Abrí los ojos y al principio no identifiqué dónde estaba.
Tras un par de parpadeos, reconocí nuestro salón.
¿Es que nos habíamos dormido aquí? Menudos éramos nosotros.
Levanté la cabeza para observar el panorama.
Vi a Sigrid tumbada en el otro sillón, dormida mitad sobre Álvaro, mitad sobre Dani, al cual le colgaba la cabeza del sillón y a David que estaba tirado en el suelo.
No recuerdo si se tumbó ahí a ver la película o si rodó del sillón durante la noche y acabó en el suelo.
Entonces... Me faltaban dos.
Yo estaba echada sobre Blas, el cual tenía puesto un brazo sobre mí.
Le miré, dormido.
Si no me diera miedo despertarlo, le daría algún que otro beso.
Recordé lo sucedido ayer en mi cuarto, las palabras que me dijo en él, luego, más tarde, durante la película...
Qué íncreible me parecía todo.
Reparé entonces en algo que no me cuadraba demasiado en aquella bella escena entre Blas y yo. Carlos había decidido usarme como almohada y estaba tirado sobre mí, aplastándome.
Refunfuñé, molesta.
Si me lo quitaba de encima, le despertaría y tendría que soportarlo, pero si no me lo quitaba, tendría que soportarle igualmente (aunque fuera su peso).
Lo pensé durante unos segundos.
Si se despertara, que se despertase, a mí no me usaba para dormir.
Con cuidado (para no despertar a Blas) le retiré el brazo que tenía sobre mí y sostuve como pude a Carlos (que dormido me hacía más gracia que despierto y tuve que aguantarme un ataque de risa mortal) mientras me levantaba del sillón.
Chocolate, que estaba justo debajo del sillón, se apartó para evitar que le pisara y me asustó.
Maldito perro oportuno.
Dejé a Carlos de cualquier manera en el sillón, pero me dio lástima (a ver, si es que yo en el fondo mala no era) así que le puse un cojín bajo la cabeza (lo mío me costó levantarla, sin despertarle, digo), cogí el móvil de la mesa y me fui a la cocina, feliz de haber completado mi misión con éxito sin que nadie se hubiera despertado, con Choco tras de mí.
-Nada de hacer ruido, ¿me entiendes? No queremos despertarlos.
Choco, por toda respuesta, no dijo nada (como era de esperar)
Yo y mi extraña manía de hablarle al perro.
Una vez en la cocina, le puse algo de agua, ya que el pobre no tenía y yo, mientras tanto, me estiré.
Me dolía un poco la espalda de haber estado durmiendo toda la noche en aquella postura, pero merecía la pena.
Oh, sí, por Blas, aquello merecía la pena.
-Buenos días, eh.
Me giré y vi a Carlos en la puerta, restregándose un ojo con la mano como un niño pequeño.
-¿Se puede saber qué haces despierto?-le dije, a modo de buenos días.-Se supone que deberías estar durmiendo.
-¿Eres tan alegre por las mañanas?
-Contigo, sí.
-Mm, me he despertado cuando te has ido. ¿Por qué lo hiciste? Estaba muy agusto.
-Si quieres me quedo ahí sin moverme sólo para que tú estés cómodo.
-Sería un detalle de tu parte, la verdad. Eh, Choco, buenos días, ya que tu madre no me los quiere dar...
-Vete al churro.
Le entró la risa con eso.
-Baja la voz, ¿quieres?-le pedí, poniéndole la mano en la boca-Eres un escandaloso.
-Aksljdkhjfjkggkhlkgjkgt.
-¡No me manches de babas!-dije, quitándole la mano y limpiándome en él.
Carlos se seguía riendo, aunque más bajito.
Al menos, a veces hacía caso.
Me senté en la encimera de la cocina.
-Bueno, ¿qué hacemos?
Él se encogió de hombros.
-Tenemos dos opciones. Una, nos quedamos aquí y morimos, dos, les despertamos y morimos.
-¿Tenemos que morir en las dos?
El pobre Carlos no sabía lo que mis opciones siempre suponían.
-Es inevitable.
Carlos y Choco se miraron.
-Está loca-dijo este, llevándose la mano a la cabeza y haciendo un gesto, indicando que se me fue la pinza.
Le hice una mueca con la cara y se rió.
Recordé algo, así que hice ademán de bajarme de la encimera.
-¿Te ayudo?-dijo riéndose, viendo que tenía el suelo lejos.
-Eres tonto, pero así te lo digo.
Rebusqué por los cajones de abajo de la encimera hasta que di con algo y se lo enseñé.
Chocolate.
-Sigrid dijo que te lo acabaste ayer.
-Sigrid no sabe que a veces lo escondo como reserva.
Volví a sentarme de nuevo en la encimera y desenvolví lo poco que quedaba de la tableta de chocolate.
Hice una bola, apunté y la tiré a la papelera.
Encesté.
-¿Quieres?-dije, ofreciéndole.
No tuve que decírselo dos veces.
Se apoyó en la encimera, a mi lado y le tendí la mitad del chocolate.
Me apoyé en su hombro.
-Cuéntame algo.-le dije.
-¿Qué?
-Eso, cuéntame algo.
-¿Cómo qué?
-No sé, si vamos a esperar a que despierten, mejor que hablemos o algo, si no, será muy aburrido.
-No sé qué decir...
-Para una vez que te pido que hables, no sabes qué decir. Íncreible. ¿Y si me hablas de Alicante?
Y así lo hizo.
Cuando se le acabó su trozo, le di lo que quedaba del mío.
No por nada del otro mundo, sino porque vi que lo estaba mirando con ganas y que podría meterme un mordisco en la mano.
Le cogí la mano y la examiné.
-¿Qué haces?-preguntó, curioso.
-Dios mío, si me tapa toda la cara-dije, poniéndomela en la cara.
Y era cierto, por lo que nos entró la risa y casi me caigo de la encimera.
Siempre tenía tendencia a medir mis manos con la gente que conocía, porque estaba acomplejada de tener la mano bastante pequeña (aunque muy grande a la hora de soltar ostias) así que puse la palma de mi mano contra la suya.
-Qué diferencia-le dije, sorprendida.
Su mano era, sin lugar a dudas, el doble que la mía. Sin exagerar.
Tanto, que dobló los dedos y me quedé sin mi mano.
-Yo Tarzán, tú Jane.
-¿Y por qué yo tengo que ser Jane?-protestó.
-Porque la tontería se me ocurrió a mí. Y ahora, devuélveme mi mano.
Y así lo hizo.
Cogí el móvil y miré Twitter.
-¿Qué hora es?-preguntó.
No tenía reloj, así que cogió mi muñeca, vio que tampoco tenía reloj, me quitó el móvil, lo que provocó un "¡Eh!" mío de protesta, miró la hora y me lo devolvió.
-Hay que sacar a Chocolate.
-Vale.
-¿Te vas a venir?
-Pues claro, yo de ti no me fío, te llevarías mi perro y mi felpudo a Alicante.
Se rió.
-Cómo me conoces...
-¿Les traemos algo de desayuno? Porque yo paso de hacerles nada.
Él asintió, riendo.
Fuimos en silencio al salón.
Dani le tenía puesto a Álvaro los pies en la cara, David había rodado un metro en el suelo y Blas estaba tirado cual largo era en el sillón.
Nos hizo gracia, pero no queríamos reírnos, así que nos empujamos porque nos gusta hacer el idiota y fui a mi cuarto a buscar algo para calzarme.
Me metí de un salto en mis manoletinas y cogí el cepillo del pelo.
Lo tenía algo enredado porque Blas me lo había estado tocando durante toda la película y luego a Carlos y a David les pareció gracioso empezar una guerra de cojines durante esta y los golpes volaron. Sobre todo, a mi cabeza.
La verdad, debimos de haberlo sospechado.
Carlos es un experto tirador de almohadas. Ya lo había comprobado en París y aquí no iba a ser menos.
Me peiné, cogí algo de dinero y me giré, para ver a Carlos apoyado en el marco de la puerta, con Choco atado.
-¿Qué esperabas ver, eh?-le dije.
Él se rió.
-Eres tonta.
-Me habló el listo.
Volvimos al salón, donde cogí la chaqueta de Blas y me la puse.
Le di el dinero para que él lo custodiara y administrara.
-¿Nos vamos?-dijo, susurrando.
-Sí, espera, las llaves.
-Vale.
Fui a la mesa del salón y cogí las llaves de una fuente extraña que nos regaló mi madre (la cual no habíamos tirado porque cada vez que venía a casa nos preguntaba por esta y seguro que, si no la veía, nos mataba), salté a David por encima, fui hacia Blas, le dejé un beso en la mejilla y me reuní con Carlos en el hall, que me miraba inexpresivo.
-¿Por qué me miras así? ¿Es que tú también quieres uno? Choco, dáselo.
-Nah, creo que paso.
Salimos a la calle.
-Bueno, pues esta es la tercera vez ya que me escapo contigo cuando esta gente está dormida.-dije, a modo de observación.
-Es cierto, aunque ahora son las once y media de la mañana.
-Y no estamos en un hotel con un camarero raro y una vieja que te quiere violar.
-Gracias a Dios, no. ¿Vamos al Starbucks?
-Por supuesto. Es el único lugar al que sé ir...
Ambos nos reímos y pusimos rumbo hacia allí.
-Carlos, de qué te ríes, a ver.
-Es que me hace gracia.
-¿El qué?
Él negó con la cabeza.
Pero mira que era raro el tío.
-Tú lo sabías-le dije, de repente.
-Oh, yo sé muchas cosas.
Se llevó un golpe.
-Ya sabes a qué me refiero. Tú me diste el número de Blas, tú dijiste que lo que pasaba en París no se quedaba allí. Tú lo sabías.
Se encogió de hombros.
-Yo sabía lo suyo, pero lo tuyo no. Qué sorpresa nos llevamos ayer.
-¿Y no ibas a decirme nada?
-Consideré que era cosa suya.
Y el niño, lo elegante que podía hablarte a veces.
-¿Alguien más lo sabía?
-No, sólo me lo dijo a mí.
-Me extraña, con lo que tú hablas...
-Ya te dije que, cuando es necesario, sé guardar un secreto. Lo que me contaste ayer no lo he contando, ¿eh?
-Aún. Aunque de todas maneras, qué más da ya.
-Igualmente, no lo voy a contar.
-Qué cuqui eres a veces-dije, tirándole del moflete.
Soltó un mordisco al aire y temí por mi vida, pero todo quedó en un susto.
Al llegar al Starbucks, entramos nosotros y dejamos a Choco atado en un lugar donde pudiéramos verle, no porque temiéramos que huyera, sino, porque si nos daba por matarnos, que tuviéramos testigos.
Salimos con las bebidas y entonces nos encontramos con un debate.
Yo era una patosa, entonces, quién sabe qué podría pasar con las bebidas si yo las llevaba, pero por otro lado, Choco podría llevarme volando. Fuera el caso que fuera, yo salía perdiendo siempre.
-Si es que a ver, si no fueras tan poca cosa...
-Oye, cari, a veces, cómo te pasas.
Se rió a carcajadas.
Al final acabé llevando yo a Choco, para demostrarle que podía hacerlo y él, llevaba las bebidas.
-¡Ey! ¿Qué es eso?-dije, señalando a un punto aleatorio.
-¿El qué?-dijo, mirando.
Y en ese momento, le toqué el pelo.
-Ah, es como el de Justin cuando era más pequeño.
-¿Qué?
-Es que este tipo de pelo puede conmigo, de verdad. ¿Puedo hacerlo otra vez?
-Emm... ¿Vale?-dijo, mirándome raro.
Y así lo hice.
-En casa, más.
-Dile a Blas que se ponga el pelo igual.
-Me gusta su pelo y me gusta el tuyo. Punto. Y no le menciones que le echo de menos.
Puso los ojos en blanco y yo me reí.
Pasamos a una pastelería (dejamos a Choco fuera, también. Es un buen guardaespaldas)
-¿Qué les llevamos?-le pregunté a Carlos.
-No sé-dijo él, mirando todo lo que tenía chocolate en la tienda.
-¿Cómo no vas a saberlo si son tus amigos?
-Creo que podría decirte lo mismo. Y más aún, porque Blas es...
-Oh, cállate, ¿quieres?
Se rió.
-Bueno, pues... Esto, y esto y esto.
-Y esto, esto, y esto.
-Sí, me parece bien-dije, estando de acuerdo.
-Y esto.
Salimos de la pasteleria y Choco ladró al vernos.
-Si al final tenías que llevarte algo-le dije, mirándole, tan feliz él con su palmera de chocolate.
-No iba a llevarles el desayuno sin llevarme algo yo. ¿Quieres?-dijo, aunque no me dejó muchas opciones puesto que la partió por la mitad.
-Oh, claro que sí. Muchas gracias.
Él llevaba de nuevo las bebidas y yo en una bolsa lo que habíamos comprado y al perro (el perro por supuesto no iba en la bolsa).
La palmera me dio sed.
-¿Cuál es el mío?
-Este.
Y me dio mi Franpuchinno (Dios, qué haría yo sin él. Sin el Franpuchinno, digo)
-Mira, saluda.
-¿Qué?-dije, sin entender.
-Nada, que mires para la foto.
-¿Qué foto?
-Las que nos están haciendo desde allí-dijo, señalando a tres niñas que sacaban fotos con sus móviles.
-Ojalá luego me recorten a mí-dije y Carlos se río.
-No creo que lo hagan. O quizá sí...
-Bueno, mientras que no se acercen a nosotr... Mierda. Vienen.
-Tranquila, no van a comerte.
-No, en todo caso, te comen a ti.
-Tú se lo impedirías.
-¿Eso crees?-dije, enarcando una ceja.
Las chicas se acercaron y nos saludaron.
Incluso acariciaron a Chocolate.
Creí que me libraría, pero no.
-¿Nos haces unas fotos?
Yo quise llorar, pero no delante de Carlos, que luego me echaría fotos, las subiría por ahí y yo llorando estoy muy fea, así que acepté y les hice fotos a Carlos y a ellas. E incluso a Choco con ellas.
Iba a tener un perro famoso con la tontería.
Me sorprendió incluso que se quisieran echar una foto conmigo.
No sabrían quién era, pero eh, una foto es una foto.
Carlos se rió y echó una foto y luego echamos otra en la que salió él también.
Nos depedimos después de eso y emprendimos el regreso a casa.
-Ha sido de las cosas más raras que me han pasado en la vida-le confesé.
-¿Más que quedarte tirada en una carretera fantasma en París y que te recogan un grupo de hombres hechos y derechos como nosotros?
-Casi. Pensé que iban a matarme por lo de Blas.
-Qué cosas tienes.
-Sigrid es directioner y yo voy por ahí también. Sé de lo que hablo.
-Las auryners no son así.
-Ah, menos mal...
-O quizá es que aún no lo saben...
-¡CÁLLATE!
Entramos en el portal.
-¿Crees que se habrán despertado ya?-le pregunté.
-Lo más seguro.
-¿Y nos habrán echado de menos?
-Eso siempre.
-¿Y si nos hacen preguntas?
-¿Y si Blas me quiere meter una paliza por secuestrarte?
-¿Y si dejas de hacer suposiciones idiotas?
Nos reímos y subimos a casa.
Choco entró corriendo, seguido de mí y finalmente, Carlos, que cerró la puerta de casa que yo me dejé abierta.
-¡AL FIN!-exclamó Sigrid-¿Dónde estábais?
-Trajimos el desayuno.-dije yo, enseñándoles la bolsa.
-Y sacamos a Choco-añadió Carlos.
Le di la bolsa a Álvaro para que hurgara en su interior y fui a abrazar a Blas.
-¡Buenos días!-le dije, con voz cantarina.
-Ah, claro, a él si, ¿no?-dijo Carlos, fingiendo indignarse.
Me quité la manoletina y se la tiré, pero la esquivó.
Maldito.
Blas me rodeó con sus brazos y me dio un beso en la mejilla, susurrándome, después un "Buenos días".
-Me ha hecho venir corriendo-dijo Carlos.
-¡Mentira!
-¿Por qué?-preguntó David, bostezando.
-¿Tú qué crees?-dijo, mirando a Blas.
-Mentira, no hemos venido corriendo, hemos venido andando deprisa.
-Lo mismo da.
-Oh, pero si ya estáis vestidos y todo, qué monos.-dije, cambiando de tema.
-Sí, menos yo-dijo mi amiga, fiel amiga de los pijamas.
Como Carlos y yo ya habíamos desayunado (recordemos la palmera de chocolate) cogimos nuestros Franpuchinnos (el mío lo que quedaba de este) y nos fuimos a sentar al sillón mientras ellos se mataban en la mesa del comedor por los bollos (bueno, quizá no matarse, pero algo simliar).
Al principio, nos estuvimos peleando diciendo que si este era mi sitio, que si este era el mío, mentira, ahora te empujo, ahora te empujo yo, ahora viene Choco y te ladra (fue a mí. Maldito perro traidor. Salió a Sigrid) que no, que quita tu culo de ahí, no me hagas como en el restaurate, toma una patada que vuela, uy que lo esquivé...
Finalmente, nos sentamos en el sillón sin discutir más porque estábamos hasta las narices.
Los de la mesa no habían empezado a desayunar porque se habían entretenido viendo el espectáculo.
Cogí el mando de la tele para poner algo y puse la 2 porque a veces echaban cosas que molaban, pero Carlos me quitó el mando y empezó a husmear en los canales, lo que provocó una lucha a muerte por el mando hasta que me hice con él y puse "Bag Dog", un programa sobre mascotas que rompían casas y hacían mil dos travesuras.
Nos reímos con un perro sonámbulo, que corrían en círculos dormido, un mono que soltaba puñetazos y un loro que insultaba a todo Dios.
Nos lo pasamos bien hasta que acabó el programa (lo pillé casi al final) y casi lloramos, pero todo quedó ahí, en el casi.
Como Carlos había estado entretenido viendo el programa, pude tocarle el pelo sin problemas, ni quejas, ni mordiscos al aire y luego le dejé unos pelos que el pobre parecía que le había atacado un loco, pero no pasaba nada. No se dio cuenta.
-No sé qué da más miedo, si cuando están regañando todo el rato o cuando están en plan amigos-dijo David.
La mesa del desayuno se río.
-Damos miedo siempre-solucioné yo, para despejar toda duda.
-Así alomejor te recortan en las fotos.
Le pegué y Carlos intentó protegerse, aunque sin mucho éxito.
-¿Qué fotos?-preguntó Sigrid.
-Ah, es que nos encontramos con unas auryners. Se hicieron fotos conmigo, con Choco e incluso con Cris.
-Me daba miedo decir que no. Carlos dijo que a lo mejor se me comían.
Le dejamos a Carlos que contara lo sucedido aquella mañana mientras recogíamos la mesa y yo iba a mi cuarto, cogía los apuntes que Sigrid le pidió a Pedro (odiaba a Pedro pero eh, tenía buenos apuntes y se enteraba de las tareas) y, resignada, me dejé caer en la mesa mientras todo el mundo atacaba los sillones y me dispuse a copiar.
Para mi sorpresa, no era mucho, pero había ciertas cosas de francés.
Maldición.
Qué soledad más solitaria sentía en aquella mesa. Qué desesperación más grande.
Aunque no tuve que desesperarme mucho, puesto que Blas no tardó en sentarse a mi lado. (Si es que era todo un amor, ah.)
-¿Necesitas mi ayuda?
-Tu ayuda... Y a ti.
Carlos se echó a reír y yo le tiré un cuaderno (que volvió a fallar y no le dio. Tenía unos reflejos envidiables el niño).
Pasado un rato, esta era la situación en nuestro salón.
Blas y yo sentados en la mesa del comedor, con los apuntes desparramados en esta. Él tenía un brazo sobre mis hombros, el otro estaba sobre la mesa. Por mi parte, escribía con mi mano derecha mientras que, con la otra, le pasaba los dedos suavemente por el brazo que tenía sobre la mesa.
Los chicos y Sigrid estaban viendo la Mtv, apostando a que al siguiente vídeo salían ellos y comentado los vídeos que iban saliendo. Bueno, eso al menos hasta que Carlos, que estaba más con el móvil que a otra cosa, le dijo a Sigrid que mirara una cosa, se pusieron los cascos y se empezaron a reír como si les pagaran por ello.
-¿Por qué no me sale esta frase?-le pregunté a Blas con suma frustración.
-Has conjugado mal el verbo, ¿ves?
-Soy un desastre.
En ese momento, me sonó el teléfono y Blas me lo alcanzó, ya que me lo había quitado anteriormente porque se lo quise tirar a David por algo que dijo.
"En un ratejo estoy en tu casa, ¿vale, enana? :)"
-Oh, no...-dije.
-¿Qué pasa?-preguntaron todos.
-Es mi hermano. Que dice que viene.
-Al fin vamos a conocer al famoso Alberto-dijo Carlos.
-¡Ah, no! ¿Por qué ahora? Maldito oportuno... ¿Y qué le digo?-dije, mirando a Blas, dándole a entender lo que quería decir.
-No se lo digas-sugirió Álvaro.
-Díselo-aportó Carlos.
-Díselo cuando se vaya a ir-opinó David.
-Espérate antes de decirlo-dijo Dani.
Todos nos quedamos mirando a Blas.
-Pues no lo sé. Haz lo que quieras.
-¿Se lo tomará mal?-preguntó David.
-¿Qué? No, no es por eso. Es porque se va a cachondear de mí todo el rato. Es como vosotros, ¿sabéis? Igualito. Podría ser vuestro sexto miembro, incluso.
-Guay-dijo Carlos.
-Y además se parece mucho a Álvaro-dijo Sigrid.
Puse los ojos en blanco.
-Ya te dije que no.
-Que sí, ya veréis-insistió ella-Será como mirarte a un espejo, Álvaro.
-Oh, eso quiero verlo yo. Estoy impaciente-dijo él.
Todos nos reímos.
-¡Pues si va a venir, tengo que vestirme!-dijo mi amiga, y salió corriendo rumbo a su cuarto.
-Me quiere tanto que se casará con mi hermano para hacerse de mi familia, lo sé-dije, y todos nos reímos.
-¿Qué dijiste?-dijo ella.
-Nada, que te quiero mucho y eres muy guapa.
-Ya lo sabía.
Nos entró la risa tonta con aquello.
Sigrid volvió, vestida y sonó el telefonillo.
-Iré yo-dije, con gran pesar.
En esto que Sigrid y Carlos se miraron y les entró la risa.
Aquello no podía ser bueno.
-¿Qué os hace...? Bah, contesto y me lo contáis.
Abrí a mi hermano el portal y me dirigí al salón.
-A ver, pequeños traidores, ¿de qué os reíais?
Sigrid le dio un codazo a Carlos.
-¿Se la cantamos?-le dijo por lo bajito.
-No, que nos va a matar-le dijo este.
-Bah, seguro que no.
-¿Entonces cantamos?
-¿Cantar qué?-dije yo.
Ellos se rieron y empezaron a cantar gritando, a dúo.
-¡CHIQUITITA SABES MUY BIEN QUE LAS PENAS VIENEN Y VAN Y DESAPARECEN! ¡CHQUITITA NO HAY QUE LLORAR, LAS ENTRELLAS BRILLAN POR TI EN...!
-¡SERÁ POSIBLE OS VOY A...!
Llamaron al timbre.
-Cuando vuelva, estáis muertos.-les amenacé.
Quizá cuando volviera les habría dado algo de la risa, porque vaya carcajadas que se oían desde el salón.
Y sé que las risas no venían por la canción, sino porque esta me había sacado los colores de la cara.
Le abrí la puerta a mi hermano.
Pues oye, al final iba a tener razón Sigrid, se parecía a Álvaro.
-Ey, enana, ¿qué tal?
Le di un abrazo y un beso en la mejilla.
-Bien, ¿y tú?
Se oyeron las carcajadas de Carlos desde el salón, seguidas de la risas de Dani y Álvaro.
-¿No estáis solas?
-No estamos con esto... ¿Te acuerdas de Auryn, ese grupo que conocimos? Bueno, pues están en casa.
-Ah, así que no era una invención de Sigrid.
-No, ella está loca, pero de momento no le ha dado por inventar cosas. Vamos, te los presentaré.
Pasé junto con él al salón e hice las presentaciones pertinentes.
-Vaya, pues yo pensaba que érais una broma de las pitufas.
-¿Pitufas? JAJAJAJAJAJA.
Le di un golpe en el hombro a Carlos.
-¿A ti también te pega?-le preguntó mi hermano, visiblemente interesado.
-No sabes cuánto...
-Te comprendo. Creí que estaba solo en esto.
-Dejaros de hacer las víctimas, anda-les recriminé a los dos.
Mi hermano y Carlos me olían a peligro. Eran la misma clase de persona, solo que una de ellas era mi hermano y la otra... Era Carlos.
-¿Ves, Álvaro, como os parecéis?-dijo Sigrid.
Todos tuvimos que darle la razón al final, porque les hizo ponerse a los dos juntos para compararlos y, la verdad, tenía razón.
-¿Y ahora cuál es mi hermano?-dije yo, fingiendo confusión.
Choco ladraba, infeliz él de que le hiciéramos caso a mi hermano y no a él, hasta que Carlos le dijo no sé qué y se calló.
-Así que este es el famoso perro.-dijo Alberto.
Carlos y yo nos miramos y nos reímos.
-Sí, famoso, sí.
-Creí que a estas alturas de la vida, de vivir con vosotras, se habría escapado ya.
-¿En qué estima nos tienes, eh?-le dijo Sigrid.
Tras un rato de hablar, acerle de rabiar a Choco, a David, a Carlos, a mí, a Sigrid, a mí otra vez, a Choco y a mí, finalmente le dije a mi hermano que si podíamos hablar un momento en la cocina.
-¿Qué has hecho ahora, eh? ¿En qué lío te metiste?
-¿Yo? En ninguno que no pueda salir.
-Siempre estás igual, enana.
Carlos se rió y pude adivinar porqué.
Mientras mi hermano esquivaba un último golpe de Sigrid, yo saqué el móvil y le dije a Carlos "Crees que la presencia de mi hermano ha hecho que me olvide de que tengo que mataros, pero no es así".
La respuesta fue inmediata.
"Piedad por favor"
Llegamos a la cocina.
-Tú dirás.
-Bueno, tengo que decirte algo.
-¿Bueno o malo?
-Bueno.
-¿Entonces por qué no me lo dices con ellos? Me han caído bien. Parecen buenos chicos. Aunque el rubio ese está loco. Y se ríe raro.
-Es Carlos pero bueno, es un caso aparte. No te lo digo allí porque no sé cómo vas a reaccionar.
-Me asustas.
-No, no es nada es sólo es que... Blas, ¿sabes quién es?
-Sí, claro, me lo acabas de presentar hace como cosa de diez minutos. ¿Qué le pasa?
-Pues pasa que él...Yo...Mm... A ver si me entiendes...
-Oh, ohhhhh. Ya lo entiendo.JAJAAAAAAAAAAAAAAJAJAJAJAJA.
Y se empezó a reír en mi cara.
-¿Qué te hace tanta gracia?
-Nada, nada, es que... ¿Y cómo lo has hecho?
-¿Cómo he hecho qué?
-Ya sabes.
-¿Es que acaso mi físico despampanante no es lo suficientemente atractivo o qué, eh? Tengo mis encantos.
Ahí nos entró la risa a los dos.
-¿Y tú opinión es...?
-Tú verás lo que haces con tu vida, ya te dije que me parecen buenos chicos. Al menos no es el duende loco ese.
-¿Quieres dejar a Carlos en paz? ¿Y qué si fuera él?
Le entró la risa y no dijo más sobre ello.
-Y ni una palabra a mamá o la tengo aquí en seguida. Y de momento, por eso no paso.
-Descuida, no diré nada.
Volvimos al salón.
Carlos y Sigrid estaban mirando al techo, intentando pasar desapercibidos.
Me acerqué a ellos remangándome las mangas de la chaqueta de Blas, que aún llevaba puesta, Dios sabe por qué y les pasé a ambos los brazos por los hombros.
-Creo que nosotros tres tenemos algo pendiente...-les cogí a los dos, cada uno de un moflete y tiré.
-AHHHHHHHHHH.-Se quejaron ellos.
Tras eso, volaron un par de golpes más.
-Blasjfakhuihrgw Blaudfhsafkksafjsa-dijeron, tratando de que Blas saliera en su defensa.
Pero claro, de qué parte iba a estar si no era de la mía.
Él no era un traidor.
-¿Has visto?-le dijo mi hermano a Blas-Sabe defenderse.
-Ya veo.
Consideré que con aquello al menos por ahora, tenían suficiente, así que les dejé ahí, medio muertos (a ver, estamos exagerando. Nadie murió aquel día) eché a mi hermano de la silla en que estaba sentado y volví a sentarme junto a Blas a terminar de una vez los dichosos deberes.
Choco fue y se puso a darle besitos a Carlos (entendamos que le chupaba la cara, pero así queda más fino y romántico, ah).
Qué monos, así que les hice una foto.
Mi hermano y los chicos hablaron por bastante rato, tanto, que me dio tiempo a acabar (tampoco es que me quedara mucho por hacer, pero lo alargaba por estar sentada con Blas así un rato más).
Ellos le estuvieron contando todo sobre París y lo sucedido aquí recientemente.
Se rió con lo de que Carlos se perdió en el bosque, la vieja y otras chorradas varias.
-¿Y cómo es que mi hermana volvió?
-Porque la trajo Sigrid-dijo Dani.
-Ja.Ja.Ja.Ja. Dejaros de meteros conmigo ya que me estoy empezando a parecer a Carlos en esto.-protesté.
-Entonces te estás volviendo en una persona guapa y sexy.-dijo Carlos.
-Sí, o en una cabezona. Más bien diría que es esa opción.
Tras esto, dijeron que tenían que marcharse.
Blas se levantó de la silla y le cogí del brazo, con dramatismo (el que sentía en ese momento).
-No te vayas-dije, haciendo un puchero.
-Primera angustia por la separación-dijo mi hermano.
-Esperemos que no se ponga a llorar.-añadió Carlos.
-Es capaz.
-¡CALLAROS LOS DOS LA BOCA!
Mientras todos intentaban despedirse en el salón y Carlos corría tras Choco que le quitó el sombrero (ah, ¿qué se lo había traido? Pues esta mañana no lo llevaba puesto. ¿Y ayer? La verdad, no me fijé) yo cogí a Blas y me lo llevé al hall.
Me apoyé contra la pared y le pasé los brazos por el cuello, acercándolo a mí.
-No te vayas-le repetí.-Que se vayan ellos. Tú quédate.
Él sonrió.
-Si pudiera, lo haría. Pero alguien tiene que cuidar de ellos.
-Pues tienes razón. Son unas causas perdidas.
-Pero volveré pronto.
-¿Cuándo es pronto?
-Esta tarde.
Le sonreí y se acercó más a mí.
-¿Qué dijo tu herman...?
Le interrumpí besándole, soltándome al fin todo lo que me había reprimido por la presencia de mi hermano. Que no era porque sintiense vergüenza, en absoluto, sino porque, como ya dije, se hubiera empezado a reír y eso cortaba un poco el rollo, quieras que no.
Me separé un poco para contestarle.
-Que menos mal que no eras Carlos.
Me reí sobre sus labios y volví a besarle.
-¡QUÉ BONITO, QUÉ BONITO, QUÉ BONITOOOOOO!
Nos giramos y vimos ahí a nuestros amigos y a mi hermano, cantando y dando palmas.
Abrí la puerta de la calle.
-¡Fuera de mi casa inmediatamente!
Ellos salieron riéndose.
Blas fue el último, se despidió, me dio un beso en la mejilla y salió.
Una parte de mí se fue con él.
-Vosotros dos... ¿Sois tontos o qué?-le dije a Sigrid y mi hermano.
Ellos se reían.
-Oh, vamos, enana, no te enfades.
-Sí, porque...
-¡CHIQUITITA SABES MUY BIEN, QUE LAS PENAS VIENEN Y VAN Y DESAPARECEN!
-No me digas que Carlos también te ha enseñado a ti la canción...-dije.
-Sí-dijo mi hermano, muy orgulloso.
Suspiré y me tumbé en el sillón.
-Tengo hambre.
-Pues ahí tienes la cocina.
-No me has entendido.
Sigrid miró el reloj y consideró que ya era hora de ponerse a hacer la comida, así que fue a la cocina, dejándonos a Alberto y a mí en el salón.
-¿Vendrás más veces?-le pregunté.
-Siempre vengo a verte.
-Me refiero a con los niños.
-Supongo que sí, me han caído muy bien y son buena gente. Si me queréis por aquí, no tenéis más que decírmelo.
-Mm. Lo tendremos en cuenta.
-¿Y qué es eso de esconderse para darse besitos, eh, eh?
Le tiré un cojín.
-¡Oh, cállate!
Se fue a ver si podía ayudar en algo en la cocina y yo me aburría, así que cogí y eché mano al móvil para entrar en Twitter.
"A @CarlosAuryn le muerden los patos"
Tenía hambre de verdad, la palmera compartida con Carlos de aquella mañana se veía muy lejana, así que decidí preguntarle a Sigrid qué tal iba la comida.
"@SigridOneD ¿Y aquí en esta casa cuándo se come? Att: Una amiga con hambre"
Empecé a jugar con Choco a tirarle un zapato mío de estar por casa que Dios sabe dónde lo encontró porque se me perdió hace meses hasta que me llegó una mención.
"@Cris_Jbieber Aquí se come cuando la comida está hecha y, si la quieres más rápido, aprendes a hacerla. Att: Una amiga que te lovea"
Ya, claro. Cuánto amor.
Choco se emocionó con el juego y me tiró el móvil al suelo.
-Jo Choco, así no, eh.
Quiso coger mi móvil.
-¡No te lo comas! ¡Maldita sea! ¡No te comas el móvil!
Al final pude quitárselo a tiempo de ver otra mención.
"A @Cris_Jbieber la odian los perros"
Maldito sea Carlos.
Se acordaba de cuando me mordió el chucho ese por el parque aquel. Qué memoria.
Iba a responderle, pero olí a comida y fui a la cocina.
Comimos en paz, armonía y tweets contra Carlos porque la batalla de Twitter continuó y acabaron hasta Sigrid, Dani, Álvaro y mi hermano metidos en ella. Acabamos en empate a uno.
-Bueno, debo irme ya.-dijo Alberto.
-Claro, ahora que ya has comido, no te digo...-le dije, por lo que nos reímos.
-He quedado con Jose y estos, no por otra cosa. Si no, me iría con Auryn y vosotras dos. Que tengo que vigilarte a ver qué haces, ¿eh?
Le pegué.
-Pero mira que eres idiota.
Se despidió de nosotras y se fue.
Sigrid fue a la cocina a fregar (pobre, a ella le tocaba hacer de todo. Qué mala ama de casa era yo. Mi madre siempre decía que pobre el que viviera conmigo) y yo la seguí y me senté en la encimera, a su lado.
-Tú y yo tenemos que hablar-me dijo.
"I miss u"
-Pues habla.
-¿Cuándo ibas a decirme lo de Blas? Creí que no había secretos entre nosotras.
"I miss u too"
Sonreí y levanté la cabeza del móvil.
-Es que no lo sabía.
-¿Qué no lo sabías?
-No.
-¿Te enamoras de alguien y no lo sabes?
-Pues no, no es algo como un dolor de cabeza, que te levantas una mañana y dices "Vaya, qué dolor de cabeza tengo". No te levantas y dices "Vaya, me enamoré".
-¿Y cuándo te diste cuenta?
-No lo sé con certeza... Pero lo sé.
-Ya se te ve en la cara.
"Venid prontito :3"
-De verdad, Sigrid, si lo hubiera sabido, te lo hubiera dicho.
Me sentí algo mal, porque había pensando en no contarle lo que le conté a Carlos.
"Estaremos allí antes de que te des cuenta :)"
-Lo sé.
-Pero sí que pasó algo que no te conté.
Y se lo dije.
Volvimos al salón.
-Blas dice que estarán aquí en un rato.
-Bien. Iré a ducharme.
-¡Oh, yo también quiero! Pero bueno, tú antes. Pero no te tires tres horas, eh.
-Que noooo, tranquila. Qué fama tengo.
-La que tú misma te has creado.
Se fue a duchar y yo me quedé en el salón, hablando con Blas con WA, contando, básicamente, los minutos que quedaban para que volvieran.
Encendí la cadena de música y subí algo el volumen, aunque no demasiado para no despertar a algún vecino en caso de que durmiera la siesta y me puse a bailar y a cantar por todo el salón.
Choco estaba tumbado en el suelo, echado en la parte dónde solía ponerse Carlos, mirándome, lloriqueando.
-¿Qué te pasa, cari? ¿Echas de menos al tito Carlos? No te preocupes, que vendrá pronto. No sé cómo le has podido coger tanto cariño. Si fueras tía, te diría que te has enamorado. No, no me mires así. No me digas que con Blas es lo mismo porque no, tú eres un perro y... ¿Por qué te estoy diciendo esto?
Vi que tenía algo entre las patas, que pronto reconocí como el sombrero de Carlos.
¿No era el que se "cayó" accidentalmente a la piscina?
Se lo quité, se lo puse en la cabeza, le eché una foto y se la envié a Carlos por WA.
"Lloraba con el sombrerito porque te echa de menos. Pero el perro, no yo, no te vayas a pensar cosas raras. Así que venid pronto".
"JAJAJAJAJAJAJA Está muy guapo con el sombrero. ¿Qué Choco llora por mi ausencia? Podías aprender de él un poco, la verdad. Estaremos allí pronto, hay que sacarle. Dios, qué foto más buena. Me la quedo".
"Claro que está guapo, salió a mí en eso. JAAAAAAAAAAAAAA Las ganas que tienes tú, majo. Sí, eso. Ven a sacarlo. Una pregunta, ¿ese sombrero... Es el que te tiré a la piscina? ¿Por qué lo has traído?".
"Claro, claro. JAJAJA Qué mala eres. Sí, es el mismo. Te lo iba a dar ayer, para que tuvieses un recuerdo de que eres una ejem, asesina de gorros, pero como te fuiste a tu cuarto y luego pasó lo de Blas, pues... No vi el momento".
"Yo no soy mala, eh. No te lleves impresiones erróneas de mí. Oh, ¿un regalo? QUÉ CUQUIIIIIIIIIIIIIIIIS. Te lo agradezco aunque ahora está un poco mordido, así que creo que Choco y yo lo compartiremos..."
Dejé el móvil en la mesa y seguí cantando y bailando, hasta que Sigrid apagó la música.
-PARTY IN THE USA UHHHHH.
-Cris, ¿qué haces?
-¿Eh? ¿Oh? ¿Yo? Nada, cantaba y eso... ¿Has visto qué mono está Choco?
-¿Y ese sombrero?
-¿No lo reconoces? Es el de Carlos, que se bañó en la piscina. Nos lo ha regalado.
-Ya. Bueno, tú turno.
-VOYYYYYY.
Una idea me había estado rondando la cabeza desde esta mañana, así que, cuando entré al baño, me dirigí al mueble que había bajo el lavamanos y rebusqué.
¡Síiiiiiiii! ¡Aquí estaba!
Gel de chocolate.
Sigrid me lo tenía escondido porque si no, me lo comía. (A ver, no soy tan tonta como para comerme un bote de gel, pero... HUELE TAN BIEN QUE... Dejémoslo).
-Sigrid-
Cris se metió en la ducha, para estar preparada cuando viniesen los niños.
Yo estaba esperando en el sofá, leyendo el libro de “En Llamas” que todavía no lo había terminado, me quedaban unas pocas páginas.
Iba por la parte en la que Peeta casi se muere pero que luego viene Finnick (que no me caía nada bien, la verdad, le veía un malvado) y, justo en ese momento, me habló Carlos por WA.
“¿Va a sacar Cris a Choco hoy?”
“No lo sé, igual lo saco yo hoy”
“Yo hoy no lo saco” dijo Cris, vaga ella.
“Pues lo sacaré yo hoy”
“¡BIEN! Te acompaño”
“Eso, así le enseñas tus dotes de César Millán a Sigrid” le contestó Cris.
En esas, llamaron a la puerta.
Me levanté a abrir y eran los chicos.
-¡SORPRESA!-dijeron ellos, riéndose.
-¡Hoooooooooooooooola!-dije.
-¿Cris?-preguntó Blas mientras se dirigía con los chicos al salón.
-En la ducha, ahora sale, aunque tarda una eternidad.
-Ah, vale.
Pusimos la tele y, cinco minutos después, salió Cris, vestida claro.
-¡BLAS!-dijo mientras se echaba en sus brazos.
-Mucho amor por aquí.-dijo Álvaro.
Cris le miró terriblemente mal.
En esto que Carlos dijo:
-Oye, ¿qué bien huele, no?
Todos nos lo quedamos mirando extrañados.
Entonces se giró y se inclinó hacia Cris.
-¡Ey! ¿Qué haces?-dijo esta, intentando empujarlo hacia atrás.
-¡Eres tú!-dijo él-Hueles a chocolate.
-Esto, yo...
Empezaron a hacer el imbécil corriendo por el salón, hasta que Cris llegó al hall, abrió la puerta de la calle y salió corriendo al portal. Carlos no se quedó atrás y salió corriendo también y Choco iba detrás de ellos, ladrando.
En el portal se oía el eco de risas, gritos y ladridos del perro.
Cuando dejaron de oírse, nos asomamos a la ventana, a ver qué había sido de ellos y les vimos ahí debajo.
Carlos había agarrado a mi amiga y esta le soltó una patada que esquivó.
Choco corría alrededor de ellos, ladrando y dando saltos.
-¡COMO ME MUERDAS, TE ENTERAS!
-¿Cuándo dejarán esos dos de hacer el imbécil?-dijo Álvaro.
-Si es que siempre son los mismos.-dijo Dani.
-Si son tontos, son así...
Blas se nos quedó mirando mal.
-¡TE DIGO QUE NO ME MUERDAS!
-¡GUAU, GUAU!
Como Cris se resistía, la acabó cogiendo y la levantó del suelo.
-¡Bájame, tengo vértigo!
Pero Carlos no hizo caso y se dirigió al portal, con Choco ladrando y Cris soltando patadas al aire a diestro y siniestro.
Volvimos a sentarnos en el salón.
Al cabo de unos minutos, Cris volvía al salón por su propio pie.
Carlos tardó un minuto más, frotándose con la mano la mejilla derecha, seguido de Choco.
-¿Qué pasó?-preguntó David.
-Subió las escaleras andando conmigo como si fuera un saco de patatas-dijo ella-Se cansó en el segundo piso. Y entonces, al dejarme en el suelo...
-Sí, sí, no hace falta que lo cuentes, pueden hacerse una idea-dijo Carlos, aún con la mano en la cara.
La risa por aquello nos duró como veinte minutos.
-¿Vosotros no ibais a pasear el perro?-nos dijo Dani a mí y a Carlos.
-Cuanto amor nos tenéis, cuanto amor.-dije, levantándome para coger la correa.
Ellos se rieron bastante.
Cogí mi amada chaqueta de cuero (falso, pero no pasa nada) morada y le puse a Choco la correa.
-¡Vamos Carlos o te quedas aquí!
Él vino corriendo.
-Vamos.-dijo.
Cogí las llaves de casa antes de irnos y... nos fuimos.
-Espero que no me ataquen tus fangileantes como a Cris.
-¿No eres sombrerita?
-No soy nada, soy Sigrid.
Le dio la risa con eso.
-Tengo hambre-dije-Voy a por una bolsa de patatas.
Le deje fuera con el perro (porque Cris me había dicho que, si entraba, se llevaría toda la tienda) y cogí lo prometido.
Salí y... estaba con unas fangileantes.
¿Por qué cuando estaba yo?
-Carlos-dije. Él y las niñas me miraron-¿Vamos?
-Claro.
-No, espera.-dijo niña x.
Yo la miré.
-¿Nos podemos sacar una foto con tu perro?
Yo me quedé a cuadros, ¿mi perro?
-Si, por fa, ya le seguimos en Twitter y todo.
-Oh. Sí, lo que queráis.
Se sacaron mil y siete fotos con el perro, Carlos y el perro, yo (no preguntéis por qué), Carlos y el perro.
-¡Muchas gracias!
Cuando estuvieron lo suficiente lejos, le reñí a Carlos.
-¿Un Twitter? ¿A mi perro? ¿En serio?
Él se rió.
-¿No me vas a pegar?
-¿Cuándo te he pegado yo?
-Bueno... en París me pegabas.
-¿Estamos en París?
-No, pero casi me matas.
-¿Pero no te has muerto, no? Pues ya esta.
Fuimos a un parque de perros y solté a Choco.
-¿Y que tal te va lo de artes?
-Oh, bastante bien.-dije.-Lo tengo aprobado, seguro.
-Bien. Sigue así.
-¿Me lo dice el que dejo filología inglesa porque era aburrido?-dije, sarcásticamente.
-¿Y tú como sabes eso? ¿Te lo ha dicho Cris?
-No, Wikipedia.
-JAJAJAJAAAAAAAAAAAAJA. No pensé que buscases sobre mí en Wikipedia.
-Y no lo hice.-me miró.-Vale, sí, lo hice. Pero es que tengo más clases a parte de arte. También tengo música, que la tengo por optativa. Y claro, si me mandan un trabajo sobre mis cantantes favoritos no voy a poner a Beyoncé, voy a poner a Auryn.
-Pensé que eras Directioner.-dijo, confundido.
-Y lo soy pero es que mi profesor esta cansado de ellos. No te rías, es verdad. Dijo que como le diese otro trabajo de One Direction me suspendía y tú también me gustas, es decir, Auryn.
-Claro.-dijo-¿Vamos ya?
-Si, venga.
Llamé a Choco, que vino al momento y le puse la correa.
-Tranquilo, que lo llevo yo.
-Oh, no eres como Cris.
-Pero si me pregunta que si has hecho dotes de César Millán le diré que si.
-Vale.
De camino a casa me di cuenta de que todavía no nos habíamos comido la bolsa.
-Cómo no nos la comamos ahora, en casa no podremos comer.
-Cierto.-me secundó.
Y abrimos la bolsa.
A Choco le di unas cuantas.
-No le des eso al perro, es malo.
-A ti te doy chocolate y no te pasa nada.-dije.
Me miró tan mal que le dije a Choco que me protegiese.
Eso sí, cuando llegamos a casa, ya no había patatas.
-Tío, cuanto comes.-le dije.
Y era verdad, se había comido la mitad de la bolsa. (Como yo, todo hay que decirlo)
Subimos a casa, y todos estaban en el salón, despatarrados por el suelo.
-¿Hola?-dijimos.
-¡HAS VUELTO!-dijeron Cris y Dani.
Y se tiraron a mis brazos.
-Claro, y a mi nada.-dijo Carlos.
-Es que a ti te tenemos muy visto.-dijo Dani.-A ella no.
Dejé pasar el momento y me acerqué a Choco.
-Bebé, el tito Carlos te ha hecho Twitter, ¡eres famoso!
-¡¿QUÉ HA HECHO QUÉ?!
-Esto, Cris... Tranquilízate.-dijo Carlos.
-Bebé, tranquila, vale. Yo se lo consentí.
-Traidora.-dijo.-Pero te quiero.
Nos reímos mucho con eso.
-¿Hacemos algo?-dijo David.
Pobre, él, David y Álvaro casi nunca hablaban.
-No sé, Cris dirá.
-Cris-
-¿Y por qué tengo que decirlo yo?
-No sé, siempre tienes buenas ideas-dijo David.
-Pues hoy no tengo nada.
Hubo un "Ohhhh" general.
Dani sugirió que por qué no íbamos a la Gran Vía, por hacer algo y nosotros le aplaudimos, nos levantamos del sillón y salimos de casa.
-Cris.
-Dime, David.
-¿Te has caído antes huyendo de Carlos?
-Mm, no, ¿por qué?
-¿Entonces por qué tienes el pantalón roto?
Me miré los vaqueros.
Tenían un agujero en la rodilla izquierda que la dejaba al aire aparte de otras roturas.
Le pegué.
-¡Porque el pantalón es así, bobo!
-Ah, Blas, que me pega.
-Te lo merecerás.-dijo este.
Dani, Sigrid y Álvaro iban liderando la comitiva, después iban Carlos y David y Blas y yo al final.
Yo le tenía agarrado por la cintura con un brazo y su brazo derecho estaba sobre mis hombros.
Sigrid y yo no vivíamos demasiado alejadas de la Gran Vía, así que, tras un paseo, llegamos.
Carlos y yo empezamos a dar la tabarra con que queríamos ir al Fnac a mirar discos y, cuando por pesados nos dijeron que vale, echamos a correr, quisimos entrar a la vez por la puerta, nos dimos un golpe, le empujé, entré yo primero, nos peleamos por las escaleras mecánicas y, cuando ya llegábamos a los discos, me tropecé y me comí el suelo y él se empezó a reír salvajemente y tuvo que pararse y apoyarse sobre un estante.
-Espera Cris, hazlo otra vez, quiero grabarlo...-dijo, sacando el móvil.
-Tú eres imbécil.
Haciendo uso de una amabilidad hacia mí que hasta entonces desconocía, me cogió y me levantó del suelo.
-Gracias-le dije a regañadientes.
-Nada, mujer. Por las molestias, quiero que te compres esto y lo escuches.
Me dio un cd de Falete.
-Creo que prefiero quedarme tirada en el suelo.
Dejamos el cd en la estantería de Rock and Rock y fuimos corriendo a los discos (aunque esta vez no nos caímos).
-Yo creo que este a ti te gustaría-dije, pasándole el cd de "Patito Feo".
-Tus indirectas a veces son un poco directas, ¿no crees?
Me encogí de hombros.
Miramos los discos y, como no nos gustó ninguno (o ya lo teníamos) nos fuimos a buscar a los demás que se nos habían perdido.
-¿Estás segura, segura que no quieres el disco de Falete? Mira que te lo regalo yo.
-No, gracias, de verdad. Muy amable, pero creo que podré sobrevivir sin él.
Les encontramos viendo teles y demás.
Huimos de allí y fuimos al Corte Inglés, para ver más de lo mismo.
Carlos me puso el cd de Falete en la cara.
-Estás destinada a comprarlo.
Se lo quité y se lo tiré a la cabeza.
Por suerte, no le dio a nadie.
Íbamos andando por la Puerta del Sol cuando caí en la cuenta de que no me había traído la cámara para inmortalizar aquellos gloriosos momentos.
Álvaro me dijo que no llorara e hiciera fotos con el móvil. Qué gran hombre y que razón tenía.
Hice fotos hasta que llené la memoria del móvil (si es que siempre tenía la tarjeta viviendo al límite, siempre llena de tonterías) así que Blas me dejó el suyo y seguí sacando fotos.
Se les ocurrió que pasáramos por el 40 Café.
Fíjate que Sigrid y yo no vivíamos muy lejos de allí, pero nunca se nos había ocurrido pasarnos.
-¿Cómo estará Choco?-preguntó mi amiga-Es la primera vez que le dejamos solo en casa.
-Seguro que está bien. Y si no, que Carlos le mande un tweet.-dije yo.
-Vamos a tener que ponerle WA al perro.
Nos reímos de aquello.
-¿Y cómo es el Twitter del perro, Carlos?-pregunté, con curiosidad.
-Es @ChocoOfficiall. Ya tiene ciento veinte seguidores.
-¿Y cuándo le creaste la cuenta?-preguntó mi amiga.
-Esta mañana.
-A este paso en un mes o así nos supera a todos...-dijo Dani y nos reímos.
Me metí en Twitter para echarle un vistazo a la cuenta de Choco.
Su bio era un risa.
"Soy el perro de @Cris_Jbieber y @SigridOneD. Mi tito es @CarlosAuryn. Adoro ladrar, perseguir palos y conseguir chocolate para @CarlosAuryn :D"
Llegamos al 40 Café y, como no habíamos estado nunca allí, nos sentimos algo perdidas.
Mientras ellos saludaban a gente que conocían de allí, Sigrid y yo estuvimos jugando al escondite inglés en una pared, hasta que la gente nos miró muy raro y dejamos de hacerlo. Jo, pero era divertido.
Cuando salimos de allí tras un rato largo, alguien debió de haber dicho que los nenes estaban allí, pues había un grupito de fangileantes esperando.
Sigrid y yo, para evitar posibles conflictos (es decir, que nos pidieran que hiciéramos fotos) nos hicimos las suecas mirando un escaparate.
Ratos después, proseguimos con nuestras vidas.
Al menos, hasta que Carlos nos dejó.
-Tengo hambre.
Dos palabras que decían mucho de él.
Acabamos cenando en un McDonald´s porque él dijo que cuando estaba en Alicante fuimos sin él y que eso no era justo.
Por no discutir con él (porque sería un gasto innecesario de tiempo y palabras) le hicimos caso y allí cenamos.
-Eh, miradme.-dijo.
Así lo hicimos y descubrimos que se había puesto una careta de un Happy Meal en la cara.
Nos empezamos a reír, a Dani se le salió la Coca Cola por la nariz y nos reímos escandalosamente mientras Sigrid le tendía una de sus servilletas, ya que Dani había empapado las suyas.
Tuve que hacerle una foto a Carlos y la subí a Twitter:
Ese tweet se hizo bastante famoso, a decir verdad.
No contentos con todo lo que habíamos hecho aquel día, acabamos tomándonos algo en un bar cercano a casa, donde Sigrid y yo ya habíamos estado alguna vez con mi hermano y sus amigos cuando estos habían venido de visita.
Solían poner música variada y podías hacer un poco el imbécil haciendo que "bailabas", aunque fuera para echarte unas risas.
Al estar un tiempo hablando en la barra y tal, agarré a mi amiga.
-¿Qué haces?
-¡Bailemos!
-Pero mira que te gusta bailar...
-Más bien hacer el tonto, pero sí, básicamente eso. Hoy cada uno me debéis un baile.
-¿Por qué?-protestaron.
-Porque lo digo yo. Y punto. Vamos, Sigrid.
Mi amiga miró a los nenes en busca de ayuda, pero nadie acudió a su rescate, así que nos pusimos a "bailar" y a reírnos. Eso al menos se nos daba bastante bien.
Los chicos también se reían.
E incluso Carlos lo grababa con el móvil.
Al rato, fui a buscar a David.
-Te toca a ti.
-Venga.
David se movía bien y a mí me daba la risa, porque la gente le miraba y claro, así no podía ser.
Volvimos a la barra.
-Carlos, ven.
-¿Qué? No. Ni hablar. No sé bailar.
-Nadie sabe. Vamos, ven.
-Que nooo.
Le agarré del brazo y tiré.
-Te vas a dejar perrear sí o sí.
-¡¿Qué me vas a hacer qué?!
Todos nos reímos de su cara, porque fue mortal.
-No seas tonto, no voy a hacer eso. Yo no soy así.
-Ve porque si no, no va a parar de insistir-le dijo mi amiga.
Suspiró y se dejó arrastrar.
-¡Baila cari!-le gritó Dani.
Y se rieron.
-Pero que no sé bailar, de verdad.
-Ni yo.
-Tú sí sabes.
-Fingiremos que tampoco sé.
Empezó a sonar "Me enamoré" de Xriz.
Y Carlos se balanceó de un lado a otro, como un pingüino y yo me reí, porque el pobre, al menos, lo intentaba.
"Cuando te vi, así,
tan bonita como si fuera un ángel,
me enamore y pude ver,
en su mirada que ella sintió más".
Canté la siguiente estrofa mientras Carlos seguía con su baile del pingüino.
"Y yo voy a besarte, eh, eh.
Mi vida voy a darte, eh, eh.
No te arrepentirás sólo ven conmigo.
Que hoy voy a besarte eh, eh.
Mi vida voy a darte, eh, eh.
Y de nuevo enamorarte".
-Me gusta esta canción-le dije.
"Yo sé lo que te excita, que te haga cositas"
-¿Ah, sí? Pues serás pervertida...¡Ah!-dijo, cuando le pisé un pie.-Serás...
-Y yo voy a besarte, eh, eh, mi vida voy a darte, eh, eh...-canté con los brazos al aire y se río, porque lo que me quedé con la duda de saber lo que era.
Tras eso, fui a por Dani.
-A ti te dejo para el final-le dije a Blas, guiñándole un ojo.
-UHHHHHHHHHHHH.-dijeron todos.
-Sois tontos. ¿Ya no bailas, Sigrid?-le pregunté a mi amiga.
-Si no me sacas a bailar, qué quieres...
-¡Venga, vamos!-dijo David, que la primera vez se lo había pasado muy bien, así que agarró a mi amiga.
Dani era un loco, no paraba de saltar y yo daba palmas para que saltara más y nos daba la risa, así que pronto lo dejamos y le relevó Álvaro.
Intentamos bailar una especie de tango, pero nos pisábamos, y nos reíamos, así que salió un poco mal, pero bueno, ahí estaba.
Cuando este volvió a la barra, yo le indiqué a Blas con un dedo que se acercara.
-Creo que te reclaman por ahí.-le dijo Álvaro.
Mientras venía, vi a Sigrid y a Carlos "bailando".
Digo "bailando" porque estaban haciendo los dos el baile del pingüino.
Me entró la risa al verlos.
Abracé a Blas.
-Ey, al fin es tu turno.
-Me has hecho esperar bastante.
-Ah, pero dicen que lo bueno se hace esperar.
Y, antes de que pudiera contestarme, le besé.
Hasta que apareció Carlos.
-¡Qué tenemos que sacar a Choco!
Puse los ojos en blanco.
-Si fuera tu hijo, no te preocuparías tanto.
-O sí, quién sabe. ¡Pero vamos que hay que sacarlo! ¡Lo que estáis haciendo lo podéis hacer mientras vamos!
Le solté una patada.
Y, por inaudito que pueda parecer, esta no la esquivó y le dio.
-Me vengaré.-dijo.
Y no sé porqué me vino a la mente la idea de que me regalaría el disco ese de Falete.
¡Hola! Soy @Cris_Jbieber y aquí os traigo el 17, escrito con mucho amor, para vosotras, ah. No vi a ninguna de vosotras en el concierto :( Alguna me confirma que me vio, pero no hablamos ni nada. Jooooooooo. Conocí a gente especial y tal, pero bueno, ya tendremos más oportunidades. Por ejemplo, yo voy el 18 de mayo al Primavera Pop. Si alguien va, decídmelo con antelación y podemos quedar en algún sitio o algo. Como veáis.
También quería decir una cosa. Veréis, estoy en segundo de bachillerato (como bien sabréis algunas) y en abril y mayo son todos los días, prácticamente, exámenes. Saco tiempo para escribir, al igual que Sigrid, de debajo de las piedras. Por favor, no nos presionéis para que escribamos. No os vamos a dejar sin capítulo, amamos escribir, no vamos a dejar Endless Road. Subiremos cuando podamos.
Como siempre, ya sabéis que podéis seguirnos en Twitter (@Cris_Jbieber y @SigridOneD), agregarnos en Tuenti (Cris Vila Jb & Coolphotos For You), hacernos cualquier pregunta en Ask ( http://ask.fm/CrisBieberHoranStyles & http://ask.fm/CoolphotosForYou) y, si lees la novela y quieres que te avisemos cada vez que subamos, sólo dinóslo, porque a nosotras no nos cuesta nada (:
Besosss y perdón por esta Biblia que os acabo de escribir.
@Cris_Jbieber
PD: El Twitter de Choco es verdad. Se lo hemos creado. Si queréis seguirle... JAJAJA
También quería decir una cosa. Veréis, estoy en segundo de bachillerato (como bien sabréis algunas) y en abril y mayo son todos los días, prácticamente, exámenes. Saco tiempo para escribir, al igual que Sigrid, de debajo de las piedras. Por favor, no nos presionéis para que escribamos. No os vamos a dejar sin capítulo, amamos escribir, no vamos a dejar Endless Road. Subiremos cuando podamos.
Como siempre, ya sabéis que podéis seguirnos en Twitter (@Cris_Jbieber y @SigridOneD), agregarnos en Tuenti (Cris Vila Jb & Coolphotos For You), hacernos cualquier pregunta en Ask ( http://ask.fm/CrisBieberHoranStyles & http://ask.fm/CoolphotosForYou) y, si lees la novela y quieres que te avisemos cada vez que subamos, sólo dinóslo, porque a nosotras no nos cuesta nada (:
Besosss y perdón por esta Biblia que os acabo de escribir.
@Cris_Jbieber
PD: El Twitter de Choco es verdad. Se lo hemos creado. Si queréis seguirle... JAJAJA
C-A-P-I-T-U-L-A-Z-O Como todos los demás, suertee con los examenes a las dos. Y no pasa nada si no subís que como bien has dicho tu en este capitulo, lo bueno se hace esperaar! Pues eso que como todos los capitulos, este esta genial, me encanta esta novela :)
ResponderEliminarUn beso a las doos :) (@DeeaGabriela699)
Pues aquí os dejo otro comentario. El capítulo, como todos, increíble, cada vez me gusta más esta novela, de verdad.
ResponderEliminarAaaaamo las partes de Blas y Cris, es que son taaaaan monosos ajsbdfvjsdbij, de verdad que si. Por otra parte, ¿cuándo vais a decir lo que le pasa a Sigrid, eh? No nos tengáis más con la duda jope, no seáis malas :(
Ya os lo he dicho, pero OLÉ por lo del twitter del perro, es que sois geniales de verdad.
Y bueno, ya no se que más decir jajaj es que soy taaaan pesada por twitter, que me quedo sin ideas por aquí, así que debería dejar de petaros el twitter, será mejor.
Subid capítulo cuando podáis, es cierto que hay ganas de leer la novela, pero si no tenéis tiempo para escribir, no pasa nada. Yo os entiendo porque ya he pasado por eso,así que escribir sin presiones, ¿vale?
Y ala, dejo ya de daros la tabarra.
Un beso para las dos:)
Hola soy nueva leyendo su novela y les quiero decir que me encanta y me encanta mas que es diferente a las demás que e leído y tambn me gusta que las hagan largas no de 20 lineas mínimo quería felicitarlas porq son buenas escritoras de verdad bueno espero el proximo capitulo un beso :*
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