-Cris-
Carlos me despertó zarandeándome a la mañana siguiente mascullando algo que sonaba como comprar pan para llegar tarde.
O algo similar.
-¿Eh?-dije, medio adormilada.
-Digo que te vayas levantando, que ya es hora y que voy a ir a casa a cambiarme, a coger algunas cosas y compraré pan.
-Sí, sí, sí vale.
Dicho eso, me tumbé de nuevo y cerré los ojos.
-¿Pero quieres despertar, bella durmiente?-dijo, tirándose encima mía como era su costumbre.
Me giré y le miré.
-Ella despertó con un beso de su príncipe azul.
-Qué lástima que a mí me guste más el amarillo.
-Jajajaja.
-Pero quizás funcione igual.
Acto seguido me besó dulcemente y por un largo período de tiempo (que cualquiera diría que me había despertado hace instantes con prisas ¿sabéis?)
-Oidme, que yo no quiero interrumpir nada ni nada de eso, pero...-dijo S, que estaba apoyada en el marco de la puerta, señalando el reloj.
-Ya va, ya va-dijo Carlos incorporándose-Asegúrate de que se levanta, la muy perezosa.
-Oye tú. Menudo fue a hablar.
Él se fue y yo me di una ducha rápida y me vestí con unos vaqueros cortos, una camiseta que ponía "Geek" y mis fieles Converse.
No acababa de ponerme el desayuno cuando Carlos volvió a aparecer.
-¿Y mi desayuno?
-¿Qué tú no habías desayunado ya?
-No, he estado muy ocupado.
-Oh, mi pobre niño. Ahora te lo pongo.
Mientras lo hacía, S y él cuchicheaban entre sí.
-Que sepas que darle pena para que te ponga el desayuno no te va a durar siempre.
-Chst, tú calla mientras dure.
-¿Decís algo que merezca yo saber?-dije, cruzándome de brazos y enarcando una ceja.
-No, no. Qué va.
-Tonterías, ya sabes.
-Ah, bueno. Toma, anda. Y no me des más lástima porque a la próxima te lo pones tú.
-Me ha pillado.
-Es que es muy lista.
-Tú, S, calla y ponte a hacer la comida.
-¿Y por qué yo?
-Pues porque no estás haciendo nada y Carlos y yo tenemos que desayunar.
Mi amiga cerró la boca, resignándose, y miró a Carlos.
-Es que es muy lista.-le dijo este.
-Ya lo veo. Joder Carlos, has comprado barras de pan como para darle de comer a medio pueblo.
-Anda, exagerada.
-S, haz los bocadillos y ya. Hay que ver lo que le gusta a esta mujer protestar...
-¡Habló la inocente!-dijo, dándome una colleja.
Carlos se partió de risa.
Cuando todo estuvo listo lo metimos en una mochila inmensa que tenía S y se la dimos a Carlos para que la llevara.
-¿Y por qué yo?
-Porque eres el hombre de la casa y es tu deber.
-Pues vaya.
- Es lo que hay.
Carlos estuvo como cosa de quince minutos para despedirse del perro.
Nos lo tuvimos que llevar arrastrando.
Abajo ya nos esperaban los demás.
-¡Pero seréis tardones!-exclamó Álvaro alzando los brazos al cielo.
-Tú a callar, señor puntualidad.-le dije mientras le lanzaba a Carlos las llaves del coche para que fuera guardando las cosas en el maletero.
-¿Y si no quiero?
-Uhhhhhh.
-Pues te obligo.
-A ver cómo.
-¡No os peguéis vengaaaaa!-dijo Blas, como siempre, tratando de poner paz.
-Si es que más que nada, porque luego Álvaro no sale vivo de ahí y a ver qué hacemos con Auryn...-dijo David.
-Podríais hablar con Adri, seguro que estaría muy interesado.
-Es una opción, sí.
Álvaro se puso a lloriquear.
-Sé un hombre y defiende tu honor-le dijo S.
-¿Qué hombre?-dijo Carlos.
-¿Qué honor?- inquirió Dani.
Álvaro intentó estrangularlos a los dos.
-Anda, vámonos antes de que esto acabe en desgracia.
Todos asentimos ante el comentario de Sara.
Habíamos quedado con mi hermano, Rebe y Adri en la puerta del parque de atracciones.
Cuando llegamos, ella estaba allí.
-¡Qué puntualidad!-exclamó David.
-Mejor no saques el tema de la puntualidad a relucir...
-¡Hola chicos!
-¡Hola!
Cuarto de hora más tarde, hicieron acto de presencia mi hermano y Adri, echándose mutuamente, la culpa del retraso.
-¡Ha sido él!
-¡Qué va tío! ¡Te dije que bajaras ya que se hacía tarde!
-¡A mí no me dijiste nada, si te estaba yo esperando!
-¡Serás mentiroso!
-¡Chicos, chicos!-dije, metiéndome en medio- Que nos da igual de quién sea la culpa, callaros ya y entremos.
-Vale.
-Cuando se pone así, da miedo-le susurró mi hermano a Carlos.
-A mi me lo vas a decir, que lo vivo cada día...
-¿Habláis de mí o algo?
-Sí, decíamos lo bella que estás hoy.
-Sí, y lo maravillosa que eres siempre.
-Si estábais hablando de la mala ostia que me gasto siempre, podéis decirlo sin miedo y sin peloteos.
Acto seguido, me agarré a un brazo de Sara y eché a andar con aire ofendido fingido.
Entramos al parque y nos paramos en todo el medio.
-Qué calor, por Dios.
-Bueno, ¿adónde vamos?
-Blas, saca el mapa y guíanos.
-Bueno, voy.
-Con él, nunca nos perdemos.
-Se le da muy bien eso de orientarse-le expliqué a Rebe y Adri.
-Ah, eso está bien.
-¿Ya te has orientado?
-Si saber sé dónde estamos, el problema es saber adónde queréis ir.
-Vamos a los rápidos y ya-dijo Alberto-Sin más discusión.
-Pues vamos.
Éramos bastantes, pero entramos todos en una barca de esas.
Nos reímos de mi hermano ya que le cayó un enorme torrente de agua proveniente de un chorro y luego este y la mitad de la barca se rió de la restante cuando una ola nos caló enteros y formó un enorme chaco en la barca.
-Cris, S, cuidado, que si os caéis en el charco, podéis ahogaros.
-Joder Dani, en serio, que la de los chistes malos suelo ser yo.
Nos bajamos y miramos a Blas.
-A mi no me miréis que sólo sé dónde están las cosas.
-Jo, qué frío.
-Anda Carlos si antes te quejabas de que tenías calor.
-Sí, pero eso fue antes de mojarme.
-¡Oh!-dije.
Abrí la mochila que Carlos seguía llevando y le tendí una toalla.
-Preví que esto podría pasarte con lo friolero que eres.
-¿Sabes? Creo que te quiero.
-¿Sólo lo crees?
Mi hermano dio unas palmadas.
-¡Bueno, chicos! ¡No hay nada que ver! Sigamos andando.
Encontramos una montaña rusa, "Tifón" o algo así se llamaba (quizá no, ya sabéis lo pésima que soy con los nombres) y Dani se empeñó en subir.
-Yo debo confesar que estas cosas me dan algo de miedo.
Todos se me quedaron mirando,
-Yo te tenía por una mujer más valiente.
Taladré a David con la mirada.
Carlos me pasó un brazo por los hombros.
Me parecía la cosa más mona del mundo empapado y sujetando la toalla que le cubría.
-Yo te protegeré.
Le sonreí.
Me gustaba cuando me decía eso, porque sabía que lo decía de verdad.
-Gracias. Sé que lo harás.
Luego al final él gritó más que nadie en la atracción y nos partimos de risa.
Nos encontramos con un grupo de auryners y les dejamos un rato para que se hicieran fotos y tal mientras las niñas (como nos llamaban ellos a S, Sara, Rebe y a mí), mi hermano y Adri mirábamos el mapa buscando posibles atracciones a las que podríamos ir.
-A ver, ¿ya habéis decidido ruta?-nos preguntó Dani.
-Pues no, la verdad.
-Echemos a andar y en lo que nos mole, nos montamos.
-Genial.
Pasamos por los autos de coche, vimos que no había cola y corrimos como unos posesos (no había ninguna razón para correr, pero nosotros somos especiales y no nos regimos por las mismas reglas que los demás mortales)
-¿Te montas conmigo?-dijo Carlos poniéndome ojitos.
-¿Tú al volante? Eso me da algo de miedo.
-Te protegeré, ya lo sabes.
Enarqué una ceja.
-¿De qué se supone que vas a protegerme aquí?
-Bueno, es una manera de decir que me portaré bien y seré bueno.
-Carlos, tratándose de ti, eso es absolutamente imposible.
Él se rió.
-Cómo me conoces.
Al ser nuestro turno, él no me dio tiempo a arrepentirme de mi decisión ya que me cogió de la mano y me arrastró hacia uno de los coches más próximos.
Vi que Álvaro y Sara se ponían juntos en otro, S y Blas, Rebe y David y Dani solo, al igual que mi hermano.
-Bueno, pues allá vamos-dijo Carlos, cogiendo el volante.
-Te juro que como me mates, te mato.
El encantador sonido de su risa llenó mis oídos y no dijo nada, pues arrancó.
Le oí canturrear.
Se le veía feliz.
-Ey, pues no lo haces tan mal.
-Pues claro que n...
Dani nos golpeó y exclamó "¡Ajá!", dándose a la fuga.
Y claro está, Carlos se lanzó en su persecución mientras yo ponía los ojos en blanco.
Se llevó por delante a Blas y a S, que se unieron a la persecución, pero para darnos caza a nosotros.
Todo se volvió una locura, todos persiguiéndonos a todos, chocándonos y yo pensando que me tendría que pintar las uñas.
-¿Qué tal tengo el pelo, Carlos?
-¿Me lo tienes que preguntar ahora? ¿No puede ser luego?
-Mi pelo no puede esperar.
-Pero si tu pelo siempre está perfecto.
Ronroneé, contenta.
-Pero ¿ahora cómo está?
Sonrió y me lo acarició.
-Perfecto, como tú.
Le di un beso en la mejilla justo cuando la atracción se acabó.
Tras eso fuimos al tiovivo. Nos parecía un poco infantil, pero no pudimos no montarnos.
Según Blas, era nuestra alma de Peter Pan y los niños perdidos.
Corrí a montarme sobre un caballo, a mi lado estaba Sara sobre un tigre y Rebe, sobre lo que parecía un pato, pero no estábamos muy seguras.
-¡Chicas, vamos por vosotras!
Nos giramos y vimos a Carlos y a Álvaro montados los dos en un carro tirado por caballos con ojos rojos. Daban miedo. Los caballos, digo.
-Pues nada, a ver si nos cogéis.-dijo Rebe.
-¡Uh! ¿Eso es un reto?
-En toda regla.
-¡Vamos!
Se bajaron y corrieron hacia donde estábamos.
De un salto, Carlos se subió a mi corcel y me agarró por detrás.
-Normalmente, los príncipes azules usan caballos blancos.
-Ya te dije que a mí me gusta más el amarillo.
-Y es por eso que estamos montados en un caballo marrón.
Los dos nos reímos mientras veíamos a Álvaro haciendo diversos intentos por subirse al tigre y Rebe que le miraba como si decidiendo si ayudarle o no.
-¿Pero te vas a subir o qué?-le dijo Blas, que iba en un elefante por detrás.
-Sí, ¡es que esto sube y baja!
-Uhhh sube y baja.
Se me quedó mirando.
-Carlos, controla a esta niña.
-¡Eh!
-Tú cállate y sube ya.
Al final lo logró, no sin esfuerzo.
Lástima que no acababa de subirse cuando el viaje se acabó.
Carlos, Rebe y yo nos estuvimos riendo de él un buen rato mientras nos miraba como si quisiera matarnos.
Pasamos de montar en unos pájaros que volaban de arriba a abajo (le estuvimos a Álvaro con la coña del arriba abajo un rato hasta que nos mandó a la mierda) y corrimos (es decir, nos desplazamos a nuestro paso) a la barca vikinga.
Carlos nos miró raro.
-Ahí nos podemos mojar.
-Vamos, friolero.
-Mm.
-Si quieres me quedo contigo y no subimos.-le dije.
-Nah, no pasa nada. Pero si tengo frío, quizá puedas ayudarme.
-Encantada.
Esperamos un rato la cola y después ocupamos todos la barca.
Mi hermano, Dani y Álvaro iban los primeros y los demás más atrás, cobardes de nosotros (eso nos decían ellos)
Al final se mojaron solo los primeros y los demás salimos intactos.
-Tengo hambre-dijo mi hermano mientras paseábamos por la zona infantil.
-¡Qué casualidad! Estaba pensando en lo mismo.-dijo Carlos.
-Choca.
Se pusieron los dos a hacer una especie de saludo secreto extraño.
Rebe encontró una atracción de caballos (habíamos estado hablando en el tiovivo que era su animal favorito) y le vimos en la cara que quería montar.
Mi hermano, Blas y David pasaron pero todos los demás corrimos a montarnos en uno.
Carlos me silbó.
-Eh, Cris. He encontrado uno blanco.
Y me guiñó un ojo.
-Jajajaja eres imposible.
Fui hacia donde estaba y me senté delante.
Él me rodeó la cintura con los brazos y tomó las riendas.
-Hay algo que deberías saber de esta atracción.-le dije.
-¿Mm?
-Hay algo que os va a doler mucho.
No tuvo tiempo de decir nada, pues el caballo empezó a andar y todos lanzaron un alarido.
El caballito te hacía polvo en las partes más íntimas de la vida.
Cuando nos bajamos, todos los chicos estaban encorvados, lamentándose.
Echamos a andar y ellos se quedaron algo rezagados.
Les esperamos al lado de la estatua de un dragón rojo con gafas.
Qué rara me había parecido siempre esa estatua.
-Bueno ¿y si comemos antes de seguir con la otra parte del parque?
Todos aplaudimos ante las palabras de Blas.
Fuimos a un trozo de césped que había en el merendero y ahí nos dejamos caer todos.
Comimos y después nos tiramos cuan largos éramos, para descansar un rato.
Apoyé la cabeza sobre el pecho de Carlos y allí perdí el conocimiento (me quedé medio dormida, traducción)
Blas dijo que éramos unos sosos y unos aburridos y que se iba a dar una vuelta.
Un gruñido de todos le respondió.
-Espera, voy contigo.-dijo Sara, incorporándose.
-No os vayáis muy lejos.
-Sí, que os podéis perder.
-Nah, Álvaro. Con Blas va segura. Yo nunca me he perdido con él.
-Os perdísteis en la Rioja.
-Eso fue porque no se fijaba por dónde íbamos, estábamos entretenidos...
-Vale, se acabó.
Los dos cogieron carretera y manta y se marcharon, dejándonos a los demás tirados en el suelo o jugando a las cartas (mi hermano se las había traído)
-Demos una vuelta por esta parte, así sabremos lo que hay y será más fácil guiar a la manada-dijo Blas.
-Me parece bien.
-Qué conformista.
-Claro. ¿Y qué tal estás? Hace tiempo que no hablamos.
-Cierto. Estamos cada uno a lo suyo y tal... Bueno, aquí estoy. No puedo quejarme. ¿Tú como me ves?-dijo, parándose y mostrándose ante Sara.
-Jajajaja yo te veo bien, como siempre.
-Pues ale, ya está. ¿Y tú qué tal?
-Oh, yo también bien. ¿No se me ve así?
-Se te ve genial. Ups, espero que Álvaro no me haya oído, no me gustaría llevarme una colleja.
-¡Anda ya!
-El otro día me dio una. No sé qué decíamos Carlos y yo de ti, pero era bueno eh, era bueno y fue y nos pegó a los dos. A ver, a Carlos siempre le da pero ¿a mi? ¿Yo qué hice?
Sara se partía de risa.
-Tú sabrás qué hiciste.
-Te juro que sigue siendo un misterio, porque no lo sé. Espero descubrirlo algún día. ¿Te apetece un helado? Tanto hablar me ha dado hambre.
Ella le miró raro.
-Pero mira que sois curiosos todos vosotros. Pero sí, quiero uno.
-Pues te invito yo, pero no se lo digas a quien ya sabes o...-dijo, señalándose la nuca.
-Jajajajaja y si le digo que no me invitaste te dará por no ser un caballero.
-Hagamos lo que hagamos, estoy perdido.
Ambos soltaron una sonora carcajada.
Por nuestra parte, seguíamos tirados en el trozo de césped donde nos habían dejado.
-Yo no te quiero decir nada, Álvaro, de verdad, pero a mí me da que esos dos se han fugado y...
-¿Quieres callarte, so melón?
-Eso Carlos. No le hagas pensar cosas raras al chaval.-dije.
-Tú cómo le defiendes ¿eh?
-Hombre, es mi paisano.
-Yo también lo soy-dijo Adri.
Todos le ignoramos.
-Te recuerdo que esta mañana casi le pegas.
-No importa. Eso está olvidado.
-Si te quedas más tranquilo, voy a dar una vuelta a ver si les veo-dijo Dani, incorporándose y estirándose- Necesito estirar las piernas.
-Eres todo un culo inquieto-le dijo S.
-Cierto es. ¿Alguien se viene?
-Yo misma-dijo, levantándose.
-Yo voy en busca de los baños-dijo Rebe.
-Yo también-dijo mi hermano.
-¿Me abandonáis todas y me dejáis sola con tanto hombre?-dije, con fingida angustia.
-¿Es que tienes miedo?-dijo mi hermano, mirándome con una sonrisa.
-De ti, mucho.
-Yo te protejo, ya lo sabes-dijo Carlos, dándome de nuevo con la cabeza en el brazo.
-Bien, iros todos pues, yo me quedo con mi protector.
Me di la vuelta, le atrapé y le besé.
-Oye, que nosotros aún seguimos aquí-dijo David.
Les gruñí por lo bajo.
-Pues nada, seguid con los vuestro.
Carlos se rió sobre mis labios y se separó un poco. Esperaba que fuera para decirme una de esas frases suyas tan empalagosas que tanto me gustaban.
-Me apetece un helado.
Vale, creo que no.
-Ams.-dije, empujándole por lo que se me quedó mirando sin entender.
-¿Qué pasa?
-Nada.
Él lloriqueó y Álvaro le puso una mano en el hombro.
-Ay, joven muchacho. Cuánto te queda por aprender sobre las mujeres.
-Y me lo dice el que deja que su novia se escape por ahí con...
-¡Qué te calles!
-Cris siempre ha sido muy así, de todas maneras-dijo Adri-Tienes que saber lo que quiere y cuándo lo quiere sin que te lo diga.
-¿Y tú no puedes tener la boquita cerrada?-dije, con mosqueo.
-Sólo intentaba echarle una mano a Carlos.
-Mucha complicidad entre hombres veo yo aquí.
-¿Y qué culpa tenemos si tus amigas te han abandonado?
-Qué cruel ha sido eso, David.
Dicho esto apoyé la cabeza sobre Álvaro fingiendo echarme a llorar mientras este me daba unos golpecitos mientras decía "ea, ea".
-Es toda una reina del drama.
-Y que lo digas.
-Os metéis conmigo porque soy la única chica.
-Pero si yo sólo quería un helado...
Le gruñí.
-Así vas mal.-le avisó Adri.
-Ya, ya sé cómo voy, ya.
-Vaya tela.
Carlos lloriqueó y me golpeó de nuevo el brazo con la cabeza.
-Oins, si a veces te mataba a tortas, pero te revivía a besos.-dije, abrazándole.
Álvaro, David y Adri se partieron de risa.
-Ey, callaros, porque es de las cosas más bonitas que me ha dicho.
-¡Cómo serán las otras cosas que te diga entonces!
-Es que Cris no es mucho de cosas empalagosas y tal...
-Dejemos de discutir lo que le digo o no le digo a Carlos o...-dije, entrecerrando los ojos.
-¿Estáis molestando a mi hermanita o qué?-dijo mi hermano apareciendo junto con Rebe-Digo, para unirme yo también.
-Sois lo peor.
-Pero ya lo sabíamos.-dijo Blas.
Nos dimos la vuelta y vimos a Sara y a Blas.
-¡Hombre! Mirad quienes son.
-Yo quiero un helado.
-Pues ahí tienes-dijo Blas señalando un punto a su espalda.
-Genial.
Y echó a correr (andar rápido) arrastrándome.
La recompensa de toda esa carrera fue que me invitó a un granizado.
-¿Me das un poco?
Sabía que compartir algo con él era igual a salir perdiendo, pero no me importaba.
-Claro, si tú me das helado.
-Por supuesto. ¿Qué tal estará Choco?
-Seguro que bien. Es un perro muy listo, se las apañará.
-Eso espero.
Nos reunimos con los demás y nos dimos cuenta de que S y Dani no estaban.
-Qué genial.
-Los llamamos y les esperamos en un sitio, tú no te angusties.
-No, sino lo hago.
Blas les llamó y quedamos con ellos enfrente de la mina de las arañas.
-Ya que estamos aquí ¿entramos?
-Ni hablar-me negué- Ahí dentro está tan oscuro que no puedes ver más allá de tus narices y además hay arañas.
-Pero son de mentira, no me seas cobarde-dijo Carlos, "el que siempre me protegería"
-Habló el que en la cabaña estuvo gritando y corriendo en círculos con lo brazos en alto hasta que maté a una araña minúscula.
Él me miró con ojos dolidos por la traición.
-¡Me dijiste que jamás lo contarías!
-Mentí. Y ahora vamos a la atracción.
-Pero ¿no decías que...?-comenzó Sara.
-He cambiado de opinión. ¿Venís?
Nos subimos todos a dos vagones juntos.
-Guau, si esto tiene hasta pistolas.
-Claro, hay que matar a las arañas.
-Qué pasote.
-Nah, en verdad es una mierda. Ya lo descubrirás.
Arrancó la atracción y nos metimos en el túnel más oscuro en el que había entrado.
-Tio, si esto no dispara.
-Intenté avisar.
-Qué asco. Pero si no veo nada.
-¡Qué genial es todo!
-¿Carlos? ¿Dónde estás? ¡No te veo!
-Bueno...
No veía nada y quería agarrar a Carlos, así que empecé a dar manotazos al aire a ver si le encontraba.
-¡Ah!
-Ay, lo siento Álvaro.
Enganché lo que parecía su brazo.
Joder ¿dónde coño se había puesto el niño?
-¡Oh, Carlos! ¡Al fin te encuentro! ¿Por qué coño no respondes cuando te llamo?
-Pero si estoy aquí-dijo una voz a mi derecha-Llevo aquí todo el tiempo disparándome con David.
-Sí, yo soy Blas.
-¡Ah, Blas! Ay Dios mio, lo siento. Yo no... ¿Carlos quieres dejar de dispararle mientras me disculpo?
-Vale.
La atracción fue tan penosa que decidimos ignorarla.
Tras eso se montaron en un par de montañas rusas cuyo nombre no soy capaz de recordar (y digo montaron porque yo me quedé en tierra) y otras cosas de aspecto peligroso (a mi todo lo que sea levantar los pies del suelo me parece peligroso)
-¡Oh, la jungla de Tarzán!
Nos montamos (ya que estábamos... Además no parecía muy peligroso) en unas barcas y dimos una vuelta por una "selva" que me puso los pelos de punta.
-Pero no te asustes, Cris, mira, si son de mentira...-dijo Dani estirando un brazo hacia uno de los cocodrilos que asomaban la cabeza por encima del agua.
-Yo no haría eso por...
No me dio tiempo a avisarle, puesto que el cocodrilo, mecánico, sacó la cabeza y entrecerró las fauces.
-¡Su puta madre...!-dijo Dani, dando un salto en la barca.
Los niños se echaron a reír muy fuerte y la risa les duró todo el viaje.
Pasamos por delante de la casa del terror.
-No, no vamos a pasar ahí por si a alguien se le había ocurrido pensarlo.
-Ah, vale. Todo aclarado entonces.
Montamos en unos zeppelines y dimos una vuelta entera por el parque, mientras los chicos señalaban los sitios donde no habían montado y nosotras señalábamos a los chicos guapos que veíamos.
-¡Mirad ese rubio de ahí! Parece mono.
-Y ese de ahí, el que va con él, está como un tren.
-Rebe, eso ya no se dice. Está pasado de moda.
-¿Si? No me digas. Tengo que modernizarme.
-Y ese chico de la camiseta negra promete.
-Uhhhh.
Oímos un carraspeo y nos giramos.
Carlos y Álvaro nos miraban a Sara y a mí entrecerrando los ojos, los demás enarcaban una ceja.
-Me da que os han oído, chicas.
-Ya claro Rebe como si tú no hubieras dicho nada...
Les mandamos besitos con la mano hasta que nos perdonaron.
Cuando bajamos, nos dividimos en dos grupos, los que querían montar en más cosas y los que queríamos pasear y disfrutar de las vistas y tal.
Por supuesto, Carlos iba en el primer grupo y yo en el segundo.
-No quiero separarme de ti.
-Oh, mi amor, yo tampoco-dije.
Nos fundimos en un abrazo muy bello y él al instante me separó.
-¿Qué me has llamado?
-Me estoy metiendo en el papel, no lo estropees.
-Vale.
Y nos fundimos en otro abrazo.
-Son los reyes del drama, en serio.
Nos separaron cogiéndonos a cada uno por un brazo y a gritos dijimos que nos reuniríamos pronto.
Yo me fui con las chicas y con Adri, la resta, querían montarse en todo.
Dimos un enorme paseo por todo el parque, haciendo fotos y tal e incluso pasamos por unos puentecillos que había con unas fuentes que te empapabas si pasabas.
Capitaneadas por Adri, emprendimos otra vuelta para ver si encontrábamos a los chicos.
-Sara, estoy cansada.
-Cris, ya volvemos a casa.
-Pero estoy muy, muy cansada.
-Pero si apenas hemos hecho nada hoy.
-Pero estoy muy cansada.
-Siempre has sido muy floja-dijo Adri.
Como respuesta, se llevó una colleja.
-Pues hace calor, eh.
-Sí, aunque ya va anocheciendo.
-Madre, si hasta yo estoy cansada.
-¡Carlos!-salté de repente, tan de repente que se me quedaron mirando.
-¿Dónde?-dijeron mis amigas y Adri, escrutando el horizonte con la mirada.
-¡Allí, miradle!-dije, señalando un punto lejano y a duras penas visible.
-Dios, pues sí es él porque el de al lado es David. ¿Cómo has podido ver que era él?
-Él y Cris están conectados así de una manera rara y pueden sentirse a kilómetros a la redonda y cosas como esa-le explicó Sigrid.
-Fascinante.
-Simplemente, mi radar le detectó. Le reconocería aunque no fuera él. ¡Vamos!
Y eché a correr.
-¿No que estaba cansada?-dijo Rebe viéndome alejarme.
-Me da que ya no. Anda, sigámosla antes de que se pierda.
-Pero si es todo recto.
-Es capaz de perderse. Te lo aseguro.
Corrí hacia Carlos.
Dani le avisó de que venía y se giró, justo a tiempo de abrir los brazos para recibirme, pues antes de llegar hasta él, pegué un salto.
-Eh, jajaja ¿adónde ibas tan rápido?
-A ti.
-Oh.
-No me fastidies que vais a empezar otra vez con vuestras escenitas a lo Romeo y Julieta...-dijo David poniendo los ojos en blanco.
-No, no somos ni Romeo ni Julieta...-canté.
En ese momento vinieron las niñas y Adri.
Empezó una conversación enorme de qué habíamos hecho cada uno mientras, guiados por Adri y Blas, empezábamos a dar otra vuelta (que yo deseé que fuera la última)
Lloriqueé por lo bajo.
-¿Qué te pasa?
-Estoy cansada, Carlos. ¿Me puedes llevar un rato?
-¿No eres una niña muy mayor para eso?
-Yo qué voy a ser mayor.
Se partió de risa.
-Tienes razón. Anda, súbete.
-Wiii, solo un rato, te lo prometo.
Me subí a su espalda (la mochila se la habíamos dado a S) y allí me pasé buena parte del paseo.
-Creo que va siendo hora de ir yéndonos a casa-dijo mi hermano (¡bendito fuera!)-Mi hermana se ha quedado dormida.
-Mmmm-dije, cuando me sacudió.-¡Estate quieto, payaso, con lo agusto que estoy!
-No, si ya jajajajajaja.
Volvimos a los coches tras despedirnos de mi hermano, Rebe y Adri.
-Álvaro, ¿conduces tú? Que no me apetece.
-¿Te fias de mí?
-Claro.
-Ohhh.
Volvimos sanos y salvos a casa.
-Vente conmigo a casa-me dijo Carlos agarrándome de la mano.
-Estoy cansada y tendría que ducharme y...
-Yo te llevaré y te recuerdo que en mi casa hay ducha. Por si se te había olvidado.
-Mm, vale. Me has convencido.
Él sonrió.
-Tengo grandes dotes de persuasión.
-Lo sé.
-Jajajaja ¿y tú dónde vas?-preguntó girándose hacia Álvaro.
-A casa con Sara, ¿dónde te crees sino?
-Ah.
-¡Vamos!-dijo Sara, tirando de él-Que Paco lleva solo todo el día.
-Cuánta preocupación.
Nos despedimos en el ascensor de los dos y fuimos a casa, con Carlos a la cabeza.
Nada más entrar en casa se abalanzó sobre Choco, a darle mimitos y abrazos.
-Le voy a sacar mientras te espero-dijo, cogiendo carretera, manta y correa.
-¿Me abandonas hoy también?-dijo S.
-Lo siento, ya sabes que los chicos se van ya y quiero pasar todo el tiempo que...
-Ya, lo sé, lo sé. Tranquila.
-¿Te pasa algo?
-Nah, qué va. Haz lo que sea que tengas que hacer, no le hagas esperar mucho al chaval.
-Mm, vale.
Cogí el mismo bolso que usaba siempre para meter mil cosas, lo llené con las primeras cosas que encontré y me lo colgaba al hombro cuando Carlos apareció.
-¿Lista?
Asentí.
-¡S, nos vamos!
-¡No os deis con la puerta en el culo al salir!
Los dos nos miramos confusos, pero decidimos no comentar nada.
Llegamos a su casa y me dejó ducharme primero. Sin secarme apenas el pelo y en pijama me tiré sobre él, que estaba en el sillón, muy entretenido con la tele y el móvil.
-Te toca.
-Ah, bien. Qué bien hueles.
-¡No me muerdas!
-Es que no cené.
-¿Quieres que te prepare algo?
Se me quedó mirando inexpresivo.
-¿No te fías de mí o qué?
-Oh, no es eso. Solo me ha sorprendido.
-Bueno, voy a la cocina antes de que me arrepienta. Y tú tira para la ducha.
-Vooooy.
Le curioseé por la cocina a ver qué encontraba e hice lo más sencillo y fácil que encontré por ahí.
Cuando acabé, él no había terminado de ducharse así que me tumbé en el sillón y me quedé prácticamente dormida hasta que Carlos me despertó.
-Ay, tienes ahí la cena.
-Si tienes tanto sueño, vete a la cama y ahora iré yo.
-Vale.
-¿Hace falta que te lleve?-dijo viéndome cómo me levantaba.
-No, no. No te preocupes.
Antes de tocar siquiera la almohada, ya estaba dormida, pero abrí los ojos al sentirle.
-Ya creí que no venías.
-Tampoco he tardado tanto, anda.
Le abracé y oí que decía algo más, pero no lo entendí puesto que me quedé dormida de nuevo, hasta que me despertó a la mañana siguiente el sonido de mi móvil.
Tenía misteriosamente el brazo de Carlos sobre la cara.
Lo retiré y busqué mi móvil a tientas.
Oí a Carlos refunfuñear.
Di finalmente con el teléfono.
-¿Si?-dije, bostezando.
-Criiiiiis.
-¿Álvaro?
Carlos se incorporó al momento.
-¿Qué hace Álvaro llamándote?
-Es mi primo, bobo, no Gango.
-Ah, vale.
Se volvió a tumbar y se quedó medio dormido.
-¿Qué pasa, Álvaro?
-Carlos.
-Sí, Carlos está aquí. ¿Qué...?
-Cris, soy yo. S.
-¿Has secuestrado a mi primo o qué?
-Sí claro, no tengo una cosa mejor que hacer. No, a ver. Ha venido tu tía hace rato y me lo ha dejado aquí en casa, por lo que me preguntaba si ibas a tardar mucho en volver...
-¿Qué? ¿Y eso?
-No sé, pero creo que el niño se queda hasta mañana. Dice que es muy pesado con eso de ver a Carlos y eso y que ella tiene que hacer unas cosas y que ya que con nosotras se porta tan bien...
Suspiré.
-Ya, vale, entiendo. Está bien, en un rato estoy allí.
-Vale, perfecto.
Colgué y me dejé caer de espaldas sobre la cama.
-Carlos-dije, zarandeándole.
-Estoy despierto y lo he oído todo.
-¿Te vas a venir?
-Parece ser que el niño me ama.
-Sí, bueno.
-Jajajaja no te pongas celosa.
-No lo hago. Pues si te vas a venir, venga. Arriba.
-Vale.
Desayunamos, nos vestimos y volvimos a casa.
Álvaro y Choco corrieron hacia Carlos. Fue cómico verle coger al niño en brazos y a Choco dar saltos y ladrar a su alrededor.
-¿Por qué me pasa esto a mí?-suspiró.
Les dejamos a los tres jugando en el salón y me puse a ayudar a S a tender la ropa.
-¿Y cuál es el plan para hoy?-pregunté.
-Pues no sé, ayer estuvimos hablando de ir a casa de David y darnos un baño en la piscina y tal.
-¿Ah si? ¿Hablamos de eso? ¿Y dónde estaba yo?
-No sé, quizá fuera cuando te fuiste con Carlos a por el helado y eso.
-Es posible. Entonces ¿se hace o no?
-No sé, podemos preguntar.
-Pregunta, pregunta.
-Dicen que sí, que ese es el plan.
-Pues si nos llevamos al niño habrá que llevar cosas de esas para que no se ahogue.
-Quieres decir manguitos.
-Sí. O una tabla para que se agarre a lo Titanic, qué más da.
-Sí, y un bañador.
-No tendrá nada de eso en la bolsa ¿no?
-Espera, voy a mirar.
Mi amiga se fue y yo seguí tendiendo.
Tardó tanto en volver que yo pensaba que me había abandonado para que hiciera la tarea yo sola.
-No, no tiene.
-Bueno, pues vayamos a comprárselo. Carlos, vamos a ir a comprarle unas cosas al niño ¿te vienes?
-Sí claro, aquí me voy yo a quedar.
Nos fuimos los tres y el niño, que no soltaba a Carlos ni aunque su vida dependiera de ello y este que iba entre contento y "por qué demonios no me quitáis al niño de encima".
-A ver, vosotros que sois unos expertos-dije mirando a S y Carlos- Vosotros decís qué bañador y manguitos le van más.
-¿Dónde me has visto tú a mí la cara de experto?
-Sí, eso. Y además el que sabe de niños es Dani.
-Sí, llamémosle y preguntémosle. "Eh, Dani, tenemos una duda existencial. ¿Tú qué consideras que es mejor para el niño, manguitos de Caillou o de Pocoyó? ¿O quizá de Peppa Pig?"
Los dos se rieron tanto que Álvaro y yo nos asustamos.
-Que elija el niño y ya está.
Álvaro se decantó por unos manguitos de Scooby Doo y un bañador de Bob Esponja.
-A David le va a gustar mucho tu bañador-le dijo Carlos.
Álvaro, feliz, zarandeó su nuevo bañador por el aire.
Volvimos a casa y Carlos se fue a sacar a Choco junto con Álvaro, que era su sombra, mientras nosotras decidíamos qué hacer de comida.
Se oía a Álvaro reírse, a Carlos gritar y a Choco ladrar en el salón.
-Qué estarán haciendo esos tres...
-Vete a saber.
-Nah, el comedor está muy lejos.
S me miró raro.
Carlos, S y yo comimos spaggetis y Álvaro estaba inmerso en su potito.
-¿Sigues alimentándote de eso? Hijo, así no vas a crecer.-le dijo Carlos.
Álvaro miró el potito y después nos miró a nosotros.
-Álvaro quiere ser un niñio grande.
-Se dice "niño", cielo.
-Y claro que vas a ser un niño grande. Te harás muy grande y serás más alto que nosotros.
-Y entonces nos darás collejas con la barbilla.
Álvaro se rió y S y yo miramos mal a Carlos.
-Así que venga, si quieres hacer eso, tienes que comerte el potito.
-Sí, sí, sí.
Tras comer, me dormí la siesta en el sillón con Choco a mis pies mientras Carlos y S cuidaban al niño, que jugaba con un Spiderman y unos dinosaurios que se había traído.
Carlos me despertó y me dijo que me fuera preparando para ir a casa de David.
Refunfuñando (tengo muy mal despertar) fui a mi cuarto, me puse el bañador y me vestí.
-Bueno, vámonos. Pero una cosa, ¿cómo llevo al niño en el coche sin su...?
S silenció mi pregunta poniéndome en las manos la sillita.
-Veo que mi tía está en todo.
Ella solo asintió con la cabeza.
En apenas un breve rato, llegamos a casa de David.
Menos mal, porque no aguantaba más el cd que Álvaro me había hecho poner (las mejores canciones de Dora la exploradora y sus amigos)
-¡Anda!-dijo David al abrir-¿Y este niño tan guapo?
-David, por favor, vas a sonrojarme-dijo Carlos.
-¡Pero si el decía al niño!
-Ah.
Pasamos.
Sara, Álvaro (qué raro que el señor puntualidad ya estuviese allí) y Dani estaban allí.
-¿Y Blas?-pregunté.
-Ahora viene. Supongo. Ya debería estar aquí.
-Ah.
-¡Anda! ¡Pero mirad quién es!
Álvaro junior se lanzó de cabeza de los brazos a Carlos a encima de Álvaro.
-Cuánto tiempo sin verte, meloncín.
Vino Blas y Dani le echó la bronca por llegar tarde.
Pobre.
-Bueno, pues vamos todos a bañarnos.
-Ven, Álvaro-los dos me me miraron-Toma tu bañador.
-Ah, el pequeño.
-Enséñales lo que mola tu bañador.
-¡Miraa!-dijo, enseñándolo.
-¡Halaaaaa, qué morro! Es de Bob esponja.
-¡Yo quiero otro igual! ¿No había para mí?
-No. Tú eres grande.
Todos nos reímos.
-Ya te dije que a David le gustaría tu bañador.-le dijo Carlos.
-Siii. Yo te lo dejo.
-Uy, pero me da que el tuyo no me vale.
-Porque eres grande.
-Bueno, a mi no me apetece ver al niño desnudo así que toma-le tiré a Álvaro el bañador-y toma- y a Dani los manguitos.
-¿Quieres que los hinfle?
-¿Acaso mi indirecta no era suficientemente directa?
-Sí, señora.
Les dejé a los dos como encargados del niño, junto con Sara que se quedó como supervisora y los demás huimos hacia la piscina.
Álvaro apareció al rato junto con Álvaro junior (digámosle así a partir de ahora, sino es un lío) vestido ese con su bañador de Bob Esponja y sus manguitos.
-Ale, mírale qué guapo está Álvaro.
-Es confuso, porque no sé de cuál hablais.
-Ten por seguro que de ti no.-dijo Dani, apareciendo así de la nada.
-Ven al agua, Álvaro junior-le dije.
Álvaro le dejó en el suelo y el pequeño, se acercó y metió un pie.
-Está fría.
-¡Qué va a estar fría!
-¡Cabezón, ven!-le llamó Carlos.
-¡Carlos!
Y al instante el niño se tiró y empezó a chapotear cerca de Carlos.
-Es íncreible-dije.
Estuve un rato y me salí, pero los cinco y Sara estuvieron bastante tiempo en el agua con el niño, jugando de acá para allá.
S pasaba un poco del tema, normal.
Ya había tenido suficiente niño en casa.
Mirándoles jugar y divertirse, no pude evitar que se me encogiera el corazón al pensar que, en breve, carecería de estos momentos. Que estos sólo serían posibles en mis recuerdos.
No sabía cuántos días quedaban para su marcha, no quería contarlos.
No quería saberlos.
Tan solo quería dormir cuando se fueran y despertar cuando regresaran. Dormir esperando su regreso para no vivir esos angustiosos días sin ellos y ser despertada a su vuelta por... ¿Por qué no? Por un beso de Carlos.
Sonreí.
Vaya, quién iba a decirme a mí que acabaría por gustarme ese estúpido cuento.
Todos los cuentos tienen un final feliz, pero ¿y si mi vida no era uno de esos cuentos?
Aquella pregunta borró mi sonrisa al instante, porque apoyaba el mal presentimiento que tenía de que, si se iban, nada volvería a ser igual.
Buenas, gentecilla. Como siempre, soy @CrisSombrerita.
Sinceramente, no puedo creerme que, en apenas unas semanas, vaya a hacer un año de que tuve la idea de esta novela y la empecé. Cuando comencé, pensaba que apenas tendría unos cuantos capítulos y que nadie la leería, pero me equivoqué, y me alegro de haberme equivocado hace un año.
Más de 102.000 visitas e incontables personas que leéis Endless Road.
Es simplemente íncreible.
Ha sido todo un año que hemos ido atravesando juntos por medio de capítulos y ha sido un año maravilloso. ¿Cuántos más cumpliremos juntos?
Un beso enorme.
@CrisSombrerita
Me encanta, de verdad, no entiendo como con tus capítulos puedes hacerme reír como si estuviera yo en la historia, o llorar como si me pasase a mí. Espero que sigas escribiendo, me encanta *-* Uuuun beso! :*
ResponderEliminarAmo esta novela, enserio ! Os merecéis todas esas visitas y muchas más, que la novela es increíble ! Espero el siguiente capítulo :) Un beeeeso':3
ResponderEliminarHhola cris!!!
ResponderEliminarYa te echaba de menos, ayer estuve recordando la historia de "forever young" y en el final llore un poco aparte de lo bonita que era queria que volvieses a subir, pero viendo la fecha de la ultima vez que subiste me di cuenta de qu eso no iba ser posible pero bueno, ahora comemtarte esta novela tan fantastica que nos lleva a soñar con algo qu no se posible pero qu no hace pasar muy buenos momenos.
Bueno que me encanta toda ella pero queria resaltar la par final en la que narras a la perfeccion los sentimientos de cris y el momento alvaro junior me gusta muchisimo tambien.
Bueno finalmente darte las gracias y que espero el siguiente capitulo.
@noe_95_ga
Un beso.
Y FELIZ AÑO GUAPISIMA!!!!!
ResponderEliminar