martes, 27 de mayo de 2014

Capítulo 43: Cumpleaños ¿feliz?

¿De verdad los días duran 24 horas? Para mí parecía que apenas duraran unas cuantas. En serio. Los días se me pasaban volando, sin que apenas me diera cuenta y fuera consciente de ello.
Y así fue como me di cuenta de que al día siguiente volveríamos a casa (en verdad me di cuenta gracias a Dani, que lo gritó en alto), que volvería a ver a mi perro, a mis amigas y sí, a mi familia también.
-¡Y te harás más vieja!-añadió Álvaro.
-Cállate, abuelo.
-¡No soy tan mayor!
-No, es verdad. Solo que podrías ser mi padre.
-Que te den, niña.
Le ofrecí una bonita perspectiva de mi dedo corazón.
Esa era la parte que menos gracia me hacía de volver a casa. Que era mi cumpleaños pasado mañana. Arg. Era de esa clase de personas que odiaba su cumpleaños porque odiaba las sorpresas y toda esa clase de rollos.
Pero bueno, volver a casa, aunque fuera por unos días, estaría bien.
Antes del último concierto antes de ir a casa y tener un par de días de descanso, vi a los chicos hablando en corro.
No es que me extrañara, pues lo hacían mucho, solo que me intrigaba qué decían cada vez que hablaban así.
Me encogí de hombros. Y a mí qué. Tenía otras cosas en las que pensar antes que cotillear conversaciones ajenas.
De pronto me llegó un wa de Carlos.
"Mueve el culo hasta aquí".
Le miré mal desde la distancia. Encima me robaba las frases.
-¡A ver! ¿Para qué se me requiere aquí?
-Es que eres una chica.
-No, Dani ¿en serio? ¿Te has dado cuenta ahora o te lo han tenido que decir?
-Jo que no quería decir eso...
-¿Y tú por qué estás que muerdes?-dijo Blas.
-Bah, yo no muerdo. A ver, decidme.
-Lo que Dani quería decir es que como eres una chica, sabrás de cosas de chicas.-aclaró Carlos.
Aunque aclarar, lo que se dice aclarar, tampoco es que lo hiciera mucho.
-Sí, bueno o lo intento. Venga, ¿cuál es el problema?
Álvaro me contó lo de la llamada de Martín.
-Así que, ¿tú qué crees que significa eso?
-¿Me estáis pidiendo opinión a mí sobre esto?
-Sí, claro y además tú conoces a Sara.
-Y eres chica.
-De estas cosas vas sobrada.
-Sois tontos, pero os quiero igual. A ver... Mira, sinceramente no pienso que signifique nada. Sara nunca me ha hablado de Martín, o al menos no demasiado, por lo que no marcó demasiado su vida. ¿Mi opinión? Que Sara sí marcó la suya. ¿Qué significa esto? Que Martín es un pesado y no acepta un "ya no estás en mi vida" de ninguna manera. Pero no creo que tengas que preocuparte, Álvaro. Es como si aparece el heavy con el que salí hace unos años y me llama, ¿Carlos qué le iba a decir? Pues hola...
-No, no le diría eso...-dijo este.
-Calla. Pues eso. Porque ese tío aparezca, Carlos no debería sentir amenazada nuestra relación. Lo mismo con la tuya. No hay peligro.
Se me quedaron todos mirando.
-Se te dan bien estas cosas-dijo David.
-Parece que sí. Bueno, espero haber ayudado. Si queréis algo más, decidme. Sigo a mis cosas.
-¿Qué saliste con un heavy?-dijo Carlos persiguiéndome-¿Y yo sin saberlo?
-Es que no tienes por qué saberlo todo.
-Pero yo quiero saberlo...
Me reí.
-Ya te contaré.
De vuelta a casa, me dormí un rato en la furgoneta.
Dani se puso a decir que dormida tenía cara de mongui y me hizo una foto para discutirlo.
Cuando me desperté, tuve que darle la razón, aunque estuve sin hablarle bastante.
-De verdad, la única chica que hay y me tratáis fatal.
-Pobrecilla, joder, tratádmela bien que solo tengo una...-dijo Carlos.
-Eso me ha llegado muy profundo.
Una vez de nuevo en mi casa, apenas podía creerlo.
-Cuánto te eché de menos-dijo S.
-Y yo a ti-dije tratándome de quitar al perro de encima.
Estuvimos las dos hablando y hablando mientras Choco estaba echado encima mía, como si con todo su preso pretendiese que no huyera.
Desde luego, por un rato lo consiguió.
-Voy a ir a ver a mi familia. Si se enteran que he vuelto y no les he ido a ver, me matan.
-¿Y por qué no te esperas a mañana? Ya sabes que...
-Sí, ya sé que día es mañana y por eso mismo prefiero ir hoy. Estaré en un rato, no quiero tardar mucho.
-¿Va Carlos contigo?
-No, él supongo que está en casa. Hay que dejarle su espacio también, no quiero agobiarle.
-Entiendo. ¿Quieres que te acompañe?
-Como quieras. Iremos en tren, supongo. Tu prima tiene mi coche.
-Es verdad. Me da pereza ir hasta la estación y Choco tiene que salir en un rato...
-Cómo eres, de verdad. Vuelvo en un rato.
Agarré la bolsa de souvenirs que le había comprado a mi madre y salí por la puerta.
Salía por el portal cuando me encontré con Sara.
Tras saludarnos y eso, le conté dónde iba.
-Si quieres te llevo yo, que tengo que ir a buscar a tu primo.
-Ah, pues perfecto.
-Claro y así hablamos.
Subió a por unas cosas y yo la esperé hablando con Carmen, que me abordó ansiosa de cuchicheos. Me preguntó adónde había ido todo este tiempo y qué había sido de todos los chicos que venían con nosotras.
Menos mal que Sara bajó rápido y me rescató.
-Se me hace raro ver cómo conducen mi coche-dije sentándome en el asiento del copiloto.
-¿Quieres llevarlo tú?-me ofreció Sara.
-No, tranquila. Me gusta que me lleven.
-Te estás volviendo una señorona.
-No lo sabes tú bien.
A más o menos mitad de camino decidí preguntarle sobre el tema Martín de manera sutil.
-Y bueno, ¿has vuelto a saber de Martín?
-Álvaro te ha contado algo ¿no?
-¿Cómo lo sabes?
-Dudo de que te acordases de su nombre si quiera...
-Bueno, da igual. Sí, me ha contado lo de la llamada y eso.
-Ya.
-El pobre necesitaba consejo.
-Y como tú eres tan sabia...
-No pero era la única chica allí que te conocía.
-¿Y qué le dijiste?
-Que no tenía nada de qué preocuparse. ¿O tiene que hacerlo?
-No, no tiene que hacerlo.
-Ya lo sabía yo.
Sara me dejó en casa y marchó a por mi primo, cuya casa no quedaba muy lejos.
Mi madre me comió a besos y mi padre me dio unos golpecitos en la espalda, tal era su costumbre. Cuando llegué, mi hermano no estaba, pero vino al rato cuando mi madre observaba, feliz, cada uno de sus souvenirs.
-¿Te portas bien? ¿Comes mucho? ¿Te tratan bien? ¿Cómo van las cosas con Juan?
-Carlos mamá, se llama Carlos.
-Ya te lo había dicho yo-dijo mi padre con orgullo.
-Ah pues eso, da igual.
-Y sí, no te preocupes. Todo va divinamente.
Alberto sacó entonces el tema de mi cumpleaños y juro, de verdad, que me dieron ganas de estrangularlo.
-¿Vas a celebrarlo mañana?
-No, mamá, no creo...
-¿No vas a hacer nada con tus amigos?
-No hay nada planeado, no sé...
-¿Y si hacemos una cena todos juntos?
-Mm, no sé yo...
-Bueno con lo que sea, me dices.
-No la veo muy convencida-dijo mi padre.
Mis padres empezaron a hablar sobre eso y mi móvil comenzó a sonar.
Carlos, mi salvador.
-Ey que dónde estás que estoy fundiendo el timbre de la puerta y aquí no hay nadie.
-¡Deja el timbre ya!
-Vale. ¿Dónde decías que estabas?
-Estoy en mi casa.
-No eh, aquí no te veo y acabo de entrar...
-¡En mi casa de Torrejón!
-¡Ah joder! Es que no te expresas...
-Es que me gusta vacilarte.
-Lo veo. Bueno ¿y cuándo vienes?
-No lo sé, Sara me ha traído pero no sé si me podrá llevar y si cojo el tren tardaré un buen rato...
-Le voy a decir a Dani si puede ir a buscarte.
-Pobre chico, ¿le vas a hacer desplazarse hasta aquí?
-Pues claro.
-¿Y si no quiere?
-Voy andando.
-Mira que lo dudo...
-Y yo, pero solo un poco. Voy a llamarlo. Ahora te veo.
-Hasta ahora. Te quiero.
-Y yo.
Ronroneé de la felicidad.
En el salón mis padres seguían debatiendo sobre lo de mi cumpleaños. Ay, por favor. Los cumpleaños deberían estar prohibidos. Así se evitaban cosas como esta.
-Bueno, da igual-dijo mi madre-Sino te vemos mañana, lo mejor será que te demos tu regalo ya.
-¿En serio tenéis algo para mí? Pero si sabéis que paso de estas cosas...
-La costumbre es la costumbre. Voy a por ello.
Al final me acabó gustando que mis padres me regalaran algo, al menos, ese año. Tres camisetas preciosas y unos pantalones cortos.
-Jo mamá, por una vez has acertado.
-Alguna vez tenía que ser la primera.
Todos nos reímos.
Incluso el moñas de mi hermano tenía algo para mí.
-¿Una colonia con desodorante?
-Y crema para después de la ducha.
-¿Me estás diciendo indirectamente que huelo mal o algo?
-Y yo que quería ser sutil...
Estuvimos comentando mis viajes y demás cotilleos del barrio hasta que Dani me mandó un wa diciendo que ya estaba allí.
-Bueno, me tengo que ir ya.
-¿Y cuándo vas a volver?
-Intentaré pasarme un rato antes de volverme a ir, pero no lo sé. De todas maneras, seguiremos en contacto.
Me despedí de mi familia y me fui.
Abajo, un par de metros más allá del portal, estaban Dani y Carlos, apoyados en el coche, hablando.
-No me lo puedo creer, ¿tú también has venido?
-Si te oyeran, las malas lenguas podrían decir que no te alegras de verme.
Sonreí y le golpeé en el brazo.
-Gracias por venirme a buscar.
-De nada, mi vida corría peligro si no venía...-dijo Dani.
-Exagerado.
-Bueno anda, vámonos. Me apetece descansar un poco.
-¿Qué? ¿Qué dices? ¿No nos vamos de marcha hoy?
-Pues no Carlos, pues no.
-Jo. Bueno si yo también quería descansar.
-Menudo eres tú. Bueno, ¿y qué es de los demás?
-Álvaro se fue a ver a su madre y los otros dos en su casa, supongo que descansando. Lo que nosotros deberíamos hacer.
-Y lo haremos, ¿os venís a casa?
Como supuse, ninguno de los dos rechazó mi ofrecimiento.
Sigrid les dio un tremendo abrazo a los dos y Choco, de la alegría de ver a su padre de nuevo, mordió su manta y la hizo trozos. A ver con qué jugaba ahora ese perro tan tonto.
-Bueno, como que vosotros hacéis la cena ¿no?-dijo Carlos tirándose en el sillón.
-Pues sí, yo creo que vosotros dos deberíais ir haciendo la cena. Hay hambre-dije deslizándome al lado de Carlos en el sillón y cogiendo postura, adaptándome a su cuerpo.
-Aquí lo que hay es un morro tremendo-dijo Dani.
-Oigo hablar pero no huelo la cena.
Me reí de lo que Carlos dijo mientras los dos se marchaban derrotados a la cocina.
-Hoy no te vas a quedar, ¿no?-le susurré.
-S me mataría como le robase un solo día más a su amiga del alma.
-Pero no todos los días su amiga del alma cumple años.
-Me arriesgaré a secuestrarte mañana.
-¿Me lo prometes?
-Te lo prometo.
Ronroneé y empecé a hacerle cosquillas. Choco se pensó que le estaba atacando y se tiró encima de nosotros, ladrando.
-¡Callad a ese perro!-gritó Dani.
Como si eso fuera posible, ¿sabéis?
Al final, empezó a oler a comida y Choco, atraido por el olor, se fue a la cocina.
Carlos y yo jugábamos a los anuncios (iba perdiendo de una manera vergonzosa) cuando Sigrid vino y nos dio los cacharros para poner la mesa.
-Jolines ya que los traes, qué te costaba ponerlos tú...-dijo Carlos y S le pegó en el brazo.
La di yo también.
-¡Ahhh, tú!
-No le pegues más, ¿me entiendes?
-Pero si antes...
-Me da igual.
Fui a la cocina a por más cosas.
-¿Y a esta qué mosca le ha picado?- inquirió mi amiga.
-Cumplir años le debe de pasar factura.
-Claro, para que tú pagues el recibo-dije apareciendo de nuevo en el salón con los vasos.
-Mira que has hecho chistes malos, pero ese es horrible, eh.
Cenamos mientras Choco lloriqueaba por debajo de la mesa, esperando que, por algún despiste, algo se nos cayera. Me daba que Sigrid le había estado dando comida de la mesa durante mi ausencia.
La verdad no tenía mucha hambre. Me notaba rara y no tenía ganas de nada. Siempre me había sentido así en mis cumpleaños y eso.
-Contigo voy a ganar peso, siempre me como tus sobras-dijo Carlos quitándome el plato.
-Eso tiene fácil solución, no te las comas. Aunque muchas sobras tendrías tú que comer para engordar algo.
-Oh, vaya gracias.
Como estaban cansados (normal, yo también) los dos no tardaron en irse.
-Pero mañana estaré el primero por aquí, ¿eh?-dijo Carlos alborotándome el pelo con una mano.
Hice ademán de morderle y la retiró.
-Vale, eso espero.
Sigrid y yo estuvimos hablando en el salón hasta que vio que me caía de sueño.
-Anda, tira a dormir que menuda cara tienes...
-Una muy bella, ¿no?
-Jajajajajaja serás tonta.
En menos que cantaba un gallo ya estaba metida en mi cama. Daba gusto volver a estar en ella después de tanto tiempo.
Ay, no me apetecía nada el día de mañana. Odiaba cumplir años, de verdad lo odiaba.
Sigrid se apoyó en el marco de mi puerta mientras yo bostezaba.
-Que sepas que es bien el tenerte otra vez por aquí.
-Mm, sí ¿verdad?
Choco se subió a la cama y empezó a empujarme para que le hiciera sitio. Entre él y Carlos vaya martirio para dormir tenía.
-Jajajaja sí y bueno que...
Me sonó el teléfono y lo cogí.
"MUCHAS FELICIDADES LOVE. HE SIDO EL PRIMERO ¿A QUÉ SI? DIME QUE SIIII..."
-Creo que se te han adelantado, S.
-Joder, no puede ser, si yo estoy aquí y él no.
-Es Carlos, ya le conoces.
-Flipo. Bueno, felicidades y esas cosas. Hasta mañana.
Y se marchó.
Pensaba que se iba a quedar conmigo esa noche, pero parecía que no tenía esa intención. ¿La pasaría algo? Aún recordaba lo que Dani me había dicho...
Bueno, ya le preguntaría. Ahora, desde luego, estaba muy cansada, tenía sueño y tenía que responderle a Carlos.
"MUUUCHAAAS GRACIAS :) SIII HAS SIDO EL PRIMERO, SIIII :D..."
Gruñí entre sueños, Choco se estaba moviendo demasiado y me iba a despertar. Maldito perro, ¿tan difícil era encontrar una postura cómoda? Jolines...
-Joder Choco para ya...-dije, golpeándole.
-¡Ah!
Abrí un ojo.
Que yo supiera, Choco aún no había aprendido a hablar. Aún. Con Carlos era posible que aprendiera y todo.
-¿Carlos?
A tientas empecé a tocarle la cara y el pelo.
-Sí, sí, soy yo. No hace falta que me dejes tuerto para comprobarlo.
-Ah, vale. ¿Qué hac...?
-¡FELICIDADES!
Suspiré.
-¿Y vas a estar así todo el día?
-Todo, enterito.
-Mm-dije, achuchándole-¿Y si dormimos hasta mañana y dejamos que este día pase?
-Noooo.
-¿Por qué no?
-Porque mañana ya no será tu cumple y no nos lo pasaremos tan bien.
-Si me da que os lo pasaréis todos mejor que yo.
-Qué va, no digas eso. Anda levántate y abre tu regalo.
-¿Qué me has traído algo? Carlos sabes que no hacía falta...
-No ha sido molestia ni nada.
-Como sea algo caro, te vas a enterar.
-No, no. Tranquila. Venga levántate y sube la persiana.
-Ains, voy.
En cuanto lo hice, me partí de risa.
Llevaba un lazo amarillo  (o un intento de lazo) atado en la cabeza.
-¿Qué se supone que significa esto?
-¿Es que no vas a abrir tu regalo? Que viene con envoltorio y todo.
Me reí.
-Mm, quizá más tarde.
-Pues jo.
Me tiré encima suya y empezamos a hacer el tonto (eso se nos daba muy bien) hasta que Sigrid entró en el cuarto.
-No me digas que otra vez se me ha vuelto a adelantar el mismo... ¿Pero tú qué haces aquí?
-¡Sorpresa, S!
-No, si sorpresa me has dado, sí... Felicidades, Cris.
Quizá debiera haberme dado cuenta en ese momento que algo no iba bien, pero estaba demasiado ocupada mordiéndole a Carlos un brazo para que me dejara levantarme que no me percaté en esos instantes.
Aunque ya debería de haberme dado cuenta antes.
-¡Ay, tú!
-Déjame levantarme para que le de un beso y eso a la niña, hombre.
Refunfuñó por lo bajo, pero me dejó libre.
-Ay, mi niña... Muchas gracias-dije abrazándole.
-De nada. Ya es costumbre, son muchos años seguidos felicitándote.
-¡Y los que te quedan!-dije, riendo.
-Eso por supuesto.
-Mm, hay algo de hambre. ¿Vamos a la cocina y...?
-No, no, qué dices, qué dices-dijo Carlos intentando levantarse- Vístete que te invito a algo.
-Pero...
-No hay peros ni peras. Vamos, S.
Y me cerraron la puerta en la cara.
-Pero, ¿y a estos qué mosca les ha picado? En fin...
Cogí algo de ropa y me encaminé al baño.
Me di una ducha y me puse unos shorts de cintura alta con un cinturón y una camiseta de manga corta de rayas.
-Cuarenta y dos minutos y treinta y siete segundos...-dijo Carlos mirando el móvil al encontrármelo en el pasillo.
-No me digas que has cronometrado cuánto tardo en ducharme...
-Pues sí-dijo, enseñándomelo.
-Cada día me sorprendes más.
-Pero eso es bueno, ¿no? Anda, vámonos.
-Sí, claro. Adiós, perrito tonto-dije, agachándome a acariciar a Choco-¡Adiós, S!
-¡Adiós!
Choco nos siguió hasta la puerta y, cuando le cerramos lloriqueó como diciendo "¿pero adónde van estos sin mi?".
-Pobre, ¿y si nos lo llevamos?
Le miré enarcando una ceja.
-Nah, bueno, ya le veremos luego.
Me encogí de hombros.
Quién entendía a Carlos.
-¿Adónde me llevas?
-Pues yo tenía pensado dar una vuelta y después ir al Starbucks. Somos gente de costumbres.
-Pues sí, tienes razón. Me gusta.
-Ya lo sabía yo.
Andamos bastante, la verdad (respecto a lo que solíamos andar nosotros, sí, era bastante) y, en una de estas en las que miré el teléfono, que no paraba de sonar y vibrar, se paró delante de una tienda.
-Pues nada, estoy por apagar el cacharro este...
-Pobre gente, encima que te felicitan.
Gruñí.
-Espérate un momento aquí.
-Claro.
Tan entretenida estaba con el móvil que ni miré adónde iba ni nada.
-Ale, ya estoy.
-¿Se puede saber qué traes ahí?
-Tú cierra los ojos y déjate hacer.
-Em, no.
-Que sí venga, tranquila.
Suspiré, no era cabezota ni nada.
-Venga, vale.
Cuando abrí los ojos y me miré, me había colocado una banda que decía "¡Feliz cumpleaños!"
-¿Pero estás loco? ¿Tengo que llevar esto por la calle?
-Jajajaja claro, ahí está la gracia.
-Menos mal que no has comprado una diadema de esas chorras o algo...
-Mmm, había. ¿Quieres?
-¡NO!
-Jajajaja vale.
-Ay Dios, qué vergüenza.
-Venga mujer, que esto sólo es una vez al año.
-No, si ya veo que te lo estás pasando bien, ya.
-Sep. Y ahora venga, que te invito a desayunar.
-¿Casi a la hora de comer?
-Y luego comemos también, claro.
-Tú con tal de zampar...
-Qué bien me conoces.
-Sara-
Miré el reloj con nervisiosmo.
Qué impuntual se estaba volviendo este chico y eso que le llamaban "el puntual" del grupo.
Suspiré y acaricié a Paco, que se rascaba como podía un ala.
Tenía ganas de ver a Álvaro, aunque las cosas hubieran salido como salieron la última vez que nos vimos. Quizá habría que hablar de ello, pero, ¿cómo? Yo desde luego no tenía ninguna gana de sacar el tema y dudaba de que él sí...
Ding-dong.
Ahí estaba.
El corazón me latía con fuerza en el pecho mientras me levantaba e iba a abrir.
Nada más abrirle, me besó.
Era agradable empezar así.
-Perdona, me he retrasado un poco.
-Ah-dije, apartándome- Así que esto ha sido para disculparte...
Volvió a besarme.
-No, ha sido porque te quiero.
Sonreí.
-¿Y el segundo?
-Ese porque te he echado de menos.
-¿Y el tercero?
-¿Qué ter...?
Le besé yo a él.
-¡Gilipollas!
Cómo no, Paco estaba ahí haciendo de las suyas.
-Ya me ha saludo a su manera-dijo Álvaro, suspirando.
-Ya le conoces, Paco en su línea.
-Tenía la esperanza de que hubiera cambiado algo en mi ausencia, pero no... Bueno, ¿pero puedo pasar?
Toda esta escena se había desarrollado él en el felpudo y yo dentro de casa.
-Oh, sí, claro.
Una vez que pasó, nos sentamos en el salón a hablar un rato, aunque sin tocar el espinoso tema que había pensando antes. Me centré en contarle cómo había sido cuidar al primo de Cris ese día.
Paco no se estuvo quieto en ningún momento y de vez en cuando nos revoloteaba por las cabezas, insultaba o se le apoyaba encima.
Era muy gracioso verles juntos.
-Bueno, va siendo hora de cenar...-dijo mirando el móvil.
-¿Se te han pegado las indirectas sobre la comida de Carlos o qué?-dije, riéndome.
-¿Qué dices? Si se las pegué yo a él.
-Permíteme que dude eso.
-No te lo permito.
-Pues lo voy a hacer igual.
-Pues vale.
Le pegué con un cojín.
-Ah qué bonito y ahora me agredes.
-Pero lo hago con cariño.
Fui a besarle pero Paco se metió en medio y me dio con el ala en la cara.
-¡Paco!
-Jajajajajaja ¿ves? Y luego dices que es un santo...
-Ya, pues de eso nada.
Se piró y se metió en la cocina, recordándome lo de la cena.
-De la cena te encargas tú, ¿no?
-Anda, ¿y eso?
-Es que yo tengo que ir a ducharme, mira qué pelos...
-¿Qué les pasa? Yo les veo bien.
-Nada, no lo entenderías.
-Bueno, venga, vale. Pero no tardes, eh.
-A ver quién tarda más.
-Pues tú, claramente. Siempre tardáis una vida en ducharos.
-Uy eso es que tú no me conoces a mí con el tema de las duchas...
-Mucho hablar pero no oigo correr el agua.
Volví a la cocina en menos de cinco minutos, con el pijama ya puesto y todo.
-¿Qué decías?
-Imposible...
-¡Ja!
-¿Ese pijama es nuevo?
Me miré, tratando de recordar qué pijama me había puesto. Unos pantalones cortos y una camiseta de tirantes con el mensaje "Be my lover".
-Em, no. Lo tengo ya desde hace tiempo.
-¿Ah, sí? Pues yo no te lo había visto nunca.
-Quizá porque es un pijama de verano y es para cuando hace calor, me lo pongo cuando hace calor.
-Oye pues tiene sentido.
-Pues claro, tonto. Anda, ¿te ayudo en algo?
Tras echarle una mano (o unas cuantas), cenamos en el salón mientras él me contaba anécdotas de la gira.
-Álvaro, ¿no hay algo de lo que querrías que hablásemos?-me decidí a preguntar.
Era inútil evitar el tema si tarde o temprano íbamos a tener que tratarlo.
-Así que has hablado con Cris.
Yo asentí y él suspiró.
-¿Qué pasa con Martín?
-Con Martín no pasa nada, no ha vuelto a llamarme desde esa última vez en la que tú le respondiste. No he vuelto a saber nada de él.
-¿Entonces a qué venía esa llamada?
-Ni lo sé, ni me importa. No quiero saber nada de Martín.
-Pues ya somos dos.
Le miré y nos reímos.
Aclarado el tema y los dos mucho más tranquilos y tras recoger la mesa, nos tumbamos los dos en el sillón, dónde seguimos hablando, besándonos...
Oí un ruido en el salón y abrí un ojo.
¿Qué habría sido eso?
Bostecé y miré el reloj.
¡Mierda! Sino me daba prisa iba a llegar tarde.
Álvaro tenía el brazo sobre mi cintura y dormía plácidamente. Con cuidado para no despertarlo le coloqué el brazo y me levanté.
Fui al salón para descubrir que Paco había tirado al suelo su comedero.
-Te voy a matar, con las prisas que llevo hoy y encima tú lías esta...
Me miró ladeando la cabeza, como diciendo que él era un angelito y no había podido ser.
Lo limpié todo, me vestí corriendo, desayuné algo rápido y me fui a la carrera al Starbucks.
Me estaba volviendo tan impuntual como Álvaro, maldita sea.
Llegué por los pelos.
Pasada ya media mañana aparecieron por allí Carlos y Cris.
Vaya dos patas para un banco.
Ella tiró a sentarse en una mesa y él se acercó a la barra.
-¡Oh! Qué casualidad encontrarte a ti aquí.
-Sí claro como si no supieras que trabajo aquí, ¿no?
-Estoy aprendiendo a usar el sarcasmo, me da que de momento no se me da muy bien.
Reí.
-En fin, ¿qué queréis? Que ahora os lo llevo yo y de paso la felicito.
-Sino lo haces, mejor para ella. Créeme, está que muerde.
-Pobre.
Concretamos unas cuantas cosas, tomé nota de lo que me dijo y se lo llevé.
-Y esto para la cumpleañera...¡Felicidades!
-Querrás decir la que se hace vieja...
-¡Anda! Pues si tú eres vieja, ¿Carlos y yo qué somos siendo más mayores?
-Más viejos aún.
-¡Ey!-dijimos Carlos y yo a la vez, haciéndola de reír.
-Y bueno, ¿qué tal?-pregunté cambiando de tema.
-Bueno, Carlos me ha obligado a salir con este calor...
-Así nos da el aire-dijo el otro.
-¿Qué aire? Si hace un bochorno...
-El caso es quejarse.
-¿Y has visto con qué banda me hace salir a la calle?
-Si es muy bonita.
-Sí, sí, tú ponte de su parte.
-Cris-
Como no había mucha gente en ese momento, Sara se quedó con nosotros mientras desayunábamos.
-¿Y ahora qué vais a hacer?-preguntó.
-¿Ahora? Daremos vueltas hasta ver dónde comemos...
-¿Te puedes creer?-dije mirando a mi amiga-No acaba de desayunar y ya está pensando en la comida...
-¿Qué le voy a hacer si me gusta comer?
-No, si ya, no hace falta que lo jures.
Cuando acabamos, nos despedimos de ella y nos fuimos, como él había dicho antes, dando una vuelta a ver dónde se le antojaba al señorito comer (que mucho decía que me dejaba elegir a mí pero no)
Fui canturreando.
-¿Estás contenta?
Asentí.
-Sí. No parece un cumpleaños, sino un día normal.
Él sonrió, aunque en ese momento no entendí el verdadero motivo de su risa.
El resto de los chicos, por su parte, junto con Sigrid y el perro subieron a casa de Sara, donde Álvaro seguía.
Hay que decir que cuando Dani y Blas llegaron (fueron los primeros), él aún seguía durmiendo.
-Anda que...
-A callarse.
-¿Qué horas son estas de seguir durmiendo?
-Que os den en serio.
-Si nos dieran en broma...
Cuando Sara llegó, ya estaba la comida prácticamente hecha.
-Qué gusto da venir a casa y que huela así de bien.
-Y claro que esté tan bien acompañada no, ¿no?-añadió Dani.
-Eso también.
Comieron todos en el salón.
Paco esta vez estaba más pendiente de perseguir a Choco por la casa y ver dónde iba y qué hacía que de insultar, por lo que se podría decir que tuvieron la fiesta en paz.
Sara comentó que Carlos y yo habíamos pasado por el Starbucks y habíamos estado hablando con ella.
-Ala es verdad, tengo que felicitarla...-dijo Álvaro.
-Primero quítate las legañas de los ojos.
Álvaro fulminó a Blas con la mirada, pero este siguió comiendo a su rollo.
-Sino lo haces no creo que pase nada, cómo iba la señora de mosqueada por tener el móvil petado...
-Pues ya esta tarde.
-¿Créeis que se huele algo sobre esta tarde?-dijo S.
Sara se rió.
-No, qué va. No tiene ni idea, ni se lo imagina.
-Pobre, ya veréis su cara. Con lo poco que le gustan las sorpresas y los cumpleaños...
-Nos va a mandar a todos a la mierda, así de claro.
Después de comer y hasta media tarde estuvieron ultimando preparativos hasta que llegó mi hermano y parte de los chicos se fueron con él a por comida y demás, mientras Sara, Sigrid y Blas fueron a casa de Carlos.
Por nuestra parte, Carlos se empeñó en que le llevara al centro comercial.
-¿Pero para qué quieres ir? ¿Hay algo que quieras comprar?
-No, pero podemos pasear por allí y no hará calor.
-Mm, chico listo. Venga, vamos.
No tardamos nada en coger el coche y plantarnos allí.
Acabamos comiendo en el Foster´s Hollywood donde, viendo mi banda, me dieron un globo.
No pude concretar el tiempo que Carlos se tiró riéndose por eso.
-Creo que me han tomado por tu hermana pequeña o algo...
-Uy sí, como nos parecemos tanto... Anda estate quieta que te voy a hacer una foto.
-¿Vas a inmortalizar de verdad este momento para la eternidad?
-Pues claro. Este momento merece ser recordado.
Me resigné y dejé que hiciera las que le viniera en gana. Era inútil resistirse a él.
Después de comer nos tumbamos en un banco a reposar y seguimos andando.
Entramos en varias tiendas de ropa pero, como ese no era mi día y estaba mohína, no me gustaba nada.
Optamos por entrar en la tienda de animales, donde había dos gatos peleándose. Cada uno apostamos por uno (él por el marrón y yo por el blanco) y no nos movimos de allí hasta que la pelea finalizó (acabó en empate. Un gato gris más grande se cansó y de dos zarpazos les separó)
Nos pateamos de arriba a abajo el centro comercial hasta que Carlos miró el móvil y asintió en silencio.
-Creo que hoy estoy andando contigo lo que no he andado en mi vida...-dije.
-Tienes razón. ¿Y si vamos a mi casa y recuperamos la vieja costumbre de ver algún capítulo de Sobrenatural?
-Me parece muy buena idea, la verdad. Hemos tenido la serie muy abandonada.
-¡Se nos va a olvidar!
-¡Noo!
Fuimos a su casa y me dejó pasar delante.
-Las damas primero...-dijo con una reverencia.
-Muy caballeroso estás tú.
No veía nada.
-Carlos, ¿por qué no has dejado abierto para que la casa se ventile? Mira que er...
-¡SORPRESA!
Del susto salté para atrás y pisé a Carlos.
-Pero, ¿qué...?
Los chicos, Sigrid, Sara, Puche y mi hermano salieron de repente, cada uno de un sitio y a Dios gracias subieron las persianas.
Se pusieron a cantar el cumpleaños feliz y yo me quedé en shock, mirándoles, asimilándolo todo.
-Wow chicos, la que habéis liado por mi culpa, ¿eh?
-Pero serás tonta.
-Anda, abrazo colectivo. Muchas gracias por todo.
Nos abrazamos todos como pudimos (Dani se quedó fuera y se tiró encima para meterse también)
-Y nosotros que pensábamos que nos ibas a mandar a la mierda...
-¿Qué? ¿Y eso? ¿Tenéis un concepto tan borde de mí? ¿Qué hice para ganármelo?
-Que como no te gustan estas cosas pues...
-¡Nada, nada! Estoy muy contenta de ver lo que habéis organizado y...
-¡Comida!
Carlos se tiró sobre su propia mesa y se puso a zampar a dos manos.
Era íncreible lo que podía llegar a comer este chico.
Me estuvieron contando cómo lo habían preparado todo y Álvaro se empeñó en ponerme un gorrito bobo de esos de fiesta y, aunque no me dejé y no me estuve quieta, hasta que no me lo puso no paró.
-¿Y tú qué haces aquí?-le dije a mi hermano-¿A ti no te vi ayer?
-Pues sí, pero oí de esto y aquí estoy. ¿Cómo me iba a perder yo algo así?
-Mira que eres...
Pasado un buen rato (y tras haber dejado la mesa vacía) todos se pusieron a decir "¿dónde está la tarta?".
Negué con la cabeza.
Ni de eso me libraba.
Me hicieron sentarme a la mesa y Sara la trajo.
-¿La has hecho tú?-le pregunté.
Ella asintió.
Tras el (para mí) incómodo momento de la tarta llegó el incómodo momento de los regalos.
-Oh, no. No me digáis que habéis tenido el valor para regalarme algo.
-El valor, dice.
-Que ya verás como te va a gustar todo mucho.
-Cómo sois, de verdad. Si no os teníais que haber molestado.
Sigrid me regaló diversas prendas de ropa y un vestido. Como ya me conocía bastante bien, había acertado completamente en el estilo. Puche me regaló una funda nueva para la cámara que prácticamente tenía ya olvidada.
-Esto de parte mía y de Carlos-dijo Blas dándome un paquete.
Me reí.
-Como sea lo que yo creo, os vais a enterar.
En efecto, lo era. Un GPS.
-No me lo puedo creer, al final era verdad.
-¡Pues claro!
-Así no te perderás más.
-O al menos no tanto.
Les miré mal, aunque acabé sonriendo.
Después de parte de todos me regalaron un finde semana en un balneario a las afueras de Madrid.
-¡Vaya! Muchas gracias. Qué bien me conocéis, con lo que a mí me gusta el agua... Mm, me pregunto a quién me llevaré.
Se oyó a Carlos gimotear por ahí.
-Como sino fuera obvio jajajajaja. Bueno, chicos. En serio. Muchas gracias por todo.Esto es muchísimo más de lo que esperaba y...
-¡Espera, espera no corras tú tanto!-me dijo David.
-Que aún falta uno.
-Toma.
Me dieron algo de tamaño considerable que me puse, como pude, sobre las piernas.
-¿Y esto? Ay madre, miedo me dais...
Al abrirlo, me quedé asombrada.
Era un enorme marco de fotos con miles de recortes de fotos de nosotros, de todo este tiempo juntos. Desde la primera foto hasta la más actual que podíamos tener. Y estábamos todos. Incluso Choco aparecía en alguna.
-Esto es impresionante y os ha debido de llevar mucho tiempo. ¿Cómo...?
-Ah, ahí está la sorpresa.
Les miré, sonriendo.
-Es íncreible. Todo esto lo ha sido. Muchísimas gracias.
-¡Otro abrazo colectivo!-dijo Dani, adelantándose (supongo que para no quedarse otra vez fuera)
Seguimos allí bastante rato, charlando y debatiendo sobre dónde iba a colgar el pedazo de marco.
-Bueno, bueno, que tenemos que seguir la fiesta en otro lado y se nos va a hacer tarde.-dijo Carlos, cogiéndome del brazo.
-Pero, ¿adónde me llevas?
-A cenar.
-Madre mía, ¿con todo lo que has comido hoy y estás pensando en cenar?
-Venga mujer es un día especial.
-Vale, está bien.
-Y vosotros lo quiero todo limpio y recogido para cuando vuelva, ¿eh? Anda, vamos.
-¡Si hombre!
Les dejamos allí y algo se pusieron a recoger, pero no creáis que mucho.
-Qué pereza.
-Pues sí...
-¿Hacemos algo ahora? Vámonos a tomar algo por ahí o algo.
-Me parece bien.
-Mm, a mí no me apetece mucho, estoy algo cansada-dijo Sara.
-Ah pues nos vamos a casa-dijo Álvaro.
-No, no, tú vete si quieres.
-Pero ¿cómo v...?
-Si quieres ir, ve, de verdad. Yo espero en casa.
-Joven Álvaro-dijo Blas poniéndole una mano en el hombro-A ver cuando aprenderás que las mujeres son muy cabezotas y que jamás podrás ganarlas en un duelo verbal.
-¿Y tú cuándo dejarás de ser tan tonto?
Al final Dani y Sigrid se acabaron yendo por un lado, puesto que les apetecía dar mejor una vuelta y Blas, Álvaro, David, Puche y mi hermano fueron por otro lado.
Por nuestra parte, paseábamos y debatíamos dónde podíamos cenar.
-A ver, por ser la del cumple, te dejo elegir a ti.
-Menos mal, porque hoy lo has elegido todo tú...
-Bueno, pues ahora te toca elegir a ti.
-¿Y si te digo que me apetece McDonandl´s?
-¿En serio? Te diría que eres una cutre...
Le di un codazo.
-Ay, pero oye que si te apetece te apetece, yo te entiendo...
Allí estuvimos y después le dejé que me invitara a un helado y a un batido (se me antojó todo) en una terraza cerca de casa.
-Me sales barata tú.
-¡Pero si el que más comes eres tú!
-Pues también es verdad.
-Pues claro y además siempre comparto todo lo mío contigo.
-Eso también es verdad. Pásame de eso.
Poniendo los ojos en blanco, le pasé el batido.
-¿Sabes? Ha sido un día muy especial. Osea, quiero decir, no me esperaba nada de esto. No he pedido nada, pero me habéis dado mucho más de lo que habría pedido. Y todo ha sido fantástico. Ese marco...
-Fue idea mía.
-¿Tuya? ¿Y eso?
-No en vano te estuve viendo hacer cierto album de fotos.
-Entiendo.
-Pensé que te gustaría.
-Acertaste.
-Al principio pensé hacerlo sólo de fotos nuestras pero cuando les comenté a los demás la idea se emocionaron y quisieron poner fotos de todos. Qué acopladores.
-Déjales, pobres.
-Ahora es inmenso. ¿Ya sabes dónde lo vas a poner?
-Pues...
Me sonó el teléfono.
-Mm. Es Dani.
-¿Y ese qué quiere de ti? ¿Para qué te llama?
-Yo qué sé, aún no se lo he cogido.
-Pues corre, que ese enseguida cuelga.
Así lo hice.
-¿Si?
-¿Por qué no me dijiste que Sigrid se iba?




¡Hola! Aunque parezca íncreible, aquí ando de nuevo. Querría decir unas cuantas cosas. La primera es que muchas gracias por haber sido tan pacientes y haber esperado el capítulo. Sois geniales. He estado muy agobiada con los exámenes, trabajos y demás, también decir que si se supiera todo lo que hay detrás de Endless Road daría para hacer otra novela. Lleva mucho trabajo. Más del que os podáis imaginar. Pero compensa.
También deciros (cosa muy importante) que he cambiado el user de mi Twitter, ahora es @CrisSombrerita. Como ya sabéis, podéis preguntarme cosas o lo que queráis ahí o en mi ask:@CrisBieberHoranStyles.
Recordad que podéis seguir el blog bajo la foto de Blas. ¡Ánimaos! Cada vez somos más :D
Por último, decir que ahora que están aquí las vacaciones (para algunos, para otros aún queda un poquito, ¡ánimo!) podré escribir y subir con más frecuencia.
Muchas gracias por todo :)
@CrisSombrerita



3 comentarios:

  1. Me alegro que hayas podido volver a subir! Esta genial y tranquila, el tiempo que hemos estado sin capitulos se entiende!
    Enhorabuena por la GRAN novela! es de las mejores que he leido si no es la que mas :P

    ResponderEliminar
  2. Echaba de menos la novela pero entendemos el tiempo que hemos estado sin caps
    Es muy buena novela

    ResponderEliminar
  3. Cris!!! Te echaba de menos!! Puff... tenía esto un poco abandonado, no tenía mucho tiempo, pero he vuelto a dar por culo en los comentarios jaja
    1º- Me ha encantado el capítulo, como siempre, te adoro
    2º- Como se te ocurre dejarlo así?!?! ¿Donde va S?¿Por qué no se lo había dicho a Cris? Estoy echa un lío... jajaja
    Bueno, espero el siguiente
    Besos xx
    @Jezabel_Leon

    ResponderEliminar