domingo, 21 de abril de 2013

Capítulo 19: Todos aman a Dani.


-Cris-
Tras ponerme el pijama y cepillarme un poco el pelo, cogí el móvil, marqué y me tiré sobre la cama, esperando a que Blas descolgara.
No le di tiempo a decir nada cuando le dije.
-Te quiero.
Mira que le dije a Sigrid que estaba cansada, pero aún así, aguanté un rato, conversando con Blas.
Tras desearnos buenas noches quinientas tres veces y el típico "Cuelga tú, no, cuelga tú" (al final colgó él, sino, quizá aún siguiéramos con la tontería...) decidí llamar a Carlos.
Quizá estuviera despierto.
-¡Eres tú!-dijo, al descolgar, con sorpresa.
-Sí, soy yo. Hola.
-¿Qué haces que no estás dormida?
-Mm... ¿Llamarte a ti?
Pasaron unos segundos en silencio al otro lado de la línea.
-Pues es verdad.
Y nos reímos los dos.
-¿Y tú qué haces?-pregunté.
-Te hablo a ti. Y como Donettes.
-¿A estas horas?
-Sí y un batido de chocolate.
-Te falta inyectarte chocolate en vena...
-¿Se puede hacer eso?
Volvimos a reírnos y oí golpes al otro lado de la puerta.
-Espera, oigo algo.
Abrí la puerta y Choco se coló dentro.
-Ah, es Choco, que quería verme.
-¡Choco! ¡Pásemelo!
-Creo que no va a decirte mucho, pero...
Decirle no le dijo nada, pero le pegó un lenguetazo a mi móvil.
Tras eso, Choco y yo nos tumbamos en mi cama.
-Te llamaba para ver si seguías mal por lo de antes. Si a veces me paso contigo, de veras lo siento. Y no quería que te fueras sin que lo supieras.
-¿Te ha hecho Blas algo?
-¿Qué? ¿Por qué dices eso?
-No sé, te veo tan sentimental hoy que...
-Eres imbécil.
Se rió.
-No, ya estoy bien. Tu discurso me ayudó bastante.
-Cuánto me alegro.
-¿Lo tenías preparado o improvisaste?
-Improvisé, por supuesto.
-Qué grande eres entonces.
-Pues tú siempre me estás llamando enana, no sé cómo lo ves...
Los dos nos reímos.
-¿Nos llamarás?-pregunté.
-Os llamaré, que ya sé, desde que me lo has dicho, que sin mí no podéis vivir...
-Bueno, yo no dije exactamente eso, no con esas palabras, pero sí, básicamente eso. ¿A qué hora te vas mañana?
-Pronto. Seguramente, antes de que os levantéis, yo ya no estaré aquí.
-Con que triste idea despertaremos entonces.
-Oye, ¿seguro que no te pasa nada a ti o algo? Hoy no estás normal...
-¡Cállate ya, cabezón!
-No, sí, vale, eres tú, sí....JAJAJAJA.
Acaricié a Choco y este me chupó toda la cara.
Arg.
-¿Y cuándo volveras?
-¿Y cuándo vas a ir a buscarme?
Reí.
-¿Cuándo quieres que te vaya a buscar?
-Eso depende de cuánto tiempo quieras dejarme allí abandonado.-dijo, con voz de pena.
Carlos era un experto manipulador, ya os lo puedo asegurar. Pero conmigo no colaba.
-A dar pena al vecino, Carlos.
-JAJAJAJA.
-Tenemos que ir a La Rioja antes de pasarnos por ti. Mm... ¿El sábado?
-Eso es mucho tiempo.
-Encima nos has salido exigente, eh. Espera, miraré mi agenda.
Fui hacia mi escritorio y empecé a buscar mi agenda entre el desorden (qué le vamos a hacer si ordenada yo no había salido).
-¿Un Donette?-me ofreció.
-Sí, claro, guárdamelo y me lo das en Alicante.
-No creo que llegue allí con vida.
-Bueno pues entonces me debes uno... ¡Ah, aquí está! A ver...
Pasé las páginas.
-¿Y qué te parece el viernes? Es mi mejor oferta.
-¿No tenéis universidad las dos?
-Según mi agenda, no. Hay una huelga y se van a encerrarar allí unos cuantos por motivo de los recortes estos del gobierno, qué sé yo. 
-¿Y apuntas eso en tu agenda?
-Apunto que no hay que ir y el motivo, no vaya a ser que se me olvide.
Se rió.
-El viernes me parece bien. ¿A qué hora estaréis aquí?
-Carlos, no te has ido y ya quieres todos los detalles. No seas tan impaciente. Ya iremos hablando a lo largo de la semana y acordamos las horas y los detalles.
-Valeeeeeeee.
-Porque me has prometido que llamarás.
-Tú fíate de mí.
-¿No me fallarás?
-No lo haré.
-Está por verse...
Ambos nos reímos y bostecé.
-Me da pena colgarte, pero tengo sueño. Envía un WA por el grupo o a mí, como quieras, para avisar de que llegaste bien y ya hablaremos.
-¿Qué eres? ¿Mi amiga o mi madre?
-Soy lo que me da la gana y te callas.
-Sí, mamá.
Nos depedimos, colgué, apagué la luz y me tiré sobre la cama, con tan mala suerte que caí sobre Choco, que gruñó un poco pero me perdonó luego.
Al despertar, recordé las palabras de Carlos "Seguramente, antes de que os levantéis, yo ya no estaré aquí."
Qué niño más dramático era a veces. Luego decía de mí.
Una vez que me hube vestido y demás, Sigrid entró en la cocina, dispuesta a desayunar.
-¿Qué eran esas risas ayer?-preguntó-¿Es que Choco te contaba chistes?
-Y muy buenos, ¿verdad, amor?-dije, mirando a mi perro, que movió la cola (quizá fuera porque tenía comida en la mano, no lo sé).
Me senté en la encimera.
-Es que llamé a Carlos. Quería concretar con él ciertos detalles y eso, como el día que podríamos ir a buscarle.
-¿Y en qué habéis quedado?
-En ir el viernes. Está la huelga esa, ¿recuerdas?
-¡Sí! Es perfecto.
-Como nosotras.
Fuimos a la facultad y estaba constantemente mirando el teléfono, pero nada, ni rastro de Carlos.
¿Por qué no decía nada? ¿Estaría bien? Pues claro que estaba bien, qué tonterías eran estas.
Cuando Sigrid y yo hablamos tiempo atrás de que se habían convertido en una parte importantísima de nuestras vidas, no pensé que podría llegar a tanto. Si algo les pasaba a cualquiera de ellos, todo se acabaría para mí.
Al fin llegó el tan esperado WA.
"Ya estoy en Alicante :D"
El grupo entero nos lanzamos a hablarle.
"Y para ti, un Donette (:"
Y me envió, por nuestra conversación, una foto de un Donette.
"Qué majo eres. ¿El viaje bien? :D"
"Sí, todo bien. Algo aburrido, pero... ¿Quién sacará a Choco en mi ausencia? D:"
Ay, Dios y ahora se acordaba del perro.
"No te preocupes, Sigrid y yo cuidaremos muy bien de él. No sufras".
Volvimos a casa sin guardaespaldas ni nada y Sigrid apenas hablaba.
¿Qué le pasaba a todo el mundo con eso de hablar?
Llegamos a casa y se dirigió a la cocina.
-¡No!-dije, poniéndome delante.
-¿No?
-No. Vete al salón o donde quieras, de la comida me encargo yo.
-Cris, ¿te pasa algo?
-No, estoy bien.
Definitivamente, no lo estaba. Iba a cocinar. Yo. Algo iba mal.
-A ver, a ver... ¿Qué podemos comer? 
Encontré unos macarrones por ahí pero, como no sabía cómo se hacían, tuve que mirar la receta en el móvil.
Eché agua en una olla, los metí y los dejé ahí.
Ey, pues no era tan díficil.
En el salón, Sigrid jugaba con Choco hasta que este le pisoteó el móvil.
-¡Choco!-le regañó.
-¡Guau!
Tras eso, le sonó el móvil.
"ajkdhjfghgjediof ¿Qué significa eso? ¿Está en clave?"
"¡Perdona, Carlos! Ha sido Choco, que ha pisado el móvil y ha debido de mandarte eso..."
"¡Choco! Quería hablar conmigo, lo sé. Qué majo es. ¿Qué hacéis?"
"Yo estaba jugando con él y Cris está en la cocina".
"¿Y qué hace allí?"
"La comida, ¿qué si no?"
"JAJAJAJA Vamos, Sigrid, no me engañes. Todo el mundo sabe que Cris y la cocina no se llevan bien."
"Espérate, te lo demostraré".
En esto que mi amiga vino a la cocina y me echó una foto.
-¿Se puede saber qué haces?-inquirí.
-Carlos no creía que estuvieras cocinando, así que quise mandarle una prueba.
-¡¿Qué le has mandado una foto de mí?!
-Dice que para que llevas delantal para hacer unos macarrones.
-Ese al final se queda en Alicante, te lo digo yo.
Me sonó el móvil.
-Ha puesto la foto en el grupo.
El teléfono sonó con insistencia.
-Dani dice que eso es Photoshop.
Cogí el móvil y lo miré.
"Si es un sueño, no nos despertéis a ninguno..."-A
"ALVARITO, AMOR, VERÁS CUANDO VENGAS A CASA (:"
"Dejad a la muchacha en paz, que ella al menos lo intenta"-D
-Mira, David ha salido en mi defensa. Es algo inaudito. Yo también tengo un defensor, como Carlos.
Una vez que hice los macarrones, procedimos a comérnoslos, que era la parte más peligrosa.
-Ey, pues están buenos.
-¡Bieeen!
-¿Y a qué se ha debido este... Cambio de mentalidad?
Me encogí de hombros.
-No sé, quiero empezar a valerme por mi cuenta, por si algún día no estás tú ni nadie que me pueda cocinar, tendré que comer.
Por la tarde, sacamos las dos a Choco y fuimos a buscar a los chicos, que habíamos quedado con ellos para dar una vuelta, pero empezó a llover (aquel día amaneció nuboso) y tuvimos que salir corriendo de vuelta a casa.
No sé si sobra decir que echamos una carrera.
Y no, no ganó Dani.
Ganó Choco.
Pero Dani quedó segundo.
Una vez en casa, a salvo de la lluvia, les conté el plan que había tramado con Carlos para ir a buscarle.
-Así que la cosa está en ir el viernes por la mañana primero a La Rioja, así que tendremos que salir temprano y, cuando a Sigrid le parezca oportuno, salir hacia Alicante.
-¿Y quién conducirá?-inquirió Álvaro.
-Yo. Sigrid no se sacó el carnet.
-¿SUSPENDÍ, VALE? ERA DEMASIADO BUENA PARA APROBAR A LA VEZ QUE TODOS.
La miramos con miedo, pero seguimos a la nuestro.
-¿Y no crees que es mucho trayecto para ti?-dijo David, trazando con el dedo la ruta que habíamos marcado en el mapa que estaba extendido en la mesa.
Le miré mal.
-Vale, vale. Tú puedes con ello.
Le sonreí.
-La cosa está en que no sabemos dónde vive Carlos y Cris no se orienta.
-Oye guapa, que llevaríamos el mapa-dije, poniéndoselo en la cara.
-Entonces estamos más perdidas que sin él.
-Gracias por esa confianza depositada en mí.
-No es que no confiemos en ti-dijo Dani-Es que no confiamos en tu capacidad de orientación.
-¿Y tú para qué hablas, ah?-dije, dándole con el mapa enrollado en la cabeza.
-Si queréis, yo puedo ir con vosotras.
Ambas miramos a Blas.
-Pero sólo si queréis.
-¡SÍIIIII!-dije, yendo corriendo a abrazarle-¡Sí, por favor! ¿Podemos llevárnoslo, Sigrid, eh, eh? ¿Podemos? ¡Por fa! ¡Di qué podemos!
-Cualquiera le dice que no...-dijo Álvaro.
-Claro, si él quiere venir, ¿cómo no le voy a dejar?
-¡BIEEEEEN!
-Así al menos sabré que no nos perdemos.
-Y nosotros dormiremos tranquilos.
Les miré mal a todos.
Entonces recordé que tenía algo pendiente con Álvaro.
-Alvarito, creo que tú y yo... Tenemos algo pendiente.
-¿Ah, sí? ¿Cómo qué?
Se acordó después, tras un par de golpes.
-No estando Carlos... Te los llevas tú-dijo David.
Yo le miré y no volvió a decir nada.
Se quedaron a cenar únicamente por ver cómo hacía yo la cena.
Se tuvieron que contentar cada uno con un par de huevos fritos y salchichas.
A ver, estaba empezando. No podían exigirme mucho.
Todo lo que tenían de cansinos lo tenían de agradecidos y estuvieron todo el rato diciendo lo bueno que estaba todo aunque sabía igual que si lo hubiera hecho Carmen (recordemos a la portera).
Se fueron tras la cena y Carlos llamó nada más ellos irse.
-¡Eres tú!-dije, imitándole, al descolgar.
-¡Soy yo! ¿Sorprendida?
-No sabes cuánto.
-Te dije que te llamaría.
-No dijiste eso, dijiste que llamarías sin más.
-... Puede ser, bueno, qué más da, la cosa es que llamé.
-Sí, ya veo que no me fallas. Vamos bien, Carlitos, vamos bien. Parece que mi discurso nos cambió. Ah, voy a pasarte con Sigrid que hoy le ha dado por no hablar y haber si tú, dándole conversación y eso, le haces que hable.
-¡Vale!
Carlos, siempre tan feliz con cualquier cosa.
Como cosa de casi veinte minutos después, Sigrid me devolvió el teléfono.
-¿Pero se puede saber qué te ha contado?
-Y eso que me dijo que no sabía qué decir...
Me reí, me levanté del sillón y me llevé el móvil a la oreja.
Solía tener la manía de andar de un lado a otro mientras hablaba por teléfono.
-¿Le has hecho hablar?-pregunté.
-Sí, algo ha dicho.
-¿Cómo qué?
-Sí, no, ayer, quizás, quién sabe...
-Vamos, que básicamente sólo has hablado tú.
-Sí, no, ayer, quizás, quién sabe...
-¿Te ha contado el plan?
-Ah, no.
-Te la paso para que te lo cuente y...
-Si es que sólo he hablado yo.
-Tú y tus monólogos de media hora.
-¡Eh! A tanto no llegó.
-Bueno, pues ahora te callas y me escuchas.
-Sí.
Y se lo conté.
-Ah, y viene Blas.
-¿Qué Blas viene? 
-Sí, se ha unido. Y yo, encantada.
-Claro.
-No supone problema, ¿no?
-JAJAJAJA Claro que no, si el problema eres tú.
-¡¿CÓMO QUE YO SOY EL PROBLEMA?! ¿ERES TONTO O PERSIGUES PUERTAS?
-La que persigues puertas eres tú, que te la comiste entera el domingo.
-¡Me di con el marco de la puerta, no con ella!
Empezamos a discutir otra vez, hasta que al final él logró poner paz.
-Volveré a llamar, todos los días, por la noche.
-Bien.-le dije.
Volví al salón y dejé el móvil en la mesa.
-¿Qué te ha dicho?-preguntó mi amiga.
-Uff, tantas cosas... ¿Y a ti?
-Tantas cosas...
Ambas nos reímos.
-Si algo les pasara, a cualquiera de ellos, me moriría.
Mi amiga asintió.
-Hicimos bien en ir a París.
-¡París, la ciudad del amor! ¡Oh, lala!
Volvimos a reírnos.
-¿Sabes? Carlos, el domingo... Estaba algo triste.-le dije.
-¿Eso existe?
-Sí. Yo lo vi.
-Pues no debería existir. ¿Qué le pasaba?
-Se pensaba que no nos importaba que él se fuera a Alicante. Él está allí y nosotros aquí y nosotros quedamos, nos vemos... Pero con él sólo podemos hablar.
-Es imbécil por pensar eso. Claro que nos importa.
-Eso le dije yo. Le dije que sin él no somos los mismos y, es cierto, ¿no lo has notado hoy?
-¿Qué hay más hueco en el sillón?
-Aparte.
Nos reímos.
-Faltaba ese ruido de fondo del que Dani nos habló.
-Sí-dije- Se hace raro no oírle cada dos por tres riéndose o hablando tan rápido que parece que se va a ahogar o incluso las bellas palabras que me dice cuando discutimos...
-No te dice bellas palabras.
-Bueno, cuando le grito a él, tampoco se las digo, ¿no?
Estallamos en risas.
-Así que le dije que le echaríamos de menos. Y eso estamos haciendo. Incluso yo. Pero tú no vas a decir nada. Y tú Choco, tampoco, que luego se entera él y se nos crece.
-Pero que palabras más bonitas me decís. Y tranquila, que ya me he enterado.
Al escuchar aquella voz, ambas miramos al teléfono, que estaba en la mesa.
Lo cogí y casi me caigo al suelo cuando vi que no colgué.
-¿QUÉ HACES ESCUCHANDO CONVERSACIONES AJENAS?
-Si no me colgaste, qué quieres...
-QUE HUBIERAS COLGADO TÚ.
-¿Lo siento?
-Ya no me digas lo sientoooo no tienes ganas de arrepentimiento, ya vas con los amigos de respuesto...
-¿Eh?
-Calla, que me he acordado de una canción. Cuando vayamos a Alicante, te vas a enterar.
-¡AH!
Y colgó.
-Sí, claro, ahora.
-Déjale, de todas maneras, no ha escuchado nada importante.-dijo mi amiga.
Eso esperaba.
Los días previos al viernes pasaron para mí lentos y rutinarios.
Sólo Blas me sacaba de aquella rutina.
Sigrid guardaba algo que no quería que yo supiera. Lo sabía, podría intuirlo y aquello abría una pequeña herida entre las dos, porque me dolía que me escondiera algo, por pequeño o absurdo que fuera, pero no iba a presionarla para que me dijera nada. Después de todo, puede que quizá fueran imaginaciones mías.
Los chicos venían de vez en cuando y sacaban al perro.
Solía ir yo con Blas, pero hubo una vez incluso que fui con Dani y, por íncreible que pareciera, no discutimos ni una sola vez. De hecho, tardamos más de la cuenta porque nos pusimos a hablar de música y de otras aficiones y descubrimos que teníamos bastante en común. Aparte de Slender, claro.
El jueves fuimos a comer a casa de Dani, para despedirnos y tal, aunque fueran dos miserables días los que estuviéramos separados.
Estuvimos en su casa hasta bien entrada la tarde, nos despedimos y Sigrid, Blas y yo regresamos a casa.
Blas venía porque yo le había insistido mucho en que se quedara a dormir conmigo, en casa, y así ya salíamos más directamente por la mañana.
Mientras Sigrid hacía la cena, Blas y yo fuimos a sacar a Choco.
Él llevaba al perro y yo le llevaba de la mano.
Tras el paseo, volvimos a casa, cenamos y Sigrid y yo nos pusimos a preparar la bolsa con la ropa y eso que nos íbamos a llevar, porque para apenas dos días, no íbamos a llevarnos maleta y con una bolsa de viaje, teníamos para las dos.
Después de mucha discusión de "me llevo esta camiseta, esta no, que sí, no estos pantalones no..." fuimos al salón y pusimos un rato la tele.
Sigrid de dejó caer en un sillón y Blas y yo en el otro.
Ambos nos tumbamos, yo le di la espalda a la tele y le abracé. Y así nos quedamos.
Oía a Sigrid con el móvil.
-¿Con quién hablas, S?
-Con Carlos.
-Hoy no ha llamado.
-Le dije que estabas ocupada.
-Menudos sois los dos.
Hizo una foto y, segundos después, nos sonó el teléfono.
"Pero, ¿cómo podéis ser tan empalagosos?"
Carlos, siempre buscando la manera de marear la perdiz aunque no esté presente.
"Calla, Forever Alone"
"¡ESO ES MENTIRA!"
Le dejé hablando solo y seguí a lo mío.
Cuando nos entró sueño, nos fuimos a la cama.
-Que no vas a dormir en el sillón, tú vienes conmigo-dije, cogiendo a Blas del brazo y arrastrándole a mi cuarto.
Estábamos tumbados en mi cama, hablando, cuando Choco se subió encima y empezó a potrearla.
-¡Choco! ¡Qué no cabes, vete con Sigrid!
Por toda respuesta, se echó a dormir encima de mis piernas.
-Creo que quiere vigilarte, Blas.
-Tú siempre decías que querías un guardaespaldas.
-Ya, pero no ahora.
Nos reímos.
Hablamos largo tiempo y Choco no se fue, al contrario, roncaba en mis piernas, así que recordando París y entre sus brazos, me dormí.
Me despertó Blas por la mañana temprano.
Odiaba madrugar, pero si era él el que me despertaba, no importaba.
Nos vestimos y nos preparamos y en veinte minutos ya estábamos en el coche.
-Blas, atrás.-dijo mi amiga.
-¿Por qué?
-Porque os conozco, estaréis todo el rato con los besitos y no quiero morir aún.
-Te los puedo dar a ti.
-Entonces yo también me siento atrás.
-Mira que eres.
Dani apareció con el coche y Choco ladró.
-Ahora te vas a ir con el tío Dani y te vas a portar bien, ¿me oyes?
Me chupó la cara en respuesta.
-Gracias por querer hacerte cargo del perro-le dijo mi amiga.
-Y por levantarte tan temprano para venir a buscarlo.-añadí yo.
Él nos sonrió.
-Nada, además, quería venir a despediros.
Y nos fundimos en un fuerte abrazo todos.
-Tened cuidado-dijo, cuando nos separamos.
-Por supuesto.
-Y no corras mucho.
-No, papá, tranquilo.
Le dimos un beso en la mejilla las dos y nos metimos en el coche.
Choco nos miraba a través del coche de Dani y nos hacía gracia.
Blas se tuvo que sentar detrás.
-Vale, pero cuando vayamos a Alicante, él va delante.
-Valeeeeeeeeeee.-accedió mi amiga.
Blas se rió por detrás.
-Sigrid-
Mientras Cris conducía yo hablaba con Blas.
Me di cuenta de qué, cada cierto tiempo, Cris miraba por el retrovisor para ver que hacíamos.
-Tranquila-le dije a mi amiga-No te lo voy a quitar.
-Más te vale.
Blas se rió bastante.
Empezamos a saludar a la gente, como el primer día que nos conocimos.
Como la gente no me saludaba de vuelta me enfadaba.
-¿Qué pasa Sigrid?-me dijo Blas.
-Que a ti si te saluda la gente y a mí no.
-Ts, son tontos.
-No, es que tú eres guapo y yo no.
-Tiene sentido, porque en todo caso serías “guapa”.-recalcó mi amiga.
-Pues como todo.
Blas estaba sentado en la parte de en medio del coche (Cris le obligó a ponerse ahí) y yo me puse en medio.
-¿Cuántas horas de viaje son?-dijo Blas.
-Son 6 horas casi sino menos.-dije.
-¿TANTAS?-dijo Cris-Jo Sigrid, me lo podrías haber dicho.
-Y te lo dije. Pero ya veo lo que me escuchas.
-Yo te escucho.
-Claro, C, yo te creo.
Se notaba a KM que no la creía pero...
Estábamos hablando y me dormí.
Tuve un sueño en el que me acordaba del otro sueño y me desperté ipso facto, como si hubiese tenido una pesadilla.
-¿Qué te ha pasado?-me preguntó mi amiga.
-Yo... esto... Nada, una pesadilla, ya sabes.
-Últimamente tienes muchas. 
-Si...-dije, suspirando.
Paramos en un café de carretera (en el que se dice que van los camioneros).
Cris dijo que paraba aquí, que quedaban menos de dos horas de camino y que tenía hambre.
-No, si te vas a parecer a Carlos en casos del hambre.
Mi amiga me miró terriblemente mal.
Entramos y Blas preguntó que qué queríamos, que pagaba él.
-Las narices vas a pagar tú.-le dije.-Vosotros sois los invitados, pago yo.
-Que pago yo dije.
Blas, que pagamos nosotras, no hace falta.
Al final, después de coger todo lo que queríamos terminó pagando él porque dijo que pagaba él y punto.
Fuimos al coche, comiendo un sándwich porque había hambre.
-¿Queda muchooooooooooooo?-dijo Blas.
-Poco Blas, tranquilo. Como dos horas, tal vez menos.
Dos horas después...
Estábamos entrando en Haro ya.
-Bueno Sigrid, tú eres la que sabes.-dijo mi amiga-¿Por dónde vamos?
Blas se rió bastante.
La dije por donde tenía que girar para llegar.
-Pues no ha cambiado tanto como pensaba...-murmuré.
Era un pueblo pequeño con unas pequeñas obras. Nada nuevo, a decir verdad.
-Bueno, pues ya hemos llegado.-dijo mi amiga, aparcando.
Bajamos del coche y Blas se nos quedó mirando.
-¿Qué pasa Blas?-dije.
-¿No le molestará a tu madre que este yo también?
-Nah, tranquilo.
Subimos las escaleras (que eran muchas) y llamamos al timbre.
Se oían los pasos de mi madre.
Abrió la puerta y se quedó quieta.
-¡Chicas!-dijo, abrazándonos a las dos. Entonces se percató de Blas.-¿Quién es?
-Oh, es Blas.-dije.
Ella se contentó y nos dejó pasar.
-¿Y como así habéis venido?-dijo mi madre.
-Hoy hay huelga en la universidad y teníamos este viaje pensado desde hace tiempo.-le contestó mi amiga-Y como ya sabes que tenemos un pésimo sentido de la orientación Blas se ofreció a venir con nosotras.
Ella asintió.
-Pues... su cara me suena. De la tele.-se puso a pensar.-¡Oh, tú estas en un grupo!
Blas rió.
-Si, Auryn.
-Ya decía yo...-dijo mi madre, con lo que nos hizo reír.-Bueno, ¿queréis comer aquí?
-Ese era el plan, nos vamos por la tarde.-dije.
-¿Tan pronto?
-Tenemos a Carlos en Alicante, quedamos en que íbamos hoy para quedarnos la noche y eso.
-¿Ese también es de Auryn, no?
-Si.
-¿Y como os conocisteis?
-¿Sabes que te comente que íbamos ha hacer un viaje a París?
-Si, para el trabajo de Cris.
-Pues nuestro coche alquilado murió-le explicó mi amiga-Entonces, aparecieron ellos y nos recogieron y... bueno, ya ves.
-Ah, bien, genial.
Después de estar hablando, Cris y Blas dijeron que se iban a dar una vuelta.
-A ver si os vais a perder y después no sabéis volver.
-Llevamos el móvil.-dijo Blas.
-Y llevo a Blas.
-Ni que fuera un objeto.-protestó Blas.
-Anda, calla y vamos.
Mi madre se me quedó mirando.
-¿Un amigo en Alicante? ¿Cómo vais a ir a por él?
-Volando mamá, volando. Vamos a sacar alas de la chepa.
-¿Qué chepa?
-¿Qué alas?-dije-Hemos venido en coche.
-Ah, que tienes coche.
-No, ni coche ni carnet.
-¿No lo aprobaste?
-Esto... yo... No.
-Vaya por Dios. Ya te vale hija.
-¡¿TÚ TAMBIÉN?! Jopé, no es culpa mía ser tan inteligente.
-Pero si lo has suspendido.
-Ya mamá, lo sé.
Me quedé callada todo el rato que ella estuvo haciendo la comida.
-¿Te pasa algo, hija?-me preguntó visiblemente preocupada.
-No... Bueno, si pero... sí.-dije, finalmente.
Y se lo conté.
Le conté lo rara que estaba últimamente. Lo mal que me sentía cuando estaba en el grupo, pero no por culpa de ellos. Lo diferente que veía ahora a todos.
-No sé que decirte, hija... Deberías hablarlo con ellos.
-Ya, que gran idea.-dije con sarcasmo.
-Es que no puedo decirte más... nunca has estado en esa situación y yo tampoco.
Me quedé pensando en lo que me había dicho mi madre.
A Cris no se lo iba a decir. Se reiría. Y a los chicos tampoco. Demasiado personal.
De mis pensamientos me sacó el teléfono, haciendo que me asustase y me cayese de la silla y qué, al levantarme, me diese con la cabeza en la mesa.
Frotándome la cabeza, donde lo mas seguro después me saliese un chichón, respondí.
-¡Sigrid!-grito Cris nada más descolgué.-¡Nos hemos perdido!
Yo me reí bastante fuerte.
-¡No te rías y ven a buscarnos!-dijo.
-Vale, vale.-dije, dejando de reírme.-¿Dónde estáis?
-Esto... En un sitio dónde hay letras muy grandes.
-¿Pone Haro?
-¡SI! ¿Sabes entonces donde esta, no?
-¡Toma, pues claro! Dadme unos 20 minutos.
-Vale.-dijeron y colgaron.
Estaba saliendo por la puerta cuando mamá me dijo que a donde iba.
-A por Cris y Blas, que se han perdido.
-¿Y dónde están?-dijo.
-En la Atalaya.
Salí y fui corriendo (no todo el camino, no había prisa y no se iban a perder mas) y cuando llegué a la Atalaya ahí estaban ellos.
-Si es que os dije que os ibais a perder, pero no me hacéis ni puto caso.
Ellos rieron.
-Vamos, anda.
Fuimos a casa y les comenté que mi madre había hecho ya la comida.
-Genial, tengo hambre.-dijo Blas haciendo que nos riéramos.
Tardamos bastante en llegar porque Cris se paraba a hacer fotos de todo el camino.
Se excusaba diciendo que “era algo para recordar”.
-Claro, Cris, claro.
Llegamos a casa y mi madre ya tenía puestos los platos y todo.
-Jo Gloria,-dijo mi amiga-que comida mas rica.
Blas también dijo que cocinaba muy bien.
-Por lo menos, mejor que Carlos.
-¿Carlos sabe cocinar?-dije.
-No, por eso. Bueno, una vez cocinó espárragos y pechugas de pollo. Pero no le quedo bien.
-JAJAJAJAJAJA
-Ya aprenderá.
-Eso dijiste de Cris mamá pero sigue igual.
-Serás traidora.
-JAJAJAJAJA
Después de comer estuvimos un rato hablando.
-Está bastante bien el pueblo-dijo Blas-Podríamos hacer un concierto.
-Es mejor que lo hagáis en la capital, Logroño, conseguiréis mas gente.
-Y más dinero.
-Jo chicas, siempre pensando en lo mismo, no habéis cambiado nada.-saltó mi madre.
Nos reímos mucho.
-Bueno, nos tenemos que ir ya.-anunció mi amiga.
-¿Ya?-nosotros asentimos.
Nos dirigimos a la puerta, con mi madre detrás.
-Pues ya nos veremos, entonces. Blas, cuídalas bien, eh.
Blas se río y asintió.
Bajamos las escaleras (eran MUCHAS) y nos montamos en el coche.
-Cris-
-¡Eh!-dije, al ver Sigrid montándose en el coche-¿En qué habíamos quedado?
-Jo.
Nos reímos de ella y se sentó atrás, dejándole a Blas delante.
-Tú te sabías el camino hasta aquí, pero ahora dependemos del mapa y de la capacidad de orientación de Blas-le dije.-Le necesito como copiloto.
-Sí, ya, claro, no me digas más...
Me estiré antes de entrar en el coche.
Aquel paseo con Blas (donde me falló, pues nos acabamos perdiendo, en contra de todo pronóstico) me había valido para estirar las piernas, pero aún quedaban otras seis horas, más o menos, por delante.
Qué horror.
-¿Subes o qué?-dijo mi amiga, asomando la cabeza por la ventanilla.
-Calla, como que sin mí ibáis a ir muy lejos, ya nos vamos.
Subí al coche, arranqué y nos fuimos.
Dani llamó casi una hora después, para preguntarnos qué tal y, como Blas y yo estábamos ocupados con el mapa, se lo pasamos a Sigrid para que le contara un poco.
-¿Falta mucho?-dijo, nada más colgarle.
-No.
-¿Falta mucho?
-No.
-¿Falta mucho?
-Noooooooooo.
-¿FALTA MUCHO?
-¡NO!
-Vale. Pero sí que falta.
La miré tremendamente mal por el retrovisor y no volvió a decir nada.
Al menos, hasta que la pregunté.
-¿Y qué con tu madre? ¿Bien?
-Sí, ahí hemos estado hablando de París y eso.
-Qué bien. Me ha alegrado mucho verla. Siempre tan maja ella.
-¿Y vosotros dos por ahí perdidos qué tal?
Los dos nos reímos.
-En nuestra línea, ya nos conoces. Haro es muy bonito. No deberíamos esperar tanto para volver otra vez.
-Pues ya sabes.
-¡Eh!
-¿Ponemos algo de música?-sugirió Blas, viéndose venir una discusión entre nosotras.
-La última vez que hicimos eso-recordó Sigrid-Se nos rompió el coche.
-Bueno, la última vez intentamos que se nos rompiera para llamaros, pero no funcionó. Fue esa vez que Carlos te quitó el teléfono, ¿te acuerdas, Blas?
-¿Cómo olvidarlo?
-Pero pon la radio Blas, ponla, que de todas maneras, si se rompe, te tenemos a ti.
-Dí que sí, Sigrid.
Se escuchó el estribillo de "Little Things" de One Direction y Sigrid se puso a fangilear por detrás.
Yo, no podía conduciendo.
-Si estuviera Dani aquí... Ama esta canción-dijo Blas.
-¿De verdad?-dijo Sigrid-Entonces amo a Dani.
-JAJAJAJA CORRE BLAS DÍSELO POR WA, RÁPIDO DÍSELO QUE YO NO PUEDO JAJAJAJAJAJAJA.
-¡PERO NO EN ESE SENTIDO!
-¡CLARO, CLARO, CORRE BLAS! NO TE RÍAS Y DÍSELO.
Al final no se lo dijimos porque Blas y yo no éramos mala gente y porque Sigrid amenazó con dejarnos tirados en una cuneta y claro, eso amedranta a cualquiera.
Estuvo por la broma doce minutos sin hablarlos, pero claro, quién puede resistirse a hacerlo.
Paramos cuando quedaba cerca de una hora porque necesitaba desesperadamente estirar las piernas y, mientras Sigrid entraba al bar de carretera para ver si tenían algo con chocolate, yo estuve andando de acá para allá, hablando con Álvaro por el móvil mientras Blas estaba de pie apoyado en el coche, observando que no fuera muy lejos y me perdiera, porque capaz era y de sobra y él lo sabía.
Tras despedirme de Álvaro y colgar, le abracé.
-¿Qué te ha dicho?-me preguntó.
-Que se nos echa de menos y que volvamos ya.
-Qué típico.
-Pobrecillo, nosotros también le echamos de menos.
-Que se hubiera venido.
-Tienes razón.
-¿Y...?
Y no sé qué fue después del y, porque le besé.
Llevaba unas cuantas horas considerables sin hacerlo y ya no podía aguantar más.
Sigrid regresó, repartió chocolate (¡bien! ¡chocolate!) y nos montamos de nuevo en el coche.
-¿Qué tal está Choco?-le pregunté a Sigrid, ya que era quién había hablado con Dani.
-¡Ah, muy bien! Dice Dani que es un perro muy bueno.
-Le hemos criado bien, entonces. ¿Y si llamáis a Carlos y le decís que ya vamos a llegar?
Y así lo hizo mi amiga.
No tenía puesto el móvil en altavoz pero pude oír claramente los gritos que pegaba y lo rápido que hablaba.
-Le va a dar algo de la emoción. ¿Siempre es tan feliz con todo, Blas?
Blas sonrió, asintiendo y yo me reí.
-Sí, Cris. Siempre es así.
-Pobrecito, es muy cuquis entonces.
-Que dice Cris que eres cuquis.-dijo Sigrid por detrás.
-¡PERO NO LE DIGAS ESO!
-Dice que gracias. Y que eres una rara.
-Que le den, dile eso.
-Dice que a ti.
-Dile que aún estoy a tiempo de dar media vuelta al coche y dejarle allí.
-Dice que eres amor y que no le harías eso.
Sonreí, negando con la cabeza.
-Dile que es imbécil y que estaremos allí en un rato.
Cuando estábamos a punto de llegar, Sigrid le envió un WA diciéndoselo y no tuve problema en encontrar el portal, puesto que estaba allí plantado, con su sonrisa en la cara y su inseparable gorro en la cabeza.
-Míralo-dijo Sigrid.
-Creo que va a explotar de la emoción.-dijo Blas.
-Entonces no nos bajamos del coche.
Reímos y aparqué.
Nada más poner un pie en el suelo, Carlos ya estaba ahí,nos agarró a Sigrid y a mí y nos dio el abrazo más emotivo de nuestras vidas (ni que hubiéramos estado separados tres vidas).
-Car..Carlos...Me aplastas.-dije.
-¡Ah, perdón!-dijo, soltándonos.
Tras eso, se nos quedó mirando.
-¿Contento de vernos?-pregunté, enarcando una ceja.
-¡Sí!
-¿Incluso a mí?
-Incluso a ti, sí.
-Eh, eh, ¡eh! ¿Qué hac...?
Y nos abrazó, incluyendo a Blas esta vez.
Cuando nos soltó, nos pasó a Sigrid y a mí un brazo por los hombros y nos guió al portal.
-¿Vienes, Blas?
-Aquí me voy a quedar.
Subimos a su casa.
La verdad, tenía curiosidad por ver cómo sería, pero nada más entrar, vi un sillón y me tiré.
-¿No quieres un tour guiado por la casa?
-Quizá más tarde, estoy muerta. He conducido casi doce horas...
Blas, como ya se la conocía, se quedó conmigo en el sillón y Sigrid se fue, junto con Carlos, a realizar el tour.
-Carlos tiene alma de guía turístico.-dije, al oírle hablar.
Y nos reímos.
Tras la visita guiada, los dos volvieron al salón.
-¿Y tus perros, Carlos?-pregunté.
-¿Y Choco? Pensé que lo íbais a traer.
-Con Dani.
-Pues con mi madre los dejé. ¿Cómo que con Dani?
Me encogí de hombros.
-Se ofreció voluntario para cuidarlo-dijo Sigrid.
Hablaron del viaje y la visita a la madre de Sigrid y, como estaba rendida, me eché sobre Blas y me dormí un rato.
Cuando me desperté, no había nadie en el salón y me habían echado una manta por encima.
Me levanté, doblé la manta y fui a buscarlos, guiándome por sus voces (principalmente por la de Carlos que era la que más alta se oía).
Les encontré en la cocina.
-¡Pero si es la Bella Durmiente!-dijo este, cuando entré en la cocina.
-Oh, cállate, ¿si?-dije, yendo hacia Blas y abrazándole-Estaba cansada. ¿Me he perdido algo?
-Nada, sólo estábamos hablando-dijo mi amiga.
-Y hora que estás despierta-dijo Carlos agarrándome del brazo y sacándome de la cocina-Te enseñaré la casa.
-Vale, pero no hace falta que me arrastres. Puedo ir sola.
-Es por si te pierdes, que ya te conozco.
Se llevó un pellizco.
-¡Ah! Eso es nuevo.
Me encogí de hombros y me reí.
-Pero, ¿y esto? 
-Es mi tesoro.
-¡Eres un loco!
Una esquina de una habitación estaba repleta de chocolate de todo tipo, Kinder, Milka, Nestlé, botes de Cola Cao, Lacasitos...
-¿Tienes todo este chocolate aquí y lo vas mendigando en mi casa?
Se rió.
-Es que lo tengo aquí. Allí con Dani corría peligro. ¿Quieres algo?
-¿Compartes tu tesoro conmigo?
Se encogió de hombros.
-Sí, ¿no? Tú compartiste tus reservas conmigo.
-Ah, qué mono eres. ¿De dónde sacas tanto?
-Me lo regalan las auryners. ¡Pero coge algo!
-Qué majas ellas. Mm... No sé, ¿qué me recomiendas, tú, que eres tan experto?
-Mm, ¿qué tal esto?-dijo, tendiéndome una caja de bombones Milka en forma de corazón.
Le miré mal.
-¿Qué pretendes con eso?
-Que lo compartas con Sigrid y Blas, qué sino. Jopé, que la caja es de esa forma, pero no es culpa mía.
-¡Qué ya lo sé, tonto!-dije, cogiéndole la caja-Pero mola ver la cara de bobo que pones. Gracias.
Y le di un beso en la mejilla.
-Esto no había pasado prácticamente nunca.
-Pero te vas a callar, ¿a qué si?
Me fui riendo al salón mientras abría la caja.
-¿Quéreis?-dije, ofreciéndoles a Sigrid y Blas, que nos esperaban en el sillón.
Vaya que si querían.
Le di con la caja a Carlos en el brazo y, como no cogía, volví a insistir.
-Coge, hombre. No me hagas el feo.
Y se cogió los que más me gustaban, pero, por esta vez, no le dije nada y lo dejé pasar.
No quería que nos quedáramos en casa, culo inquieto de niño e insistió en salir y pasear.
-Pero Carlos, estoy cansada...
-Pues yo te llevo.
 Me cargó al hombro y echó a andar conmigo.
-¡Bájame! ¡Blas! ¡Sigrid! ¡Ayudádme!
Ellos, lejos de ayudarme, se reían.
Ya no me quedaba nadie que no me traicionara en este mundo.
Finalmente, me dejó en el suelo porque sino veía que le iba a dar una patada en la cara.
Dimos una gran vuelta, que, la verdad, me sentó bastante bien y volvimos a su casa porque insistía en que, ya que habíamos venido, él iba a cocinarnos algo.
-Eso me da miedo-dije.-¿Qué vas a hacer?
-Sorpresa.
Y vaya que si nos sorprendió.
Con unos tortellinis.
Yo me acordé de mis macarrones y me entró la risa en plena cena y a Carlos se le contagió la risa.
-Ya están como siempre-observó Blas.
-Siempre son los mismos.
-No le robes las frases a Dani, mujer-le dije a mi amiga-Que ya sabemos que lo amas.
-¡¿Qué?!-dijo Carlos, mirando a Sigrid-¡Yo no sabía eso! 
Blas y yo nos reímos.
-Ni tú ni nadie, lo confesó hoy.
-¡QUÉ ES MENTIRA, LO DIJE POR LA CANCIÓN!
-Si ya lo sé pero, ¿recuerdas todas esas veces que te dije en París que me vengaría y no lo hice? Me estoy vengando ahora.
-Qué rencorosa.
-Ah.
Tras cenar, nos sentamos en su salón a ver una película.
Como no había ninguna que nos convenciese en exceso, dejamos "Regreso al futuro", que a mí, personalmente, me gustaba mucho. Pero lo mejor de todo fue que, después de esa, empezó "The ring".
-Carlos, ¿seguro que quieres ver esta película?-le dijo Blas.
-Sí, ¿por qué?
-Mira que luego eres un cagueta.
-¡NO ES VERDAD!
Todos nos miramos.
-¡QUÉ NO ES CIERTO!
-Bueno, está por verse-sentencié.
Más tarde estábamos Carlos y yo pegándonos por taparnos la cabeza con la manta para no ver mientras Sigrid y Blas nos miraban a nosotros con más miedo que a la película.
-Pero seréis gallinas...-dijo Sigrid.
-¡Nadie me llama gallina!-dijo Carlos, imitando al protagonista de Regreso al futuro, lo que hizo que me estuviera riendo hasta que acabó la película.
-Y se supone que era de terror...-dijo Blas.
-Si Carlos ya da más miedo que la película.
Un cojín me dio la nuca.
Sería cosa de la una cuando la película acabó.
-Vosotras dos en mi cama, Blas en la otra y yo en el sillón.
-¿Cómo vas a dormir en el sillón?-dijo Sigrid.
-Eso, venimos a tu casa, ¿y te mandamos al sillón? No lo veo bien.-dije.
-Además...-dijo Blas-¿No tendrás miedo, aquí tú solo en el salón con la tele y la niña que sal...?
-¡QUÉ TE CALLES!
Al final acabamos Sigrid y yo en la cama de Carlos y los dos en la otra (Carlos se rindió y aceptó que algo de miedo le daba. Pues normal. A mí también).
-¿Por qué siempre le acabamos quitándole la cama a Carlos, Cris?
-No lo sé Sigrid, no lo sé, pero es así. Y encima este es su cuarto. Se me hace raro.
-Y a mí.
Nos quedamos en silencio y oímos la voz de Carlos desde la otra habitación.
-Pobre Blas, no podrá dormir así.
-Quizá le está hablando para que se duerma.
Las dos nos reímos.
Pasaba el tiempo y ni la una ni la otra nos dormíamos.
-Sigrid, ¿estás dormida?
-No, ¿y tú?
-Creo que si no, no te preguntaría.
-Es cierto.
Nos reímos.
-¿Vamos con los chicos?
-¿Echas de menos a Blas o qué?
-Sí... Y así que nos protegan si viene la niña.
-Con Carlos, estamos preparadas.
-Pues sí. Vas a tener que defenderle tú.
-Jajajajajajaja vamos, entonces.
Nos levantamos, nos agarramos las dos para no matarnos en la oscuridad y, alumbrándonos con mi móvil, fuimos hasta la otra habitación y abrí la puerta, a tiempo de que me diera un cojín en la cara.
-¡LA NIÑA!
-¡Carlos que somos nosotras!
-Eso da más miedo que la niña.
-Eres tonto.
Entramos y cerramos la puerta tras de nosotras.
-¿Qué os pasa?-dijo Blas, incorporándose.
-Nada, pero no queremos estar solas.
-¿Qué os da miedo o qué?
-Un poco. Y que queremos recordar París.
Nos metimos las dos en la cama.
Estábamos Blas, yo, Carlos y Sigrid.
Estiré el brazo para buscar a mi amiga.
-Sigrid, ¿dónde estás? No te veo...¡Ah!
Carlos me pegó un mordisco y le entró la risa.
-¡Me ha mordido!
Le empujé y, como Sigrid estaba en el borde, se nos cayó de la cama la pobre mujer.
Y claro, empezamos a llorar de la risa y más cuando Carlos se asomó a ver si había sobrevivido a la caída, le empujé y se cayó también.
La risa por aquello nos duró por lo menos quince minutos, luego todo volvió a la normalidad.
-Carlos, me clavas el codo.-dije, cambiado de postura.
-Pues si quieres me lo corto, otra cosa no puedo hacer.
-Sí. Comértelo.
-ALA SIGRID JAJAJAJAJA. Mira Carlos, la que te defendía.
Como Carlos ocupaba mucha almohada, apoyé la cabeza en el hombro de Blas, le susurré algo al oído y se rió.
Tras eso, dejé a Carlos y Sigrid que hablaran (básicamente este le pedía explicaciones de su traición) y yo me dormí, susurrándole a Blas.
-Sigrid-
-Sigrid-
A Carlos ya le había dado las explicaciones que tenía que darle.
-Pues si te traiciono, te joribias y punto.
-Pero yo no lo entiendo.
-Soy así. Un día te puedo querer y al siguiente te traiciono.
-Eres rara.
-Y tú cabezón, pero eh, que no pasa nada.-dije, con la voz del guardia de José Mota.-Y, ahora, a dormir.
Le dije que me pusiese un brazo por encima porque si no me caía de la cama.
A la mañana siguiente me encontraba sola en la cama.
Ni Carlos, ni Cris, ni Blas.
Me levanté y fui al baño de la habitación.
Dios, me dolía todo.
Cogí el teléfono y me llegó un WA de Dani.
“Así que me amas, eh.”
No le contesté, pero fui a la cocina con un cabreo del quince.
-¡OS ODIO, EN SERIO!-dije-¡SOBRE TODO A TI!
-¿A mí?-dijo Cris inocentemente.-¿Por qué?
-¿Cómo se te ocurre decirle a Dani cosas que no son?
-Yo te avisé.
-Pero a ver si se lo va a tomar en otro contexto, que ya nos conocemos a Dani.
-¿Por qué te molesta tanto?-dijo Carlos.-Ni que hubiera dicho algo importante para ti.
-Si es importante, pedazo de melón.
Respondí al WA de Dani.
“No te vayas a creer que es amor amor eh. Es que estaba en la radio la canción de Little Things, me puse a fangilear, dijeron que te gustaba esta canción y entonces dije que te amaba, nada más.”
-¿El desayuno?-dije, cambiando totalmente de humor.
-Toma lo que quieras, como si estuvieses en tu casa.
Hice caso de lo que Carlos me dijo y me puse un cola-cao.
-A todo esto, Pedro esta bastante asustado, ah.-dije.
-¿Por?-me dijo Blas.
-Porque le acorralasteis en casa.-dijo mi amiga.
-Qué no te saque fotos.-dijo Blas.
-Qué no te quite el sombrero.-dijo Carlos.
Cris y yo nos reímos bastante por lo que dijeron.
-¿Y qué hacemos?
Nos quedamos mirando.
-No sé pero... ¿tienes tus cosas preparadas?-dije.
-Nop.-negó el.
-Entonces vamos a meterlo todo en cajas y listo. Así se pasa la mañana. Mientras, tú ve con Blas a la habitación a meter la ropa en maletas mientras nosotras te metemos todo esto en cajas.
-Que buenas amigas sois.-dijo Carlos, con una sonrisa.
-Ya ya, cállate, no vayas a fastidiarlo.-dijo mi amiga.
Se ve que estaba preparado para meterlo todo en cajas pues el salón-comedor estaba lleno de éstas.
-¿Por dónde empezamos?-dije, mirando todo el salón.
-Por ahí.-dijo mi amiga, señalando un punto aleatorio de éste.
El punto aleatorio era el espacio del chocolate y eso.
-Primero lo grande y después lo pequeño.
-Que gran idea, Sigrid.
-Deja el sarcasmo para luego.
Estuvimos lo menos media hora para meter todo el maldito chocolate en la caja.
-Voy a mandar el puto chocolate a NY, maldito.
Cris se rió bastante con eso.
Cerramos la caja con cinta que vimos por ahí (le cotilleamos un poco, todo hay que decirlo) y fuimos con lo demás.
Nos pasamos toda la mísera mañana con las cajas pero las llenamos todas y vaciamos, prácticamente, todo el salón.
Dejamos lo que no cabía en las cajas, como estanterías, mesas, sillas...
Tal vez Carlos se las comería, quién sabe.
Sobre la hora de comer ya habíamos terminado todo, incluso los chicos con la -ropa de Carlos.
-Pero tío,-dije-¿cuánta ropa tienes? Habéis tardado una eternidad.
-Es verdad.
-No es solo la ropa...-dijo Blas.-Son también los sombreros.
-Va a ser verdad lo que dijeron los chicos, que tenías la casa llena de ellos.-dijo mi amiga.
Nos reímos bastante y fuimos al comedor.
Me llegó un WA entonces.
“Si yo ya sabía que no era amor amor, ah. A todo esto, Choco no para de lloriquear. Se ve que os echa de menos.”
Me imaginé a Dani intentando animar a Choco porque no estábamos y me empecé a reír sola.
-¿Qué la pasa?-dijo Blas.
-Se va a ahogar.-observó Carlos.
Cuando paré de reírme se lo conté.
-Dani dice que Choco no para de lloriquear.
-¿Y te ríes por eso?-preguntó mi amiga.
-No, déjalo.
-¡EH NO! ¡AHORA ME LO EXPLICAS, NO ES MI CULPA SER TONTA!
Y le conté lo que me había imaginado.
-JAJAJAJAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAJAJAJA.
-Se van a ahogar-dijo esta vez Blas.
Pues por eso, iban a vivir con la duda de que había pasado.
Cris miró la hora.
-Son casi las tres.
-Ya.-dijo Carlos.
-No quiere decir “que son las tres”-dije.-Quiere decir que cuando se come.
-Oh, tú me entiendes.-dijo Cris, riéndose.
Carlos y yo fuimos a la cocina.
-No sabía que sabías cocinar.-dijo Carlos.
-Sí que lo sabías. Se dijo, pero como no escuchas.
Empezamos a cocinar unos macarrones, como los de Cris del otro día.
Los terminamos y fuimos al salón.
-Anda, ¿quién los ha hecho?
-Dani.-contesté.
-Si ya decía yo que era amor.-dijo mi amiga.
-SE LO VOY A DECIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIR.
-PERO NO DE ESA MANERA.
-AH, ATENTE A LAS CONSECUENCIAS.
-NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO.
Se lo mandé por WA. No era mala persona pero era la venganza de decirle lo de otro día.
“Cris te dijo que te amaba. Pues ella dice que eres amor, ah.”
-Que a gusto me he quedado, de verdad.
-MUERES.
Y empezamos a correr por la ya vacía casa de Carlos porque llevaba su mano abierta y eso era peligroso.
Al final me dejé pillar y me pegó la colleja padre.
-¡AU!
-Ahora te atentas tú a las consecuencias.
Después de eso, la comida transcurrió en paz. (Algo difícil en nosotros)
-Cris-
Después de comer y descansar un rato, decidimos ponernos en marcha.
-¿Te mudas a Madrid?-le pregunté a Carlos.
-¿Qué? No, ¿por?
-Como te llevas tantas cosas...
-Más me dejo aquí.
Me sonó el móvil y era un WA de Dani.
"¿Por qué está todo el mundo hoy que me ama? ¿Me amará Taylor Swift?"
Miré a Carlos.
-Es que está enamorado de ella.
-Ah, vale. Pues le deseo suerte.
-La va a necesitar.
-JAJAJAJAJAJAJAJAJA.
Bajamos las cajas al coche.
Gracias a Dios que no nos dió por traer maleta, sino, la hubiéramos tenido que dejar aquí.
Nos subimos todos al coche y Sigrid y Carlos se sentaron atrás y Blas delante.
-Cris.
-Dime, Carlos.
-Gracias por venir a buscarme.
-No te preocupes, por amigos, lo que haga falta.
Arranqué y nos fuimos.
Carlos no dejaba de hablar y de hablar, así que puse la radio para ver si así se callaba, pero no.
-Carlos, duérmete un rato, anda, majo y así descansas un poco la lengua.
-No tengo almohada.
-Sigrid puede servir como una.
-Sí hombre, más quisiérais-dijo esta.
Empezó a sonar "Me enamoré" de Xriz.
-¡Mira, Cris! ¡Tu canción!-dijo Carlos, muy emocionado.
-Y la tuya. Qué bien la bailabas.
-Oh, déjame en paz.
Me reí.
"Y yo voy a besarte eh, eh. 
Mi vida voy a darte eh, eh.
Y de nuevo enamorarte eh, eh.
No te arrepentirás sólo ven conmigo".
Llevábamos un rato, bastante largo en silencio y eso me extrañó.
-Carlos, ¿por qué no hablas?
-Sigrid se durmió.
-¿Y?
-No quiero despertarla ¿y si me pega?
-Cosa probable.
Miré por el retrovisor y vi a mi amiga echada sobre Carlos, allá como en el séptimo cielo.
-Sufre lo que yo sufrí el otro día por tu culpa.
-Eres rencorosa.
Me encogí de hombros y seguí cantando "C´mon" de Kesha.
"C’mon ’cause I know what I like,
And you’re looking just like my type.
Let’s go for it just for tonight.
C’mon, c’mon, c’mon.
Now don’t even try to deny"
[Vamos porque sé lo que me gusta,
Y estás buscando a alguien de mi tipo.
Vamos a ello sólo por esta noche.
Vamos, vamos, vamos.
Ahora ni siquiera trataré de negarlo]
-Pues vas a tener que despertarla, cariño, porque necesito parar.
-¡Ah!
Blas y yo nos reímos.
Al final ni le pegó ni nada.
Sólo le gritó.
Entramos todos en el bar a tomarnos algo antes de seguir.
Carlos se fue y se perdió en esas secciones donde vendían recuerdos y tonterías para los niños y me llamó escandalosamente.
-¡CRIS, CRIS! ¡CORRE, VEN!
Por supuesto, no fui corriendo, fui andando y ya pudo dar gracias.
-¿Qué quieres, melón?
-Mira. Es tu oportunidad. ¿Lo quieres?
En una estantería se encontraba un reconocible cd de Falete cubierto de polvo.
Le agarré del brazo y lo llevé hasta donde estaban Sigrid y Blas mientras él se reía.
Tras unas Coca Colas, fuimos al baño y de vuelta al coche.
-Y... Carlos...
-¿Si, Cris?
-¿Adónde tengo que llevarte? No sé dónde está tu casa.
-Yo te indicaré cuando llegemos.
-Mm, vale.
Jugamos al veo veo un rato hasta que Sigrid se hartó y jugamos a las palabras encadenadas, pero como yo siempre perdía, les mandé a todos muy lejos y se acabó el juego.
Llegamos por fin a Madrid y Carlos me guió hasta su casa que, sorprendentemente... No estaba demasiado lejos de la nuestra.
-Así estaré cerca de Choco.
Sigrid y yo nos miramos y nos encogimos de hombros.
-Para eso, haberte cogido la casa del sexto de encima nuestra, que estaba libre.
-¿De verdad?
-SIGRID, CÁLLATE.
Nos reímos.
Aparqué y subimos las cajas a su casa.
-Qué pereza me da tener que colocarlo todo.-dijo, mirándonos.
-¡JA! Ya nos has hecho meter las cosas, no nos vas a engañar para colocártelas.-dije.
Puso los mejores ojitos que podía poner.
-No.
-Oh, vamos Cris.
-Sí, eso.
Me quedé mirando a Blas y Sigrid, incrédula.
-No.
Carlos añadió un puchero.
-¡Está bien! Será posible...
-¡UEEEE!
Cogió una mochila pequeña y se dirigió a la puerta.
-¿Adónde vas?-pregunté.
-No pretenderás que lo coloquemos ahora, ¿no?
-¿Y entonces?
-Yo me voy con vosotras y mañana ya lo colocamos.
-¡¿Qué haces qué?!
-Sigrid dijo que vale.
La miré.
-Oh vamos Cris, no podemos dejarle aquí abandonado. Él no lo haría.
-Ya, claro. Está bien.
Montamos de nuevo en el coche y fuimos a casa de Dani.
-¡CHOCO!-dijo Carlos corriendo al encuentro del perro.
Se fundieron en el abrazo más bonito del mundo mundial.
-¡AMOR!-dije, corriendo hacia Dani, que se quedó flipado, dejándose abrazar.
-Ola k dise?-dijo, después.
Nos reímos.
Dejamos a Blas en casa también (ahí me entretuve despidiéndome como cosa de veinte minutos mientras Carlos y Sigrid me metían prisa y nos decían cosas por la ventanilla del coche) y fuimos a la nuestra.
Dejé que Carlos y Sigrid sacaran a Choco y yo me tumbé en el sillón.
Estaba muerta, totalmente reventada.
Y me dormí ahí, esperando a las dos causas perdidas que tenía por amigos.
Ojalá hicieran ellos la cena porque lo que es yo, no tenía ni fuerzas, ni ganas.