A que hora viene vuestro hermano?
-Pues creo que a después de comer, Álvaro.
-Ah vale.-dijo mirando a los demás.
Entonces sonó un teléfono.
-Sí, ahora voy. Sí, en un momento. Sí, seguro. Claro. No faltaré.
Todas nos quedamos mirando a Carlos.
-¿Qué pasa cabezón?-le dije.
-Eh... he quedado con un viejo amigo que vive aquí en Francia. No creo que llegue a despediros. Lo siento.
Cris y yo nos miramos.
-Claro.-dijo Cris.-Bueno, pues pásatelo bien con tu amigo.
-Eso. Espero que... nos volvamos a ver.
Nos fue a dar un abrazo pero nos apartamos.
-Bueno...-dijo poniéndose la mano en la cabeza.-Ya nos veremos.
Y se fue corriendo.
-¿Vamos al hotel?-dijo Dani.
-Claro...
Nos dirigimos al hotel.
Cris y yo estábamos dolidas. No de depresión, si no de qué... pensábamos que estaría ahí para despedirse como los demás.
A veces la vida te da una patada en la cara, ¿verdad?
En la puerta del hotel, llamaron a Blas.
-¿Y lo tienes no? ¿Seguro? Espero que no falte nada. Revísalo. ¿Seguro? Vale. Pues no sé. Quizás en unos minutos. ¿Cuánto tardarás? ¿Diez? Vale, estaremos ahí. Hasta luego.
¿Qué tan ocupados estaban que igual no podían despedirnos?
En serio, eso dolía.
-Vamos dentro...-dijo David.
Nos metimos en el restaurante.
Todos estábamos muy callados. Nadie hablaba.
Entonces vino el camarero amigo de Cris.
Nos pregunto lo que queríamos y apuntaba cada cosa que pedíamos.
-¿Y tú solo haces fotografía?-dijo David.
-No. También hago filología inglesa. Principalmente solo hago filología, pero había un cursillo de fotografía y como tenía una cámara-señaló su cámara.-no iba a desaprovechar la ocasión. Además me gusta la fotografía.
-Bien. Eso mola. Por lo menos tú no dejas filología como hizo Carlos.
-JAJAJAJA.
El camarero nos trajo la comida y empezamos a comer, sin prisa, porque era la última comida francesa, según Dani.
A Dani se le salió la bebida por la nariz y nos empezamos a reír todos.
-JAJAJAJAJAJA.
-¿Qué es tan gracioso?-dijo una voz.
-¿Carlos?-dijimos Cris y yo.
-El mismo que lleva un sombrero.
Los chicos se levantaron y se pusieron a su lado.
Blas llevaba una cosa en la mano, un sobre era.
-¿Qué hacéis, chicos?
Y en vez de respondernos, se acercaron a nosotras y nos dieron un sobre.
-Abridlo, no muerde.
Era una postal con una foto de los siete, totalmente distinta a la que cogimos nosotras.
-Ohhhhhh.-dijimos nosotras.-Es preciosa.
Detrás de las fotos había unas firmas.
-¿Son vuestras?-dije. Ellos asintieron.-Gracias, es un detalle.
Ellos nos abrazaron. Bueno, Carlos no.
-¿Y tú porque no nos abrazas, eh?-dijo Cris.
-¿No os vais a apartar?
-Lo prometemos.
Y nos fundimos en un abrazo de tres al que se sumaron los demás.
-Bueno, nosotras también tenemos algo para vosotros, pero...
Cris sacó de su bolso el marco envuelto, (qué lo habíamos envuelto en la tienda).
Lo desenvolvieron y se quedaron con la boca abierta.
-¡Gracias!-dijo Dani.-Lo llevaremos en el AurynCar.
Nos reímos.
Miré el reloj.
-¡Tía, que nos tenemos que ir yendo al aeropuerto o no llegamos!
-Vamos a por las maletas. Además, tenemos que ir en el bus. ¡Rápido!
Subimos en el ascensor a nuestra habitación y cogimos las maletas que pesaban mas que nosotras.
¿Pesaban tanto cuando vinimos?
Corriendo otra vez hacía el ascensor, nos montamos y bajamos. ¡Joder, como tardaba!
Vale, ya estábamos abajo.
Íbamos a salir por la puerta cuando los chicos nos lo impidieron.
-Os llevamos nosotras.-dijeron.
Pues vale, si estaban serviciales...
Nos montamos en el AurynCar y con carretera y manta nos dirigimos al aeropuerto.
Tuvimos que correr con las maletas. (Nosotras, que no ellos)
Todo el mundo nos miraba, ya que, ¿quién ve a Auryn y a dos chicas correr todos los días?
Llegamos a tiempo, todavía no era la hora, faltaban cinco minutos.
-Bueno... esto es el adiós.
-No Dani. No es un adiós es un... hasta luego.
-Que cursi te ha quedado Sigrid.-dijo mi amiga.
-JAJAJA
Estuvimos abrazándonos todo el rato.
“Pasajeros  del vuelo ____, por favor, vayan embarcando.”
Estúpida voz.
Ahora tenía que hablar.
Nos metimos al avión después de despedir a los chicos con la mano tres mil veces y media.
En el avión...
-Los echaré de menos.
-Ya y yo.
Suspiramos.
Últimamente no hacíamos más que suspirar, algo que no era normal en nosotras.++
Estábamos hablando de lo de siempre pero al rato nos dormimos.
Entonces la voz del avión nos despertó.
“Pasajeros, por favor, abróchense los cinturones, vamos a aterrizar.”
Nos abrochamos los cinturones y nos preparamos para aterrizar.
Yo tenía ganas de potar.
-Sigrid, no potes, te lo pido por lo que más quieras.
-Og, que mal me encuentro...-dije.
-Creo que voy a potar.
-Y yo también.
-Oh, Cris, que poto, te lo juro.
-Y yo.
-¿Por qué no potáis y calláis?
Eso fue una mujer, una señora mayor que no hacía mas que murmurar cosas sobre los jóvenes de hoy en día.
Al final las dos potamos.
Cris salió del avión corriendo, para coger las maletas.
-¡Cris, Sigrid!-nos llamó una voz.
-¡Alberto!-dijimos, corriendo hacía él.
-¿Tenéis las maletas?
Nosotras nos miramos y miramos a las maletas. Después le miramos a él.
-Nooooooooooooooooooooo. Es un producto de tu imaginación.-dije sarcásticamente.
Ellos rieron.
-Anda, vamos, señora sarcasmos.-dijo Alberto.
Nos dirigimos al coche y nos sentamos en la parte de atrás.
-¿Y qué tal en París?
-Si te contáramos...
-Hemos conocido a Auryn.-dije.
-¿A quién?
Le saqué la foto que nos regalaron.
-Ah, ellos.
-Y somos amigos.
-Ya, claro.
-Qué si, de verdad.
-Vale, vale. Lo que tu digas.
-Jo.-dije.-Cris, tu hermano no me cree.
-La culpa es tuya por usar tanto sarcasmo.
-JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA.-se reía el hermano de Cris.
Nos dejó en la puerta de nuestro apartamento y nos bajo las maletas.
-Ahora las subís vosotras.
-Gracias hermanito.
Ah, no os había dicho. El hermano de Cris tenía unos veintidós años, y se parecía mogollón a Álvaro.
Entramos en el portal y mientras subíamos en el ascensor...
-Cris, Alberto se parece a Álvaro.
-Anda, deja de decir tonterías.
-En serio, se parecen mucho.
-Claro.
El ascensor paró y se abrieron las puertas, entonces nosotras salimos y nos metimos en casa.
Sacamos la ropa de las maletas lo más rápido posible, ya que estábamos cansadas y hambrientas.
-¿Qué hacemos?-dijo mi amiga.
-Pedir pizza, no quiero cocinar.
-Llama tú.
-Siempre me toca a mí.
Llamé a Telepizza y me contestaron rápidamente.
-Una de jamón y queso, dos coca-colas. Si. No. Gracias.-dije.
-Ya esta, ¿no?
-Sep, ya esta.
-Vale entonces.-dijo mi amiga.
Cuando nos trajeron lo que pedí (YO porque Cris no hizo nada, eh) le pagué y fui al salón con las pizzas y las bebidas.
-¡PIZZA!-vio las coca-colas.-¡COCA-COLA!
Me reí mucho con eso.
-¿Vemos una película?-dije.
-No hay nada mejor que hacer.
Y escogimos una película.
No sé si era de risas o de qué, solo se que nos gustaba.
Después pusimos la telecinco. Daban “La Hora de José Mota”.
Era el primer capítulo.
Salió la Blasa.
-¡LA NOVIA DE CARLOS!-dijo Cris.
-Es clavadita a la del hotel.
Nos reímos de eso.
Entonces recibimos un WA de Dani.
“¡LA NOVIA DE CARLOS!”
“¿Tú también lo estáis viendo?” dije.
“¡TODOS! ¡Que bueno! JAJAJAJAJA :P” ese fue Blas.
“Ya vale, ¿no?” esta vez fue Carlos, quejándose.
“Eso,-dije yo.-pobre Carlos.”
“Eh, Carlos, la vieja te desvestía con la mirada, ah” esa fue Cris.
“Venga, nosotras nos vamos a dormir. Byee!”
Nos fuimos a la cama, aún riéndonos de la conversación que habíamos tenido con ellos no hacía mucho rato.
Nos pasamos la noche hablando de ellos.
De las tonterías que habíamos hecho con ellos.
Momentos inolvidables, que recordaríamos día a día.
 -¿Y te acuerdas cuando pegamos a Carlos por primera vez?-dijo mi amiga.
-Sí JAJAJAJA Fue muy bueno, pero luego me sentía mal.
-O cuando os dejamos a ti y Carlos en la parte de atrás del coche.
-No parábamos de hablar.
-JAJAJA.-reímos las dos.
-O cuando le tiraste el gorro a la piscina.
-Y el me tiró cuando jugábamos en ella.
-JAJAJAJAJA Eso fue muy bueno, reconócelo Cris.
-Si, la verdad. Aunque luego me enfadé.
-Sabíamos todos que no era de verdad.
-Amiga traidora.
-Ya.
-Anda, vamos a dormir. Buenas noches.
-Hasta mañana.
-¡LOS LUNNIS Y LOS NIÑOS, NOS VAMOS A LA CAMA!-dijimos a la vez.
Nos reímos largo rato.
Nos dormimos rápidamente.
Al día siguiente Cris, por la mañana, me despertó.
-Eh, Sigrid.
-Mfalksnal.
-Eh. Despierta.
-¿Qué quieres?-dije.
-Qué se me ha ocurrido que podemos ir a ver a mi madre, para darle la estatuilla.
-¿En serio?-ella asintió.-Tienes una suerte de que tengas a tu madre tan cerca...
-Algún día iremos a ver a tu madre, te lo prometo.
Yo la dí un abrazo.
Mi madre vivía en La Rioja, pero casi nunca teníamos tiempo para ir.
Nos vestimos rápidamente.
Cogimos el bolso (y Cris el sombrero) con dinero y nos fuimos a la estación de tren.
-Joder, cuanto tarda el tren...-dijo Cris.
-¿Has cogido la estatuilla Cris?
-Sip, esta aquí.-la saco del bolso y me la enseñó.
Tenía la sensación del que el bolso de Cris era como el de esa mujer con el bolso gigante que, todo lo que quería lo tenía hay dentro.
El tren que a nosotras nos tocaba paró y abrió sus puertas.
Nos metimos en él y en el viaje (que era muy largo) estuvimos hablando.
-Es mucho tiempo sin usar el tren de Madrid.
-Es verdad.-dije.
Tenía razón. En París no hacíamos mas que andar y andar.
-Me estoy empezando a dar cuenta de que en París hemos hecho mas ejercicio que en toda nuestra vida.
-Anda, pues es verdad.
-JAJAJAJAJAJA
De la estación de tren a la casa de la madre de Cris tardamos veinte minutos. (Bueno, suelen ser menos, pero es que paramos a comprar algo en una cafetería)
Llegamos al portal de la madre de Cris.
Ella llamó al interfono.
-¿Sí?-dijo una voz.
-Mamá. Soy yo.
-Y Sigrid.-dije.
-Y Sigrid.-repitió mi amiga.
-¡Ya llegasteis! ¡Subid, subid!
Y nos abrió la puerta del portal.
Subimos hasta la puerta y nos abrió rápidamente y nos abrazó.
-¡Pasad, pasad!
¿Decía las cosas dos veces o era cosa mía?
-¿Y que tal por allí?
-Ah, pues muy bien, mamá. Conocimos a unos chicos, que son españoles. Son un grupo y se llaman Auryn. Estuvimos dando paseos nocturnos con ellos.
Y le contó a su madre todo.
-¡Ah! Cris, dale a tu madre eso.
-¿El qué?
Cris sacó de su bolso el regalo.
-¡Que bonito! Gracias.
Y nos dio un abrazo.
-Pero de todas formas... ¡No se os vuelva a ocurrir ir por ninguna parte con cinco chicos! ¡Nunca! ¿No sabéis lo que os puede pasar?
Estuvo un rato echándonos la bronca.
-Pero lo importante es que estáis a salvo.
Nos abrazó de nuevo.
-¿Queréis galletas?
Nadie entendía a esta mujer.
Nos fuimos de Torrejón y volvimos a Madrid.
Cris tenía que hacer lo del trabajo.
Yo tenía que mirar como lo hacía.
Ya en casa...
-¿Vemos las fotos que hicimos con ellos?
-Claro. Ponlo en la tele.-dije.
Puso la cámara conectada a la tele y después de varios pasos para poner las fotos, las empezamos a ver.
-¿Y te acuerdas de esta? JAJAJAJA “Odio en estado puro”, me encantó.
-Y esta de Carlos durmiendo JAJAJAJA
-Álvaro JAJAJAJAJAJA
Estuvimos viendo las fotos toda la tarde.














-Anda, deja eso y vamos a cenar.-dijo.
-Vale. Hoy estoy servicial, haré la cena yo.
-Oh.
Hice tortilla de patata, ensalada y... nada más.
-Te ha salido.-dijo Cris refiriéndose a la tortilla.
-Si, gracias a Dios.
-JAJAJA
Al día siguiente teníamos universidad, así que nos echamos bastante pronto.
-¿Has preparado el trabajo?
-Si mamá.-dijo.
Nos dormimos entre risas y risas, aunque, yo por lo menos (y sabía que Cris también) estaba un poco triste, porque esos días con los chicos habían sido impresionantes y les echaríamos de menos.
Nos levantamos al día siguiente a las siete.
Nos preparamos para ir a la universidad. El primer día después de un tiempo de vacaciones.
Teníamos cara de zombie.
Empezamos a desayunar un bol de cereales y cuando terminamos nos lavamos los dientes.
En esas nos empezamos a vestir.
-Venga, vamos anda. Vístete rápido, no quiero llegar tarde.-dije.
-Vale.-entonces me miró.-¡PERO VÍSTETE TU TAMBIÉN!
Me reí mucho con eso.
Nos vestimos a todo correr, porque sino no llegábamos.
Estábamos en la puerta cuando Cris se acordó de su trabajo.
-¡MI TRABAJO!-dijo mientras se iba corriendo por él.
-Dios mío...-decía yo susurrando.
Salimos corriendo de casa y llegamos a la universidad por los pelos.
-Nos vemos a las dos.
-Nos vemos a las dos.
Fue cada una a su clase.
-Cris-
Lamenté terriblemente el tener que entrar en aquella clase.
¿De verdad tenía que hacerlo?
Quizá mi cuerpo estuviera en aquella aula, pero mi mente se encontraría lejos, muy lejos, corriendo por los pasillos de aquel hotel de París.
Y, para colmo, lo peor de todo no era la clase en sí, eso me gustaba (qué relacionado con las fotos no me gustaba a mí), lo peor era el profesor, el señor Peinado (que no hacía nunca juicio a su apellido puesto que era calvo y no podía peinarse).
-Ah, pero si está aquí usted, señorita Vila.
Mira que le había dicho veces cómo me llamaba, pero él ni caso. Yo creo que le gustaba fastidiarme llamándome por el apellido.
-Sí, la misma que viste y calza.
"El mismo que lleva sombrero"
Me acordé de esa frase de Carlos mientras tomaba asiento al lado de Pedro, un niño extraño que miraba siempre a la pared. Eso cuando no intentaba echarme una foto. Yo no quería ese sitio, pero es que no había más.
Además, desde que me sentaba con Pedro, me habían desaparecido más gomas de lo normal e incluso dos bolis. No sospecharía de él si no fuera porque se los había visto usándolos.
El mundo, a veces, es muy cruel.
Uno de los motivos, como bien habíamos dicho, por los que fuimos a París fue para alejarnos de España y que yo pudiera hacer fotos para un trabajo de clase. Ya que daba igual de dónde fueran las fotos, decidimos irnos a París.
Miré a mis compañeros con cara aburrida.
Me amargaba pensar que tenía que ver sus trabajos cuando, hace unos días escasos, estaba montada en una furgoneta con Auryn rumbo a lo desconocido (luego acabamos en el bosque ese dónde Carlos se perdió y esas cosas).
-Bueno, ¿quién quiere empezar?-dijo el señor Peinado, sacándome de mis recuerdos.
Nadie dijo nada. Sonaron grillos.
Era uno, haciéndose el gracioso.
Al final Pedro salió voluntario y nos proyectó en la pizarra digital las fotos de su trabajo, que no eran otras fotos que fotos de su casa.
-Y esta es mi pared. Y este es mi cuadro favorito. Y por esta ventana miro al vecino...
-Bueno sí, Pedro, un trabajo excelente, siguiente.
¿Qué estaría haciendo Sigrid ahora? Seguro que se lo estaba pasando mejor que yo. Cualquiera se lo estaría pasando mejor que yo. ¿Y los chicos? ¿Qué harían? 
Miré el reloj.
¿David estaría durmiendo? ¿Álvaro afeitándose? ¿Carlos comiendo? ¿Dani escuchando música? ¿Blas... siendo Blas?
-¡Vila!
-¿Eh, qué?-dije, aturdida.
-Tu turno-me dijo el señor Peinado.
Cogí mi pendrive y me acerqué al cacharro de la pizarra digital.
Había estado eligiendo las fotos en un rato de ayer. Como no tenía ganas de ver las de los chicos, porque no sabría cómo me sentiría al verlas, cogí unas cuantas al azar. Si total, todas las fotos eran perfectas, ¿qué podía fallar?
Empecé explicando un poco cuál era el sitio, enseñando fotos sencillas del paisaje (aquellas que hizo Sigrid de la carretera antes de que el coche muriera) cuando de repente salió una del interior de la furgoneta, que pronto reconocí como una que hizo David.
La pasé rápido, confiando en que nadie se diera cuenta.
-Y esta es de cuando estuve en Notre Dame...
¡Zas! Apareció la foto de Álvaro deslumbrado por el flash.
Oh, mierda, se me habían juntado algunas fotos.
-Emm... Esta significa la emoción de ver la Torre Eiffel-dije, intentando justificar la foto.
Mis compañeros asintieron con la cabeza.
Seguí pasando las fotos, rezando para que no saliera ninguna otra rara y, cuando ya creí que me salvaría, llegó.
La foto era "Odio en estado puro", aquella foto en la que Carlos daba miedo.
Oía a mis compañeros cuchichear por detrás. Alguno se rió. 
Pedro se asustó y tiró sus apuntes por el suelo.
-¿Y esta qué significa...?-dijo el señor Peinado.
-Emm... Pues.... Como su título indica, es "Odio en estado puro". Emm... Refleja el sentimiento abstracto de... Uh... La verdadera naturaleza de las personas aplicada a la Torre Eiffel.
-Fascinante-dijo el señor Peinado, mirando la foto.-¿Esta era la última?
-Eh, sí.
No quería arriesgarme a que saliera otra foto la cuál no podría justificar.
-Puedes sentarte. Buen trabajo.
Volví a mi sitio y, nada más sentarme, me partí de la risa y Pedro se rió contra la pared.
-End-
Entré en el salón de actos. La clase que me tocaba era interpretación.
¿Por qué elegí esa asignatura? Pues porque Cris me había dicho que actuaba muy bien.
Me tocaba sentarme al lado de la típica niña de mamá. Rubia, de ojos azules, cuerpo diez.
Pasaba un poco de ella, pero ella de mí no. ¿Qué cosas tiene la vida, eh?
Me senté en mi sitio, pensando en que narices harían los chicos ahora.
Seguro que era más divertido que esto.
Mi profesor se llamaba Señor Delgado, haciendo honor a su nombre.
-Sigrid.-dijo.-Te toca.
-Ah, claro.
-¿Quién es tu compañera?
-Es Ashley.
Ella hizo una mueca de asco.
-¿Y que haréis?
-Una escena entre dos compañeras que se odian.-dijo.
-Muy bien. Adelante.
Ashley y yo cogimos dos mesas y dos sillas y las pusimos en medio de la clase.
Yo me puse unas gafas de empollona y, con unos libros cualesquiera, me senté en la mesa como si estuviese estudiando.
La escena empezaba.
-¡Eh, tú!-dijo Ashley.-Ese es mi sitio.
Yo miré alrededor.
-¿Me lo dices a mí?-dije como asustada.
-Si. ¿Hay alguien más en la clase?
Yo negué con la cabeza.
-Entonces si estoy hablando contigo.
En ese momento, tenía que hacer como si estuviese asustada, pero le dijese que no.
-No.
-¿Qué?
-Que no me voy a quitar.
 Y me quité las gafas.
-¿No hay más sitios?-miré a la otra mesa.-Pues te sientas en esa que esta libre.
Y la escena terminaba ahí.
Todos nos aplaudieron.
-Muy bien.-dijo el profesor.-Lo habéis hecho realmente bien. Enhorabuena, tenéis un sobresaliente.
Nos sentamos cada una en su mesa, aunque ella me seguía mirando con asco.
-Oye, Ashley, ¿seguro que estabas actuando o era tu instinto y salió solo?
Con eso todos rieron.
La campana de la clase sonó.
-Bueno, chicos. Nos veremos mañana.
Nos estábamos yendo cuando me dijo que me quedase.
-Sigrid, tengo que hablar contigo.
-Claro profesor.
-Escucha, este trimestre va a haber una obra bastante importante, y pensaba que te gustaría ser la protagonista.
Yo me quedé en blanco.
-Todavía no sabemos que obra será, pero sea cual sea quiero que tú seas la protagonista, ¿estarías dispuesta?
Yo asentí repetidamente.
-¡Claro que sí! ¡Muchas gracias, de verdad! ¡Adiós!-dije muy contenta.
¡Era perfecto! Estaba tan contenta...
Se lo tenía que decir a Cris.
Unas horas después, cuando acabaron las clases...
-¡Cris! ¡Cris!-iba gritando por los pasillos.
¿Dónde estaría?
¡Ah! Ahí estaba, hablando con unas compañeras.
-¡Cris!-dije.-Lo siento, os la quito. Adióoooooooooos.
Lejos de esas amigas se lo conté.
-¿Sabes qué? ¿Sabes qué?
-¿QUÉ, QUÉ?-dijo nerviosa.
-¡ME VAN A DAR EL PAPEL PROTAGONISTA EN LA OBRA DEL SEMESTRE.
-¿¡QUÉEEEE!? ¡Es genial! ¡Estoy muy contenta!-dijo abrazándome.-¿Sabes lo que me ha pasado a mi?-yo negué.-¡Sin darme cuenta se me colaron algunas de las fotos de los chicos! Que vergüenza.-se tapó la cara con las manos.-He tenido que justificarlas como he podido,-se rió.-pero al profesor le gustaron, ah.
-JAJAJA ¿En serio? Oh, menos mal.
Nos dirigimos afuera de la universidad.
Estábamos con las bandoleras (que nos las había dado la Uni) comentando y riendo cuando oímos unas voces muy conocidas.
-¿De que os reís?-dijo Álvaro.
Nos giramos y ahí estaban.
-¿Vosotros?
-Tío, esta vez no tengo ningún sombrero.-dijo mi amiga.