Después de que Carlos dijese
lo de sacar al perro, no callaba.
-¡Vamos, rápido!-decía.
-Joder, que no se va a morir
de hambre.-le dije, algo cansada.
Seguía hablando y hablando y
hablando.
-¡Carlos, que te calles!-le
gritó Cris.
No miraba por donde iba,
pues iba hablando con Dani y David sobre el impacto de los rotuladores de
pizarra en el mundo, y me caí al suelo.
-¡AU!
Dani vino donde mi.
-¿Estás bien?
-Sí, sí, gracias.-dije, cogiendo la mano que me tendía.
-¿Ves, Carlos?-le dijo Cris.-Dani
no se ha reído de mi amiga.
-Por una vez que no hago
nada...
Todos nos reímos.
-¿Jugamos a algo?-dijo
Álvaro.
-¿A que pretendes tú jugar
en la calle?-dijo mi amiga.
-Yo sé un juego, pero es un
poco estúpido.-dije riéndome.
Todos me miraron, esperando
a que explicase el juego.
-Solo se puede hablar con
preguntas, ¿vale?
-¡AH! ¡Ya sé como se
juega!-dijo David.
-Pues nosotros no.-dijeron
el resto, un tanto perdidos.-Explicad.
Se lo explicamos y empezamos
a jugar.
Llevaríamos como 10 minutos
jugando y el primero que perdió fue Blas.
-¡Tengo posibilidades de
ganar!-gritó Dani.
Recordemos la habilidad de
Dani para ganar siempre. (O casi siempre, porque perdió jugando en nuestra
casa)
Seguimos jugando, y la gente
ya nos empezaba a mirar raro.
El segundo en perder fue
David.
-Vaya...-dijo.-Bueno, no
pasa nada. Yo sé que tú puedes ganar.-me dijo.
El orden en el que perdió la
gente fue: Carlos, Cris y Álvaro.
Solo quedábamos Dani y yo.
-¡Venga Sigrid, que tú
puedes!-me decían todos.
Al final gané yo.
Normal, había jugado toda mi
vida con mi hermano mayor.
Y como era de esperar, Dani
se hundió en la miseria.
-¡NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!-decía.-¡¿CÓMO
HA PODIDO OCURRIR?!
Álvaro y David le daban
palmaditas en la espalda... para luego burlarse de él.
-¡TOMA, JÁ, JÁ Y MÁS JÁ!
¡POR FIN HA PERDIDO!
Y se pusieron a bailar.
Al estar bailando, se
chocaron con una señora mayor y casi la tiran al suelo.
-Uy, lo sentimos señora, fue
sin querer.
Pero la señora se lo tomó a
broma. Incluso les dio caramelos.
-No es justo. ¿Por qué os da
caramelos a vosotros y no a nosotros?-se quejó Cris.
-Anda, tomad,
envidiosos.-dijo David.
Y nos dieron unos poquitos.
Llegamos a casa y Carlos
subió corriendo las escaleras (con mis llaves en la mano, me las había mangado.
Maldito.) y abrió la puerta.
Cogió la correa (se paseaba
como si fuese su casa) cogió comida (por comida me refiero a chocolate) y bajó.
Nosotros le estábamos
esperando abajo.
-¿Y ese chocolate?-dije.
-Ah... he ido a la cocina y
lo he cogido.
-Pero si no hay chocolate en
casa.
Carlos miró a Cris.
-Da igual...-dije
suspirando.
Carlos y Cris andaban por
delante de nosotros (si andaban detrás se iban a perder, seguro) comiendo el
chocolate y yo llevaba a Choco con Dani.
-¿Puedo llevarlo, por fa
plis, puedo?-dijo Dani.
-¡NO! ¡LO LLEVO YO!-dijo
Carlos.
-Cállate y come el
chocolate.
Cuando dije chocolate Choco se lanzó hacía delante,
arrastrando al pobre Dani.
-PUAJAJAJAJAJAAAAAAAAAAAAJAJA.-nos
reíamos David, Álvaro, Carlos y yo.
Blas y Cris ni se enteraron,
todo el rato dándose besitos.
-¡Prestad algo de
atención!-les dijo Carlos.
Se giraron y vieron a Dani
en el suelo.
-¿Qué hace Dani en el
suelo?-dijo Blas.
-JAJAJAJAJA
Ayudamos a Dani a levantarse
y a quitarse el polvo de la ropa y nos fuimos a casa por donde habíamos venido.
Llegamos al portal y no
encontraba las llaves.
-Esto... Carlos,...
¿las llaves?
Se empezó a rebuscar por
todo el pantalón, hasta que las encontró en la chaqueta.
-Toma.
Abrí la puerta y Choco entro
como una exhalación.
-Bueno, nosotros nos
vamos.-dijo Álvaro.-Vamos a empezar la grabación del disco y hay que trabajar
mañana bastante pronto.
-No pasa nada, existe el
WA.-dije, riéndome.
En cambio Cris no se lo tomó
como yo.
-¿Entonces mañana no nos
veremos en todo el día?
-Existe el WA.-dijo Blas, sonriendo.
-Existe el WA.-dijo Blas, sonriendo.
Se fueron a la habitación y,
a partir de ahí, no sabemos que ocurrió.
-¿Tú no nos vas a echar de
menos?-pregunto Dani.
Le miré.
-Por supuesto, sois parte de
mi vida ahora.
-¿Y antes no?-dijo David.
-Antes no os conocía.
-Creo que dice en
París.-dijo Álvaro.
-Exacto.-dijo David.
-A los pocos días ya os cogí
cariño, supongo.-dije.-Mas de una vez Cris y yo lo hemos dicho, sin estar
vosotros.
-ABRAZO.-dijo Carlos, en un
arranque de felicidad.
Y nos fundimos en un abrazo
los cinco. (Cris y Blas estaban en la habitación)
-Bueno, ¿nos vamos ya?-dijo
Blas, asustándonos a todos.
-Si, venga. Hasta luego
pitufas.-dijo Carlos riéndose.
Cris le lanzó una zapatilla
y le dio a Carlos.
-¡ME VENGARÉ!-dijo éste.
Fuimos al salón y me senté.
Cogí mi diario (Si, escribía
uno) y me puse a escribir lo que había pasado en el día y lo bien que me lo
pasaba con ellos.
-¿Qué haces?-dijo Cris.
-Escribir mi diario.
-¿Tienes uno?
-Desde hace casi dos
años.-dije.-Si te lo dije.
-Ah.-dijo.-¿Me enseñas lo
que pone?
-Si se llama Diario
Personal-le enseñé la portada.-será por algo.
Me miró terriblemente mal.
Dejé el diario y me puse a
hacer la cena.
Como estaba cocinando
tortilla (Álvaro me había enseñado) me puse con el teléfono y me metí al
Twitter y vi un tuit nuevo de Carlos.
“Loveo mucho a @ChocoOfficiall”
Y decidí contestarle.
“@CarlosAuryn Claro, y a
mí y a @Cris_Jbieber nada, ¿no? Ya hablaremos tú y yo.”
Claro, a Cris le llegó mi
mención y le contestó a Carlos.
“@CarlosAuryn @SigridOneD
Me da igual que no me lovee, pero me sé de uno que se va a quedar sin chocolate
cuando venga a casa.”
La respuesta de Carlos fue inmediata y un poco... estúpida.
“@Cris_Jbieber @SigridOneD ¿Te refieres al chocolate o al perro?”
No le respondió más, porque nos fuimos a cenar.
-¡BIEN! Te ha salido la tortilla.
-Si.-dije con orgullo.
-Espero que no me mate.
Yo la pegué una colleja.
-Pues estaba muy rica.-dijo cuando acabo de engullir, digo, comer la tortilla.
-Lo sé. Sino, te hubieses muerto.
Esta vez la colleja me la pegó ella a mi.
-Bueno... tengo sueño.-dije.
-¿Sigrid? ¿Estás bien? ¿Te han cambiado por alguien?
-Si, estoy bien. Y no, a no ser que mientras hayas ido al baño me hayan cambiado por otra.
-Yo no he ido al baño.
-Pues entonces no me han cambiado por nadie.
Le dio la risa largo rato por eso.
-Pues si te encuentras mal... Buenas noches.
-Si, buenas noches.
Me puse mi pijama de One Direction (ya dije que los amaba) y me eché a la cama.
Cris me notaba rara, me lo había dicho más de una vez.
Siempre me preguntaba que qué narices me pasaba, pero nunca se lo decía.
Una vez me dijo que si no se lo decía, se pondría a cocinar. Pero... ¿qué le digo yo? Si yo tampoco sabía nada.
Me dormí al momento, pero tuve el sueño más raro de toda mi vida.
Estaba en un pequeño parque, (quizás era El Retiro, ¿quién sabe?) con Carlos, hablando de todo y de nada.
También estaba Choco, muy normal si estaba Carlos. Pero no había nadie más y, de repente, me besó como Blas besó a Cris.
Y justo en ese momento, me desperté.
Pensé que era el reloj, pero no, era el timbre.
Me levanté, me miré al espejo y estaba totalmente despeinada. Habría sido por el sueño, qué sabía yo.
Abrí la puerta y adivinad quién era.
Exacto, los chicos.
¿Qué hora sería?
-Las doce de la mañana y en la cama todavía.-dijo David.-Muy mal.
Yo me reí por no llorar. Justo en ese momento me acordé de la cita de la otra noche.
“Soñar que besas a alguien y luego tener que verle.”
¿POR QUÉ A MÍ? No, si el mundo, como podéis ver, estaba en mi contra.
-¿Ni un abrazo ni nada?-dijo Dani.
-Oh, venga.-dije.-Ven aquí.
Y le dí un abrazo muy largo.
Entonces Blas nos dio sus muy famosos (quizás no, pero para mí sí) abrazos de oso.
-¿Y yo qué?-dijo Cris.
Y nos dimos los 7 un abrazo.
La respuesta de Carlos fue inmediata y un poco... estúpida.
“@Cris_Jbieber @SigridOneD ¿Te refieres al chocolate o al perro?”
No le respondió más, porque nos fuimos a cenar.
-¡BIEN! Te ha salido la tortilla.
-Si.-dije con orgullo.
-Espero que no me mate.
Yo la pegué una colleja.
-Pues estaba muy rica.-dijo cuando acabo de engullir, digo, comer la tortilla.
-Lo sé. Sino, te hubieses muerto.
Esta vez la colleja me la pegó ella a mi.
-Bueno... tengo sueño.-dije.
-¿Sigrid? ¿Estás bien? ¿Te han cambiado por alguien?
-Si, estoy bien. Y no, a no ser que mientras hayas ido al baño me hayan cambiado por otra.
-Yo no he ido al baño.
-Pues entonces no me han cambiado por nadie.
Le dio la risa largo rato por eso.
-Pues si te encuentras mal... Buenas noches.
-Si, buenas noches.
Me puse mi pijama de One Direction (ya dije que los amaba) y me eché a la cama.
Cris me notaba rara, me lo había dicho más de una vez.
Siempre me preguntaba que qué narices me pasaba, pero nunca se lo decía.
Una vez me dijo que si no se lo decía, se pondría a cocinar. Pero... ¿qué le digo yo? Si yo tampoco sabía nada.
Me dormí al momento, pero tuve el sueño más raro de toda mi vida.
Estaba en un pequeño parque, (quizás era El Retiro, ¿quién sabe?) con Carlos, hablando de todo y de nada.
También estaba Choco, muy normal si estaba Carlos. Pero no había nadie más y, de repente, me besó como Blas besó a Cris.
Y justo en ese momento, me desperté.
Pensé que era el reloj, pero no, era el timbre.
Me levanté, me miré al espejo y estaba totalmente despeinada. Habría sido por el sueño, qué sabía yo.
Abrí la puerta y adivinad quién era.
Exacto, los chicos.
¿Qué hora sería?
-Las doce de la mañana y en la cama todavía.-dijo David.-Muy mal.
Yo me reí por no llorar. Justo en ese momento me acordé de la cita de la otra noche.
“Soñar que besas a alguien y luego tener que verle.”
¿POR QUÉ A MÍ? No, si el mundo, como podéis ver, estaba en mi contra.
-¿Ni un abrazo ni nada?-dijo Dani.
-Oh, venga.-dije.-Ven aquí.
Y le dí un abrazo muy largo.
Entonces Blas nos dio sus muy famosos (quizás no, pero para mí sí) abrazos de oso.
-¿Y yo qué?-dijo Cris.
Y nos dimos los 7 un abrazo.
Nos separamos y miramos a
Cris.
-¿Os dais cuenta que, cada
vez que os abrazáis yo no estoy en el abrazo, verdad?
-Si no te durmieses tendrías
abrazo a la misma vez que los demás.
-¡Será posible...!
Vino dónde mi y me dio una
colleja con la que me tiró al suelo.
-¡PERO SERÁS CACHO BESTIA!
Casi me matas.
-¿Estás muerta?-dijo ella,
como si fuese obvio (que lo era)-No, ¿verdad? Pues ya está.
Amigas que te intentan matar
delante de tus amigos pero después lo niegan.
No te hagas fan.
Los chicos se divertían de
lo lindo.
-Y... esto... Sigrid.
-Dime Dani.
-¿Qué te ha pasado?-me dijo,
señalándome.
-Es verdad-dijo
Álvaro.-Menudas pintas que llevas.
Me molestó pero era verdad.
¿Y que les iba a decir yo? “Nah, es que he soñado que me besaba con Carlos, uno
de tus mejores amigos y me he despertado sobresaltada del susto pero nada más.”
Les decía eso y me cortaban
al cuello, que ya me los conocía.
-Esto... yo...-ellos me
miraban.-He tenido una pesadilla, nada más.
-¿Pero estás bien
ahora?-dijo David.
-Sí, sñi. Perfectamente.
¿Queréis comer algo?-dije, cambiando de tema.
-¡SI!
-Siempre esta
dispuesto.-dijo Blas, refiriéndose a Carlos.
Cogí unos bombones que
compré unas semanas atrás y los dejé en la mesa.
Me giré y vi a Carlos con,
lo menos, 7 bombones en cada mano.
-Te va a dar un empacho.-le
dije.
-Ya verás como no, mamá.
-JAJAJAJAJAJAAAAAAAJAJAJA.
Después de que todos
desayunásemos, fuimos al salón.
-Me
aburrooooooooooooooooooooooooo.-dije.
-¿Cuántas veces tengo que
decir que te compres un burro?-dijo David.
-Pero si ya te tengo a ti,
con eso basta.
-¡Serás...!
Y me empezó a hacer
cosquillas.
-¡PARA JAJAJAJA PARA JAJAJA
POR JAJAJA POR FAVOR DAVID!
No podía parar de reírme.
Las cosquillas eran mi punto débil.
Cuando vio que ya no podía
más, dejo de hacerme cosquillas.
-Uf, uf... Yo te mato.
Nos reímos bastante.
-¿Qué hacemos?
Justo cuando Álvaro pregunto
eso le sonó a Cris el teléfono.
Un WA.
-Cris-
Al instante, salté de entre
los brazos de Blas, donde me hallaba, intentando protegerme de Dani que me
quería despeinar el pelo (y lo había conseguido en gran medida).
-¡OH NO! ¡Y MIRA QUE LE DIJE
QUE NO DIJERA NADA! ¡YO LO MATO!
-¿A quién vas a
matar?-preguntó mi amiga.
Carlos intentó esconderse
tras un cojín.
-AY DIOS, AY DIOS, AY DIOS.
TENÉIS QUE IROS.
Acto seguido, cogí a Blas de
un brazo y a Dani de una pierna y tiré de ellos.
-Pero Cris, ¿qué
pasa?-inquirió Blas, visiblemente preocupado.
-¡Mis padres vienen de
visita!
-¿Y qué tiene eso de
malo?-preguntó Carlos, sacando un poquito a la luz la cabeza del cojín (bueno,
es que este no llegaba a taparle el melón del todo).
-Carlos, cariño mío, no sé
si eres consciente de la situación. Le conté a mi hermano lo de Blas y le pedí
que no le dijera nada a mi madre y al día siguiente la tengo aquí. Y no solo a
ella, sino a mi padre también, ay Dios...
-Huyamos ahora-dijo David.
-¡Yo no quiero
irme!-protestó Carlos.
-Ni yo.
-Ni yo.
-Ni yo.
David se les quedó mirando a
todos y se encogió de hombros.
-Bueno vale, pues nos
quedamos.
-No sabéis lo que decís, no
sabéis lo que hacéis...
-Yo es que tengo curiosidad
por cómo serán tus padres-dijo Carlos.-Para ver cómo saliste tú así.
-Pero serás sinvergüenza,
Sigrid dile algo.
-Algo.
-JAJAJAJAJAJA.
Y los dos chocaron los
cinco.
Traidores. Malditos.
Conspiradores.
-Como queráis. Luego no os quejéis.
-Nooop.-dijeron todos.
Sigrid y yo fuimos a
vestirnos.
Choco quiso entrar conmigo
en la habitación.
-No Choco, que luego estás
tú y entra la gente. Fuera, vamos. Vete a seguir a tus miles de seguidores en
Twitter.
-Guau.
-¡Carlos, llévatelo!
-A ver... Ven con tu tío.
Y, haciendo un uso de una
fuerza desconocida hasta entonces por mí y por toda la especie humana, cogió al
perro en brazos y se lo llevó cual bebé, mientras Choco me miraba como diciendo
"¿Cómo llegué yo aquí?".
Me puse unas mayas negras y
una camiseta azul de Superman, la cual me remangué las mangas, me peiné un poco
y salí.
Como estaban todos en el
salín, allí me dirigí, al sillón donde estaba Blas y le abracé por detrás.
-Aún estás a tiempo de huir,
piénsatelo...
Me miró.
-Creo que me quedaré.
-Cabezotas que sois, leches.
Carlos y Choco estaban
jugando (bueno, cuando yo fui al salón, Carlos estaba intentando que Choco
siguiera gente con su Iphone) y Choco le soltó una patada (porque le dio con la
pata) en la cara.
Todos nos reímos escandalosamente
mientras Carlos soltaba insultos de todo tipo contra el perro, que le miraba
inocente.
-Eh, tú, con mi perro menos.
Que será un traidor, pero es mi hijo.
-Yo me meto con quién me la
gana. Y si es tu hijo, pues más aún.-me respondió el tío.
-Uy qué chungo te has
puesto, ¿no? Toh malote.
-Eh, tú con Carlos menos,
¿eh?-dijo Sigrid.
-Iros los dos al churro.
No tenía ganas de discutir,
aunque eso luego acabara en risas o en golpes para Carlos, porque estaba
verdaderamente nerviosa.
Iba a matar a mi hermano, de
verdad.
Sucio traidor.
¿Es que no me era nadie fiel
en este mundo?
Miré a Blas.
Bueno, me quedaba él. A Dios
gracias.
Llamaron al timbre.
Todos se me quedaron
mirando.
Bueno, menos Carlos, que
sólo me miraba con un ojo. El otro lo tenía cerrado por el puñetazo de Choco
(bueno, al menos él también me era fiel a veces).
-Iré. Pero como sean ellos,
no abro.
Álvaro y Dani se rieron
bastante de eso.
-No, mejor Sigrid ve tú que
me da miedo.
-Valeeeeeeee.
Fue y volvió.
-Cris, te buscan.
-¿Quién me busca?
-¡Yo!
-¿Y tú quién...? ¡Ah, Pedro!
¿Qué haces aquí?
-¡Pedroooo!-dijeron Auryn
por detrás nuestra, imitando a Heidi.
Pedro se les quedó mirando
raro.
-Mis apuntes.
-Ah, sí, claro un momento
que te los doy.
Fui a mi cuarto a buscarlos.
-Así que tú eres el famoso
Pedro.-dijo David.
-Emm... Sí.
-El mismo que le hace fotos
a Cris a escondidas.-dijo Blas.
-Yo no...
-Y el que la quitó el
sombrero una vez.-dijo Carlos.
-Esto yo...
-¿Chicos? ¿Por qué habéis
rodeado a Pedro?-dije, volviendo al salón con los apuntes.
Hasta Choco le gruñía.
-¡Nada, mujer! Sólo
queríamos saludar a Pedro, ¿verdad?-dijo David, dándole a este un golpe en la
espalda.
-Sí, claro.
-Ah, qué majos. Toma, tus
apuntes. Y ahora desaparece y fuera de mi casa y de mi vida.
Salió corriendo con viento
fresco.
-¿Qué le habéis hecho al
chaval?-pregunté.
Sigrid, Álvaro y Dani aún se
seguían riendo en el suelo.
-Nada, de verdad.
-Carlos, de ti no me fío un
pelo.
Instantes después, llamaron
de nuevo al timbre.
-Sigrid, ve tú.
-¿Y si es Pedro?
-No creo que sea...
Ella fue.
-No, no es. Son tus padres y
Alberto.
-AHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH
PENSÉ QUE ERA UNA BROMA DE MI HERMANO.-dije, corriendo por todo el salón.
-¿Les abro, no?
-¡CORRE BLAS!-dije-¡POR LA
VENTANA!
-Pero si vivís en un cuarto
piso...-observó Álvaro.
-Bueno, yo abro-dijo mi
amiga.
-¡SENTÁOS Y PARECED BUENOS
CHICOS!-les ordené.
-Ah, ¿qué no lo somos?-dijo
Dani, poniendo ojitos.
-Tú de los peores.
-Ostia.
-Tras de Carlos.
-Siempre yo, tíos. Siempre
yo.
-¡Hola, Sigrid! ¡Cuánto
tiempo!-oí que decía mi hermano desde el hall.
-Ey, Alberto. Es como si te
hubiera visto ayer... ¡Ana! ¡José! ¡Pasad!
Pasaron al salón y mi madre
abrió los ojos desmesuradamente al ver tanto chico allí metido.
Choco ladró y fue corriendo
a saludarla.
Alberto entró el último,
riéndose.
-¿No nos presentáis o qué?
-¡Pero si tú ya les conoces,
imbécil!
Sigrid hizo las
presentaciones.
-Un placer-dijeron ellos.
Parecían muy formales, pero
a ver cuánto nos duraba aquella farsa.
En cualquier momento David
se dormiría en el sillón, yo le daría una paliza a Carlos, Dani se pondría a
cantar en alto alguna canción sin venir a cuento o algo así y ya se acabó.
No podíamos aparentar ser
normales cuando no lo éramos.
Nos sentamos todos en el
salón.
Les dejamos a ellos uno de
los sillones y nosotros nos sentamos en el otro pero, como no cabíamos todos,
Carlos se tiró al suelo con Choco.
Nos miramos intensamente los
unos a los otros en el más puro silencio, hasta que mi padre lo rompió.
-Pues si no os importa, hay
Fórmula Uno y yo no me la pienso perder.
Cogió el mando y la puso.
Mi madre le miró como
diciendo "Hemos venido aquí a conocer al novio de nuestra hija, no a ver
carreras de coches" pero a mi padre le importó tres pimientos.
Todos estaban embobados con
las carreras.
-Y, bueno... ¿Quién es el
novio de mi hija?
-Mamá...-protesté.
-¿Eres tú? Porque eres un
niño monísimo. Qué guapo.
-No me mienta, señora-le
dijo Dani.
Nos entró a todos la risa.
-No te miento, es la verdad,
Álvaro.
-Soy Dani.
-Mi madre siempre está
contantemente cambiándole el nombre a todo el mundo, no te preocupes. Si te ha
llamado Álvaro, serás para siempre Álvaro para ella.-le informé.
-¿Entonces no es él?
Dani y yo negamos con la
cabeza.
-Frío, frío, mami...-dijo
Alberto, riéndose.
-Pues entonces eres tú, ¿a
qué sí?-dijo, mirando a Carlos- Con esa cara que tienes que dan ganas de
achucharte, estoy segura de que eres tú.
-JAJAJAJAJAJAJAJAJAJA
Carlos se empezó a reír.
-¡MAMÁ NO, CARLOS NO!
-Pero yo pensaba que te
gustaban los rubios.
-JAJAJAJAJAJAJAJAJAJA
-Igualmente, Carlos es
teñido.
-JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA.
-Se va a ahogar-observó mi
madre.
-Ya, lo hace a menudo.
-¿Pues entonces quién es?
Blas levantó la mano.
-¡Ah, David!
-No, mamá, Blas.
-Ah, claro, Blas. Ya me
aprenderé los nombres.
Mi padre apartó la vista de
la tele y le miró.
-No nos vengas con discursos
raros, tipicos de padres de "cuida a mi hija blablabla" ni cosas de
esas, ¿eh?-le avisé.
-¿Eres de Alonso?
-Emm... Sí.
-¿Y del Real Madrid?
-Emm... ¿También?
-Entonces pase. Bienvenido a
la familia.
Y siguió viendo la tele.
Empezó entonces una
conversación entre mi madre y los niños. Ella les preguntaba sobre todo cosas
de París, qué tal nos portamos allí, les dio las gracias por recogernos...
Carlos y Alberto se fueron
juntos a sacar a Choco, Sigrid no fue por no abandonarme sola ante el peligro,
pero casi preferí que hubiera ido con ellos dos porque ellos tenían más peligro
que otra cosa.
Dedujimos que se iban a
quedar a comer, así que Sigrid y mamá fueron a la cocina y nosotros nos
quedamos en el salón, viendo la carrera.
Blas al rato decidió ir
también a la cocina para ver si podía ayudar en algo y, mientras, yo jugaba a
tirarme sobre Dani y a despeinarle, en venganza por lo sucedido anteriormente.
Pasado un tiempo fui a la
cocina a averiguar por qué diantres no me habían devuelto a mi Blas, es decir,
por qué este no volvió al salón.
Estaba ayudando a elaborar
la comida.
-¿Sabes cocinar?-le preguntó
mi madre.
-Más o menos, digamos que
algo sé, sí...
-¡Mi hija está salvada! Ella
es un desastre, ¿sabes? No tiene ni idea en la cocina, ni limpia, ni...
-Vaya, mamá, qué bien hablas
de mí, ¿eh?
-Me limito a decir la
verdad.
-Al churro tú también, mami.
-¿Y qué haces aquí sino
vienes a ayudar? Ah, como no sabes...
Mi madre, a veces, era un
ser cruel.
Abracé a Blas por detrás y
apoyé la cabeza sobre su espalda.
-Venía a ver por qué no
volvía. Pensé que me lo habíais secuestrado.
-Qué bonito, Sigrid. Creo
que voy a llorar.
-Será por las cebollas, Ana.
Ellas dos se rieron.
Se oyeron gritos desde el
salón, vete a saber qué pasó en la carrera.
Tras eso, se oyó la puerta
de la calle y a Choco ladrar.
Carlos y Alberto aparecieron
en la cocina.
-¿Qué se os perdió aquí,
eh?-dije yo.
-Nada, pero aquí venimos.
-Ohh, qué bonito, mira,
Carlos.-dijo mi hermano, señalándome a mí.
-Oh, precioso. Tan bonito
que voy a llorar.
-JAJAJAJAJAJAJAJA.
-¿Por qué nos os vais a dar
otra vuelta pero, no sé...Que quizá esta os dure toda vuestra vida?-dije.
-Porque entonces no
podríamos reírnos de ti. Por eso.
Salí corriendo detrás de
ellos y les alcancé a los dos.
A Carlos le pegué por su
última frase.
A mi hermano le pegué por
traidor.
-¡Me dijiste que no se lo
dirías!
-¡Ah! ¡Yo sólo quería lo
mejor para ti!
-¡Ya, claro!
Tras eso, volví a la cocina,
dejándoles a los dos, tirados en el sillón, doloridos en algunas partes, pero
aún riéndose.
-Sigrid-
Con esto de que sus padres
estaban, teníamos que aparentar ser normales pero, ¿cómo hacíamos nosotros eso?
Éramos de todo menos normales.
Yo estaba con Ana en la
cocina, haciendo la cocina.
Blas también estaba con
nosotras pero Cris decía que se lo habíamos secuestrado y que lo quería de
vuelta.
-Jo Sigrid, voy a llorar-me
dijo Ana.
-Ya te dije que será por las
cebollas, seguro.
Estábamos sirviéndolo en los
platos cuando oímos gritar a Carlos.
-¡NO SÉ COMO ERES HIJA DE TU
MADRE!
Nos acercamos al salón.
-¡PUES PORQUE ELLA ME PARIÓ!-le
contestó mi amiga.
-PUES NO TIENES EL CÁRACTER
DE ELLA.
-SI HOMBRE, Y TÚ QUE LO
DIGAS.
El padre de Cris, José,
estaba mirando la escena, pero no decía nada.
-Les podrías decir algo,
¿no?-protestó Ana, refiriéndose a su marido.
-Lo pueden resolver solos,
según Alberto están así siempre.
Nos fuimos a la cocina y le
dije a Dani si podía ayudarnos a poner la mesa.
-Faltaría más.-dijo.
Y se fue feliz con dos
platos al comedor.
-Sin ti Cris estaría
perdida.-dijo Dani mientras se iba.
Vaya hombre, lo llega a oír
Cris y no se lo que le haría. Le respondí:
-Sabría vivir sola.
Mentira, ella misma lo
decía.
Estaban sentados en la mesa,
esperando a la comida.
-Ten cuidado mamá, que
Carlos come mucho.
-¡Serás traidor...!-le iba a
contestar Carlos.
-No pasa nada.-le cortó
Ana.-Hay de sobra.
-Ñañañañañañañañaa
Cris le sacó la lengua a
Carlos.
Era como una comida
familiar, ah.
Y bastante tranquila (algo
raro en nosotros, ya sabéis como somos)
José, nada más comer, fue al
salón y se puso a ver la tele.
Cómo ya no había formula
uno, se puso a ver las noticias.
Todos en el comedor
estábamos en silencio.
Hasta que Carlos habló.
-Tengo hambre.
Ana le miró, dado que
habíamos terminado de comer no hacía quince minutos.
-Es así siempre.-dijo Cris,
recalcando la última palabra.
-Serás traidora.-dijo
Carlos.-Sigrid, defiéndeme.
Yo me negué.
-Sabes perfectamente que
tiene razón.
-¡TRAIDORA!-gritó Carlos.
-Yo te avisé.-le dijo mi
amiga.-Te avisé que ella era así, que te podía traicionar en cualquier momento.
-Y qué razón tenías.
-¡¿Os calláis?!
Los niños no hacían más que
reírse.
-Haya paz chicos, haya
paz...-dijo la madre de Ana.
Fuimos al salón, entre
gritos y risas.
-Ya, pero que yo me quedó
sin comer.
Carlos y sus comentarios
sobre la comida.
-¿No has comido?-le dijo
José.
-Sí, si que ha
comido.-respondí.-Pero siempre se queda con hambre.
-Pues será como las vacas,
con tres estómagos.
-JAJAAAAAAAAAAAAAAJAJAJAJA.
Nos estuvimos riendo del
comentario del padre de Cris como cosa de media hora.
-Bueno...-dijo Cris.-¿No
tenéis cosas que hacer? Ir de compras, por ejemplo.
-Cris, que han pillado la
indirecta.
-Cállate, traidora.-me dijo
en respuesta.
-Si, nos iremos ya, llevamos
aquí un rato.-dijo Ana.
-Además, tenemos que hacer
compras.
Y después de ese comentario,
nos despedimos.
-¡Volveremos pronto
niñas!-dijo Ana.
-¡Claro, cuando queráis!-les
dijo mi amiga con un sarcasmo bastante obvio.
Volvimos al salón.
Y Blas dijo:
-¿A dónde van a ir si es
domingo?
-Qué más da. La cosa es que
se fueron. Y menos mal que se han ido...-dijo mi amiga, haciendo que nos
riéramos.
Estuvimos hablando de su
disco, que, en poco tiempo, había tenido bastantes ventas y eso, que había
salido bastante bien, vamos.
-Eso es gracias a
nosotras-dije.
-Pero si no nos
conocíais.-dijo Carlos.
-Somos Dios y todo es
gracias a nosotras.
Eso hizo que nos riéramos
bastante.
-Y... ¿qué hacemos?-dijo
Cris.
-Tú no sé-dije-Pero yo me
voy a pasear a Choco. ¿Alguien viene?
Carlos se levantó.
-Pero que preguntas haces
hija mía, que preguntas.
-Lo siento mamá, se me
olvida.
-¡AH! Así que te olvidas de
mí, eh, vale vale.-dijo Carlos.
Nos reímos y cogí la correa
de Choco.
-¡Anda, vamos melón!
-Ya estamos,-dijo el
aludido-ya estamos.
Y cogimos puerta y nos
fuimos.
-Podemos ir al parque para
que juegue con algunos perros.-dije.
-Es buena idea.
-Pues como todas.
-Tú tienes el ego muy
subidito.
-Ya dije que era Dios.
-Uhhhhhhhhh. Que chunga se
pone la Sigrid.
Le miré terriblemente mal.
Tanto, que le pidió ayuda a
Choco.
-Choco, defiende a tu tito.
-¡No le pidas ayuda al
perro, gallina!
Fuimos al parque, a ver si
había algún perro con el que Choco pudiese jugar.
Estábamos sentados en un
banco (y Choco correteando y ladrando) cuando vimos como saltaba y cogía un
frisbee.
“Ese frisbee
no es nuestro, ¿de dónde lo ha sacado?”
Entonces vimos a una chica,
corriendo tras de Choco y esté, que venía donde nosotros con el cacharro en la
boca.
-Jo Choco, las lías como tu
tío, de verdad...-dije, quitándole el frisbee de verdad.
-¡EH!
-Lo siento, de verdad-dije
cuando estaba la chica.
-Oh, tranquila, me ha pasado
varias veces.-dijo, sonriendo.
Entonces caí en quién era.
Ashley.
Ni si quiera la había
reconocido, la verdad. Sin tanto maquillaje como llevaba.
-Bueno, esto... Ashley, nos
tenemos que ir, nos vemos el lunes.
Ella me dijo que vale, que
ya nos veríamos y eso.
-No te cae bien.-observó
Carlos.
-No me había dado cuenta.
Sarcasmo puro y duro.
-¿Quieres ir a tomar algo
para tranquilizarte?
-Yo estoy tranquila.-le
contesté-Vamos a casa antes de que piensen que estamos muertos.
El se rió bastante.
Nos encaminamos a casa,
corriendo, pues era bastante tarde.
En verdad iban a pensar que
estábamos muertos.
Por el camino, Carlos me
dijo:
-En casa os tengo que decir
algo.
Y lo dijo serio. Me preocupé.
Llegamos a casa y estaban
todos riéndose pero cuando vieron mi cara de “aquí pasa algo” se dejaron de
reír.
Carlos tomó la palabra.
-Cris-
-Joder, ¿pero dónde se han
ido estos dos a sacar al perro?-preguntó Dani.
-Lo mismo se les ha escapado
y están corriendo tras de él...-dije yo.
Todos nos reímos imaginando
la escena y, justo en ese momento, los susodichos, junto con Choco, entraron
por la puerta y nos vieron riéndonos, pero nos callamos cuando vimos la cara de
circunstancia de Sigrid.
¿Habría pasado algo?
-Tengo una buena noticia y
otra mala-dijo Carlos.
-¿Os ha pasado
algo?-preguntó Blas.
-¿Qué? ¡Ah, no!-dijo
Carlos-No, no tiene nada que ver con eso.
-Bueno, nos hemos encontrado
con Ashley...-dijo Sigrid, por lo bajito.
-Oh Dios tía, eso es muy fuerte.
Ella y yo nos reímos.
-Bueno, jo, hacedme
caso-dijo Carlos, que vio que perdía autoridad por momentos.
Le prestamos toda nuestra
atención.
-Dispara, vaquero-le
apremié.
-¿Cuál queréis antes, la
buena o la mala?
-Déjate y dilo ya.
Él suspiró.
-La buena noticia es que he
conseguido casa aquí, en Madrid. La mala noticia es que debo volverme a
Alicante.
-¿Y esa es la mala
noticia?-dije yo.
Todos nos reímos, pero él
no.
-¡Qué bien!-dijo Sigrid-¡Así
te tendremos más cerca! ¿Oíste, Choco?
Choco ni oyó, ni quiso oír,
porque no estaba en el salón.
Había venido seco el pobre y
se había ido derecho a la cocina a beber.
-Así yo tendré paz en mi
casa, así como silencio. Y la nevera llena.
-Oh, cállate, Dani.
Tras el gran anuncio, ambos
se sentaron en uno de los sillones y comenzamos a hablar menos Carlos, que no
pronunciaba palabra, hasta que Dani se puso a jugar con la cadena de música y
Álvaro gritaba que apagara eso, que no oía la tele.
Ni el uno apagó la música,
ni el otro quitó la tele.
Pasaba el rato y Carlos no
hablaba.
Eso era preocupante, es
decir, no hablaba.
Estaba en silencio.
Eso es como ver Telecinco
sin que te echen anunciones cada dos minutos de programa (yo no lo veo, pero me
cuentan que hacen eso...).
Le di un beso a Blas.
Dos, tres.
-Iros a un hotel.-dijo
David, tirándonos un cojín.
Se lo devolví con fuerza y
casi se cae del sillón.
-Qué bestialidad.
Nos reímos.
Carlos se levantó del sillón
y se fue a la cocina.
Nadie se dio cuenta, ya que
Sigrid y Álvaro estaban jugando a los anuncios, David se recuperaba del impacto
del cojín, Dani seguía mirando nuestros discos y Blas me estaba tocando el pelo
y con el móvil, así que me levanté del sillón y le seguí para hablar con él y
ver qué hacía en mi cocina, que lo mismo la prendía fuego con algo.
Entré en ella y le vi con la
cabeza en la nevera (es decir, estaba hurgando en ella).
-¿Qué buscas en mi nevera?
Al oírme, se dio la vuelta,
la cerró y se me quedó mirando.
-Tenía sed-dijo, señalando
la Coca Cola que llevaba en las manos.
-Ah, claro.
Se apoyó en la encimera, la
abrió y echó un trago, tras ello, me ofreció.
-¿Quieres?
-Mm, claro.
Bebí y se la devolví.
No me gustaba esta nueva
versión de Carlos.
Estaba callado, serio.
Eso no era habitual en él.
Estaba acostumbrada a verle
con una sonrisa en la cara y siempre, siempre hablando.
Nos quedamos mirándonos por
un rato.
Y él ni hablaba, ni sonreía.
Y eso me hacía pensar que
algo iba mal.
-Sonríe, por favor-le pedí.
-¿Por qué?
-Porque serio estás muy feo.
-¿Cómo? ¿Así?
-¡Así no, bobo! Así estás
peor aún.
Nos reímos los dos.
-Es sólo que no me gusta
verte serio. ¿Qué te pasa?
-Oh, nada...
-A mí no me engañas. Te lo
noto. ¿Y bien?
-¿No deberías estar por ahí
dándote abracitos con Blas?
Fruncí el ceño, le quité la
lata, bebí y se la tendí de nuevo.
-Puede, pero mira, estoy
aquí, preguntándote qué demonios te pasa porque no has vuelto a decir palabra
desde que hiciste el gran anuncio y eso en ti no es normal. Pero empiezo a
pensar que preocuparme por ti ha sido un error.
Me di la vuelta para irme,
dejándole ahí por imbécil.
-Es sólo que pensé que os
importaría más que me fuera.
Me quedé clavada en el
sitio.
-¿Y qué te hace pensar que
no nos importa?
Le miré.
Dios mío.
Estaba teniendo una
conversación seria y normal con Carlos.
El mundo estaba cambiando.
Él se encogió de hombros y
se quedó mirando al suelo.
Quién sabe, quizá pensaba o
quizá contaba las baldosas.
-Pues tú eres tonto.
Tras mi bello y halagador
adjetivo para calificarle, me miró.
-Si tú te vas, ¿con quién me
voy a pelear yo? ¿Y a quién voy a pegarle? ¿Y con quién me voy a escapar cuando
estén todos dormidos?
Se rió y yo me acerqué un
poco a él.
-Mira, puede que te pegue un
poco...
-¿Un poco?-dijo, enarcando
una ceja.
-Que te calles y escuches.
Sí, un poco. Y puede que te grite más que a nadie mil cosas y te pegue patadas
y te tire cosas que siempre esquivas... Pero yo te quiero igual que a los
demás. Sin ti, no somos los mismos.
Yo no sé si no sabía qué
decirme o si le dejé sin palabras con mi discurso, así que tomé ejemplo de él y
seguí hablando.
-Cuando no estabas, nos
fallaba algo. Y no veíamos el día en que volvieras. Sigrid tenía muchas ganas
de volver a verte y, si me preguntan directamente diré que no, pero como nadie
nos está escuchando y tú te vas a callar, te diré que hasta a mí me apetecía
que volvieras.
Tomé aire para continuar,
porque, a diferencia de él, no estaba acostumbrada a los discursos largos y me
ahogaba.
-Así que ya te puedes ir
quitando de la cabeza la tontería esa de que no te vamos a echar de menos
porque te vamos a petar el WA los días que no estés y, si hay que ir a buscarte
en mi nuevo y maravilloso coche a Alicante para traerte de vuelta, vamos por
ti.
Le puse una mano en el
hombro con tono muy, muy dramático.
-Y además, te confesaré una
cosa. Yo quería con toda mi alma ese disco de Falete. Lo deseaba.
-Lo sabía, ya te lo dije.
Los dos nos reímos.
-Después de todo lo que he
hablado y de todas las cosas tan bonitas que te he dicho, las cuales no
volverás a oír porque dudo que vuelva a hablar tanto... ¿Un abrazo? Pero no te
acostumbres.
-Eso lo harás tú.
-¿Perdona? Oye que... Mira,
no peleemos más.
Volvimos a reírnos y nos
abrazamos.
Era raro.
Estaba acostumbrada a
abrazar a prácticamente todo el mundo (bueno, aunque ese, el de los abrazos,
era Blas) y a los nenes, pero a Carlos, la verdad, poco.
Él se llevaba más golpes que
otra cosa y ahora, estar estrechándole entre mis brazos resultaba algo muy...
Extraño.
Nos soltamos y nos
separamos.
Yo diría que él había
pensado exactamente lo mismo.
-¿Entonces no puedo decirle
a nadie que me echaste de menos?-preguntó.
-No.
-¿Y de lo que me has dicho
aquí?
-De eso un poco, pero nada
más.
-No eres tan mala como
pensaba.
-Ya te dije que te llevaste
una imagen equivocada de mí, yo soy amor.-dije, guiñándole un ojo, y él se río.
-Entonces... ¿Lo decías en
serio?
-¿El qué exactamente? He
dicho mucho.
-Todo.
-Por supuesto.
-¿Y lo de ir a buscarme?
-Hablaba en serio. Tenemos
que visitar a la madre de Sigrid. Quizá podamos aprovechar el viaje e ir por
ti.
-Podemos hablarlo.
-Claro. Y ahora vamos, Blas
se preguntará dónde estoy.
Iba a salir de la cocina,
cuando él dijo "Gracias".
-Ni lo menciones-dije,
sonriéndole.
Y entonces me di con el
marco de la puerta.
-JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA.
-¡NO TE RÍAS!
Volvimos al salón.
-¿Qué pasó?-preguntó Dani.
-QUE ESTABA JAJAAJAJAJAJA Y
LA PUERTA JAJAJAJAJAJA Y GOLPE JAJAJAJAJAJAJAJA
-¡VA A IR A BUSCARTE A
ALICANTE EL PAPA!-le dije mientras me tiraba sobre Blas.
-Como vaya con su papamovil,
tarda ocho vidas en llegar...-dijo Sigrid mientras todos se reían.
-PERO JAJAJAJAJAJAJAJAJAJA.
Cogí un hueso de juguete
medio mordido de Choco y se lo tiré.
Qué poco nos había durado la
paz, pero ese período breve de tiempo me había bastado para conocer una nueva
versión de Carlos, la cuál creía desconocida.
Él también sabía dejar de
sonreír.
-Sigrid-
La noticia de Carlos era...
inesperada.
Lo peor de todo es que
después, estuvo todo el rato callado.
Se fue a la cocina, me
imagino que a por algo de comer y Cris le siguió.
Se tiraron hablando un rato
y después volvieron.
-¿Qué ha pasado?-le dije a
mi amiga en bajo.
-Nada, ya te contaré si eso.
Yo asentí, conforme.
Si algo le pasaba a Carlos o
a cualquiera de los chicos, moriría.
-¿Y cuándo te vas?-le dije.
-El lunes.
Nos miramos entre nosotros.
-¿El lunes?-él asintió.
Genial.
-Bueno...-dijo Álvaro.-Nos
tenemos que ir.
-Pues eso...-dijo Cris.
-Pues bien...
-Ya vale Sigrid.
-Jo.
Todos nos reímos.
Se fueron todos a la puerta
saliendo Carlos el último.
Cris y yo nos miramos y le
cogimos del brazo.
-Te echaremos de menos.-le
dije.
-Recuerda lo que te dije.
Cuando vayamos a La Rioja, después, pasaremos por Alicante.-le dijo mi amiga.
Nos dimos un abrazo muy
largo y se fue.
-Vamos a cenar, anda.
Fui a la cocina y preparé
algo de cenar. Hacía mucho, mucho calor, así que hice unos sándwiches.
-Vaya. Me sé de una que no
tiene ganas de cocinar.-dijo Cris cuando me vio llegar con la “cena”.
-No, es que estamos casi en
verano y hace mucho calor, algo como esto vendrá bien-dije-Espera que voy a por
las cokes.
Fui a por las coca-colas y
comimos, hablando de que haríamos cuando fuésemos a La Rioja.
Era un viaje que queríamos
hacer desde hace bastante tiempo.
-Le dije a Carlos que
aprovecharíamos el viaje para ir a buscarle a Alicante.
-Ah, pues bien. Ahora que
tienes coche.
-Sip.
Cris dijo que se iba a
descansar, que tenía sueño.
-No te fastidia, ya tienes
el estómago lleno.
Me pegó una colleja.
-¿Tú no te vas todavía?-dijo.
-Nope. Voy a terminar de
leer el libro. Me quedan unas pocas páginas.
-Pues que te cunda.
Cogí el libro, En llamas, y lo seguí leyendo.
Ahora tenía otra opinión de
Finnick.
Si ya me dijo Cris que
Finnick no era así, que era uno de los mejores personajes de la saga...
Me terminé de leer el libro
(bastante rápido, a decir verdad) y me fui a dormir.
Estaba demasiado cansada.
Chicas me encanta como escribis la novrla odsqueda genial y me rio mucho en cada cap. Me alegro que tengais tantas visitas. Ojala hagais muchos mas capitulos:)besos
ResponderEliminar¿Que si nos va gustando? Eso no lo dudes, no nos gusta nos encanta. Este capitulo, ha estado genial, ¡me ha encantado! Con muchisimas ganas de más. ¡Quiero saber lo que le pasa a Sigrid!
ResponderEliminarPero, supongo que para eso habrá que esperar. Aunque como se dice: Lo bueno se hace esperar. Bueno pues eso que el capitulo esta genial. Me encanta. Cada vez estoy mas enganchada. Besitos a las dos :)