sábado, 20 de abril de 2013

Capítulo 18: Sonríe, por favor.

-Sigrid-
Después de que Carlos dijese lo de sacar al perro, no callaba.
-¡Vamos, rápido!-decía.
-Joder, que no se va a morir de hambre.-le dije, algo cansada.
Seguía hablando y hablando y hablando.
-¡Carlos, que te calles!-le gritó Cris.
No miraba por donde iba, pues iba hablando con Dani y David sobre el impacto de los rotuladores de pizarra en el mundo, y me caí al suelo.
-¡AU!
Dani vino donde mi.
-¿Estás bien?
-Sí, sí, gracias.-dije, cogiendo la mano que me tendía.
-¿Ves, Carlos?-le dijo Cris.-Dani no se ha reído de mi amiga.
-Por una vez que no hago nada...
Todos nos reímos.
-¿Jugamos a algo?-dijo Álvaro.
-¿A que pretendes tú jugar en la calle?-dijo mi amiga.
-Yo sé un juego, pero es un poco estúpido.-dije riéndome.
Todos me miraron, esperando a que explicase el juego.
-Solo se puede hablar con preguntas, ¿vale?
-¡AH! ¡Ya sé como se juega!-dijo David.
-Pues nosotros no.-dijeron el resto, un tanto perdidos.-Explicad.
Se lo explicamos y empezamos a jugar.
Llevaríamos como 10 minutos jugando y el primero que perdió fue Blas.
-¡Tengo posibilidades de ganar!-gritó Dani.
Recordemos la habilidad de Dani para ganar siempre. (O casi siempre, porque perdió jugando en nuestra casa)
Seguimos jugando, y la gente ya nos empezaba a mirar raro.
El segundo en perder fue David.
-Vaya...-dijo.-Bueno, no pasa nada. Yo sé que tú puedes ganar.-me dijo.
El orden en el que perdió la gente fue: Carlos, Cris y Álvaro.
Solo quedábamos Dani y yo.
-¡Venga Sigrid, que tú puedes!-me decían todos.
Al final gané yo.
Normal, había jugado toda mi vida con mi hermano mayor.
Y como era de esperar, Dani se hundió en la miseria.
-¡NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!-decía.-¡¿CÓMO HA PODIDO OCURRIR?!
Álvaro y David le daban palmaditas en la espalda... para luego burlarse de él.
-¡TOMA, JÁ, JÁ Y MÁS JÁ! ¡POR FIN HA PERDIDO!
Y se pusieron a bailar.
Al estar bailando, se chocaron con una señora mayor y casi la tiran al suelo.
-Uy, lo sentimos señora, fue sin querer.
Pero la señora se lo tomó a broma. Incluso les dio caramelos.
-No es justo. ¿Por qué os da caramelos a vosotros y no a nosotros?-se quejó Cris.
-Anda, tomad, envidiosos.-dijo David.
Y nos dieron unos poquitos.
Llegamos a casa y Carlos subió corriendo las escaleras (con mis llaves en la mano, me las había mangado. Maldito.) y abrió la puerta.
Cogió la correa (se paseaba como si fuese su casa) cogió comida (por comida me refiero a chocolate) y bajó.
Nosotros le estábamos esperando abajo.
-¿Y ese chocolate?-dije.
-Ah... he ido a la cocina y lo he cogido.
-Pero si no hay chocolate en casa.
Carlos miró a Cris.
-Da igual...-dije suspirando.
Carlos y Cris andaban por delante de nosotros (si andaban detrás se iban a perder, seguro) comiendo el chocolate y yo llevaba a Choco con Dani.
-¿Puedo llevarlo, por fa plis, puedo?-dijo Dani.
-¡NO! ¡LO LLEVO YO!-dijo Carlos.
-Cállate y come el chocolate.
Cuando dije chocolate Choco se lanzó hacía delante, arrastrando al pobre Dani.
-PUAJAJAJAJAJAAAAAAAAAAAAJAJA.-nos reíamos David, Álvaro, Carlos y yo.
Blas y Cris ni se enteraron, todo el rato dándose besitos.
-¡Prestad algo de atención!-les dijo Carlos.
Se giraron y vieron a Dani en el suelo.
-¿Qué hace Dani en el suelo?-dijo Blas.
-JAJAJAJAJA
Ayudamos a Dani a levantarse y a quitarse el polvo de la ropa y nos fuimos a casa por donde habíamos venido.
Llegamos al portal y no encontraba las llaves.
-Esto... Carlos,... ¿las llaves?
Se empezó a rebuscar por todo el pantalón, hasta que las encontró en la chaqueta.
-Toma.
Abrí la puerta y Choco entro como una exhalación.
-Bueno, nosotros nos vamos.-dijo Álvaro.-Vamos a empezar la grabación del disco y hay que trabajar mañana bastante pronto.
-No pasa nada, existe el WA.-dije, riéndome.
En cambio Cris no se lo tomó como yo.
-¿Entonces mañana no nos veremos en todo el día?
-Existe el WA.-dijo Blas, sonriendo.
Se fueron a la habitación y, a partir de ahí, no sabemos que ocurrió.
-¿Tú no nos vas a echar de menos?-pregunto Dani.
Le miré.
-Por supuesto, sois parte de mi vida ahora.
-¿Y antes no?-dijo David.
-Antes no os conocía.
-Creo que dice en París.-dijo Álvaro.
-Exacto.-dijo David.
-A los pocos días ya os cogí cariño, supongo.-dije.-Mas de una vez Cris y yo lo hemos dicho, sin estar vosotros.
-ABRAZO.-dijo Carlos, en un arranque de felicidad.
Y nos fundimos en un abrazo los cinco. (Cris y Blas estaban en la habitación)
-Bueno, ¿nos vamos ya?-dijo Blas, asustándonos a todos.
-Si, venga. Hasta luego pitufas.-dijo Carlos riéndose.
Cris le lanzó una zapatilla y le dio a Carlos.
-¡ME VENGARÉ!-dijo éste.
Fuimos al salón y me senté.
Cogí mi diario (Si, escribía uno) y me puse a escribir lo que había pasado en el día y lo bien que me lo pasaba con ellos.
-¿Qué haces?-dijo Cris.
-Escribir mi diario.
-¿Tienes uno?
-Desde hace casi dos años.-dije.-Si te lo dije.
-Ah.-dijo.-¿Me enseñas lo que pone?
-Si se llama Diario Personal-le enseñé la portada.-será por algo.
Me miró terriblemente mal.
Dejé el diario y me puse a hacer la cena.
Como estaba cocinando tortilla (Álvaro me había enseñado) me puse con el teléfono y me metí al Twitter y vi un tuit nuevo de Carlos.
“Loveo mucho a @ChocoOfficiall”
Y decidí contestarle.
“@CarlosAuryn Claro, y a mí y a @Cris_Jbieber nada, ¿no? Ya hablaremos tú y yo.”
Claro, a Cris le llegó mi mención y le contestó a Carlos.
“@CarlosAuryn @SigridOneD Me da igual que no me lovee, pero me sé de uno que se va a quedar sin chocolate cuando venga a casa.”
La respuesta de Carlos fue inmediata y un poco... estúpida.
“@Cris_Jbieber @SigridOneD ¿Te refieres al chocolate o al perro?”
No le respondió más, porque nos fuimos a cenar.
-¡BIEN! Te ha salido la tortilla.
-Si.-dije con orgullo.
-Espero que no me mate.
Yo la pegué una colleja.
-Pues estaba muy rica.-dijo cuando acabo de engullir, digo, comer la tortilla.
-Lo sé. Sino, te hubieses muerto.
Esta vez la colleja me la pegó ella a mi.
-Bueno... tengo sueño.-dije.
-¿Sigrid? ¿Estás bien? ¿Te han cambiado por alguien?
-Si, estoy bien. Y no, a no ser que mientras hayas ido al baño me hayan cambiado por otra.
-Yo no he ido al baño.
-Pues entonces no me han cambiado por nadie.
Le dio la risa largo rato por eso.
-Pues si te encuentras mal... Buenas noches.
-Si, buenas noches.
Me puse mi pijama de One Direction (ya dije que los amaba) y me eché a la cama.
Cris me notaba rara, me lo había dicho más de una vez.
Siempre me preguntaba que qué narices me pasaba, pero nunca se lo decía.
Una vez me dijo que si no se lo decía, se pondría a cocinar. Pero... ¿qué le digo yo? Si yo tampoco sabía nada.
Me dormí al momento, pero tuve el sueño más raro de toda mi vida.
Estaba en un pequeño parque, (quizás era El Retiro, ¿quién sabe?) con Carlos, hablando de todo y de nada.
También estaba Choco, muy normal si estaba Carlos. Pero no había nadie más y, de repente, me besó como Blas besó a Cris.
Y justo en ese momento, me desperté.
Pensé que era el reloj, pero no, era el timbre.
Me levanté, me miré al espejo y estaba totalmente despeinada. Habría sido por el sueño, qué sabía yo.
Abrí la puerta y adivinad quién era.
Exacto, los chicos.
¿Qué hora sería?
-Las doce de la mañana y en la cama todavía.-dijo David.-Muy mal.
Yo me reí por no llorar. Justo en ese momento me acordé de la cita de la otra noche.
“Soñar que besas a alguien y luego tener que verle.”
¿POR QUÉ A MÍ? No, si el mundo, como podéis ver, estaba en mi contra.
-¿Ni un abrazo ni nada?-dijo Dani.
-Oh, venga.-dije.-Ven aquí.
Y le dí un abrazo muy largo.
Entonces Blas nos dio sus muy famosos (quizás no, pero para mí sí) abrazos de oso.
-¿Y yo qué?-dijo Cris.
Y nos dimos los 7 un abrazo.
Nos separamos y miramos a Cris.
-¿Os dais cuenta que, cada vez que os abrazáis yo no estoy en el abrazo, verdad?
-Si no te durmieses tendrías abrazo a la misma vez que los demás.
-¡Será posible...!
Vino dónde mi y me dio una colleja con la que me tiró al suelo.
-¡PERO SERÁS CACHO BESTIA! Casi me matas.
-¿Estás muerta?-dijo ella, como si fuese obvio (que lo era)-No, ¿verdad? Pues ya está.
Amigas que te intentan matar delante de tus amigos pero después lo niegan.
No te hagas fan.
Los chicos se divertían de lo lindo.
-Y... esto... Sigrid.
-Dime Dani.
-¿Qué te ha pasado?-me dijo, señalándome.
-Es verdad-dijo Álvaro.-Menudas pintas que llevas.
Me molestó pero era verdad. ¿Y que les iba a decir yo? “Nah, es que he soñado que me besaba con Carlos, uno de tus mejores amigos y me he despertado sobresaltada del susto pero nada más.”
Les decía eso y me cortaban al cuello, que ya me los conocía.
-Esto... yo...-ellos me miraban.-He tenido una pesadilla, nada más.
-¿Pero estás bien ahora?-dijo David.
-Sí, sñi. Perfectamente. ¿Queréis comer algo?-dije, cambiando de tema.
-¡SI!
-Siempre esta dispuesto.-dijo Blas, refiriéndose a Carlos.
Cogí unos bombones que compré unas semanas atrás y los dejé en la mesa.
Me giré y vi a Carlos con, lo menos, 7 bombones en cada mano.
-Te va a dar un empacho.-le dije.
-Ya verás como no, mamá.
-JAJAJAJAJAJAAAAAAAJAJAJA.
Después de que todos desayunásemos, fuimos al salón.
-Me aburrooooooooooooooooooooooooo.-dije.
-¿Cuántas veces tengo que decir que te compres un burro?-dijo David.
-Pero si ya te tengo a ti, con eso basta.
-¡Serás...!
Y me empezó a hacer cosquillas.
-¡PARA JAJAJAJA PARA JAJAJA POR JAJAJA POR FAVOR DAVID!
No podía parar de reírme. Las cosquillas eran mi punto débil.
Cuando vio que ya no podía más, dejo de hacerme cosquillas.
-Uf, uf... Yo te mato.
Nos reímos bastante.
-¿Qué hacemos?
Justo cuando Álvaro pregunto eso le sonó a Cris el teléfono.
Un WA.
-Cris-
Al instante, salté de entre los brazos de Blas, donde me hallaba, intentando protegerme de Dani que me quería despeinar el pelo (y lo había conseguido en gran medida).
-¡OH NO! ¡Y MIRA QUE LE DIJE QUE NO DIJERA NADA! ¡YO LO MATO!
-¿A quién vas a matar?-preguntó mi amiga.
Carlos intentó esconderse tras un cojín.
-AY DIOS, AY DIOS, AY DIOS. TENÉIS QUE IROS.
Acto seguido, cogí a Blas de un brazo y a Dani de una pierna y tiré de ellos.
-Pero Cris, ¿qué pasa?-inquirió Blas, visiblemente preocupado.
-¡Mis padres vienen de visita!
-¿Y qué tiene eso de malo?-preguntó Carlos, sacando un poquito a la luz la cabeza del cojín (bueno, es que este no llegaba a taparle el melón del todo).
-Carlos, cariño mío, no sé si eres consciente de la situación. Le conté a mi hermano lo de Blas y le pedí que no le dijera nada a mi madre y al día siguiente la tengo aquí. Y no solo a ella, sino a mi padre también, ay Dios...
-Huyamos ahora-dijo David.
-¡Yo no quiero irme!-protestó Carlos.
-Ni yo.
-Ni yo.
-Ni yo.
David se les quedó mirando a todos y se encogió de hombros.
-Bueno vale, pues nos quedamos.
-No sabéis lo que decís, no sabéis lo que hacéis...
-Yo es que tengo curiosidad por cómo serán tus padres-dijo Carlos.-Para ver cómo saliste tú así.
-Pero serás sinvergüenza, Sigrid dile algo.
-Algo.
-JAJAJAJAJAJA.
Y los dos chocaron los cinco.
Traidores. Malditos. Conspiradores.
-Como queráis. Luego no os quejéis.
-Nooop.-dijeron todos.
Sigrid y yo fuimos a vestirnos.
Choco quiso entrar conmigo en la habitación.
-No Choco, que luego estás tú y entra la gente. Fuera, vamos. Vete a seguir a tus miles de seguidores en Twitter.
-Guau.
-¡Carlos, llévatelo!
-A ver... Ven con tu tío.
Y, haciendo un uso de una fuerza desconocida hasta entonces por mí y por toda la especie humana, cogió al perro en brazos y se lo llevó cual bebé, mientras Choco me miraba como diciendo "¿Cómo llegué yo aquí?".
Me puse unas mayas negras y una camiseta azul de Superman, la cual me remangué las mangas, me peiné un poco y salí.
Como estaban todos en el salín, allí me dirigí, al sillón donde estaba Blas y le abracé por detrás.
-Aún estás a tiempo de huir, piénsatelo...
Me miró.
-Creo que me quedaré.
-Cabezotas que sois, leches.
Carlos y Choco estaban jugando (bueno, cuando yo fui al salón, Carlos estaba intentando que Choco siguiera gente con su Iphone) y Choco le soltó una patada (porque le dio con la pata) en la cara.
Todos nos reímos escandalosamente mientras Carlos soltaba insultos de todo tipo contra el perro, que le miraba inocente.
-Eh, tú, con mi perro menos. Que será un traidor, pero es mi hijo.
-Yo me meto con quién me la gana. Y si es tu hijo, pues más aún.-me respondió el tío.
-Uy qué chungo te has puesto, ¿no? Toh malote.
-Eh, tú con Carlos menos, ¿eh?-dijo Sigrid.
-Iros los dos al churro.
No tenía ganas de discutir, aunque eso luego acabara en risas o en golpes para Carlos, porque estaba verdaderamente nerviosa.
Iba a matar a mi hermano, de verdad.
Sucio traidor.
¿Es que no me era nadie fiel en este mundo?
Miré a Blas.
Bueno, me quedaba él. A Dios gracias.
Llamaron al timbre.
Todos se me quedaron mirando.
Bueno, menos Carlos, que sólo me miraba con un ojo. El otro lo tenía cerrado por el puñetazo de Choco (bueno, al menos él también me era fiel a veces).
-Iré. Pero como sean ellos, no abro.
Álvaro y Dani se rieron bastante de eso.
-No, mejor Sigrid ve tú que me da miedo.
-Valeeeeeeee.
Fue y volvió.
-Cris, te buscan.
-¿Quién me busca?
-¡Yo!
-¿Y tú quién...? ¡Ah, Pedro! ¿Qué haces aquí?
-¡Pedroooo!-dijeron Auryn por detrás nuestra, imitando a Heidi.
Pedro se les quedó mirando raro.
-Mis apuntes.
-Ah, sí, claro un momento que te los doy.
Fui a mi cuarto a buscarlos.
-Así que tú eres el famoso Pedro.-dijo David.
-Emm... Sí.
-El mismo que le hace fotos a Cris a escondidas.-dijo Blas.
-Yo no...
-Y el que la quitó el sombrero una vez.-dijo Carlos.
-Esto yo...
-¿Chicos? ¿Por qué habéis rodeado a Pedro?-dije, volviendo al salón con los apuntes.
Hasta Choco le gruñía.
-¡Nada, mujer! Sólo queríamos saludar a Pedro, ¿verdad?-dijo David, dándole a este un golpe en la espalda.
-Sí, claro.
-Ah, qué majos. Toma, tus apuntes. Y ahora desaparece y fuera de mi casa y de mi vida.
Salió corriendo con viento fresco.
-¿Qué le habéis hecho al chaval?-pregunté.
Sigrid, Álvaro y Dani aún se seguían riendo en el suelo.
-Nada, de verdad.
-Carlos, de ti no me fío un pelo.
Instantes después, llamaron de nuevo al timbre.
-Sigrid, ve tú.
-¿Y si es Pedro?
-No creo que sea...
Ella fue.
-No, no es. Son tus padres y Alberto.
-AHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH PENSÉ QUE ERA UNA BROMA DE MI HERMANO.-dije, corriendo por todo el salón.
-¿Les abro, no?
-¡CORRE BLAS!-dije-¡POR LA VENTANA!
-Pero si vivís en un cuarto piso...-observó Álvaro.
-Bueno, yo abro-dijo mi amiga.
-¡SENTÁOS Y PARECED BUENOS CHICOS!-les ordené.
-Ah, ¿qué no lo somos?-dijo Dani, poniendo ojitos.
-Tú de los peores.
-Ostia.
-Tras de Carlos.
-Siempre yo, tíos. Siempre yo.
-¡Hola, Sigrid! ¡Cuánto tiempo!-oí que decía mi hermano desde el hall.
-Ey, Alberto. Es como si te hubiera visto ayer... ¡Ana! ¡José! ¡Pasad!
Pasaron al salón y mi madre abrió los ojos desmesuradamente al ver tanto chico allí metido.
Choco ladró y fue corriendo a saludarla.
Alberto entró el último, riéndose.
-¿No nos presentáis o qué?
-¡Pero si tú ya les conoces, imbécil!
Sigrid hizo las presentaciones.
-Un placer-dijeron ellos.
Parecían muy formales, pero a ver cuánto nos duraba aquella farsa.
En cualquier momento David se dormiría en el sillón, yo le daría una paliza a Carlos, Dani se pondría a cantar en alto alguna canción sin venir a cuento o algo así y ya se acabó.
No podíamos aparentar ser normales cuando no lo éramos.
Nos sentamos todos en el salón.
Les dejamos a ellos uno de los sillones y nosotros nos sentamos en el otro pero, como no cabíamos todos, Carlos se tiró al suelo con Choco.
Nos miramos intensamente los unos a los otros en el más puro silencio, hasta que mi padre lo rompió.
-Pues si no os importa, hay Fórmula Uno y yo no me la pienso perder.
Cogió el mando y la puso.
Mi madre le miró como diciendo "Hemos venido aquí a conocer al novio de nuestra hija, no a ver carreras de coches" pero a mi padre le importó tres pimientos.
Todos estaban embobados con las carreras.
-Y, bueno... ¿Quién es el novio de mi hija?
-Mamá...-protesté.
-¿Eres tú? Porque eres un niño monísimo. Qué guapo.
-No me mienta, señora-le dijo Dani.
Nos entró a todos la risa.
-No te miento, es la verdad, Álvaro.
-Soy Dani.
-Mi madre siempre está contantemente cambiándole el nombre a todo el mundo, no te preocupes. Si te ha llamado Álvaro, serás para siempre Álvaro para ella.-le informé.
-¿Entonces no es él?
Dani y yo negamos con la cabeza.
-Frío, frío, mami...-dijo Alberto, riéndose.
-Pues entonces eres tú, ¿a qué sí?-dijo, mirando a Carlos- Con esa cara que tienes que dan ganas de achucharte, estoy segura de que eres tú.
-JAJAJAJAJAJAJAJAJAJA
Carlos se empezó a reír.
-¡MAMÁ NO, CARLOS NO!
-Pero yo pensaba que te gustaban los rubios.
-JAJAJAJAJAJAJAJAJAJA
-Igualmente, Carlos es teñido.
-JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA.
-Se va a ahogar-observó mi madre.
-Ya, lo hace a menudo.
-¿Pues entonces quién es?
Blas levantó la mano.
-¡Ah, David!
-No, mamá, Blas.
-Ah, claro, Blas. Ya me aprenderé los nombres.
Mi padre apartó la vista de la tele y le miró.
-No nos vengas con discursos raros, tipicos de padres de "cuida a mi hija blablabla" ni cosas de esas, ¿eh?-le avisé.
-¿Eres de Alonso?
-Emm... Sí.
-¿Y del Real Madrid?
-Emm... ¿También?
-Entonces pase. Bienvenido a la familia.
Y siguió viendo la tele.
Empezó entonces una conversación entre mi madre y los niños. Ella les preguntaba sobre todo cosas de París, qué tal nos portamos allí, les dio las gracias por recogernos...
Carlos y Alberto se fueron juntos a sacar a Choco, Sigrid no fue por no abandonarme sola ante el peligro, pero casi preferí que hubiera ido con ellos dos porque ellos tenían más peligro que otra cosa.
Dedujimos que se iban a quedar a comer, así que Sigrid y mamá fueron a la cocina y nosotros nos quedamos en el salón, viendo la carrera.
Blas al rato decidió ir también a la cocina para ver si podía ayudar en algo y, mientras, yo jugaba a tirarme sobre Dani y a despeinarle, en venganza por lo sucedido anteriormente.
Pasado un tiempo fui a la cocina a averiguar por qué diantres no me habían devuelto a mi Blas, es decir, por qué este no volvió al salón.
Estaba ayudando a elaborar la comida.
-¿Sabes cocinar?-le preguntó mi madre.
-Más o menos, digamos que algo sé, sí...
-¡Mi hija está salvada! Ella es un desastre, ¿sabes? No tiene ni idea en la cocina, ni limpia, ni...
-Vaya, mamá, qué bien hablas de mí, ¿eh?
-Me limito a decir la verdad.
-Al churro tú también, mami.
-¿Y qué haces aquí sino vienes a ayudar? Ah, como no sabes...
Mi madre, a veces, era un ser cruel.
Abracé a Blas por detrás y apoyé la cabeza sobre su espalda.
-Venía a ver por qué no volvía. Pensé que me lo habíais secuestrado.
-Qué bonito, Sigrid. Creo que voy a llorar.
-Será por las cebollas, Ana.
Ellas dos se rieron.
Se oyeron gritos desde el salón, vete a saber qué pasó en la carrera.
Tras eso, se oyó la puerta de la calle y a Choco ladrar.
Carlos y Alberto aparecieron en la cocina.
-¿Qué se os perdió aquí, eh?-dije yo.
-Nada, pero aquí venimos.
-Ohh, qué bonito, mira, Carlos.-dijo mi hermano, señalándome a mí.
-Oh, precioso. Tan bonito que voy a llorar.
-JAJAJAJAJAJAJAJA.
-¿Por qué nos os vais a dar otra vuelta pero, no sé...Que quizá esta os dure toda vuestra vida?-dije.
-Porque entonces no podríamos reírnos de ti. Por eso.
Salí corriendo detrás de ellos y les alcancé a los dos.
A Carlos le pegué por su última frase.
A mi hermano le pegué por traidor.
-¡Me dijiste que no se lo dirías!
-¡Ah! ¡Yo sólo quería lo mejor para ti!
-¡Ya, claro!
Tras eso, volví a la cocina, dejándoles a los dos, tirados en el sillón, doloridos en algunas partes, pero aún riéndose.
-Sigrid-
Con esto de que sus padres estaban, teníamos que aparentar ser normales pero, ¿cómo hacíamos nosotros eso? Éramos de todo menos normales.
Yo estaba con Ana en la cocina, haciendo la cocina.
Blas también estaba con nosotras pero Cris decía que se lo habíamos secuestrado y que lo quería de vuelta.
-Jo Sigrid, voy a llorar-me dijo Ana.
-Ya te dije que será por las cebollas, seguro.
Estábamos sirviéndolo en los platos cuando oímos gritar a Carlos.
-¡NO SÉ COMO ERES HIJA DE TU MADRE!
Nos acercamos al salón.
-¡PUES PORQUE ELLA ME PARIÓ!-le contestó mi amiga.
-PUES NO TIENES EL CÁRACTER DE ELLA.
-SI HOMBRE, Y TÚ QUE LO DIGAS.
El padre de Cris, José, estaba mirando la escena, pero no decía nada.
-Les podrías decir algo, ¿no?-protestó Ana, refiriéndose a su marido.
-Lo pueden resolver solos, según Alberto están así siempre.
Nos fuimos a la cocina y le dije a Dani si podía ayudarnos a poner la mesa.
-Faltaría más.-dijo.
Y se fue feliz con dos platos al comedor.
-Sin ti Cris estaría perdida.-dijo Dani mientras se iba.
Vaya hombre, lo llega a oír Cris y no se lo que le haría. Le respondí:
-Sabría vivir sola.
Mentira, ella misma lo decía.
Estaban sentados en la mesa, esperando a la comida.
-Ten cuidado mamá, que Carlos come mucho.
-¡Serás traidor...!-le iba a contestar Carlos.
-No pasa nada.-le cortó Ana.-Hay de sobra.
-Ñañañañañañañañaa
Cris le sacó la lengua a Carlos.
Era como una comida familiar, ah.
Y bastante tranquila (algo raro en nosotros, ya sabéis como somos)
José, nada más comer, fue al salón y se puso a ver la tele.
Cómo ya no había formula uno, se puso a ver las noticias.
Todos en el comedor estábamos en silencio.
Hasta que Carlos habló.
-Tengo hambre.
Ana le miró, dado que habíamos terminado de comer no hacía quince minutos.
-Es así siempre.-dijo Cris, recalcando la última palabra.
-Serás traidora.-dijo Carlos.-Sigrid, defiéndeme.
Yo me negué.
-Sabes perfectamente que tiene razón.
-¡TRAIDORA!-gritó Carlos.
-Yo te avisé.-le dijo mi amiga.-Te avisé que ella era así, que te podía traicionar en cualquier momento.
-Y qué razón tenías.
-¡¿Os calláis?!
Los niños no hacían más que reírse.
-Haya paz chicos, haya paz...-dijo la madre de Ana.
Fuimos al salón, entre gritos y risas.
-Ya, pero que yo me quedó sin comer.
Carlos y sus comentarios sobre la comida.
-¿No has comido?-le dijo José.
-Sí, si que ha comido.-respondí.-Pero siempre se queda con hambre.
-Pues será como las vacas, con tres estómagos.
-JAJAAAAAAAAAAAAAAJAJAJAJA.
Nos estuvimos riendo del comentario del padre de Cris como cosa de media hora.
-Bueno...-dijo Cris.-¿No tenéis cosas que hacer? Ir de compras, por ejemplo.
-Cris, que han pillado la indirecta.
-Cállate, traidora.-me dijo en respuesta.
-Si, nos iremos ya, llevamos aquí un rato.-dijo Ana.
-Además, tenemos que hacer compras.
Y después de ese comentario, nos despedimos.
-¡Volveremos pronto niñas!-dijo Ana.
-¡Claro, cuando queráis!-les dijo mi amiga con un sarcasmo bastante obvio.
Volvimos al salón.
Y Blas dijo:
-¿A dónde van a ir si es domingo?
-Qué más da. La cosa es que se fueron. Y menos mal que se han ido...-dijo mi amiga, haciendo que nos riéramos.
Estuvimos hablando de su disco, que, en poco tiempo, había tenido bastantes ventas y eso, que había salido bastante bien, vamos.
-Eso es gracias a nosotras-dije.
-Pero si no nos conocíais.-dijo Carlos.
-Somos Dios y todo es gracias a nosotras.
Eso hizo que nos riéramos bastante.
-Y... ¿qué hacemos?-dijo Cris.
-Tú no sé-dije-Pero yo me voy a pasear a Choco. ¿Alguien viene?
Carlos se levantó.
-Pero que preguntas haces hija mía, que preguntas.
-Lo siento mamá, se me olvida.
-¡AH! Así que te olvidas de mí, eh, vale vale.-dijo Carlos.
Nos reímos y cogí la correa de Choco.
-¡Anda, vamos melón!
-Ya estamos,-dijo el aludido-ya estamos.
Y cogimos puerta y nos fuimos.
-Podemos ir al parque para que juegue con algunos perros.-dije.
-Es buena idea.
-Pues como todas.
-Tú tienes el ego muy subidito.
-Ya dije que era Dios.
-Uhhhhhhhhh. Que chunga se pone la Sigrid.
Le miré terriblemente mal.
Tanto, que le pidió ayuda a Choco.
-Choco, defiende a tu tito.
-¡No le pidas ayuda al perro, gallina!
Fuimos al parque, a ver si había algún perro con el que Choco pudiese jugar.
Estábamos sentados en un banco (y Choco correteando y ladrando) cuando vimos como saltaba y cogía un frisbee.
 “Ese frisbee no es nuestro, ¿de dónde lo ha sacado?”
Entonces vimos a una chica, corriendo tras de Choco y esté, que venía donde nosotros con el cacharro en la boca.
-Jo Choco, las lías como tu tío, de verdad...-dije, quitándole el frisbee de verdad.
-¡EH!
-Lo siento, de verdad-dije cuando estaba la chica.
-Oh, tranquila, me ha pasado varias veces.-dijo, sonriendo.
Entonces caí en quién era.
Ashley.
Ni si quiera la había reconocido, la verdad. Sin tanto maquillaje como llevaba.
-Bueno, esto... Ashley, nos tenemos que ir, nos vemos el lunes.
Ella me dijo que vale, que ya nos veríamos y eso.
-No te cae bien.-observó Carlos.
-No me había dado cuenta.
Sarcasmo puro y duro.
-¿Quieres ir a tomar algo para tranquilizarte?
-Yo estoy tranquila.-le contesté-Vamos a casa antes de que piensen que estamos muertos.
El se rió bastante.
Nos encaminamos a casa, corriendo, pues era bastante tarde.
En verdad iban a pensar que estábamos muertos.
Por el camino, Carlos me dijo:
-En casa os tengo que decir algo.
Y lo dijo serio. Me preocupé.
Llegamos a casa y estaban todos riéndose pero cuando vieron mi cara de “aquí pasa algo” se dejaron de reír.
Carlos tomó la palabra.
-Cris-
-Joder, ¿pero dónde se han ido estos dos a sacar al perro?-preguntó Dani.
-Lo mismo se les ha escapado y están corriendo tras de él...-dije yo.
Todos nos reímos imaginando la escena y, justo en ese momento, los susodichos, junto con Choco, entraron por la puerta y nos vieron riéndonos, pero nos callamos cuando vimos la cara de circunstancia de Sigrid.
¿Habría pasado algo?
-Tengo una buena noticia y otra mala-dijo Carlos.
-¿Os ha pasado algo?-preguntó Blas.
-¿Qué? ¡Ah, no!-dijo Carlos-No, no tiene nada que ver con eso.
-Bueno, nos hemos encontrado con Ashley...-dijo Sigrid, por lo bajito.
-Oh Dios tía, eso es muy fuerte.
Ella y yo nos reímos.
-Bueno, jo, hacedme caso-dijo Carlos, que vio que perdía autoridad por momentos.
Le prestamos toda nuestra atención.
-Dispara, vaquero-le apremié.
-¿Cuál queréis antes, la buena o la mala?
-Déjate y dilo ya.
Él suspiró.
-La buena noticia es que he conseguido casa aquí, en Madrid. La mala noticia es que debo volverme a Alicante.
-¿Y esa es la mala noticia?-dije yo.
Todos nos reímos, pero él no.
-¡Qué bien!-dijo Sigrid-¡Así te tendremos más cerca! ¿Oíste, Choco?
Choco ni oyó, ni quiso oír, porque no estaba en el salón.
Había venido seco el pobre y se había ido derecho a la cocina a beber.
-Así yo tendré paz en mi casa, así como silencio. Y la nevera llena.
-Oh, cállate, Dani.
Tras el gran anuncio, ambos se sentaron en uno de los sillones y comenzamos a hablar menos Carlos, que no pronunciaba palabra, hasta que Dani se puso a jugar con la cadena de música y Álvaro gritaba que apagara eso, que no oía la tele.
Ni el uno apagó la música, ni el otro quitó la tele.
Pasaba el rato y Carlos no hablaba.
Eso era preocupante, es decir, no hablaba.
Estaba en silencio.
Eso es como ver Telecinco sin que te echen anunciones cada dos minutos de programa (yo no lo veo, pero me cuentan que hacen eso...).
Le di un beso a Blas.
Dos, tres.
-Iros a un hotel.-dijo David, tirándonos un cojín.
Se lo devolví con fuerza y casi se cae del sillón.
-Qué bestialidad.
Nos reímos.
Carlos se levantó del sillón y se fue a la cocina.
Nadie se dio cuenta, ya que Sigrid y Álvaro estaban jugando a los anuncios, David se recuperaba del impacto del cojín, Dani seguía mirando nuestros discos y Blas me estaba tocando el pelo y con el móvil, así que me levanté del sillón y le seguí para hablar con él y ver qué hacía en mi cocina, que lo mismo la prendía fuego con algo.
Entré en ella y le vi con la cabeza en la nevera (es decir, estaba hurgando en ella).
-¿Qué buscas en mi nevera?
Al oírme, se dio la vuelta, la cerró y se me quedó mirando.
-Tenía sed-dijo, señalando la Coca Cola que llevaba en las manos.
-Ah, claro.
Se apoyó en la encimera, la abrió y echó un trago, tras ello, me ofreció.
-¿Quieres?
-Mm, claro.
Bebí y se la devolví.
No me gustaba esta nueva versión de Carlos.
Estaba callado, serio.
Eso no era habitual en él.
Estaba acostumbrada a verle con una sonrisa en la cara y siempre, siempre hablando.
Nos quedamos mirándonos por un rato.
Y él ni hablaba, ni sonreía.
Y eso me hacía pensar que algo iba mal.
-Sonríe, por favor-le pedí.
-¿Por qué?
-Porque serio estás muy feo.
-¿Cómo? ¿Así?

-¡Así no, bobo! Así estás peor aún.
Nos reímos los dos.
-Es sólo que no me gusta verte serio. ¿Qué te pasa?
-Oh, nada...
-A mí no me engañas. Te lo noto. ¿Y bien?
-¿No deberías estar por ahí dándote abracitos con Blas?
Fruncí el ceño, le quité la lata, bebí y se la tendí de nuevo.
-Puede, pero mira, estoy aquí, preguntándote qué demonios te pasa porque no has vuelto a decir palabra desde que hiciste el gran anuncio y eso en ti no es normal. Pero empiezo a pensar que preocuparme por ti ha sido un error.
Me di la vuelta para irme, dejándole ahí por imbécil.
-Es sólo que pensé que os importaría más que me fuera.
Me quedé clavada en el sitio.
-¿Y qué te hace pensar que no nos importa?
Le miré.
Dios mío.
Estaba teniendo una conversación seria y normal con Carlos.
El mundo estaba cambiando.
Él se encogió de hombros y se quedó mirando al suelo.
Quién sabe, quizá pensaba o quizá contaba las baldosas.
-Pues tú eres tonto.
Tras mi bello y halagador adjetivo para calificarle, me miró.
-Si tú te vas, ¿con quién me voy a pelear yo? ¿Y a quién voy a pegarle? ¿Y con quién me voy a escapar cuando estén todos dormidos?
Se rió y yo me acerqué un poco a él.
-Mira, puede que te pegue un poco...
-¿Un poco?-dijo, enarcando una ceja.
-Que te calles y escuches. Sí, un poco. Y puede que te grite más que a nadie mil cosas y te pegue patadas y te tire cosas que siempre esquivas... Pero yo te quiero igual que a los demás. Sin ti, no somos los mismos.
Yo no sé si no sabía qué decirme o si le dejé sin palabras con mi discurso, así que tomé ejemplo de él y seguí hablando.
-Cuando no estabas, nos fallaba algo. Y no veíamos el día en que volvieras. Sigrid tenía muchas ganas de volver a verte y, si me preguntan directamente diré que no, pero como nadie nos está escuchando y tú te vas a callar, te diré que hasta a mí me apetecía que volvieras.
Tomé aire para continuar, porque, a diferencia de él, no estaba acostumbrada a los discursos largos y me ahogaba.
-Así que ya te puedes ir quitando de la cabeza la tontería esa de que no te vamos a echar de menos porque te vamos a petar el WA los días que no estés y, si hay que ir a buscarte en mi nuevo y maravilloso coche a Alicante para traerte de vuelta, vamos por ti.
Le puse una mano en el hombro con tono muy, muy dramático.
-Y además, te confesaré una cosa. Yo quería con toda mi alma ese disco de Falete. Lo deseaba.
-Lo sabía, ya te lo dije.
Los dos nos reímos.
-Después de todo lo que he hablado y de todas las cosas tan bonitas que te he dicho, las cuales no volverás a oír porque dudo que vuelva a hablar tanto... ¿Un abrazo? Pero no te acostumbres.
-Eso lo harás tú.
-¿Perdona? Oye que... Mira, no peleemos más.
Volvimos a reírnos y nos abrazamos.
Era raro.
Estaba acostumbrada a abrazar a prácticamente todo el mundo (bueno, aunque ese, el de los abrazos, era Blas) y a los nenes, pero a Carlos, la verdad, poco.
Él se llevaba más golpes que otra cosa y ahora, estar estrechándole entre mis brazos resultaba algo muy... Extraño.
Nos soltamos y nos separamos.
Yo diría que él había pensado exactamente lo mismo.
-¿Entonces no puedo decirle a nadie que me echaste de menos?-preguntó.
-No.
-¿Y de lo que me has dicho aquí?
-De eso un poco, pero nada más.
-No eres tan mala como pensaba.
-Ya te dije que te llevaste una imagen equivocada de mí, yo soy amor.-dije, guiñándole un ojo, y él se río.
-Entonces... ¿Lo decías en serio?
-¿El qué exactamente? He dicho mucho.
-Todo.
-Por supuesto.
-¿Y lo de ir a buscarme?
-Hablaba en serio. Tenemos que visitar a la madre de Sigrid. Quizá podamos aprovechar el viaje e ir por ti.
-Podemos hablarlo.
-Claro. Y ahora vamos, Blas se preguntará dónde estoy.
Iba a salir de la cocina, cuando él dijo "Gracias".
-Ni lo menciones-dije, sonriéndole.
Y entonces me di con el marco de la puerta.
-JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA.
-¡NO TE RÍAS!
Volvimos al salón.
-¿Qué pasó?-preguntó Dani.
-QUE ESTABA JAJAAJAJAJAJA Y LA PUERTA JAJAJAJAJAJA Y GOLPE JAJAJAJAJAJAJAJA
-¡VA A IR A BUSCARTE A ALICANTE EL PAPA!-le dije mientras me tiraba sobre Blas.
-Como vaya con su papamovil, tarda ocho vidas en llegar...-dijo Sigrid mientras todos se reían.
-PERO JAJAJAJAJAJAJAJAJAJA.
Cogí un hueso de juguete medio mordido de Choco y se lo tiré.
Qué poco nos había durado la paz, pero ese período breve de tiempo me había bastado para conocer una nueva versión de Carlos, la cuál creía desconocida.
Él también sabía dejar de sonreír.
-Sigrid-
La noticia de Carlos era... inesperada.
Lo peor de todo es que después, estuvo todo el rato callado.
Se fue a la cocina, me imagino que a por algo de comer y Cris le siguió.
Se tiraron hablando un rato y después volvieron.
-¿Qué ha pasado?-le dije a mi amiga en bajo.
-Nada, ya te contaré si eso.
Yo asentí, conforme.
Si algo le pasaba a Carlos o a cualquiera de los chicos, moriría.
-¿Y cuándo te vas?-le dije.
-El lunes.
Nos miramos entre nosotros.
-¿El lunes?-él asintió.
Genial.
-Bueno...-dijo Álvaro.-Nos tenemos que ir.
-Pues eso...-dijo Cris.
-Pues bien...
-Ya vale Sigrid.
-Jo.
Todos nos reímos.
Se fueron todos a la puerta saliendo Carlos el último.
Cris y yo nos miramos y le cogimos del brazo.
-Te echaremos de menos.-le dije.
-Recuerda lo que te dije. Cuando vayamos a La Rioja, después, pasaremos por Alicante.-le dijo mi amiga.
Nos dimos un abrazo muy largo y se fue.
-Vamos a cenar, anda.
Fui a la cocina y preparé algo de cenar. Hacía mucho, mucho calor, así que hice unos sándwiches.
-Vaya. Me sé de una que no tiene ganas de cocinar.-dijo Cris cuando me vio llegar con la “cena”.
-No, es que estamos casi en verano y hace mucho calor, algo como esto vendrá bien-dije-Espera que voy a por las cokes.
Fui a por las coca-colas y comimos, hablando de que haríamos cuando fuésemos a La Rioja.
Era un viaje que queríamos hacer desde hace bastante tiempo.
-Le dije a Carlos que aprovecharíamos el viaje para ir a buscarle a Alicante.
-Ah, pues bien. Ahora que tienes coche.
-Sip.
Cris dijo que se iba a descansar, que tenía sueño.
-No te fastidia, ya tienes el estómago lleno.
Me pegó una colleja.
-¿Tú no te vas todavía?-dijo.
-Nope. Voy a terminar de leer el libro. Me quedan unas pocas páginas.
-Pues que te cunda.
Cogí el libro, En llamas, y lo seguí leyendo.
Ahora tenía otra opinión de Finnick.
Si ya me dijo Cris que Finnick no era así, que era uno de los mejores personajes de la saga...
Me terminé de leer el libro (bastante rápido, a decir verdad) y me fui a dormir.
Estaba demasiado cansada.

2 comentarios:

  1. Chicas me encanta como escribis la novrla odsqueda genial y me rio mucho en cada cap. Me alegro que tengais tantas visitas. Ojala hagais muchos mas capitulos:)besos

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  2. ¿Que si nos va gustando? Eso no lo dudes, no nos gusta nos encanta. Este capitulo, ha estado genial, ¡me ha encantado! Con muchisimas ganas de más. ¡Quiero saber lo que le pasa a Sigrid!
    Pero, supongo que para eso habrá que esperar. Aunque como se dice: Lo bueno se hace esperar. Bueno pues eso que el capitulo esta genial. Me encanta. Cada vez estoy mas enganchada. Besitos a las dos :)

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