martes, 25 de marzo de 2014

Capítulo 42: Problemas en el paraíso.

-Cris-
La cena transcurría tranquila y agradablemente.
Todos comíamos (algunos a dos manos. Carlos y Dani habían hecho alguna ridícula apuesta y tragaban patatas fritas a puñados) e incluso Paco apenas insultaba, como si supiera que este era un momento muy mágico que no debería romper. Estaba posado en el respaldo de la silla de Sara y observaba a Choco maliciosamente al ver que su amigo rogaba comida y nada le caía.
Sin embargo, su suerte pronto cambió pues Carlos le deslizó una patata frita por debajo de la mesa.
-No le des comida-dije, regañándole-Que luego se pone gordo.
-Uy, sí, como está tan tremendo...
-Le mimas demasiado.
-No le hagas caso-le susurró al perro-Solo está celosa.
-¡Lo he oído!-dije, dándole una colleja.
Todos nos reímos mientras Carlos se ponía una mano en la nuca y ponía cara de dolor.
-Hacía mucho que no te llevabas una de esas-le dijo David.
-Como en los viejos tiempos-añadió S-Estabas todo el día recibiendo golpes.
-Esa es una buena razón por la que prefiero los tiempos actuales a los viejos...
Paco le daba cabezazos a Sara en el hombro, hasta que esta se cansó y le dio un trozo de pan.
-Toma, cansino.
-Y, bueno, ¿qué vais a hacer vosotras en nuestra ausencia entonces?-preguntó Dani.
-No sé-dijo S-Sinceramente, no me había parado a pensarlo. Supongo que debería buscarme algo para hacer...
-¿Algo cómo qué?
-No sé. Cualquier cosa. Ya pensaré.
-Pues Sara sí que tiene cosas que hacer, ¿verdad?-dije, sonriéndola.
-Sí, aparte de seguir en el Starbucks ahora tengo que cuidar de tu primo.
-Qué valiente eres. Yo no podría.
-Ains, sabes que me encantan los niños y tu primo es tan rico...
-¿Y cómo que nosotros no sabíamos nada de eso?-dijo David, que luego decía que no era cotillo, pero vaya que si lo era.
-Es que se ha decidido esta mañana.
-En teoría el trabajo era para mí. Mi tía sentía que me fuera con vosotros porque le hubiera gustado que cuidara al niño. ¿Yo? ¿De canguro temporal? ¡Jaaaa!-dije.
-Sí, la verdad es que eso no hay quien se lo crea...
Asesiné a Dani con la mirada, pero creo que no se dió cuenta.
-Así que Cris, sino te importa-dijo Sara agarrándome del brazo e interrumpiendo mi asesinato visual- ¿podrías dejarme tu coche? Si tengo que estar yendo a buscarlo y traerlo o lo que sea, lo necesitaré. Le pondré gasolina y lo cuidaré.
-Oh, claro que sí. Bajo un momento a por las llaves-dije levantándome de la mesa.
-Te acompaño.
Carlos intentó levantarse, pero le puse la mano en el hombro y le senté.
-Creo que sé dónde queda mi casa.
-¿Estás segura? Mira, que tengo mis dudas, eh.
Apreté los puños por no soltarle una somanta de palos y bajé corriendo a casa, cogí las llaves y regresé.
-Toma, aquí las tienes.
-¡Muchas gracias, Cris!
-Ni lo menciones-dije, quitándole importancia con la mano.
-Hablando de mencionar-dijo Carlos-¿Nadie mencionó el postre antes?
-Aún no hemos acabado de cenar-observó Álvaro.
-Nunca es demasiado pronto ni demasiado tarde para el postre.
-Tiene razón, iré por él.
Carlos se puso a aplaudir y me sacó una sonrisa.
Era feliz.
Pero lo fue más cuando vio lo que Sara traía.
Casi se ahogó de la felicidad.
-Tarta de chocolate. Debimos suponerlo.
-Bueno, a ver ¿quién quiere un trozo?
La mano de Carlos cortó el aire al levantarla tan rápidamente.
-Que tú querías ya lo daba por sentado.
-Siiiiiii.
Entonces Paco, cansado de que nadie le hiciera caso, empezó a revolotear peligrosamente cerca de la tarta, por lo que Carlos le indicó a David con la cabeza que eso no podía permitírsele y que le echara.
La comunicación no verbal entre los chicos estaba muy desarrollada.
David, queriendo complacerle, empezó a dar manotazos al aire con la esperanza de que Paco se diera por vencido, pero no obtuvo el efecto que esperaba. No, al contrario. Paco se le lanzó a la cara.
Sara le dejó repartir a Blas mientras castigaba a Paco en la cocina.
Tras el postre y algún cubatilla y bebida achispada con la que brindamos una y otra vez por todo lo que se nos ocurría, llegó el terrible momento de la despedida.
Sara y S empezaron a despedirse de todos mientras Carlos jugueteaba y olía mi pelo.
-¿Y tú qué?
-¿Yo, qué?
-Supongo que te irás a tu casa hoy ¿no?
-Sí, tengo que terminar de guardar las cosas y eso... Y deberías estar con tu amiga esta noche.
-Entonces... Nosotros también debemos despedirnos.
-Eso parece.
-Qué eterna se me hará la noche sin ti acostado a mi lado.
-Calla, no lo quiero pensar.
Nos abrazamos dramáticamente, como si en vez de unas horas separados lo fuéramos a estar años.
-Anda que... Estos dos...
-¡Dejad de haced el tonto, anda!
-No hacemos el tonto-nos defendí.
-Ya, claro.
Carlos me dio un beso en la cabeza mientras mirábamos mal a nuestros amigos.
Tras una muy larga despedida, en la que incluso me despedí de Sara con un fuerte abrazo y su promesa de informarme sobre Tomás, la dejamos allí con Álvaro (ellos también querrían despedirse) y nos marchamos todos a casa.
Una vez en casita, me dediqué a repasar una y otra vez la maleta para asegurarme de que lo llevaba todo. Cuando estuve segura (más o menos, siempre que te vas de viaje te da la sensación de que te olvidas algo) me puse el pijama, fui al cuarto de mi amiga y me tiré sobre su cama, con tan mala suerte que le aplasté un pie.
-¡Ay!
-Lo siento.
-¿Qué haces aquí?
-Venía a dormir contigo, pero vale, sé cuando no me quieren, me voy.
-Anda, no seas tonta.
-Me temo que eso no es posible.
Ambas nos reímos y Choco nos miró ladeando la cabeza, como sino hubiese entendido el chiste.
-¿Entonces me puedo quedar en tu cama o no?
-Sí, claro. Pero sólo si te levantas a apagar la luz.
-Qué chantaje más sucio. Pero vale.
Así lo hice y me tumbé corriendo antes de que Choco me quitara el sitio, que ya sabemos que es muy dado a ello.
Estuvimos las dos hablando, riendo y recordando hasta tarde. Cuando me sonó el despertador del móvil, no podía creérmelo del sueño que tenía.
-Esto no está bien-refunfuñé mientras lo apagaba antes de que despertase a mi amiga.
Me fui a duchar y no acababa de salir cuando oí el timbre.
-Pero quién coño será a estas horas...
Me envolví en la toalla y corrí hasta la puerta antes que pudieran volver a pulsar el timbre y despertar a mi amiga.
Iba a abrir cuando la puerta se abrió sola. Me eché para atrás para esquivar un golpe en la cara con la puerta y por poco me escurro en un charco de agua que estaba haciendo por culpa de mi pelo empapado.
Iba a acordarme de la madre del que fuera cuando una cabeza rubia asomó por la abertura y, tras ella, el resto del cuerpo.
-¡Hombre, Cris! ¿Cómo tú por aquí?
-¡Pero tú eres tonto! Si tienes llave ¿para qué llamas?
-Para que no te asustases y supieses que era yo.
Me di con la mano en la cara.
Aquel chico del que estaba profundamente enamorada no tenía remedio y tampoco daba síntomas de tenerlo alguna vez.
-Es igual, no importa. Pasa y cierra, anda.
-¿Te estabas duchando?
Me giré para mirarle y enarqué una ceja.
-No, he salido así en toalla y empapada para recibirte con gusto.
-Ah, pues gracias. Me ha encantado el detalle.
-¡A ver cuándo tienes tú uno igual!-le dije mientras me metía en el baño.
Oí su risa desde allí y algo parecido a una respuesta, aunque no le entendí bien. Miedo me daba.
Habíamos quedado en que vendría pronto, pero me había sorprendido. Esperaba al menos haberme duchado para cuando viniera. Y me había despertado a la hora, no me había demorado en la cama.
Tras terminar de arreglarme y vestirme, fui a la cocina, donde oía a Carlos y a Choco.
Le abracé por detrás, mojándole un poco la camiseta ya que no me había secado el pelo.
-Cuánto te había echado de menos...-le susurré.
-Y yo a ti. Por eso vine antes.
-¿Ah, si?
-¡Claro! Además quería desayunar contigo.
-¿Seguro? ¿O querías ver a Choco?
-Mm... No me hagas elegir... Sabes que os quiero a los dos...
-Tonto. Si querías desayunar ¿no podrías haberlo ido haciendo?
-Pues... Sí. Pero ya me conoces.
-Sí cosi, sí. A estas alturas de la vida ya te conozco-dije, sacando dos tazas.
-¿Qué decís de conocer a quién?
Una S somnolienta estaba en la puerta, bostezando.
Suspiré y saqué otra taza.
Parece que iba a ser un desayuno de tres.
-¿Qué tal has dormido?-le preguntó Carlos.
-Mal-dijo ella, dejándose caer en una silla y apoyando los brazos y la cabeza en la mesa-He dormido con ella.
-¿Y?
-Me ha dado unos codazos que para qué...
-A mi nunca me pega cuando dormimos.
-Por supuesto que no lo hago Carlos, porque yo nunca lo hago. Se lo está inventando.-dije.
-¡No es verdad!
-Habrá sido Choco, S, porque yo soy muy pacífica durmiendo. Y toma, desayuna y calla.
Tras desayunar los tres dejé a S recogiendo en la cocina y fui a repasar de nuevo todo para ver sino me había olvidado de nada.
-Creo que lo tengo todo-dije, asintiendo.
Carlos me agarró la mano.
-Falto yo.
Le sonreí.
-No, bobo. A ti te llevo el primero. Aquí.
Me señalé el corazón.
S pasó por nuestro lado y gruñó algo así como "cansada de empalagosismos...".
En fin.
-Tenemos que irnos-dijo Carlos.
-Sí, vale.
Arrastrábamos las maletas hasta la puerta cuando llamaron al timbre.
Carlos abrió.
-Un poco más y nos vamos sin ti ¿dónde estabas?
-Jo, qué prisas tenéis-dijo Álvaro desde la puerta.
-¿Don puntualidad llegando tarde? El mundo está cambiando.-dije tratando de levantar mi maleta del suelo.
-Que te den, chica.
-Mientras no seas tú...
-Jajajajajajajaja.
Nos despedimos de S (yo con más pesar que nadie puesto que rara vez me había separado de ella) y nos marchamos.
Quién iba a saber la de cosas que iban a cambiar a nuestra vuelta.
-¡Ay! ¡Qué bien! Estar en una furgoneta así me recuerda tanto a París...
Todos asintieron. Tenía razón, aquello era muy parecido a aquel viaje a París.
Salvo por algunos detalles.
-Como a mí no quisisteis llevarme...-dijo Magí.
Conocía desde hace poco al manager de los chicos, pero me caía bien. Era divertido y me gustaban esa clase de personas.
-Disculpa, pero estabas allí.
-Sí, eso. Estabas allí pero no te apuntabas a las cosas que hacíamos...
-Te perdiste por tu voluntad toda la acción.
-¿Por qué no me dijistéis que iba a cometer el error más grande de mi vida?
-¡Te lo dijimos!-gritaron todos.
Reí.
-Hala, yo no sabía eso.
-Tenéis a la pobre Cris en la ignorancia.
Nos pusimos a recordar todo lo de París y así contarle a Magí lo que se perdió y las partes que yo no sabía.
Y en verdad era muy parecido, solo que Álvaro no iba al volante y no se quejaba de que ninguna fiesta se hiciese sin él, David no estaba con mi cámara haciendo más y más fotos, Dani no cantaba "Little things", Carlos no buscaba sombreros por el coche, Blas no saludaba a los coches y yo no tenía la mano de Carlos aferrada a la mía y no sonreía de igual manera. Algunas cosas eran mejor ahora. Mucho mejor.
Aunque no para todos.
Miré de reojo a Álvaro, que estaba muy pensativo. Me ponía en su situación, yo misma había estado a punto de quedarme allí como S y Sara sino hubiera sido por Carlos, yo también me habría visto obligada a estar alejada de la persona que quería. Y le entendía aunque mi situación no fuera la suya.
Carlos y yo habíamos hablado un poco del tema y dijimos que encontraríamos la manera de animarlo, después de todo, nos sentíamos responsables de él y de Sara. Aunque no negábamos que entre ellos ya había algo, había sido la tonta apuesta de Carlos y sus intentos por ganarla los que les habían acabado definitivamente juntando.

Miré a Carlos,el cual miraba distraídamente por la ventanilla.
Sí,definitivamente comprendía a Álvaro y haríamos lo que fuera por ayudarle.
-Bueno, pues yo tengo sueño.
Y, dándole unos golpecitos al hombro de Blas para acolcharlo, David apoyó la cabezá sobre él mientras bostezaba.
-Te dejo que te duermas sobre mi pero solo si me prometes que no se te va a caer la baba.-le dijo Blas, bromeando, pero en el fondo preocupado por si esto ocurría.
-Caérseme la baba no sé, tampoco estás tan bueno, pero...
Y, tras decir eso, le dio un buen lamentón en el brazo.
-¡Ah tio joder! ¡Qué asco!
Todos nos empezamos a reír mientras Blas y David discutían.
-Carloooooos-dije dándole unos cabezazos pequeñitos en el brazo.
-Dime.
-¿Me dejas tu móvil?
-¿Y el tuyo?
-En mi bolsillo, pero yo quiero el tuyo...
-Menuda eres tú, anda, toma.
-Wiiii gracias.
Él solo sonrió mientras cogía su móvil y me apoyaba sobre su brazo.
-Seeeeh.
-Dani jolín que no grabes un vídeo, qué pesado.
-Pues si tú no quieres no salgas, qué quieres que te diga.
-¡Pues no me apuntes con eso, quiero dormir!
-Eso es mi móvil. Venga, saluda.
-Que te zurzan.
-Vaya saludo.
-¿Y qué más quieres?
-Buenoooo ya se metió el barbas de por medio. Cómo no.
Sonreí viendo la discusión que se montaba.
Este viaje iba a ser muy especial, qué digo este viaje, todo este sueño que estaba viviendo era, e iba a seguir siendo, muy especial y sorprendente.
Pero lo que yo no sabía por aquel entonces es cuánto de sorprendente iba a ser y, en ocasiones, no precisamente las sorpresas iban a ser agradables.
[...]
Muchas veces me preguntaba, e incluso le preguntaba a los chicos, cómo podían soportar ese estilo de vida. ¡Pero si es un continuo no parar! Y ahora yo estaba viviendo eso también. Cuando Carlos me dijo que no pensara que íbamos a tener tiempo para hacer turismo, no pensaba que estuviera tan en lo cierto. Ir a una ciudad, hotel, prueba de sonido, hotel, concierto, hotel y otra vez camino de otra ciudad. Por suerte, juntos nos lo pasábamos genial y siempre nos pasaba algo.
Durante los viajes habíamos cogido la costumbre de repartirnos en parejas y ver quién saludaba a más gente (Blas nunca se cansaba de decir que ese juego se lo habían inventado S y él y Dani siempre le decía que ese juego ya existía desde tiempos inmemoriales)  Álvaro y David siempre solían ganar y Blas y Dani acababan super picados con ellos.
Por mi parte, me empleaba a fondo en ser buena estilista, aunque tampoco había mucho que hacer, prácticamente cada uno tenía su ropa y solo tenía que asesorarle un poco. Además, solían ponerse el mismo conjunto para cada concierto, pero ellos siempre me decían que estuviera a la caza de nueva ropa para ellos o de nuevos conjuntos. Yo no sé si ellos sabían que yo, aunque fuera mujer y ellos me hubieran visto yendo bastante de compras, simpatizaba poco con la ropa. Sin embargo, así lo hice y nos hicimos con unas cuantas camisetas para Blas y unos pantalones para Carlos, que estaba hartita de que siempre se pusiera los mismos grises.
-¡Es que son muy cómodos!-se quejaba.
En eso le entendía. Yo tenía unos vaqueros de los que me daba una pena tremenda tener que separarme en verano porque hacía demasiado calor para llevarlos, pero después no había quién me los quitara.
Durante las pruebas de sonido me dedicaba a ir de aquí para allá mientras los escuchaba, hablando con el equipo y demás. Me consideraban maja, aunque un poco patosa, porque no hacía más que caerme. A veces, cuando terminaban de probar sonido subía con ellos al escenario y me hacían cantar o hacíamos tonterías ahí arriba, tales como concurso de volteretas (en las que siempre ganaban Álvaro o Dani) o carreras de croquetas.
Al acabar las pruebas de sonido, si ese día no había mucho trabajo o una entrevista extra por ahí, salíamos un rato. Era el único momento del día en el que podíamos hacer "turismo" y tampoco teníamos mucho tiempo. Aprovechábamos ese tiempo para caminar por el lugar en cuestión y yo para comprar souvenirs (alguno que otro para mi madre, tampoco os penséis que muchos) Pero nos pasaba de todo a nosotros.
El primer día que hicimos eso, Carlos se empeñó en que él y yo nos fuéramos por ahí de paseo. La verdad, nos apetecía estar un rato solos, nos pasábamos todo el día con nuestros amigos o con el equipo y, aunque estábamos en confianza, hay ratos que te apetece pasarlos solo. Blas dijo que nos íbamos a perder, pero Carlos se empeño en que no y que nos íbamos solos y, sin dejarnos ni a mi ni a Blas replicar, me cogió de la mano y nos fuimos.
Y, efectivamente, nos perdimos.
Por suerte preguntando se llega a todas partes (me tocó a mí preguntar. Carlos, herido en su orgullo, no era capaz de hacer mucho) y conseguimos llegar sanos y salvos con los demás.
Además hablaba mucho con mi gente. Todos los días llamaba a Sigrid, a Sara (a la que de verdad obligaba a ponerme a Tomás al teléfono) y a mi familia. Les contaba tantísimas cosas que, a los pocos días, ya había agotado mis minutos de ese mes y tenía que ir mendigando teléfonos de Auryn para llamar.
Pero no todo era felicidad en el paraíso. Me mosqueaba un poquillo cuando veía a Carlos rodeado de tantísima niña.
Todas tan majas y tan guapas y todas alrededor de él, abrazándolo y demás.
Entendía que fuera su trabajo y lo respetaba, pero el amor no entiende sobre obligaciones laborales y, cuando solían verse en esas situaciones, solía  esconderme por ahí lloriqueando como un perrito abandonado hasta que Carlos venía a buscarme y ale, como si nada hubiera pasado.
-Reconoce que te mola tenerlas a todas esas por ahí rondándote.
-Me gustaría mucho más si fueras tú.
-Pues duérmete y sueñalo, porque no pienso girar a tu alrededor dando grititos.
-¿No? ¿Estás segura?
-No he estado más segura en mi vida.
-Bueno pues espérate aquí que creo que si apreto un poco el paso quizá alcance a esas chicas de antes y...
-Y un cuerno,ven aquí.-dije, atrayéndolo hacia mí -Ellas podrán girar a tu alrededor y gritar y decirte lo que sea, pero hay algo que sólo puedo hacer yo.
-¿Ah si? ¿El qué?
-Esto.
Y le besé.
Sin embargo, no era la única con problemillas. Había otra persona que los tenía peores. Aunque hacía todo lo posible porque no se le notase, Álvaro estaba apagado. Se le notaba y eso que siempre habíamos dicho que era un gran actor, pero claro, una cosa es actuar y otra es tratar de ocultar lo que te sucede por amor. Y en esas se encontraba él. Apenas se enteraba de las cosas, andaba más perdido de lo habitual e incluso un día dijo que alomejor se afeitaba y a todos nos dio un patatús.
Hasta que un día me harté de verlo así y se me ocurrió una idea (una dolorosa)
Calculé bien el tiempo aquel día y, horas antes de la prueba de sonido de aquel día, fui a la habitación de Álvaro y llamé a la puerta.
Me abrió Blas.
-¡Hola!
-Hola, em ¿qué haces vestida así?
-Da igual, ¿has visto a Álvaro?
-Sí, claro, está dentro.
-Bien.
Le encontré tirado en la cama, mirando al techo.
-Ey.
-Ey.
Le cogí una pierna y lo tiré de la cama.
-¡¿Pero estás loca?!
-Algo así. Ponte el chandal o lo que sea y vamos. Te espero fuera.
-¿Qué dices? Pero ¿adónde vamos?
- Vamos a correr un rato. Te espero fuera.
-¿Tú corriendo?
No le respondí y salí.
Miré el reloj.
¿Dónde demonios se había metido Carlos? Se fue con Dani a no se donde y me dijo que estaría en cinco minutos. Debí de saber que ese niño nunca calcula bien el tiempo.
Suspiré.
Bueno, ya aparecería. Por su bien.
Una puerta se abrió a mi espalda y Álvaro, listo para correr, salió.
-No entiendo muy bien de qué va esto...
-No tienes que entender nada, solo correr.
-Mírala qué graciosa.
-Lo sé.
Salimos del hotel y echamos a correr cuando oímos a Carlos gritando por detrás.
-¡Pero no os vayáis sin mí joder!
-¡Coño si es que no aparecías!
-¡Pero si estaba detrás vuestra todo el rato!
-¡Calla y mueve el culo hasta aquí!
Carlos llegó hasta nosotros medio ahogado.
-Joder... Ya estoy...
-Pero no entiendo nada... Si vosotros no corréis nunca ¿de qué vais hoy?
-Anda calla y echa a correr-dijo Carlos, empujándole.
Nos pusimos a correr los tres pero Carlos y yo nos ahogábamos y nos parábamos todo el rato.
-Estáis en muy mala forma.
-Ya lo sabemos, eh.
-¿Vosotros hacéis algo de deporte?
-Bueno, no sé si cuenta el...
-Cállate, Carlos-dije, dándole una colleja.
Le dijimos a Álvaro que tirara y que ya si eso le alcanzaríamos nosotros.
Y eso hizo, echó a correr abandonándonos a nuestra suerte (lo estoy dramatizando)
-¿Por qué me diste?
-Porque me daba miedo a ver qué ibas a decir.
-Nada malo...
-Anda calla. ¿Tú crees que le hemos animado?
-Espero no haberle desanimado viéndonos correr...
-¿Pero qué dices? Si yo lo hago genial.
-Tú tan divina como siempre.
-No lo dudes ni un poco. Anda, vamos.
Corrimos un poco a ver si dábamos con el barbas, pero nada. Se había esfumado completamente.
-¿Crees que le volveremos a ver?
-Bueno, puede. Oh mira, un banco.
Y nos dejamos caer sobre él, más doloridos que si nos hubieran metido una paliza.
-¿Y si no aparece qué hacemos? Sara nos va a matar...
-Eso es preocupante, sí, pero más preocupante es que hacemos esta noche si no aparece.
-Pues cogéis a Magí, le ponías una peluca y eso y ale.
-¿Tú crees que daría el pego?
-¿Sinceramente? No.
-Sara-
Nos encontrábamos a mitad de semana y, para variar, el despertador sonaba demasiado temprano para ser verano. En los veranos debería estar prohibido madrugar.
Ya hacía bastante (había perdido la cuenta de los días, no quería ni pensarlo) que los chicos y Cris se habían marchado y yo no podía echarlos más de menos, en especial a Álvaro.A pesar de llevar poco tiempo juntos, nos complementábamos muy bien y lo quería mucho.
Ese día me levanté y me fui a preparar el desayuno junto a Paco, que fiel a sí mismo, se puso a insultar, aunque por suerte, no a mí. Al terminar, recogí todo y me fui directa a vestirme para ir al Starbucks a trabajar. Mucho estaba durando en aquel sitio, tenía entendido que aquellos contratos no eran muy longevos.
Desde que se fueron mi vida se basaba en trabajar en la cafetería por la mañana y por la tarde en cuidar al primo pequeño de Cris, Álvaro. A mi prima apenas la veía y solo tenía como compañía a mi pequeño loro y la pequeña tortuga de Blas y Cris, que siempre le daba por escaparse de su acuario.
Terminé de arreglarme y me marché a trabajar andando, ya que, por suerte,estaba relativamente cerca. Una vez allí, saludé a mis compañeros, preparamos la cafetería y  nos pusimos a trabajar. Apenas había empezado el día y ya quería que este terminara.
En el descanso a media mañana intenté hablar con Álvaro, pero no me cogió el teléfono. Por las horas que eran, seguro que estaba durmiendo, lo conocía demasiado bien. 
No sé que nos pasaba pero desde que se había ido hablábamos muy poco, porque cuando yo podía hablar Álvaro estaba ocupado, y si no al revés. Intenté no rallarme por eso y volví a trabajar. Mi turno terminaba a las 14 y, cuando llegó esa hora, no podía creérmelo.
Me marché corriendo a casa para comer y coger el coche de Cris para ir a Torrejón a por el pequeño Álvaro. 
Una vez ya en el coche de nuevo nos encaminamos a Madrid. Subimos a mi piso para que jugase un rato con Paco y Tomás, mientras yo ponía la lavadora que por suerte ya me funcionaba y arreglaba la casa.
Tenía sueño y estaba por echarme una siesta aunque la hora ya se hubiese pasado, pero niño, perro y loro no hacían más que ruido y montaban escándalo.
Fui a ver a qué se debía tal alboroto y cuán grande fue mi sorpresa al ver que el pequeño Álvaro había sacado a Tomás del acuario y jugaba a tirárselo a Choco para que este lo recogiera y Paco revoloteaba por encima de la escena, nervioso.
Decidí poner fin a aquello y llevármelo ya a una piscina pública cercana que había a la que ya habíamos cogido la costumbre de ir todas las tardes.
Cogimos las cosas, nos cambiamos, metí a Tomás en su acuario, nos despedimos de Paco y nos marchamos. Cuando llegamos, dejamos las toallas y nos quitamos la ropa para entrar en el agua. Le puse a Álvaro crema y los manguitos y nos metimos a la piscina. Estuvimos jugando muchísimo tiempo hasta que oí que me llamaban al móvil.
-Álvaro, vamos a salirnos un rato, que nos vamos a quedar arrugados como unos garbanzos.
El niño puso mala cara.
-No me gustan los garbanzos.
-Por eso mismo, vamos a salirnos.
Cuando llegamos a las toallas, la llamada se había cortado.
Resignada, pensando que si era importante ya volverían a llamar, le di de merendar al niño.En ello estaba cuando volvieron a llamarme y sonreí al ver el nombre en la pantalla.
-¿Cómo lleva Willie Fogg su viaje?- solté nada mas descolgar.
-Mira que eres tonta.
-Oye, que te cuelgo ehh- respondí seria.
-No, no por favor que necesitaba escucharte. ¿Cómo estás?- Álvaro sonó sincero y yo sonreí.
-No te voy a colgar, sonrisitas. Estoy bien, aunque bastante ajetreada entre el trabajo y el niño. Y te echo muchísimo de menos Álvaro, no sabes cuánto. - le dije aguantándome las lágrimas.
-Eii, ya verás como pronto nos vemos. Y yo también te echo mucho de menos.
-Esta bien, te tomo la palabra.
El niño me pidió el yogurth y se lo di.
-¿Te cuento que han hecho Carlos y Cris para animarme? Se han venido a correr conmigo y no han durado ni cinco minutos.
-Jajajajajaque majos. ¿Y qué has hecho con ellos?
-Muy majos ellos. Me han dicho que siguiera yo y que ya me alcanzarían y yo he seguido corriendo. He ido mirando de vez en cuando para atrás y no les he visto en ningún momento. Para mí que me han abandonado.
-Jajajaja como me hubiese gustado estar allí.
-La verdad es que ha sido un momento muy gracioso. ¿Dónde estás hoy con el enano? Porque se escucha mucho jaleo por ahí.
-Normal que se oiga jaleo, estamos en la piscina y ups.
-¿Qué pasa?- me preguntó preocupado.
-Tranquilo. El peque que se está poniendo perdido de yogurth, parece que no ha comido en su vida.
-Ahh me habías asustado.- me dijo Álvaro más relajado.-Limpíale al pobre, no le dejes así.
-¿Por quién me has tomado? ¡Por supuesto que lo iba a hacer!
Le oí reírse.
Seguimos hablando por un buen rato.
-Bueno, será mejor que vaya a buscar a estos dos.
-Sí, vale. Ya hablaremos.
-Te quiero.
-Yo también.
Le colgué sintiéndome mucho mejor.
-Hola pequeño, ahora nos vamos a casa. Que te veo cansadísimo, ¿verdad?
El niño asintió y nos dirigimos a su casa. Deje al pequeño y me volví a la mía. 
Me detuve en un semáforo en rojo y me puse a pensar en la conversación que había tenido con Álvaro hace un rato.
Cruzó por delante del coche entonces una persona a la que creí reconocer.
Esta me miró e hizo un gesto con la mano.
¿Un saludo?
¿Podía ser ese Martín?
No estaba segura, estaba pensando en otra cosa cuando le vi y no me fijé bien.
En fin, qué más daba.
Entre en casa e iba a ir a ducharme cuando oí el teléfono.
¿Y si era él otra vez?
No, no era Álvaro, pero el nombre que aparecía en la pantalla de mi teléfono me sorprendió aún más.
Carlos.
-Cris-
-Creo sinceramente que nos ha abandonado.-dijo Carlos.
-Sí, yo también.
-Ya hace rato que se fue.
-¿Quieres que vayamos a buscarlo?
-Solo conseguiríamos perdernos nosotros.
-Pues sí, tienes razón.
Me estiré y sentí todo el cuerpo dolorido.
-Me duele todo el cuerpo, en serio.
-Yo no dije que estuvieras bromeando.
Le pellizqué el brazo.
-¡Ah, coño!
-Essssa boca.
Me miró mal y le sonreí inocente.
-Menos mal que se te ha ocurrido a ti la idea y no a mí sino...
-Ey, vamos. Algo había que hacer por ese hombre. Y esto no es mucho. De hecho, no creo que sea nada. Yo le entiendo. Casi me pasa igual.
-Pero no te ha pasado porque soy un novio maravilloso y te he traído conmigo.-dijo pasándome un brazo por los hombros.
-Como eres tan maravilloso, ¿me harías un masaje esta noche?
-Buenooooo, pero no te acostumbres.
-¿No? ¿Seguro?
-Buenoooo no sé.
-Sabes que me mimas demasiado y eso te gusta.
-Eres imposible.
Me reí.
-¡Y eso te lo decía yo a ti!
En ese momento vimos aparecer a Álvaro por ahí.
-¡Estáis aquí! Menos mal, me sentía solito.
-Bueno, ¿qué te ha dicho Sara?-dije levantándome del banco.
-¿Qué? ¿Cómo sabes qué...?
-Por esa sonrisa de tonto en la cara. Te va delatando.
-Es muy lista-le susurró Carlos a Álvaro ante la cara de incredulidad de este.
-Pues claro, con quién creéis que estáis tratando, je.-dije.
-Qué creída es, madre.
Le gruñí a Carlos.
-Anda, volvamos mientras os lo voy contando.
-¡Bien!-exclamamos los dos.
Llegamos al hotel y nos despedimos de Álvaro.
-Ey, que muchas gracias por esto, de verdad.
-Oh, no fue nada. Si te hemos ayudado, genial.
Entramos en la habitación.
-¡Me pido ducharme antes!- dije corriendo hacia el baño.
-¡Jo no es justo!
-Ahhh pues sé más rápido.
-Jo.
En eso que empezó a sonarme el teléfono.
-Oh, me llaman.
-Ya lo oigo.
-Es S.
-¿Entonces me puedo duchar yo antes?
-Sí. Pero rapidito, que luego tengo que ir yo.
-Si te duchases conmigo nos sobraría el tiempo...
Le miré y acabé sonriendo.
-O nos faltaría. Otro día.
-Te tomo la palabra.
-Tómame lo que quieras-dije guiñándole el ojo y buscando la llamada de S, que con todo esto me había colgado.
-Uhhh, eso puede ser peligroso.
-Me arriesgaré, grr. ¡Hola S! ¿Qué tal?
Escuché la puerta del baño cerrarse y poco después, el agua de la ducha corriendo.
-Bueno. Esto no es lo mismo sin ti. De vez en cuando veo a mi prima y el perro se suele pasar todo el día allí en su casa porque yo me he apuntado a clases de guitarra y me paso el día allí.
-¿En serio te has apuntado? ¡Siempre has querido aprender a tocar! ¿A qué se debe?
-Ahora tengo mucho tiempo y nada que hacer. Quería mantenerme ocupada.
Me mordí el labio.
La voz de mi amiga sonaba triste y muy apagada.
-¿Y qué tal se te da?
-¡Muy bien! Ya he aprendido a tocar el principio de "Little Things" y todo...
-No le digas eso a Dani que sabes que le da algo.
-¡Cierto! ¿Y tú qué tal?
-Yo muy bien. Todos me tratan muy bien, disfruto con lo que hago y estoy con Carlos. ¿Qué más puedo pedir?
-Tienes una suerte que lo flipas.
-Según Carlos lo que tengo es un novio maravilloso que, casualmente, es él mismo.
-Jajajajaja ¡qué tonto es! ¿Y ahora qué está haciendo?
-Se está duchando, hemos ido a correr.
-¿Vosotros corriendo? Perdona pero no me lo creo.
-Pues créetelo que no hemos hecho fotos pero es verdad. Ha sido por Álvaro, para animarle y eso.
-Ah, entiendo.
-¿Y Sara qué tal está?
-¿No hablas tú con ella?
-Sí claro, pero hay cosas que por teléfono no se pueden ver, ya me entiendes.
-Pues la veo poco y eso, pero os echa mucho de menos a todos. Y a Álvaro pues claro que lo echa de menos, mucho.
-Bueno... Ya queda menos para vernos todos otra vez.
-Sí, ¡qué ganas!
-¡Criiiis, te toca!-gritó Carlos desde el baño.
-Tengo que dejarte, S. Es mi turno.
-¡Claro! Ya hablamos.
Me despedí de mi amiga y me dirigí al baño.
-¿Se puede o me voy a llevar una sorpresa?
-No, pasa si yo ya he acabado.
-Mm, no llevas la camiseta.
-Es para que me admires.
-Jajajaja mírate qué pecho lobo tienes.
-¡Hola mi amor! ¡Yo soy tu lobo!-cantó, haciéndome reír.
-Cómo eres...-dije, abrazándole.
A pesar del calor del baño, él estaba fresquito, así que me gustó la sensación.
-¿Qué te ha contado S?
-Pues nada-dije, besándole el pecho- lo de siempre. Que nos echan todos mucho de menos y que volvamos ya.
Me abrazó y ronroneé.
-Suenas como una paloma en celo, no como un gatito.
-Tonto, sabes que no. Pero seguiré practicando para que sea perfecto.
Fui a por mis cosas y regresé al cuarto de baño.
El agua al principio salió un poco fría y solté un gritito, pero luego me adapté.
Estaba tan contenta por haber ayudado a Álvaro, por haber hablado con S, por querer tanto a Carlos y por todo en general que me puse a cantar sin darme cuenta.
En ello estaba cuando Carlos llamó a la puerta.
-¿Estás cantando?
-¡No!
-Pero si te he oído.
-¡Mentiroso!
-¡Sigue que lo estabas haciendo muy bien!
-¡Mentira, lo hago fatal y estaba destrozando la canción!
-¡Ajá! ¿Ves cómo si cantabas? ¿Quién es el que miente ahora?
-¡Eres un tonto!
Se rió y sacó el teléfono del bolsillo.
Buscó un número, lo pulsó y se llevó el teléfono a la oreja mientras una escuchaba una canción que me estaba inventando en el momento sobre los dos, sabiendo que él me oía.
Me dí prisa, tampoco quería tardar mucho. Ya tenía fama de tardona en la ducha y quería deshacerme de ella.
Cuando salí Carlos me estaba esperando fuera, muy pensativo.
-¿Te pasa algo?-le pregunté.
-No, claro que no. Solo pensaba en tu canción.
-Si quieres te la vuelvo a cantar aunque suene como cien gatitos siendo atropellados a la vez...
-Cien, ni uno más ni menos jajajaja Sí, cántala otra vez.
-Mm, a ver si me acuerdo...
Tarareaba la cancioncilla mientras ellos cantaban otra muy distinta en la prueba de sonido.
¿Qué demonios le pasaba a Carlos? Seguro que se pensó que habría logrado engañarme, pero no era así. Le conocía mejor que a mí misma y estaba preocupado por algo. Mm. Luego debería investigar por ahí.
Cuando acabaron, como otros días, me llamaron al escenario y Dani me dio un micrófono.
-Canta la canción de los cien gatitos atropellados.
Taladré a Carlos con la mirada.
-Así que ya lo has ido contando por ahí...
-Es que es muy bueno, había que contarlo jajaja.
-Jo pero me da vergüenza.
-¿Vergüenza? ¿Con nosotros?-dijo David.
-Pero si ya te hemos oído cantar y no lo haces tan mal-dijo Blas.
-Ya, pero que la letra de la canción es muy...
-¿Erótica?-añadio Dani.
-Pégale tú anda Blas, que estás más cerca. ¡Empalagosa, tonto! Anda que menudas cosas piensas.
Dani esquivó el golpe y empezamos a animar a Blas para que le diera.
Mientras, alguien se escurrió tras Álvaro, le puso las manos en los ojos y le susurró algo al oído.
Él se giró, agarró a Sara y empezó a darle vueltas mientras se reían.
Todos nos miramos.
¿Sara? ¿Allí?
-¡Cris!
De repente lo vi todo negro y, cuando abrí los ojos, estaba en el suelo.
-Jolín, S, qué daño... Te me has tirado encima.
-¡Jo, lo siento!
Se quitó de encima y me ayudaron a levantarme.
-¿Qué hacéis aquí?-preguntó Blas.
-Buenoooo-respondió S, ya que Sara estaba muy ocupada en su reencuentro-Alguien nos llamó y nos dijo que estaríamos por aquí y bueno... Estaba a un rato de coche, hemos venido en el de Cris.
-¡Has sido tú!-dijimos todos señalando a Carlos, que estaba tan contento él.
-Pues sí, he sido yo. Podéis decirme sin miedo que me amáis.
David le dio una colleja.
Fuimos al camerino hablando de esto y lo otro, se pasó Magí por allí y se unió a la fiesta que teníamos montada.
Cuando los chicos tuvieron que empezar el concierto nosotras seguimos a Magí y nos pusimos donde solíamos ponernos siempre.
-Jo tías pues anda que decís nada de que veís.-dije.
-¡Si es que nos ha llamado esta tarde! Creo que te estabas duchando.
-Pero será mamón... ¡Y anda que me cuenta a mí nada!
-Querría que fuese una sorpresa, supongo.
-Qué tío. Si es que siempre está igual con estas cosas.
-Dímelo a mí-dijo Sara.
-A vosotros siempre os la está jugando.
-Y de momento, le sale bien.
-Jajajajaja espero que no tenga más sorpresas guardadas.
-No por Dios, calla.
Estuvimos ahí bailando y haciendo el cabra hasta que acabaron y volvimos a los camerinos, como era mi rutina habitual.
Me entretuve hablando con Blas sobre las dos camisetas nuevas que tenía y unos conjuntos que se me habían ocurrido. Sí, vale, tampoco era una conversación crucial en la vida, pero eh, estuvo bien.
Por lo que oí S le estaba comentando algo sobre el concierto a Dani y Carlos estaba pegando la oreja a una conversación entre Sara y Álvaro.
Pero qué tío, jolín. Si es que no podía ser con él.
A la hora de volver al hotel nos enteramos de que Álvaro no se venía con nosotros, que se iba con Sara y que se volvería mañana antes de irnos.
-Sé bueno-le dije yo dándole unos golpecitos en la espalda.
-Seguro que sí, ¿verdad?-dijo Carlos dándole algo.
-Pues claro, como si yo no fuera bueno siempre.
-Mm eso lo voy a dudar con tu permiso.
Nos reímos, se despidieron los tres y ya se iban cuando Carlos gritó.
-¡Y quiero mi casa igual que como la tengo ahora!
De vuelta al hotel, una bombilla se encendió en mi cabeza.
-¿Le has dado las llaves de tu casa?
Mientras, a un ratito en coche de allí...
-Bueno, S, ya nos veremos, ¿no?
-¡Sí claro Álvaro! A ver si venís ya pronto.
-Unos días nada más.
-¡Bien, adiós! Tú y yo ya nos vemos mañana.
-¡Claro, S! ¡Hasta mañana! ¿Por qué dices que tenemos que ir a casa de Carlos?
-Es que se me ha olvidado algo allí.
-¿Y no puedes ir en otro momento?
-Es que ya que estoy aquí...
-Cierto.
Aparcó no lejos de la puerta.
-Venga, sube y baja, te espero aquí.
-¿Qué? No, venga, ven conmigo.
-¿Por qué? ¿Te da miedo?
-Mucho, anda, ven.
Al final la acabó convenciendo y subieron los dos.
-Bueno, busca eso que quieres y...
La besó.
-Ya lo he encontrado.
Volvió a besarla y ella comprendió.
-No se te había olvidado aquí nada, ¿no?
Él negó con la cabeza, divertido.
-Sólo quería pasar algo de tiempo contigo sin ese loro tan odioso.
-Mi loro no es odi...
De nuevo volvió a besarla y, al ponerla contra la pared, Sara le dio al interruptor de la luz con la mano y dejó a oscuras el salón.
-Ey, fiera, para-dijo ella, riendo.
-Mmm, no.
Sara vio un hueco y corrió a la puerta, riéndose, recordando una vez en que sucedió aquello mismo entre los dos. Y como acabó.
-¿Adónde ibas?-dijo Álvaro, atrapándola.
Ella hizo ademán de escaparse, pero no puso mucho empeño.
En el fondo no quería huir de sus brazos.
Se dejaron caer en el sillón y, entre una caricia, una palabra dulce y otra caricia, se dijeron todo aquello que la maldita distancia no les había dejado.
-Cierra los ojos.-le dijo ella.
-¿Para?
-Ah, es una sorpresa.
-Mm, vale.
Sara se acercó a él lentamente y rozó sus labios con los de Álvaro, en lo que él pensaba que era un beso.
Pero no.
Ella rió y corrió a huir, aprovechando su ventaja.
Y, como ya era costumbre, él la atrapó.
-¿De qué te ríes?-le dijo, divertido.
-Esta es la cama de Carlos.
-Hoy no.-dijo, besándola.
Y aquella noche recuperaron todos los besos, las caricias y el tiempo que, de nuevo, la distancia no les había permitido tener.
Sara sintió que la acariciaban y que alguien depositaba un beso en su mejilla.
Eso y el dulce olor que percibía, la animaron a abrir un ojo.
-Ey, al final ya te despiertas.
Lo cerró.
-¡Noooo, despierta!
Rió y abrió los dos.
-Buenos días.
-¡Buenos días! Ah, no sabes lo mal que lo he pasado.
-¿Sí? ¿Y eso?
-No sabía si dejarte dormir y seguir viéndote así o despertarte y poder compartir contigo más tiempo. 
-Bueno, ya me he despertado y no tienes que decidir nada-dijo, besándole en la mejilla.
-Tienes razón, gracias. Tengo algo para ti.
-¿Si?
-Sí, pero tienes que ir a la cocina.
-¿Eso que huele son croissants?
-¡Nooo hasta la cocina nada!
En la mesita que Carlos tenía en la cocina él le había preparado café con leche, zumo de melocotón, croissant a la plancha listos para ser untados y tostadas con tomate y aceite.
-¿Todo esto lo tenía Carlos en casa?-preguntó, asombrada.
-Más quisiera él, todo esto he bajado a comprarlo yo.
-¡Ains, gracias!-dijo abrazándole y colgándose de él.
-De nada pero, ¡corramos o se enfriará!
-¡Noo!
Mantuvieron una agradable conversación durante el desayuno. A ella el detalle le había encantado y no paraba de repetirlo.
-Bueno, voy a vestirme para llevarte de vuelta.
-¿Seguro que no te importa? Podría coger el...
-Ni hablar, nada de eso. No me importa en absoluto. Quiero estar hasta el último segundo contigo.
Dicho esto, se fue a vestir para que él no replicara más.
Álvaro estaba recogiendo la cocina cuando oyó que sonaba un móvil.
Era el de Sara.
Iba a avisarla cuanod vio quién llamaba.
Martín.
Lo cogió.
-¿Sara?
-No, soy Álvaro.
Segundos de silencio.
-¿Aquel tío que...?
-Sí, sí. Aquel.
-Mm ¿puede ella ponerse?
-No, no puede.
-Ah. Bueno. La volveré a llamar, si eso.
Y colgó.
En ese momento apareció Sara.
-Bueno, ¿qué? ¿Nos vamos? ¿Y esa cara?
-Acaba de llamarte Martín. Y sí, vámonos. Ya me contarás por el camino.
[...]
-Sí, le di las llaves, ¿por?
-¿Para?
Me pasó un brazo por los hombros.
-Ay, hija. Qué inocente eres.
-Qué te den.
Le mordí el brazo y me fui con Dani, que andaba el primero.
Habíamos salido a dar una vuelta por ahí y tomarnos algo.
Acabamos tomándonos un helado en la terraza de una heladería, disfrutando de una cálida noche de verano.
-Cómo te lo montas, macho. Sólo a ti se te ocurren cosas así.-dijo David.
-Algo había que hacer por aquella pobre alma en pena.
-Ha sido una buena idea, sí.-apoyó Blas.
Mientras Blas, Carlos y David comentaban la visita de las chicas, le di un codazo a Dani, que estaba callado sin decir nada.
-¿Te pasa algo?
-¿Eh em? No, no.
-Disculpáme, pero a lo mejor no sabes algo. Como mujer tengo un sexto sentido para estas cosas y no falla nunca.
-Menuda eres tú.
-Lo sé, muy maravillosa.-dije, haciendo un movimiento de melena.
Él rió.
-¿Has hablado con S hoy?-me preguntó de repente.
-Sí, un poco ¿por?
-¿Y no te ha dicho nada?
-Nada, ¿en plan qué?
-No sé, algo.
-Mm no, nada fuera de lo normal, ¿por?
-A mí me dijo que tenía algo que decirnos, pero que ya nos lo diría.
-Mm, qué raro. Pero bueno, si eso ha dicho, ya nos lo dirá.
-Sí, claro.
Sin embargo, aquella información me dejó pensativa.
Aquella noche le perdoné a Carlos el masaje, pero le dije que no escaparía de él.
Y, fiel a su palabra, Álvaro apareció a la hora acordada, poco antes de marcharnos.
Aunque feliz y sonriente, había algo que no andaba bien con él.
Cuantísimos problemas se nos estaban avecinando. Y los que no veíamos.
Ninguno nos esperábamos lo que iba a pasar a continuación, lo que era inminente y nadie podía evitar.
Ojalá algunas cosas nunca cambiaran.




¡Hola! Como siempre, aquí estoy yo, @CrisSombrerita . Lo primero es decir que siento muchísimo la tardanza en subir. En la uni entre exámenes, trabajos, tareas y academias y tal... No paro, pero bueno, eso ya se ha acabado weeeeee y puedo volver a la rutina como siempre. Espero que, tras haber tardado, este capítulo compense. También deciros que os agradezco muchísimo el haber sido tan pacientes y haber esperado. Muchísimas gracias. Muchas gracias también a todas esas fieles lectoras (y lectores, que sé de algunos que también me leen) y a las que día a día, se no van uniendo a este Endless Road tan particular y que tantas alegrías me ha dado.
De nuevo, muchísimas gracias por todo.
Un beso, @CrisSombrerita.



13 comentarios:

  1. Me encanta!! Es perfecto como todos los demas, pero eso ya lo sabes porque te lo solemos decidir mucho! Espero el siguiente prontoo((:!
    Besos^^

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Aunque me lo digáis siempre es bueno oírlo otra vez jajajajaja
      Espero no tardar mucho en subir.
      Gracias por tu comentario y por leerme, un besazo enorme :D

      Eliminar
  2. Los capítulos son perfectos! Espero que esta novela no acabe o acabe en un final feliz. Cada semana miro unas 5 veces a ver si has subido y hoy me has dado una sorpresa jajajajaja espero el siguiente con impaciencia ^^

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Ains, muchísimas gracias :´)
      Yo tampoco quiero que acabe pero eso del final feliz... Conmigo nunca puede saberse jajajajaja
      Hala, ahora sé que la mitad de las visitas son tuyas jajaja Bien, bien, me gusta :)
      Espero no hacerte esperar mucho :D
      Un beso.

      Eliminar
  3. Me ha encantado, bueno, cómo todos en realidad jajajaja Cada capítulo me crea más intriga sobre qué va a pasar, cuál será el final... Y es que escribes tan bien que parece realidad! Y que nada, espero el próximo ^^ Un beso <3

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Oyoyoyoyoyoyoyoyoy pero qué cosas más bonitas dices, ay.
      Muchísimas gracias :D

      Eliminar
  4. quiero saber PORQUE NO HAS SUBIDO MAS? me e enamorado de la novela es increible, me e reido mucho y e disfrutado mucho leyendo.
    besoss:)))

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Eso quiero saber yo también, ¿por qué no he subido más? jajajajaja Me quedan apenas una semana de clases y ya tengo puestos los exámenes. Lo sé, la uni es un rollo, pero en Semana Santa seguro que subo al menos uno :)
      Me alegro muchísimo de que Endless Road te guste y te lo pases tan bien leyéndola, ¡espero no defraudarte!
      Un besazo :)

      Eliminar
  5. Hola, empece a leer la novela hace unos días porque la encontré en Internet y he de decir q es mejor incluso q algunos libros q me he leído, ES GENIAL!!!!!! y ahora como diría Carlos:
    por que no subes mas??? XQ?XQ?XQ?

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Wow! Muchísimas gracias por tu comentario. En serio, al leerlo no veas lo contenta que me he puesto.
      Jajajajajajajaja sí es cierto, así lo diría. Es más, lo he leído con su voz jajajajaja Pronto, lo prometo. Pronto tendremos otro capítulo :)
      Un beso.

      Eliminar
    2. Jejeje, menos mal, porque ya no puedo esperar mas, por cierto, estoy empezando una novela, aun no he escrito nada, ya pasaré el link

      Eliminar
  6. tic tac tic tac...... y el capitulo? estoy impaciente enserio jajajaaja

    ResponderEliminar
  7. Hola, aquí esta el link de mi novela, si queréis leerla me haríais un súper favor, comentad lo que queráis:http://antiheroesheartbreaker.blogspot.com.es/

    ResponderEliminar